Máscara #2
Espero que les guste~
Nota: ^_^
Dogman se compra una pequeña casa alejada de la ciudad y de la gente en cuanto se da cuenta de que no tiene a donde ir realmente, suspirando con cierto alivio cuando es capaz de apartarse de todo el ruido de la multitud y de la ciudad en si, encontrando una gran privacidad en su nuevo hogar en cuanto cierra las puertas. Avanza con pasos tranquilos, agradeciendo en su mente a Chief que le había ayudado a acomodarse de manera rápida y a comprar lo que le pudiera faltar, cerrando las cortinas y sin molestarse de prender la luz al subir por las escaleras. Sus dedos rozan la insignia de su collar, dudando, sintiéndose aprensivo y ansioso pero aun así, apretando el botón para apagarlo y desabrochándolo para dejarlo sobre una pequeña mesa que tenía por allí. No necesita verse al espejo para saber que las cicatrices están a la vista una vez más y solo termina por dejarse caer con un bufido a su cama, sin importarle el uniforme siquiera, acurrucándose alrededor de la pelota que había logrado rescatar de su antigua casa.
Su primer día fue...todo una aventura al decir verdad. Tener que ir de aquí a allá, haciendo cada pequeña cosa con tal de ayudar, encargándose de ladrones menores y cosas por el estilo entre tantas cosas, aunque pudo ladrarle a un par de carteros en el camino y obtuvo lecciones de piano en las que le fue muy buen. Un día productivo, supuso, siendo medio acosado por la prensa y demás que parecían dispuestos a documentar cada pequeño movimiento suyo, sin importar que tan importante fuera pero bueno, al menos, al fin era de noche y estaba en la tranquilidad de su hogar.
...aunque estar solo no sabe si el del todo bueno o no. El cansancio lo invade mientras se acurruca y se acomoda, es algo con lo que a estado luchando durante todo el día, y hace una ligera mueca, sabiendo que su estomago vacío se retorcía apenas por la ansiedad pero había sido muy difícil intentar comer si era sincero, como si el hambre desapareciera y solo quedara una sensación rara de vacío en su estomago, algo que no cree que vaya a desaparecer muy pronto.
Se acomoda, quitándose los zapatos sin estar dispuesto a moverse demasiado, tomando la pelota entre sus manos y recorriendo los surcos de la pelota, sabiendo que en algún punto estaba rozando las letras de su nombre escritas en azul, y cerro los ojos, dispuesto a dormir, deseando que todo fuera mejor al despertar.
Pero el día siguiente trae un repentino descubrimiento que no había esperado.
-¡Dogman!- él se enderezo ante la voz de Chief, con los ojos bien abiertos y atento, empujando el cansancio en lo más profundo de su mente, dispuesto a continuar con su trabajo. La mañana había sido algo aburrida, no había mucho que hacer al parecer, pero el perro se había mantenido ocupado dando vueltas por el centro hasta que su jefe lo llamo por un asunto urgente y ahora, allí estaba, en su oficina. -Muy bien, sentado- hizo un gesto y el perro obedeció, sentándose en la silla más cercana, con las orejas atentas y alzando su mano sin pensar para pasar sus dedos por el borde de la placa de su collar especial. -Te tengo una misión especialmente para ti- parece serio, aunque disgustado al mismo tiempo, mientras se acerca a ese tablero que cubría cuando se trataba de casos serios e importantes. Los descubrió y Dogman se fijo en la foto en la parte central, de aquel felino de pelaje anaranjado con rayas negras que parecía estar riendo como loco en ese momento, sintiendo que algo en su interior se retorcía de una manera brusca y dolorosa, lo suficiente como para que sea difícil respirar de repente.
Su risa se le viene a la mente, como un recuerdo vago pero muy presente, algo que hace eco en su mente y la causa ciertos escalofríos, sintiendo que le miedo de repente lo inunda y lo ahoga, sintiendo que la respiración se hace cada vez más difícil. No había pensado mucho en el gato desee que había logrado despertar y ver su rostro, incluso en una foto, lo llena de pánico puro. No lo entiende, no tiene sentido para él, pero tampoco puede luchar contra eso y solo puede inclinarse, luchando para que el aire entre a sus pulmones que duelen en este punto.
-¡Dogman!- hay manos sobre las suyas, que aprietan con firmeza y se aferran a él en cuanto intento alejarse de ello, soltando un gruñido tembloroso que pronto se convierte en un gemido lastimero. -¡Mírame, ahora!- incluso cuando siente que todos los sonidos a su alrededor suenan lejanos y poco claros, la orden llega a él y obedece sin pensar, sin recordar realmente haber bajado la cabeza en algún punto pero levantándola, jadeando pesadamente y encontrándose con el rostro lleno de preocupación de su jefe. -Necesito que respires, ¿bien?- sus dedos aprietan las manos de Dogman y este se aferra al otro, esperando que sus agarre no dejara moretones o algo así. Esta luchando por obedecer lo que el mayor le dice, lo esta intentando, pero se siente incapaz de lograrlo. -Respira profundo y relájate- Dogman no recuerda haber abandonado su silla y terminar en el suelo pero allí esta, puede sentir la frialdad del piso a través de sus pantalones y se concentra en ello, así como en el agarre ajeno. El agarre de Chief duele un poco pero de cierta manera, lo esta ayudando, aunque no entiende como aun. -Eso es, dentro y fuera- hace respiraciones exageradas que en algún punto, el perro logra imitar, y continúan así por segundos o quizás minutos, ninguno lo tiene muy en claro pero no se detienen hasta que el perro es capaz de respirar por su cuenta y siente que el pánico retrocede.
Siente que quiere llorar al final, con el pecho apretado y adolorido, un nuda en su garganta y los dedos resentidos por su forma de aferrarse a Chief pero en vez de eso, solo se inclina, hasta que su cabeza termina en el regazo ajeno y se acurruca justo ahí, en el suelo, buscando consuelo.
-Eso fue un ataque de pánico- Chief responde esa curiosidad morbosa que siente el perro, quien solo es capaz de soltar un gemido ligero, temeroso pero avergonzado al mismo tiempo, sintiendo que sus mejillas arden y su estomago se retuerce. -¿Fue por Petey?- Dogman solo cierra los ojos con fuerza, relajándose apenas ante la mano que de repente acaricia suavemente su cabeza, incapaz de ver como la expresión de su jefe se desmorona y muestra tristeza pura al mirarlo.
Petey fue quien estuvo allí, fue el responsable de la bomba, y aunque una parte de si le reclamaba, le grita que debería estar enojado, no puede negar que esta más asustado que nada. No puede luchar contra ellos, sus manos no dejan de temblar en este punto, y no tiene muy en claro como se supone que va a lidiar con ello en este punto.
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