Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Inmune


  — Esas son las nuevas actualizaciones de sus planes solicitadas por la Comisión Nacional. Estaré atento a sus dudas y comentarios. 


  — Mhp.


Asombroso, más trabajo fuera del quirófano, como sino tuviera el suficiente dentro de él. 


— Bien, pueden irse... Wu, escuché que tienes a alguien de la familia Oh a tu cargo, tengo altas expectativas de ese chico, quisiera conocer su reporte de rendimiento en cuanto lo tengas. 


Me levanto con pereza, no he tenido una buena mañana y no necesitaba que alguien me recordará acerca de mi pequeño problema, pero al parecer al supervisor Choi no le han dicho nada sobre ello. 


    — Cuente con él. 


No digo más y salgo, no tengo interés en dar más detalles de mi pasante, porque lo que menos quiero hacer es eso. Pensar en mi pasante. Ya suficiente con un domingo lleno de Jongdae y su recurrente discurso sobre "cómo conquistar a mi pasante".


Ah, pero el mundo es cruel y todo me lo recuerda. 


    — ¿Mala mañana, Wu?


— No, estaba perfecta hasta ahora...Luhan. 


Esa sonrisa burlona me hace pensar que Taemin no merecía todo mi mal carácter, quizá debí dejar pasar esos minutos de retraso y guardar mi veneno para este animal ponzoñoso.


— Oh, vamos, me han llegado rumores de que tienes nuevos pasantes y que hay uno en especial que tiene...ciertas características. 


Y mierda, que sus manos simulen la silueta de alguien con curvas hace que mi sangre comience a hervir y agradezca que mis  manos estén ocupadas con una carpeta. 


    — No es de tu interés quién sea o no mi pasante. 


— Oh Sehun. ¿No? El hijo de las cadenas de comunicaciones, había escuchado que dejó su familia por estudiar medicina, ¿te sientes identificado? Ah, no...espera... Sehun no fue un pobretón, tampoco fue una bestia agresiva en su facultad... Y por lo poco que le he visto, él tiene, un muy muy grande potencial.


Le ordeno a mi cuerpo a detenerse. Le insisto a mi cerebro que controle mi lengua y no dejé que yo ceda a tan infantiles provocaciones. Lo intento, pero no puedo dejar que ese cara de niña siga hablando de él, de mí que diga cuanta mierda quiera, pero no de Sehun, de él no. 

Y por un momento mi cerebro hace "clic" y me doy cuenta de mi pensamiento protector por el pasante. 


¿Qué pendejadas son esas Yifan?


    — ¿Qué pasa Luhan? ¿Te abandonaron tus amigos y quieres ir a comer con nosotros? Oh...espera... ¡Tú no tienes amigos!


    — ¿Amigos?, ¿alguien como tú, Kim?


— Por supuesto, cuando menos no pasamos el tiempo en nuestra oficina porque no hay nadie que nos soporte. 


Hay ocasiones en las que siento algo de afecto por Jongdae. 

El efecto que causa en Luhan es asombroso que este no sabe cómo responder, simplemente lanza un bufido y camina por el pasillo apretando los puños, y es claro, Jongdae siempre da en el punto clave con sus conversaciones. 


    — Animal rastrero, escoria de la vida, rata de dos patas...O sea, ¿cómo se atreve a proferir palabras sobre tu futuro novio?


Por eso he dicho que hay ocasiones en las que siento algo de aprecio por Jongdae, el resto, él mismo se encarga de mandarlas por el carajo. Justo como ahora. 


—  Sehun no es mi futuro novio.


    — Ya, no blasfemes campeón. 


— Jongdae.   


  — ¿Trajiste los condones? La ronda nocturna no se hace sola. 


— Kim Jongdae.   


— Yifan, Jongdae, no es por ser impertinente, pero tengo que comer algo, en unas horas tengo una cirugía. 


JongIn se mantiene inquieto con los dedos apretando su carpeta de cambios, una mucho más voluminosa que la mía y con la clara expresión de preocupación impresa. 

Claro, JongIn es incapaz de hacer redacciones coherentes. 

Un buen oncólogo, pésimo escritor. 

Aunque tampoco dejó de lado cierta paranoia en su mirada como tratando de ocultar su necesidad de ver algo, o más bien a alguien. Puedo imaginar a quién. 



    — ¿Es eso o que viste a tu pequeño búho acechado por alguien más?



— Jongdae, te juro que sino cierras el hocico en este momento, los niños tendrán una nueva piñata. 



    — Ok, ok... vamo' a calmarno'. Vamos a la cafetería a que veas a tu pequeño labios de corazón y Yifancio a su trasero de durazno. 


Yo solo no sé, cómo es que esta bestia puede ser médico, posteriormente recuerdo que es pediatra y que trata con niños, así que supongo su cerebro tiene que ser igual que uno de ellos. 


Trato de ignorar los comentarios entre los dos Kim sobre mi situación, incluso, finjo demencia cuando ellos aseguran que mis pensamiento se han comenzado a centrar demasiado en ese pequeño pasante porque la realidad me golpea, y agradezco a todos los cielos que no sean capaz de leer mis pensamientos mientras dejo las carpetas de los tres sobre mi escritorio y dispongo mi hora permitida para el almuerzo. 


Sin embargo, no puedo dejar de lado que Jongdae está cada vez más ansioso con el tema, tanto como Junmyeon quien ha tenido ha bien llamarme para completar la serie de absurdos consejos que el pediatra suele darme. 


    — No tengo intenciones de nada. 


Entramos a la cafetería mientras frunzo del ceño e intento no voltear a verlo, no por mi falta de educación, sino porque sé que notará mi extraño nerviosismo del tema y estará atacándome con ello. 

Comienzo a sentirme ansioso en cuanto la puerta se abre y no comprendo el porque de la mirada traviesa que esboza mi compañero hacia un serio oncólogo. 

Un poco, solo un poco desvío la mirada y en la mesa del centro hay cuatro personas, una de las cuales debe seguir temblando de pavor por la clase de cosas que le grité hace una hora, y claro, ¿qué clase de médico recibe indicaciones y no se digna a leerlas? ¿Es que acaso tengo que explicarles todo a ese trío de mocosos?


El trío donde está tu erección matutina. 


Claro, mi grandioso cerebro tiene tiempo de recordarme cuan doloroso fue despertar a las tres de la mañana con un dolor entre mis piernas que no pude calmar más que con mis propios meritos. 


Asqueroso. 


Asqueroso era el hecho de que intentar ver pornografía no funcionó, que mi mente divagó quizá demasiado y las escenas de alguien de apellido Oh, en condiciones nada puras y con ciertas necesidades impúdicas hicieron que mi miembro viril explotará de una buena vez después de casi un día despierto. 


¿Cómo osaba mi cerebro a crear gemidos con aquella voz siseante? 


    — ¿No vas a hablarle a tu pasante? 


— Jongdae, deja de golpear mis costillas. 


— Vamos Yifan, incluso se ve que se muere porque lo voltees a ver. 


JongIn cambió su expresión de frustación momentánea una un tanto confiada. ¿Acaso Kyungsoo tenía el control de su estado de ánimo? Hace un momento pude ver como sus hombros decaían y su puño se cerraba con fuerza por ver a Taemin sobre mi pasante de administración. 


Interesante situación entre tío y sobrino. 


Ignoré con mi fuerza de voluntad, una que casi está desquebrajada, el voltear hacia la mesa donde se encuentran mis pasantes. No. Ni por un mínimo motivo voltería a verlo. 


Verlo, ¿no es verlos? 


No, es verlo, no le daría a ese niño la oportunidad de ver algo de mi vunerabilidad hacia su persona. 


Hoy, después de ceder a mis deseos carnales, a los que he podido complacer, me reiteré una y otra vez a modo de promesa que no cedería a una estúpida oleada de deseo. Que mis manos se quedarían donde están y que mi nariz no tenía cabida en la curva de su cuello. Que mis dedos no dejarían ni una sola marca en esa pálida piel y mucho menos medirían su suavidad. 


Y ese olor, habría de encontrar alguna forma de volverme inmune a su olor, no importaba cómo, trataría con todo el sentido lógico que tengo de evitar darla más cabida a pensamientos con mi pasante, porque él no es más que eso...Mi pasante. 

Y con mi ridículo triunfo personal salí de la cafetería con esos dos insitiendo en que debería de voltear, en un JongIn rogante por volver a comer a la cafetería y un Jongdae curioso por mi especialista en hematología. 


    — Cuando menos hubieras informado que lo esperas puntual, no como a Taemin. 


— No tengo que informar nada. Ellos ya lo saben, y sino, pueden largarse. 


Y con este último pensamiento en mi cabeza cerré la puerta de mi oficina, por ningún motivo me apetecía probar bocado con alguno de esos dos. No por ahora, no por orgullo, sino por su propio bien y por eso que hacen llamar amistad conmigo.   


Hay cosas más importantes, cosas como el plan de cirugías programadas para la semana, el cambio de portafolios pedido por el supervisor Choi, cosas cómo construir una barrera aun más grande que la frágil que tengo hacia Oh Sehun. 


Una barrera que me permitiera mandarme hasta el más profundo infierno de Dante y lo mantuviera a él lejos, que lo alejará lo suficiente para no cometer alguna estupidez mayor durante la ronda. 


Y gloriosamente tengo ocho horas. 


Ocho cortas horas que se están escurriendo de mis manos, porque mientras camino con Minseok y hablo de forma casi mecánica sobre mis problemas con pacientes con coagulaciones en arterias, no logro concebir de dónde podré sacar más resistencia. 


Ocho horas que se esfuman cual humo, porque cuando menos quiero darme cuenta, mis manos ya están tecleando en mi computador las notas de mis dos pasantes, y estoy a unos minutos de encontrarme con el tercero. 


Ocho horas que de nada me han servido, porque en el momento en el que tomo el pomo de mi puerta y la abro, en el momento en el que estoy caminando hacia el área de atención a pacientes con casos de arritmia, sé que ya no hay más tiempo. 


Y que las ocho horas se volvieron nada, porque frente a mí, ahí...con esa bata blanca que debe llegar abajo de sus rodillas, con ese cabello castaño y esa posición casi recta...está mi pasante. 


Porque fueron siete horas con cincuenta minutos que deroché en nada, y justo ahora, mi ritmo cardíaco se altera y siento como las manos me sudan. Mis pies se mueven con una parsimonia torturante evitando a la persona que más he deseado tocar en mi vida. 


Y con esa misma parsimonia, él se voltea y sonríe con timidez. 


    — Doctor Wu...


Ya no hay nada qué hacer, más que rogar al cielo que me de paciencia, fuerza y tolerancia, todo lo que pueda porque mis pulmones se han atrofiado y reconozco esa fragancia al marearme...


Huele a moras, Oh Sehun huela a moras.   













Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro