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Cachorro Hiperactivo #3

Espero que les guste~

-La llamada más larga y agotadora de mi vida- Petey no pudo evitar suspirar para si mismo cuando al fin pudo cortar la llamada. Chief no estaba del todo sorprendido que algo raro y loco le hubiera pasado a Dogman, parecía algo muy común en su vida según el propio policía y el felino estaba dispuesto a ignorar las alarmas que eso encendía en su propia cabeza, pero si estaba molesto por haber perdido a su "mejor policía" en todo caso y prácticamente le había ordenado, entre gritos, que lo cuidara. La responsabilidad del actual cachorro estaba sobre los hombros del pobre y cansado gato que apenas podía cuidar de su propio hijo.

Petey tenía muchas ganas de dormir o de encerrarse en su laboratorio para dejarle todo el trabajo a su robot pero no confiaba en este y su propia conciencia era una porquería en momentos como ese, porque no se sentía capaz de dejar a ese robot suyo cuidando tanto a su hijo y al nuevo cachorro, no cuando este era tan fácil de convencer de alguna manera para que se uniera a los problemas.

-Ah, changos- se paso una pata por el rostro, lleno de cansancio, anotando en su mente la tarea de revisar ese odioso aparato que su hijo había comprado en espera de que tuviera un botón de reversa o algo por el estilo y de paso, revisar en internet si le podían hacer una devolución. Solo podía desear que su día no fuera demasiado loco o algo por el estilo, aun tenía algunas cosas que hacer si quería que le pagaran. Pero bueno, al felino no le quedo ora más que armarse de valor y levantarse de su lugar, dejando el teléfono ajeno sobre la mesa y saliendo de la cocina para poder ingresar a la sala, sacudiendo apenas sus orejas ante las carcajadas de su hijo que se mezclaban con gruñidos ligeros.

Enarca una ceja cuando logra ver a Li'l Petey, quien esta sentado en el suelo y ríe con diversión pura, sus pequeñas patas sosteniendo el extremo de uno de esos para perro que lucia como una especie de cuerda gruesa o algo por el estilo, mientras que en el otro extremo estaba Dogman, mordiendo aquella cosa, y retrocediendo con movimientos bruscos, gruñendo, arrastrando en el proceso al pequeño felino.

-Deberían tener cuidado- hizo una mueca ante sus propias palabras. La paternidad lo había cambiado lo suficiente como para que la preocupación saliera sin su consentimiento.

-Pero papá, Dogman hace esto todo el tiempo- Li'l Petey bufa, divertido, y soltando por accidente el juguete. El cachorro rodo hacia atrás ante eso, con un gemido ligero que se convirtió en un gruñido en cuanto noto que había logrado quedarse con el juguete, sosteniéndolo con sus patas y mordiendo tanto como pudo, su cola agitándose con animo.

-Dogman tiene dientes de leche ahora, no son tan fuertes como los dientes permanentes- suspiro, arrodillándose, y estirando su pata para acariciar la cabeza del gatito, cuyo rostro se ilumino con encanto al mismo tiempo que se apoyaba en el toque con un suave y dulce ronroneo. -Ser lindo no te salvara de tus problemas, niño- le informo con una sonrisa divertida, moviendo su pata para llegar a la nuca ajena y rascar suavemente, inclinándose para dejar un beso en la frente del menor ante el puchero que apareció en su rostro.

-Ya sé- aunque ya sabía que no había salvación para su castigo, se levanto para abrazar al mayor, quien lo alzo para acunarlo contra su pecho.

Dogman detuvo su jugueteo por unos segundos, removiéndose para poder estar sobre sus patas y sentándose, mirando al par de felinos por unos segundos, ladeando apenas la cabeza con un sonido ligero, lleno de curiosidad. No los reconocía al decir verdad pero sus aromas se le hacían lo suficientemente familiares como para mantenerlo contento, aunque eso no evitaba que sintiera que algo grande le faltaba en toda la situación. Sus patas se deslizan hasta que su pecho toca el suelo y apoya su barbilla sobre sus patas, haciendo un sonido triste, mirando a su alrededor, buscando algo que hacer sin interrumpir el pequeño momento del par.

Sus orejas se alzaron cuando un ruido lejano llamo su atención, resbalando apenas en su apuro por levantarse y dejando atrás todo a favor de saciar su repentina curiosidad, olfateando apenas en su camino, pudiendo oler algo en particular a lo que no podía ponerle nombre de momento. Apenas le presto atención al gran robot redondeado y de largas extremidades que que parecía estar haciendo algo en particular, abriendo la puerta y dejándola abierta al salir, los ojos del cachorro centrándose por completo en el ser que no tardo mucho en mostrarse. Una ardilla de cola esponjada que le devuelve la mirada fija por unos segundos, antes de que una especie de sonrisa se dibujara en su rostro y se diera media vuelta, moviendo su trasero como una especie de burla.

Dogman gruño, ladrando, corriendo tras el animal que soltó un sonido algo chillón antes de alejarse a gran velocidad. Ignoro que estaba saliendo el pequeño departamento y entrando a ese especie de jardín que había conectado a la puerta trasera, siguiendo sin pensar a la ardilla que se estaba trepando por esa especie de reja que le impedía llegar directamente a la calle de la ciudad. Estaba concentrado en el animal que se burlaba de él desde lo alto, mientras él se paraba sobre sus patas traseras y ladraba con fuerza. Tardo unos segundos en darse cuenta de que los dedos de sus patas delanteras se podían aferrar a la reja y es cuando empezó a trepar con torpeza, tembloroso pero dispuesto a vengarse del ser que se había burlado en su cara.

Y adentro, los felinos no tardan mucho en notar su ausencia.

-¿Dogman?- padre e hijo se separan, parándose, ambos mirando a su alrededor con los ojos bien abiertos.

-¡Dogman!- Li'l Petey luce al borde de las lagrimas de repente, angustiado por la falta de respuestas, corriendo para agarrar el juguete abandonado y levantarlo. -¡Vamos a seguir jugando, ven!- su labio inferior tiembla cuando el cachorro no ladra ni se aparece. -¡Dogman!-

-¿Dónde se pudo meter?- Petey frunció el ceño, molesto y preocupado por igual, también algo sorprendido de que el perro hubiera sido capaz de desaparecer sin hacer ruido alguno. Camina, notando de reojo como 80-HD parece estar haciendo tareas domesticas como siempre, pero fijándose en la puerta trasera que esta abierta y avanzando con grandes pasos ante el mal presentimiento que estalla de repente en su pecho. -¡Dogman!- sale y es cuando puede escuchar claramente los ladridos, casi corriendo al seguirlos, jadeando cuando logra ver que el perro esta en la cima de la reja y a punto de cruzar al otro lado. Siente que su corazón se acelera y su pelaje se eriza, con alarma y preocupación pura. -¡Oye, no!- tropezó un poco en su pánico y apuro, parándose de puntas casi, sintiendo un cierto alivio cuando sus patas lograron agarrar el cuerpo del cachorro antes de que pudiera llegar demasiado lejos. -Vamos, suelta la reja- ordeno y el perro gimió, triste por su fallido intento de seguir a la ardilla, pero termino por obedecer y el felino se permitió unos segundos para abrazarlo contra su pecho. -Eres un maldito- bufo con voz temblorosa y Dogman parpadeo, pudiendo oler el malestar y la angustia en el felino, usando sus patas esta vez para aferrarse al pelaje ajeno. Empuja su cabeza contra la mejilla del gato, emitiendo un suave sonido en su intento de consuelo, Petey apretando su agarre y devolviendo el gesto con un suspiro. -Me dejaras el pelaje blanco a este paso- miro hacia la vereda, donde la ardilla los miraba fijamente, y el felino no se contuvo en hacerle un gesto grosero, pudiendo ver la ofensa pura en la expresión del animal.

Cree que puede entender un poco mejor el odio del perro por las ardillas en ese momento.

-Bien, bien- tarareo para si mismo, dándole la espalda al animal de cola esponjada que parecía agitar una de sus patas en su dirección con ira o algo por el estilo, y empezó a caminar, sacudiendo bruscamente la cola, mientras sus dedos se aferrar un poco más al cachorro que se acurruca contra su hombro. Ya estaba planeando cerrar cualquier otra salida y guardar todo lo peligroso, sintiéndose ansioso. -Te juro que me las pagaras muy caro cuando vuelvas a la normalidad- murmuro, con Dogman solo soltando un suave y feliz sonido al restregar su mejilla contra el pelaje felino, agitando su cola con animo, ignorante de las palabras ajenas al parecer. Suspiro con cansancio y se adentro a su hogar, cerrando la puerta tras de si con llave, volviendo a suspirar al encontrar a su hijo que sollozaba con fuerza en el piso de su sala.

En serio, ya podía sentir que sería un largo y muy agotador día.

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