Pequeño Petey #2
Espero que les guste~
Nota: Puedo sentir su odio por el final del cap anterior xD
Dogman parpadea, mirando a su alrededor, sintiéndose perdido y aturdido. En un momento, había estado encerrado en una maquina en medio del laboratorio de Petey, viendo al pequeño gato llorar y al otro moverse con desesperación, y al otro, ya no hay nada. Literalmente, nada. No hay muebles, no hay maquinas, solo mucho polvo que huele extraño que le recuerda a las zonas en construcción y lo hace arrugar la nariz con incomodad, estornudando al levantarse de donde esta, analizando su entorno con confusión y dudando unos segundos en moverse, siguiendo el ruido de las charlas y autos que puede escuchar, saliendo de allí en poco tiempo y entonces, notando otro detalle.
El edifico en el que estaba parecía estar a madia construcción, le faltaba un buen pedazo en la parte superior y todos los materiales estaban en la parte de atrás pero sin trabajadores a la vista de momento. Mira a su alrededor y duda un segundo antes de empezar a caminar con cierta cautela, pudiendo reconocer su ciudad pero con algunas diferencias, con un aire más ligero casi y otro ambiente, aunque es difícil de explicar, además de que algunos lugares no estaban donde estaba acostumbrado. Es extraño.
Encuentra un periódico encima de una banca en cuanto llega al parque que esta a unas pocas cuadras, sosteniéndolo entre sus manos e ignorando todo lo demás a favor de buscar la fecha actual, abriendo los ojos con sorpresa. De alguna manera, loca y repentina, a logrado llegar al pasado.
Como...varios años atrás por lo que puede ver.
Dogman se queda quieto por unos segundos, parpadeando, con su cerebro luchando por analizar todo lo que eso significa y arrugando el diario cuando la realización llega de repente. Su hogar ya no estaba, no tenía trabajo ni amigos, y lo peor de todo es que su familia, los felinos, ya no estaban allí. Suelta un gemido, angustiado ante eso, echando la cabeza hacia atrás para dejar escapar un aullido lastimero y sin importarle las miradas que se gano ante eso, más ocupado en su tristeza, haciendo un puchero al terminar. Deja el papel a un lado con un suspiro triste y pesado, sin saber exactamente como se suponía que podía volver a su propio tiempo sin el felino y su raro invento, rascando con cierta ansiedad la cicatriz en su cuello. En momentos como ese, Petey lo estaría deteniendo, rodeando su muñeca con su cola y sermoneándolo con preocupación el como podría lastimarse en su tontería, añora escucharlo al decir verdad.
-No deberías hacer eso- se sobresalto ante la voz, sin haber prestado atención a su entorno y por ende, sin haber escuchado que alguien se acercaba, rápido en voltearse y ladeando apenas la cabeza al no ver a nadie allí, terminando por bajar la mirada después de unos segundos de duda. El rascado se vuelve un poco más intenso y ansioso cuando sus ojos se encuentran con un gatito de pelaje naranja con rayas negras, parado sobre sus patas traseras mientras juega con las delanteras y lo mira desde abajo con grandes ojos verde brillante, su colita con la punta vendada moviéndose ligeramente. -Mi mamá siempre dice que si te rascas las cicatrices, puedes lastimarte- hace un pequeño gesto y Dogman cae de rodillas sin pensar, anonadado e incrédulo por el pequeño ser que ve, olfateando de manera tentativa. -Así que no deberías hacer eso, señor- sus patitas son amables y cuidadosas cuando logran tomar la muñeca del policía, obligándolo a alejar sus dedos de la cicatriz que le arde ligeramente por el rascado. -Tu mano es muy rara- murmura con el ceño apenas fruncido, curioso y confundido al parecer, analizando la mano ajena.
Y Dogman ya no puede resistirse. Se inclina para olisquear al pequeño gato con curiosidad, escuchando sus murmullos y risas, sintiendo que se removía bajo de si ante el contacto con su fría nariz, pero el perro esta más concentrado en lo otro. Falta ese aroma a metal y aceite que esta impregnado en Petey en este punto de su vida debido a su largo trabajo con maquinas pero debajo de todo eso hay algo más, una escancia natural que lo hace identificable y algo que no se puede repetir del todo, incluso si fue clonado. Y allí esta, ese suave aroma a pasto y flores, mezclado con algo más ligero y femenino que casi huele como una especie de perfume, pero esta allí.
-Eso hizo cosquillas- Petey, porque Dogman esta más que seguro de que él pero una versión mucho más joven, se estremece y se sacude con una pequeña risa, divertido al parecer. El perro policía no tiene muy en claro que hacer ahora. Es Petey pero no es el que conoce y quiere, sino una versión más pequeña y joven, un niño que demuestra de donde heredo Li'l Petey en su clonación, un ser cuya vida e inocencia aun esta intacta.
Dogman siente la necesidad repentina de protegerlo de todo lo malo que le pasaría en la vida, hacer lo posible para evitarle a Petey todo lo que le sucedió para elegir el camino de la villanía, incluso si la voz de su conciencia le grita que eso le traería grandes consecuencias que logra que un nudo se formara en su garganta.
-¡Gatito!- una nueva voz lo sobresalta y se endereza sin pensar, observando a la felina de tonos blancos y naranjas suaves que corre hacia ellos, su expresión llena de preocupación y ojos verdes que se iluminan cuando ve al pequeño felino que da un pequeño salto lleno de emoción. -¡Te he dicho miles de veces que no debes alejarte de mi así nada más!- su voz se rompe, luciendo caso al borde de las lagrimas del puro alivio al poder tener al pequeño entre sus brazos, llenando su rostro de besos llenos de cariño y amor maternal. Dogman parpadea, mirándola con asombro pero al mismo tiempo, sintiendo cierto encanto al decir verdad. Había logrado ver una foto de ella en su último aniversario, cuando Petey pareció encontrar consuelo en su pequeña familia formada y había decidió hablar de su mamá, sacando álbumes de fotos que había guardado celosamente durante años, luciendo melancólico pero al mismo tiempo, feliz de poder hablar de ella.
Ella le había parecido encantadora, una felina que había hecho todo lo posible para cuidar y proteger a su bebé, que amo con cada fibra de su corazón y lo demostró en cada pequeña oportunidad que tuvo en su vida con su hijo.
-Y no deberías acercarte a un extraño así, dulzura- parece cansada pero hay mucho cariño en cada pequeño movimiento, con preocupación en su voz y algo suave brillando en sus ojos.
-Ya sé, mamá- Petey se abraza a ella y Dogman se recuerda a si mismo que esta en el suelo, levantándose de un salto, sacudiendo la tierra de sus pantalones. -Pero él se estaba lastimando y quería ayudar- Grace parece confundida por unos segundos y el perro se endereza cuando ella se voltea a verlo, sintiéndose analizado, haciendo una mueca de incomodidad y subiendo apenas el cuello de su uniforme para cubrir la cicatriz pero cree que es tarde, puede ver como la expresión ajena se derrite en algo más suave. El perro desvía la vista, ansioso de repente, sin poder ver la suave tristeza mezclada con empatía en el rostro de ella.
-Ya veo- tarareo con tranquilidad, acomodando su agarre en el gatito, observando al perro. -¿Estás bien, querido?- hay preocupación genuina en su tono de voz, mostrando una amable y ligera sonrisa cuando sus ojos verdes se encuentran con los castaños.
Dogman no duda en ladrar, fuerte y algo ruidoso, mostrándole la sonrisa más grande que puede. Esta bien, solo un poco perdido y anonadado por como terminaron las cosas cuando su día empezó con tanta normalidad pero si repasa un poco sus aventuras, no debería estar demasiado sorprendido. Las cosas locas siempre suceden a su alrededor o eso es lo que le decía Petey a veces.
Aunque, hay esta el pequeño detalle de que...no tiene muy en claro como se supone que va a volver a su propio tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro