Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Herido

Espero que les guste~

Nota: Se supone que incluso a pesar de que esta vacío, Petey aun conserva su departamento y eso es algo que recordé cuando ya tenía la mayor parte de esto escrito xD

Nota-2: Así que piensen en esto como que Petey tiene su departamento pero a veces, se queda en la casa de Dogman incluso cuando este no esta, para que su hijo pueda salir a jugar o algo así 

Nota-3: Si algo más se me ocurre sobre el Au de "Diferentes Circunstancias", estará en este mismo libro, pero de momento, aquí hay algo que termine mucho antes xD

Nota-4: Me gusta el drama ^_^

-¿Cómo es esto posible?- Petey hizo una mueca, entre incrédulo y cansado, ante el desastre que había en la mesa. Manchas de comida alrededor del plato, justo en el mantel que por suerte se había acordado de poner, y lo peor es también había comida en su hijo manchando sus adorables patita además de sus mejillas y frente. -¿Cómo? En serio, no lo entiendo- se acerco con trapo en pata para limpiar al menor, quien se retorció y se rio, divertido y encantado, su corta cola sacudiéndose con emoción apenas contenida.

-¡Dogman me enseño!- declaro con total orgullo una vez que estuvo limpio y el mayor se alejo, este enarcando una ceja ante esas palabras.

-Debí imaginarlo- bufo para si mismo, divertido más que nada ante eso. Li'l Petey era su clon al decir verdad pero se le habían pegado mucha de las costumbres y actitudes de parte del perro policía, incluyendo esa forma desordenada y casi salvaje de comer. Petey estaba luchando para que el gatito aprendiera a usar los utensilios y estaba fracasando de manera miserable ante eso. -Ah, perdiendo ante las enseñanzas locas de un perro, que vergüenza- y a pesar de sus palabras, hay cariño en su tono de voz, negando apenas con la cabeza. Dogman podía ser un desastre con cabeza de perro y cuerpo humano pero era cariñoso y amable, cuidaba de su hijo y le enseñaba a ser un mejor gato, así que cree que puede perdonarle ciertas cosas.

-¿Puedo salir a jugar un rato con 80-HD, por favor?- Li'l Petey sacude sus pequeñas patas, ansioso por tocar el suelo y correr de seguro.

-Si, si, si- esperaba que sacar algo de esa energía infantil le permitiera al menor dormir una siesta o podría ponerse de mal humor más tarde. -Largo de aquí- lo alza, dándole un abrazo suave y lleno de cariño, depositando un ligero peso en la frente ajena antes de inclinarse para dejarlo en el suelo. Li'l Petey suelta un chillido emocionado que suena casi como un maullido agudo y divertido, antes de alejarse con pasos rápidos, saliendo por la puerta que el mayor no tardo mucho en abrirle. El menor ríe, acercándose al robot que había estado afuera bajo el árbol y ahora se esta levantando. -¡Te daré una hora y luego, es momento de tu siesta!- es casi extraño lo domestico que se a vuelto su vida y su rutina, teniendo que cuidar de su hijo y del perro que muy amablemente les había dejado quedarse allí mientras se recuperaba del gran robo de Grampa y que les dejaba la puerta abierta para que estén cuando necesiten, incluso cuando tenía ya algunas cosas en su departamento, aunque no podía negar que le gustaba. Dogman tenía una extraña habilidad para hacerse querer.

Endereza sus orejas cuando una canción empieza a sonar y se acerca a su teléfono, que vibra y suena, mostrando la imagen de Dogman con su hijo en brazos junto a su nombre.

-¿Qué?- enarco una ceja, confundido porque al perro se le daba mejor comunicarse por mensajes al decir verdad ya que era difícil poder interpretarlo sin verle la cara directamente, pero aun así, agarro el aparato para atender la llamada. -Dogman, te juro que si me llamas solo para ladrarme, te hare comer pescado crudo esta noche- el policía tenía esa rara manía cuando cumplía con turnos largos, llamarlo para poder ladrarle y reírse o hacer videollamada para poder verlos.

Espera una serie de ladridos entusiastas y divertidos, incluso un bufido que se convertiría en risa en segundos.

-Conociéndolo, se lo comería de cualquier manera, incluso con espinas- se endereza ante la repentina respuesta en palabras y con una voz familiar, alejando el aparato para revisar la pantalla como para asegurarse de que fuera el contacto de Dogman quien lo llamaba y sintiendo su confusión en aumento al confirmarlo.

-¿Jefe Chief?- no entiende la razón para la repentina llamada del jefe del perro y eso provoca que algo en su interior se retuerza, sacudiendo bruscamente la cola con cierta ansiedad. -¿Está...todo bien?- mira de reojo hacia afuera, donde su hijo juega con su robot y se permite darles la espalda por unos segundos, confiando en que su invento cuidaría al gatito.

-¿Sabías que Dogman te agrego como contacto de emergencia?- Petey frunce el ceño, sin haber espero eso pero sintiendo que la sensación en su pecho solo crece, y parte de su pelaje se eriza. Algo esta mal, algo salió realmente mal. -Pero me hizo prometer que yo te llamaría en cualquier caso- el felino aprieta los labios con fuerza, sintiendo sus patas temblar, esforzándose por no dejar caer el teléfono.

-¿Dogman está...?- siente que una ola horror y miedo lo invade.

-Un loco ladrón causo un gran accidente en el centro de la ciudad y por desgracia, Dogman quedo en medio- hay algo frío y horrible que atraviesa su pecho, siento que se le corta la respiración, su imaginación yendo a los peores escenarios en cuestión de segundos y odiando eso, con los ojos ardiendo por lagrimas que no estaba dispuesto a derramar allí, no con su hijo tan cerca. -Pero antes de que entres en pánico o algo así...- Chief suena culpable, hablando rápido por unos segundos, como si intentara adelantarse a la reacción ajena pero eso no sirve para tranquilizar al felino. -...te aseguro que no fue tan grave como suena, solo...- dudo y Petey estaba tentado a reclamar, odiando ese segundo de silencio que siente que se extiende demasiado para su gusto. -...se rompió el brazo- 

-Oh- eso es malo, lo sabe, pero aun así, siente cierto alivio en ese momento. Dogman no esta en un estado grave, a punto de morir una vez más o algo así, solo esta herido. Eso era mejor que cualquier cosa horrible que su cerebro había llegado a imaginar. -¿Puedo...hablar con él?- de repente, solo quiere escuchar los ladridos del otro en ese instante, eso podría tranquilizarlo lo suficiente como para poder esperar a que el perro volviera a casa y así, revisarlo en persona.

-Bueno, es que...- la voz del jefe de policía se ve interrumpida por gritos lleno de alarma y algo más, seguido de voces que ordenan algo que no tiene muy en claro pero están mezclados con aullidos y gemidos que hacen que el felino se estremezca. Suenan salvaje, animal, y no hay nadie más que pueda hacer ese tipo de sonido, y lo odia, porque suena aterrado y adolorido. -¡Dogman!- hay más ruido, confuso y poco claro que solo hace que el gato se siente más desesperado, en especial cuando capta la alarma en la voz del policía. -¡Dogman, no!- hay ladridos ahora, que se transforman en aullidos lastimeros y terminan en gemidos en forma de lloriqueo. Eso rompe el corazón del felino de una forma dolorosa. -¡Espera, no hagas eso!- y la llamada se corta bruscamente, dejando más dudas que respuestas.

