XXIII
El secuestrador era alguien con quien Hoshi jamás se imaginó cruzar, porque el secuestrador era alguien completamente extraño tomando en cuenta sus fetiches y su capacidad de llevarlos a cabo ¿Quién sería de entre todas las personas que conoció alguna vez? Quiso preguntarle a Woozi, pero las respuestas del rubio jamás llegaban y comenzaba a dudar de que algún día lo haría, porque llevaba tantas y seguía con la mente en blanco.
Una pequeña pelota era suficiente para entretenerlo, golpearla en el techo y la pared producía un sonido bastante agradable que le hacía recordar parte de su infancia, aventaba el pequeño objeto con fuerza para desestresarse, tanto que incluso llegó a golpearse con ella. Perdía energías y las recuperaba constantemente, porque no era estable y dudaba en llegar a hacerlo. Él no era como Woozi, su estado de ánimo cambiaba de tranquilidad a desesperación para finalizar en negación y cansancio, porque la esperanza de salir seguía ahí, aferrándose a ella había terminado con la paciencia de su compañero más de una vez.
¿Cómo era alguien capaz de pedirle que aceptara tal cosa? Porque Woozi lo hacía cada maldita hora de lo que se suponía era el día, cada momento en el que Hoshi lo intentaba ahí estaba Woozi como una conciencia siniestra que le insistía rendirse. No culpaba al bajito, entendía que despues de tanto había perdido la cabeza por completo, era triste verlo dormir varias horas, era triste ver lo pálida que era su piel y era aún más triste saber que Hoshi caminaba por el mismo camino, que llegaría hasta donde Woozi se encontraba y más lejos.
Woozi tosió con fuerza raspado su garganta y Hoshi giró para verlo, pero el rubio recupero la compostura regresando su vista al libro.
—¿estas bien?— preguntó con genuina preocupación. Woozi asintió sin siquiera mirarlo. —¿seguro?
—Estoy bien— Reafirmó Woozi. El silenció regresó en el pequeño cuarto. —Hoshi. — Y Hoshi respondió con un pequeño quejido, despues de todo podría acostumbrarse al apodo. —¿Qué fue lo que hiciste un dia antes de llegar aquí?
—¿antes de ser secuestrado?— pensó tratando de llegar a esos recuerdos un tanto borrosos. —Antes... Solo trabajaba, como todos los días, me levante y salí a trabajar...
Porque su vida era rutinaria y aburrida estando casi solo de dia y de noche con su jefe detrás de él... Aunque ciertamente prefería eso, porque despues de tres semanas comenzaba a enloquecer. Tres semanas faltando al trabajo ¿sus compañeros no deberían notarlo? ¿Alguien lo estaría buscando? De nuevo tenia un monton de preguntas y ninguna respuesta. Aunque olvidaba algo importante, algo que quizás debería tomar en cuenta.
En cinco capítulos esta historia quedara pausada por mi bloqueo. Para quien lea esto; ¿se imaginan quien es el secuestrados?~ (si es que no se me paso borrar en alguna parte que lo escribí)
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