Diferentes Circunstancias
Espero que les guste~
Nota: Mi primer Au de Dogman xD
Nota-2: Reconozco que...puede que me haya emocionado un poco de más con esto ^_^
Nota-3: Antes de que pregunten, me invente al villano. Es un hombre con aura macabra y alta estatura, de ojos fríos y sonrisa malévola pero por los demás, se los dejo a imaginación de momento :3
Greg era una mascota con una gran vida. Tenía una casa, una cama mullida y cómoda, juguetees chillones, dos comidas al día y eso sin mencionar lo que se les caía a sus dueños, quienes en realidad era una pareja amorosa, que lo colmaban de cariño y afecto. No le hacia falta nada al decir verdad, tenía todo lo que podría haber deseado en su vida allí, con Alice y Knight, en su pequeña y acogedora casa.
Amaba a sus dueños. Alice era quien le rascaba ese lugar perfecto tras la oreja y cuyas manos amables frotaban su pelaje con mucho cuidado a la hora del baño, eran quien le daba pequeños bocados entre las comidas y la que le daba un ligero extra cuando se portaba especialmente bien. Y Knight era jugaba con él en su mayoría, quien le ponía el arnés para perros y lo llevaba a ese amplio parque donde lo soltaba para dejarlo correr libremente hasta el cansancio.
Y en uno de sus paseos, es cuando algo raro sucedió.
-Vaya, vaya- un hombre se acerco de repente, interponiéndose en su camino y haciendo que tuvieran que detenerse. Knight parpadeo, luciendo confundido, pero él no pudo evitar arrugar apenas la nariz ante el fuerte y extraño olor que llego a su sensible sentido del olfato. Era una mezcla de cosas. En parte, olía a tierra, pero también a limpiador y a alcohol, acompañado de algo más metálico que el perro no supo como identificar. Todo eso lo mantuvo alerta por una razón que no entendía del todo, sintiéndose temeroso y alerta, frunciendo el ceño cuando sus ojos logran encontrarse con los de ese hombre. -Lindo perro~- hay una sonrisa macabra que se dibuja en su rostro, acompañado de un brillo particular en sus ojos que le produce a la mascota un escalofrío horrible. Retrocede unos pasos, sin apartar la mirada, apretando los dientes cuando su trasero choca contra las piernas de su dueño.
-Gracias- y Knight no parece notar nada extraño en todo eso, sonriendo, orgulloso como siempre se ponía cuando alguien alababa a su mascota. -Su nombre es Greg-
-Fascinante~- el perro muestra los dientes con un ligero gruñido cuando aquel sujeto se agacha para estar a su altura. Tiene un aura fría, algo que grita peligro y enciende mil alarmas en la mente del animal, cuyos ojos se entrecierran, sin gustarle sentirse analizado. -El gran perro policía, ¿no es así?- las orejas de Greg se alzan ante eso. Ha sido reconocido antes como el perro de la estación de la ciudad, le sacaron fotos un par de veces debido a su ayuda en el momento de atrapar criminales, y sinceramente, prefiere a los niños con manos pegajosas que intentan acariciarlo que seguir viendo a ese sujeto. -Los periodistas hablan maravillas de él, dicen que es de los más inteligentes en su clase- la mascota frunce el ceño, teniendo un mal presentimiento que se esconde tras ese simple comentario.
-¡Es el mejor!- Knight no duda en decir, orgulloso y feliz, con ojos brillantes y todo pero Greg solo pude verlo de reojo antes de tener que centrarse una vez más en el hombre, notando que esta extendiendo una de sus manos en su dirección. Suelta un ladrido, fuerte y firme, en un claro "¡No te me acerques!" pero eso solo logra que la sonrisa ajena crezca un poco más por alguna razón. El instinto de protegerse a si mismo y a quien ama esta presente, haciendo que su gruñido aumentara en volumen y se lanzara a morder la extremidad que invade su espacio personal, alcanzando a clavar sus dientes antes de que el otro se apartara. El policía se disculpa, lleno de pánico y preocupación, sin entender la actitud de su mascota al decir verdad, pero ese extraño hombre solo tararea, pareciendo analizar con expresión pensativa la marca de dientes en su mano.
-Ah, un perro muy inteligente, ¿no?- su atención se centra en el perro, ignorando al policía de momento. Greg solo aprieta los dientes, sin entender del todo a que venía eso, pero sin detener su gruñido, en una clara advertencia que solo logra que el rostro ajeno se encienda con algo macabro que logra activar más alarmas en la cabeza del animal. -Y todo un peleador~- tararea. No parece molesto, extraño teniendo en cuenta todo, pero si luce satisfecho por alguna razón, alejándose después de un rato con paso tranquilo y Greg solo puede verlo alejarse, ignorando por unos segundos el tirón insistente de su correa, ese extraño encuentro lo deja con un sabor agrío en la boca.
Greg intenta no pensar mucho en eso, en serio que lo intenta, pero la imagen extraña de ese hombre no desaparece del todo de su mente. Su rara sonrisa llega a él en pesadillas que lo sobresaltan por las noches y logran que su pequeño cuerpo se estremezca, luchando contra la necesidad de huir y de atacar. Es raro pero no le importan y mantiene el recuerdo de su aroma, para recordarlo, para estar atento y identificarlo si lo necesita, porque el mal presentimiento aun permanece en si, subiendo por su columna vertebral.
Y entonces, un día cualquiera, ese olor vuelve a llegar a su nariz.
Es peor que la última vez, con un fuerte olor a químico que no enmascara nada aroma a hierro y a pelaje animal que le hace sentir nauseas. Pero lo peor de todo es que viene de la puerta de su casa, como si estuviera parado del otro lado, sin que la pareja que esta mirando televisión se de cuenta. Ladra, asustado y en pánico, siendo capaz de escuchar las ligeros pisadas al otro lado de la puerta principal, frustrado cuando lo único que logra es que sus dueños lo miren con confusión y termina por gruñir con angustia al darse cuenta de que no tenían mucho tiempo. Corre, resbala incluso, y se lanza para cubrirse bajo tras la pared más cercana.
-¿Greg?- Knight se levanta con preocupación, acercándose para arrodillarse frente suyo, curioso y confundido. -¿Estás...?- su mano se esta estirando en su dirección y antes de que siquiera pudieran tocarse, es cuando todo estalla. Es una bomba, una que destruye su pequeño hogar y lastima a quienes allí viven, que deja una incendio que amenaza con crecer en cualquier segundo y heridas graves en los que están allí. Greg se esfuerza por mantenerse despierto, gimiendo y llorando ante el dolor en todo su cuerpo, frustrado ante su incapacidad de moverse libremente, abrumado por el aroma a humo mezclado con quemado y algo más que no quiere analizar del todo, pero termina sollozando con angustia cuando, entre todo el desastre y el humo, es capaz de ver a su dueño. Esta tirado en el suelo, no muy lejos de donde esta él, y aunque su cuerpo no parece tener demasiado daño teniendo en cuenta las circunstancias, su rostro esta manchado de rojo y es irreconocible. Puede ver su pecho moverse y quiere arrastrarse hasta allí, para recordarle que no esta solo o algo por el estilo, pero su cuerpo se siente pesado y dormido, casi entumecido en este punto, con un dolor sordo presente.
-Vaya, parece ser que me pase un poco de la mano- Greg aprieta los dientes con fuerza cuando ese sujeto extraño de mirada macabra aparece, no pareciendo muy preocupado por los destrozos a su alrededor o los heridos, sin siquiera molestarse por el humo y el el fuego que amenaza con hacerse más grande en cualquier momento. -El sujeto humano parece haber recibido mucho daño, grave lo más seguro, pero de alguna manera, su cuerpo se mantuvo mayormente intacto a simple vista. Es impresionante- se agacha, revisando el cuerpo del policía inconsciente con los dedos enguantados, y Greg gruñe a pesar de que el humo le hace doler la garganta pero aun es incapaz de moverse con libertad, así que no puede hacer nada. -Bien, será suficiente- se voltea y el perro se tensa cuando sus ojos se encuentran con los ajenos, fríos pero iluminados con algo macabro y extraño que hace que la mascota sienta un escalofrío entre todo el dolor. -Y el sujeto animal también esta vivo, como lo había esperado pero su cuerpo esta en muy mal estado- ladea apenas la cabeza, con una sonrisa dibujándose en su rostro. -Perfecto para mi experimento- Greg ladra, furioso y enojado, removiéndose como puede, incluso si le duele, porque presiente que las intenciones ajenas no son nada buenas. -Muy bien, se los pueden llevar- chasquea los dedos y un montón de robots entran, rígidos pero obedeciendo las ordenes que les dan, la mascota sintiendo que su desesperación va en aumento pero al mismo tiempo, su visión se torna borrosa, amenazando con hundirse en la oscuridad. -Pero con cuidado, necesito que lleguen a la mesa vivos-
-Mi señor- un humano más se acerca y en este punto, Greg esta parpadeando de manera lenta y pausada, luchando contra el sueño que lo invade. Sus dueños están en peligro, él mismo esta en peligro, pero no hay mucho que pueda hacer en su estado y eso logra que las lagrimas salgan de sus ojos, estropeando aun más su pelaje revuelto y algo manchado de negro. -¿Qué hacemos con la esposa del sujeto humano?- Greg esta siendo alzado, apoyado en una camilla fría pero que al mismo tiempo, algo blanda, intentando prestar atención al darse cuenta de que están hablando de Alice.
-¿Su esposa?- mira al policía, quien suelta un sonido inconsciente al ser alzado de igual manera en su propia camilla, y bufa para si mismo. -Déjenla aquí, ella no me sirve- hace un gesto ligero con la mano y eso es lo último que escucha Greg antes de desmayarse.
Greg se despierta quien sabe cuanto tiempo después, desorientado y perdido, en un entorno apenas iluminado de momento y extrañamente recostado boca arriba se da cuenta después de unos segundos, quejándose apenas, con un gemido suave y animal. Se siente tenso y entumecido pero al mismo tiempo, siente dolor y su garganta arde, además de que sus ojos se siente irritados y tiene la boca seca, con la visión borrosa que esta intentando aclarar al parpadear. Olfatea, tentativo, pudiendo detectar algo parecido a hierro y alcohol puro, mezclado con tantas cusas que no puede evitar arrugar la nariz con asco ligero.
-¿Despertaste ya?- de repente, ese rostro macabro aparece en su linea de visión, acompañado de un fuerte olor a químicos, y por puro instinto, Greg gruñe, solo para terminar en un gemido. Duele, su garganta se siente en carne viva, pero aun así, el sonido se escucha y eso parece satisfacer al otro. -Bien, bien. Las cuerdas vocales no solo se mantuvieron intactas, sino también funcionales- parece pensativo, mientras el perro solo rueda apenas los ojos con cierto fastidio, incluso si eso le produce una ligera jaqueca. -Pero solo parece ser capaz de usar su lenguaje animal, no creo que estas cuerdas vocales sean capaces de usarse para decir palabras humanas- aplaude y la habitación se ilumina, Greg soltando un sonido lastimero, sus ojos teniendo que adaptarse una vez más. El hombre camina, murmurando para si mismo, y el perro se permite mirar a su alrededor, frunciendo apenas el ceño. Parece una habitación de consultorio, casi como el del veterinario pero con aire más extraño y escalofriante.
Pero Knight no esta a la vista.
Gruñe una vez más, incluso si eso empeora el estado de su garganta e intenta moverse, dándose cuenta de que hay muchos problemas con eso. Esta inmovilizado pero al mismo tiempo, algo se siente diferente, todo en él se siente diferente. Torpe, incapaz de controlar realmente sus extremidades y al mismo tiempo, sintiendo que algo falta, algo importante. Algo cambio y se remueve con desespero, salvaje, asustado y solo queriendo saber que rayos esta sucediendo.
-¿Buscas a tu dueño?- tarareo el hombre, no pareciendo nada preocupado ante la actitud ajena. -Ah, me temo que...solo uno podía vivir- chasqueo los dedos y Greg se queja al sentir que en donde esta acostado se mueve, la parte superior en especifica, pareciendo elevarse hasta que sus ojos se encuentran con el reflejo que el enorme espejo que cubre una de las paredes le devuelve.