Petey se queda en su lugar, congelado y con el pelaje erizado, su expresión luciendo en una mezcla de confusión y horror ante lo que escucho, obligándose a tragar saliva a través del nudo firme y doloroso que se había formado en su garganta en segundos. Mira el aparato, casi ofendido por la llamada que se había cortado, sintiendo que sus dedos temblorosos se aferran a este hasta el punto en el que es incomodo y mete romperlo pero no puede obligarse a aflojar su agarre. 

Dogman no solo esta herido, sino que también parece haber problemas en el hospital en el que está. Su imaginación vuela una vez más y lo detesta.

-¡Changos!- le gustaría no haber sido tan bien educado, porque situaciones estresantes y horribles como esa merecen una palabra mucho más fuerte pero bueno, así son las cosas. -¡80-HD!- medio tira su teléfono a la mesa y se desata el delantal que había estado usando para cocinar, dejándolo caer sin cuidado en el respaldo de la silla más cercana. Puede limpiar luego, ahora, solo quiere ver a Dogman y esta casi seguro de que a hospital lo llevaron, el mejor de toda la ciudad, lo tiene en el maldito titulo. -¡Nueva orden!- cierra la puerta tras de si, un poco brusco quizás, y mira a su robot que se detiene ante su voz, parado casi como un soldado frente suyo, con el gatito luciendo confundido y perdido.

-¿Papá?- Li'l Petey se acerca con pasos rápidos, su pequeño y adorable rostro lleno de preocupación, y Petey aprieta los dientes, sin querer saber que tan en pánico luce como para alertar al menor.

-Hey- se esfuerza por calmarse y relajar su expresión, arrodillándose con las patas extendidas, recibiendo al pequeño gato que no tarda mucho en acercarse y colocar sus pequeñas patas encima de las ajenas, luciendo preocupado y mirando al otro con ojos brillantes, lleno de preguntas silenciosas. -Escucha, pequeño- duda. Se siente ansioso y es una sensación horrible que no tiene muy en claro como manejar, una parte de si esta preocupado hasta el alma por Dogman y lo que sea que le haya sucedido pero también, esta aterrado por visitar el hospital. Ir allí...no termino bien para él la última vez. -Dogman tuvo un pequeño accidente hoy en el trabajo- siente una punzada de culpa al notar como los ojos del menor se abren con miedo notable.

-¿Está bien?- sus orejas bajan, aferrándose un poco más a las patas de su padre.

-No lo sé pero conociéndolo, lo estará con una buena siesta y algo de comida enlatada- intenta convencerse a si mismo y al pequeño gatito, logrando al menos que bufara con diversión ligera, asintiendo ante sus palabras. -Y ahora, tenemos que ir a buscarlo, ¿si?-

-¡Oh!- eso pareció animar a Li'l Petey. -Puedo hacerle muchos dibujos para que se sienta mejor- su cola se mueve y a pesar de ser un felino en apariencia, esa extremidad se mueve como al de un perro, rápida y alegre. -Y podemos acurrucarnos, le gusta cuando ronroneamos-

-Eso...suena como una buena idea- usualmente, no lo haría porque la cosa de los toques y cariño aun eran algo muy nuevo pero quiere hacerlo, asegurarse de que el policía este bien y hacerle compañía. -¿Listo?- alzo a su hijo en cuanto este asintió y se enderezo, dejando escapar un tembloroso suspiro, obligándose a relajarse. Era padre ahora, tenía que mantener la calma para no asustar a su hijo. -80-HD- el robot se agacho, abriendo al compuerta, usando sus manos para ayudar al gato a entrar allí. Se acomodo en el único asiento de allí y se aferro al menor, decidiendo confiar en su robot por esta vez y no tocar los controles. -Al mejor hospital de la ciudad, ahora mismo- la compuerta de su robot se cerro y pronto, este se enderezo, dispuesto a cumplir su misión.

El camino se siente horriblemente largo al decir verdad, lo que tiene sentido teniendo en cuenta que la pequeña casa del perro esta un poco más allá de las afueras de la ciudad casi, pero 80-HD estiro sus extremidades todo lo posible para poder dar grandes pasos por la ciudad. Petey se quedo lo más quieto que pudo en su asiento, abrazando a su hijo contra su pecho, y sintiéndose algo incomodo ante lo pequeño que se sentí allí, sacudiendo bruscamente la cola. Estaba un poco frustrado también, porque no se animo a activar el modo de vuelo por miedo de lo que podría suceder con ellos en su interior y sin cinturón que los mantuviera en su lugar, los grandes pasos se sentían como un método lento pero el más seguro, en especial con el pequeño gatito allí. Pero bueno, al menos, pudieron llegar a su destino.

Y a Petey se le revolvió el estomago al ver el edificio del hospital.

-Ah, odio este tipo de lugares- hace una mueca para si mismo. Ni siquiera entro y ya siente nauseas, hasta jura que puede oler desde allí ese olor a limpiador mezclado con alcohol y algo más, cree que puede ser su imaginación e intenta empujar como puede los recuerdos que quieren invadirlo. No necesita eso ahora. -Bien, aquí vamos- salta de su lugar en cuanto su robot se agacha lo suficiente y le hace un gesto ligero con la pata, obligando a este a enderezarse de repente, antes de que el gatito pudiera bajar. -Tu, te quedas allí- lo dijo en forma de orden.

-¿Qué? ¡No!- Li'l Petey frunce el ceño, molesto al parecer, y haciendo un puchero, al mismo tiempo que parte de su pelaje se eriza un poco. -Quiero ver a Dogman y darle un abrazo- se queja, luciendo dispuesto a trepar por los controles frente suyo y saltar sin mucho cuidado pero la mano grande del robot se apresura a agarrarlo, impidiéndolo. -¡Papá!- reclamo, luciendo al borde de las lagrimas mientras se removía.

-Lo sé, lo sé- ah, siente culpa ante eso, detesta ver a su hijo en ese estado y ser el responsable de ello. -Pero se necesitan hacer cosas aburridas de adulto antes de poder ver a Dogman, ¿si?- ese desastre lleno de gemidos y lloriqueos que había escuchado a través del teléfono no le había gustado, aun podía escuchar esos sonidos resonando en su cabeza, y antes de que su hijo viera algo traumático, prefería asegurarse de que las cosas estuvieran más tranquilas.

Y puede que sea egoísta querer tener al menos unos minutos para asegurarse de que el perro estuviera bien, unos minutos para poder tranquilizarse lo suficiente como para dejar de temblar y sentir que estaba al borde de un ataque de ansiedad, y luego dejaría que su hijo se uniera. 

-Solo...espera un poco, ¿si?- es suplicante y aunque al pequeño gato no le gusta, se le ve en su expresión triste, asiente y se acomoda en el asiento en cuanto el robo lo deja allí una vez más, haciendo un pequeño puchero. -80-HD, quédate aquí y cuida de Li'l Petey hasta que vuelva. Es una orden- se aseguro de decirlo con seriedad y autoridad, para darle entender al protocolo ajeno que no debía ir en contra de eso, y el robot hizo un gesto casi militar, cerrando su escotilla para no dejar al pequeño gato irse a ningun lado. -Bien- le dio la espalda y miro hacia las puertas, haciendo una mueca para si mismo. -Más te vale que estés bien, perro tonto- eso es una suplica, un deseo que susurra para si mismo y para quien pueda escucharlo, antes de respirar profundo y atreverse a avanzar, empujando las puertas para entrar.

El fuerte aroma a desinfectante que llega a él lo hace arrugar la nariz y empuja, no por primera vez, los recuerdos que quieren invadirlo al estar allí. Avanza con pasos firmes pero sintiéndose aprensivo, mirando a su alrededor, dispuesto a acercarse a alguna enfermera que le pudiera guiar o algo así pero en cambio, una voz se le adelanta.

-¡Petey!- se eriza, más nervioso de lo que le gustaría, pasando sus manos por su pelaje en un intento de alisarlo lo mejor posible y sacudiendo apenas la cola, sintiendo un cierto alivio al notar al hombre uniformado de azul que aparece por uno de los pasillos. 

-Jefe Chief- no eran los mejores amigos del mundo, no cuando el felino había sido el sujeto malo por mucho tiempo y el otro había sido regañado más de una vez por su manía de escapar de la cárcel, pero tampoco estaban dispuestos a pelear entre ellos. -¿Qué rayos sucedió?- estaba un poco estresado en este punto, no podía negarlo, pero su tono voz insistente y que buscaba respuestas directas no pareció molestar al otro.

-Un desastre, eso sucedió- le hizo un ligero gesto a las enfermeras que lo miraban, quienes asintieron y volvieron a lo suyo, a lo que el policía termino por darse media vuelta y empezar a caminar por el mismo pasillo por el que vino, a lo que el felino se apresuro a seguirlo. -Dogman estaba tranquilo en la ambulancia o bueno, tan tranquilo como podía estar en todo caso- rodo los ojos con cierta burla y Petey tarareo ante eso, pudiendo imaginar al perro inquieto siendo llevado en una camilla dentro de una ambulancia, de seguro queriendo correr a pesar de que obviamente sentía dolor y estaba herido. Casi quería reír ante la imagen mental por alguna razón. -Pero en el momento en el que llego aquí y los doctores intentaron revisarlo, se volvió loco- había sido una escena loca para el jefe de policía al decir verdad, ver al perro lucir tan asustado y luchando por alejarse de las manos de quienes intentaban ayudarlo, de seguro guiado por puro instinto que despertó por el dolor o algo así. -Casi mordió a un par de personas en medio de todo eso, en serio fue un desastre- doblaron por una esquina y se detuvieron frente a una de las tantas puertas. Las orejas del gato se sacudieron, pudiendo escuchar un sonido ahogado llegar del otro lado.

-¿Está bien?- estar allí, en el hospital, y parado frente a una puerta, a punto de entrar a una habitación, lograba que su ansiedad solo creciera. En serio, todo eso estaba trayendo recuerdos dolorosos de vuelta, de ver a su mamá dentro de una habitación algo vacía y recostada, conectada a una vía intravenosa, luciendo agotada pero aun así, sonriendo con cariño puro.

-Tuvieron que usar algo de anestesia para que se quedara quieto, así que...puede que este algo atontado- admitió con una mueca y un ligero silencio reino entre ellos por unos segundos. Chief lucia incomodo de repente y Petey estaba ansioso por entrar al decir verdad pero el otro hablo antes de que siquiera pudiera hacer el gesto de hacerlo. -Oye, lo siento- soltó un suspiro lleno de cansancio y Petey parpadeo, mirándolo, ladeando apenas la cabeza. No había esperado una disculpa repentina. -Dogman quería que yo te llamara si alguna vez sucedía algo, porque no quería que hablar con una enfermera te asustara o algo así, pero rayos, mi llamada fue un desastre- parecía avergonzado y culpable pero luciendo también cansado y estresado, lo suficiente para que el gato sintiera cierta pena por el jefe. 

-Nha, no te culpo- se encogió de hombros, sin admitir en voz alta que se habría asustado de cualquier manera, aunque no puede negar que esa llamada solo lo había hecho todo peor. -Es Dogman, las cosas a su alrededor...suelen terminar en desastre- bufo, cariñoso y divertido al mismo tiempo.

-Y que lo digas- Chief se relajo apenas en su lugar, con cierto alivio y diversión al mismo tiempo.

-Mi...hijo esta en frente, con 80-HD- señalo, confiando en que su orden lo obligaría a seguir el protocolo pero al mismo tiempo, no confiando del todo en la terquedad que mostraba el gatito en ciertas situaciones.

-Lo vigilare, toma todo el tiempo que necesites- hizo un gesto y se empezó a alejar con pasos ligeros, dejando al gato ansioso solo y frente a la puerta. Petey la mira, haciendo una mueca para si mismo, molesto y avergonzado por su propia actitud, estirando la pata antes de pensarlo mejor para abrir la puerta y terminar con aquello de una vez.

Su corazón se rompe un poco en ese momento.

Dogman esta en una cama, sin zapatos y con la parte superior de su uniforme doblado sobre una silla apartada que había allí, mostrando esa remera sin mangas blanca que suele usar debajo. Uno de sus brazos, el izquierdo, tiene un yeso fresco de seguro que mantiene esta extremidad de forma doblada y acunada contra su pecho, envuelto en un cabestrillo al parecer, pero su muñeca sana parece estar rodeada por una especie de esposa forrada en tela gruesa, con el otro lado aferrada a una parte de la cama, de seguro para evitar que se toque el yeso o algo así. Pero a pesar de que el jefe de la policía había mencionado algo sobre anestesia, Dogman parece más en pánico que a punto de dormir. Se remueve, luchando contra su atadura y la sensación de la anestesia, confundido y asustado de seguro, soltando gemidos bajos y tristes que por ahí suenan como gritos ligeros. Todo en eso se siente como una suplica por ayuda de parte de alguien en un estado vulnerable y que no se siente a salvo en su entorno.

-¡Dogman!- se apresura a acercarse, con el corazón acelerado y el pánico creciendo al mismo tiempo que los sonidos ajenos solo aumentaban junto a su obvia angustia. Sus patas tiemblan pero son rápidas en quitar la extraña esposa que el otro tiene, liberando la muñeca ajena y permitiéndole libre movimiento. -Esta bien, esta bien- no es un ser muy cariñoso, puede contar con los dedos de una pata la cantidad de veces que a iniciado un contacto cariñoso desde que su hijo esta en ese mundo, pero aun así, no duda en medio subirse a esa cama para rodearlo con sus brazos y acercarlo a su pecho, desesperado por poder consolar al asustado perro pero al mismo tiempo, buscando una cierta tranquilidad. -Estoy aquí, estoy aquí- puede sentirlo acurrucarse en su contra como puede, su brazo roto y quieto por el yeso quedando medio entre ambos pero fuera de peligro, descoordinado y torpe. Petey puede sentir una mano temblorosa y algo húmeda en su espalda, dedos que se aferran a su pelaje y tiran con cierta desesperación hasta el punto de ser doloroso pero lo ignora, llegando a rodear uno de los tobillos ajenos con su cola. Dogman esta aterrado, una sensación que esta seguro que solo empeora por la sensación flotante que producen las drogas. -Todo esta bien, estoy aquí- frota su mejilla contra la frente del perro, alborotando tanto su pelaje como el ajeno, acariciando su espalda como puede y esperando en serio estar siendo de ayuda. -Te sacare de aquí, tranquilo- sus gemidos se calman poco a poco y Petey suspira con cierto alivio, apretando su agarre.

En cuanto todos allí se descuidan, un robot de largas extremidades y aspecto redondeado logra colarse de alguna forma en el hospital y pasar desapercibido por pura causalidad, con sus brazos entrando en una de las habitaciones y saliendo al poco tiempo, acunando al inconsciente Dogman que había logrado caer dormido en algún punto. Con el perro entre brazos y el par de gatos dentro en la zona de los controles, 80-HD se aleja de allí con largos y rápidos pasos. 

Y Chief solo puede suspirar cuando en algún punto le llega la llamada llena de pánico de la gente del hospital, que exclaman y se lamentan la desaparición del perro con cuerpo de hombre. Maldice un poco al gato en silencio pero se dispone a lidiar con ese desastre, solo espera que su mejor policía este en buenas manos...o bueno, patas en todo caso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro