— Doctor Wu...

— Llega a tiempo, Pasante Oh. 

Tragar en seco lastima mi garganta pero es lo único que logro hacer cuando lo tengo frente a mí.

Hace media hora que estoy aquí, tratando de estar en calma y tener toda mi inteligencia emocional intacta para cualquier cosa que pudiese suceder, y sin embargo....

¡ Siento que quiero lanzarme del último piso del edificio !

No entiendo, no comprendo como Kyungsoo logra entablar una conversación sin ningún miedo con este hombre, ¡¿cómo?! Apenas y puedo mantener mi mirada fija en su barbilla, agradeciendo que el doctor sea cuando menos unos quince centímetros más alto que yo. 

  — Tome, su hoja de indicaciones. Espero, no tener que decirle que viene aquí a hacer algo y no solo a seguirme cual perro faldero. 

Auch...

Juré escuchar de Minseok palabras como "es muy atento con sus pacientes", "estuvo hablándome de cosas comunes, nada más, incluso puedo decir que fue amable al presentarme con el director de Hematología, Kim Jonghyun*, un tipo agradable", ¿acaso me mintió? 

Tal vez lo hizo, porque la forma en la que su rostro se deforma al hablarme me hace sentir peor que antes.

La forma en la que arruga su nariz me hace pensar que apesto y quiero olerme, ¿huelo mal? ¿huelo a comida? No lo sé, y no lo sabré quizá nunca, porque él parece desviar su mirada de mi rostro tanto como puede y Dios que agradezco eso...aun cuando dentro de mí algo duele por su rechazo.

¿Qué hice para que me odiará así?

  — ¿Pasante Oh?

— ¿Ah? Oh, sí, yo tengo cla-claro eso, doctor. 

Asiente dándome una hoja que tomo con mis dedos, como si está fuera una especie de  carbón ardiendo, y por más que intento no tocarle, no sentir nada de su piel... mis dedos rozan, muy mínino, la piel del dorso de su mano. 

Quema.

Observo con expresión atenta, su cuerpo se tensa y como reflejo, como un acto de protección hacia algo que parece dañino, se aleja de mí mientras tanto, en por unos segundos siento como mis dedos pican y tienen ganas de seguir un recorrido hacia el resto de su mano. 

Estoy loco, muy loco. 

Trato con toda mi fuerza de voluntad alzar mi vista, pero no puedo, por más que quiero mi cuerpo se queda estático y mis labios se ponen temblorosos que solo atino a morderlos para calmar un poco de esta ansiedad. 

  — Hmp. 

Carraspea, ese sonido gurutal y tan grave es lo que me vuelve a mis sentidos, ¿ahora qué?¿qué sigue? ¿pido disculpas? ¿me hago bolita? 

¡Por Galeno!*

No sé qué hacer, por primera en mucho tiempo no tengo ni la más mínima idea de qué hacer porque esos ojos me están juzgando, siento esa mirada poderosa sobre mi cuerpo y no quiero verle porque temo que su oscuridad sea mucho mayor a la de antes y él de verdad, de verdad me odie como lo he estado pensando. 

'

— Revisiones generales, evaluaré, hmp, su desempeño en tareas básicas. Espero, que sea tan bueno como se espera. 

  — Sí.

Me mira de reojo por la respuesta tan pobre que he podido dar y pasa a mi lado con paso firme y el cuerpo tan recto que pienso es por incomodidad. Tan incómodo que parece negarse a verme. 

¿Y cómo no? Fuiste tú quien le bañó de comida y arruinaste su imagen ese día.  

  — Ellos, son tus pacientes en este momento. 

Llegamos a la zona de pacientes, donde por obra de Hipócrates, hay muchas personas. 

¿Ahora te gusta ver a las personas enfermas?

 Oh, no, no. Solamente que eso disminuye la presión de estar con él a solas, de pasar segundos a su lado con su imponente presencia. Porque sentía que si estaba un minuto más con él me iba a desmayar y sería una vergüenza aun mayor. 

Leo mi hoja de instrucciones y asiento, son cosas simples, la revisión básica del paciente, algo que he estado haciendo desde temprano porque es lo único que tengo permitido por ahora y hasta que el doctor Wu me apruebe. 

  —Mi bella señora Chang, buenas noches, veo que ha estado mejorando, ¿ya no siente la presión en su pecho?

 Su voz...su voz suena tan calmada, tan amena y amable. Esa sonrisa parece... ¡Dios mío! Está sonriendo, sonríe a una paciente que tiene casi las siete décadas de edad y problemas con su miocardio, y él, simplemente saluda y la paciente parece adorarlo que sus ojos brillan y toman su grande mano entre las arrugadas suyas. 

  — Oh, hijito, has sido un respiro en mi vida, gracias a ti me siento como nunca. 

— No, no diga eso, es mi trabajo. 

Y puedo jurar que guiña un ojo y la señora Chang suelta una risa coqueta. 

¿Esto es una broma? 

¿Él es el mismo doctor que hace unos momentos me miraba con tanto desprecio? ¿Es el mismo doctor que comentan tiene pésimo carácter con todos y parece el mismo diablo al enojarse? Sin duda, alguien me está jugando una broma o el galeno es más que un bipolar. 

Es su vocación. Es un médico de vocación. 

Cierto, médico de vocación porque siendo tan joven, para alguien que sea médico especializado y con toda la buena fama que tiene, debe tener tanto amor para estar trabajando en un hospital donde apenas y debe recibir un sueldo provechoso. Un hospital donde probablemente debe cubrir horas extras porque la cantidad de pacientes a veces es superior a la de los médicos. Y además, un médico que rechazó irse al extranjero para estar cuidando de personas que tienen los recursos justos para cubrir sus gastos pudiendo estar en el hospital de los suburbios.

Un sentimiento de admiración brinca en mi pecho y sonrío como loco al verlo, ahí platicando con la paciente que le regala sonrisas de agradecimiento y me doy cuenta de que quizá el doctor Wu no solo le ha dado un tratamiento a su problema, sino ha tenido que ver con el aspecto económico. 

Y me siento feliz, muy feliz porque veo su sonrisa. 

Ojalá sonriera para mí...

  — Señora Chang, él es el Pasante Oh, estará realizándole su revisión el día de hoy.

—Hola muchacho, ¡pero que bonito!, te ves tan joven...como cuando el Doctor Wu comenzó a atenderme, ¿lo recuerdas? Anda, ven cariño, seré una buena paciente. 

Lo veo abrumado y esta vez soy yo quien asiente y se acerca con confianza a la paciente que me ha lanzado un cumplido y sigue haciéndolo mientras tomo sus signos vitales. Me habla y cuenta de sus cuidados, cómo la ha pasado desde la operación y sonrío, me siento bien. 

Tal vez tiene que ver porque cuando la señora me aduló, el doctor Wu solo le regaló una sonrisa y tal vez, solo tal vez...pude ver algo rojizo sobre sus mejillas. 

Pero por alguna extraña sensación, mientras miro de refilo al doctor tomar lo que pienso es mi evaluación, siento que estoy demasiado emocionado y que esto apenas está comenzando. Que apenas llevo una media hora como máximo y todavía tengo en lista otros siete pacientes antes de dar la guardia por los pasillos de cuidados especiales, y terminar con un recorrido general con él. 

Porque apenas es lo primero, y por sobre sus la tabla de anotaciones, siento su mirada, una mirada tan penetrante que las palabras de la señora Chang se disipan de mi mente y un temblor invade mi cuerpo.  

Aun tengo mucho que hacer. 

Y él, su mirada, su ceño fruncido...me hacen pensar que este comienzo no será tan rosa cómo lo veo. 

  — Continuemos, pasante Oh. 

—S-Sí, doctor...

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 Hipócrates.*  Fue un médico de la Antigua Grecia, también llamado "el padre de la medicina"

Galeno.* Fue el príncipe de la medicina, sus estudios e investigaciones fueron impulso a nuevos avances en la medicina práctica. 

Ven que uso el nombre de médicos famosos para expresión de admiración, pánico y demás de Sehun, no lo sé, a mi me parecen divertidas, ¿a ustedes les gustan? 

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  Los puntos de vista de Sehun son más sinceros y mucho más inocentes, como él. Wu, es más tedioso y un tanto sucio...este fue el inicio de la ronda... ¿qué pasará con la segunda parte? 

Una vez más, amo todos sus comentarios ♥♥♥

Actualizó quizá muy rápido, pero me voy de viaje y no sé cómo será mi vida por esos rumbos. 

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Nueva portada...chanchan ♥ 

La hizo una persona que quiero con todo mi corazón, y quien me ayudó a crear este fic y la personalidad de varios de los personajes. 

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