Su expresión con horror y espanto al ser capaz de mirarse a si mismo por primera vez desde la explosión. Sus ojos recorren su cabeza, cuyo pelaje es un desastre y tiene diferentes largos en pequeñas zonas porque seguro parte de eso se quemo en algún momento pero cuando baja la vista, es cuando las cosas se ponen raras. En su cuello, unidos por grandes puntadas de un tono negro que sobresalen notablemente, el pelaje esta pegado a la piel humana pálida y llena de moretones de diferentes tamaños, cada uno de un color más oscuro que el anterior. Jadea, sollozando, porque puede reconocer el cuerpo de cierta manera el cuerpo en el que ahora su cabeza esta conectada.
-Empezaremos con las pruebas después- el hombre sale y en cuanto la puerta se cierra, Greg se permite abrir la boca y dejar escapar un sonido fuerte, que desgarra su garganta, en luto, lleno de angustia y tristeza, lleno de furia y enojo pero por sobre todo, lleno de dolor. Llora, grita, ladra y gime, luchando contras las ataduras, incluso si es incapaz de controlar ese nuevo cuerpo que tiene pero al final, se termina desmayando del cansancio.
Las pruebas de las que hablaba el hombre son casi como visitar al veterinario al decir verdad. Revisa sus ojos y su visión, asegurándose de que esta este perfecta al parecer. Revisa sus oídos y su audición, el hombre al parecer sorprendido y encantado al darse cuenta de que eso también esta perfecto a pesar del fuerte ruido de la explosión. Revisa el cuerpo humano también, que pudiera sentir sin dificultad y luego, lo obliga a moverse, a controlar ese nuevo cuerpo. Greg...no tiene muy en claro si aun puede usar ese nombre pero en todo caso, tiene problemas al principio, sintiéndose torpe y descoordinado, aunque con la practica se vuelve más sencillo. Lo difícil es recordarse que no tiene su cuerpo usual, le faltan sus patas y su cola, ahora reemplazado por manos con dedos funcionales para agarrar y tocar, teniendo que andar a dos pies ahora, y todo lo que viene con ello. Es obligado a aprender a leer y escribir, como si aquel sujeto quisiera ver que tan lejos podría llegar en su aprendizaje, y es difícil pero se obliga a esforzarse y entender lo que se le presenta, sin querer siquiera saber que podría suceder si falla o se niega.
En cuanto es capaz de mantenerse de pie por si mismo, es cuando empieza la siguiente parte de las pruebas. Moverse, correr, pelear, ese cuerpo en particular tiene un buen estado físico gracias a que Knight era un maestro de King Fu que nunca se saltaba ni siquiera un día, sintiéndose como alguien completamente nuevo pero al mismo tiempo, cada movimiento termina por sentirse natural, como si la memoria muscular se quedara en el cuerpo de cierta manera. Es difícil explicarlo pero se adapta con cada paso que da.
No hace amague de escapar o pelear, se mantiene manso y quieto, siguiendo los pasos del otro y obedeciendo sus ordenes con solo un gruñido o dos en el camino, y aunque el hombre en si parece satisfecho con su falta de lucha, quizás pensando que había ganado, él esta esperando el momento perfecto. Se acostumbra a su nueva situación, se acostumbra a sus nuevas posibilidades, recupera masa muscular y fuerza, se prepara para lo que va a hacer.
Y cuando cree que es el momento perfecto, es cuando decide que llego el momento.
Se aprovecha de la confianza de ese hombre, quien parece seguro y satisfecho de pensar que lo tiene controlado, pero en cuanto le da la espalda, el se lanza encima y ataca, lleno de furia animal y odio puro. Siente asco por el olor a hierro que se hace más fuerte, por lo rojo que llega a manchar sus puños, pero solo se detiene cuando lo ve inconsciente. Jadea, un poco sorprendido por su propia brutalidad, saliendo de su shock ligero ante la repentina alarma que suena y eso suficiente para hacerlo reaccionar, levantándose y empieza a correr, asegurándose de cerrar la puerta tras de si, dejando a aquel sujeto tirado en el suelo y encerrado.
Su escape es desastroso al decir verdad pero efectivo. Se guía más que nada por su nariz, porque nunca lo dejaron ir mucho más allá y ese lugar es mucho más grande de lo que habría podido esperar, sintiendo que es casi una especie de laberinto, con cámaras en cada pasillo que esta vigilado por robots que funcionan como guardias de seguridad pero nada puede detenerlo, no en su estado decidido y algo desesperado. No tiene muy en claro cuando tiempo lleva encerrado allí, incapaz de ver el el cielo o disfrutar de la calidez del sol, y su ansiedad por libertad, por alejarse de ese malvado ser que había matado a su familia y destruido de su casa, la ira y la angustia junto al dolor de todo eso solo sirve como incentivo para moverse más rápido. Funciona con puro instinto y adrenalina, golpeando a cada robot que se cruza en su camino y derrumba cada puerta que necesita, buscando su salida pero al mismo tiempo, analizando su situación.
Si escapa de allí así nada más, ese maldito y su asistente seguirán viviendo como si nada, de seguro buscándolo para poder volver a encerrarlo. Ese solo pensamiento eriza su piel, tanto la animal como la humana, lleno de asco y miedo, porque no quiere imaginar que tan mala serían las cosas en ese caso pero también lo hace apretar los dientes con fuerza, frustrado y lleno de ira, odiando la sensación de ser un cobarde.
Ese tipo dejo morir a Alice, sin importarle siquiera verla. Mato a Knight y lo uso como si fueran simples piezas de repuesto. Y destruyo su cuerpo, para reemplazarlo con el de su amo y usarlo como un sujeto de pruebas. Lo odia, un odio ardiente que empezó como una pequeña flama que nació en su pecho en el momento en el que despertó allí y solo crecía con los días que pasaban.
Déjalo ir no es una opción.
Se siente casi como una justicia poética o incluso un karma bien merecido que vuelve con venganza cuando decir hacer reventar el lugar, mezclando todos los químicos que encontró en su camino y uso las chispas eléctricas de los robots rotos en su camino. Y una vez afuera, en un lugar seguro lejos del fuego y el peligro, se queda mirando la escena que logro. Es la primera vez que es capaz de ver donde estuvo encerrado, un pequeño lugar que pasa desapercibido por estar alejado de la ciudad y bastante aislado al decir verdad, dejando escapar un suspiro tembloroso y apretando los puños con fuerza mientras todo eso era consumido por el fuego. Cree que escucha crujidos, suplicas y un grito no del todo claro, algo que ignora, solo observando.
Cuando eso explota de repente, siente que toda la energía de su cuerpo lo abandona y cae de sentón, agotado hasta el alma, sintiendo que una ola de sentimientos lo inundan en ese momento y solloza, con un gemido animal emanando de los más profundo de si. Esta lleno de dolor y perdida, de ira y dolor, de resentimiento y molestia pero también hay alivio y satisfacción.
Se siente liberado al final de todo pero también perdido, sin tener muy en claro que se suponía que debía hacer a continuación. Puede ver la ciudad a lo lejos, preguntándose de manera distraída si el humo y el sacudón de la explosión llamarían lo suficiente la atención como para bomberos o policías, bajando la vista para mirar las...sus manos humanas. Flexiona los dedos, tentativo, y tiembla cuando roza las costuras mayormente curadas en su cuello, sabiendo que se esta convirtiendo en una gran cicatriz que nunca podrá pasar desapercibida, y suspira con cansancio, moviéndose para levantarse y empezar a caminar. No tiene a donde ir, no un lugar seguro, ni amigos o algo por el estilo pero al menos, cree que en la ciudad tendrá más oportunidades. Solo...tiene que esconder que es diferente y raro.
Knight fue asesinado en una mesa de operaciones, Greg fue modificado hasta quedar quebrado y sin saber si puede alguna vez repararse a si mismo, pero de momento, solo queda él. Ni policía, ni humano, tampoco un perro o una mascota, solo un experimento que había luchado con uñas y dientes para escapar de su encierro, destruyendo este y al responsable en el proceso. No sabe que hará o que sucederá pero bueno, tendrá que vivir y ver.
Ese es el comienzo de Dogman.
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