Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. Do I wanna know?


Trece llamadas perdidas.

Trece malditas llamadas perdidas.

Y ochenta y dos mensajes de WhatsApp.

Oye pecas, ¿cuándo nos vemos?

Responde

Oye

¿Sabías q Piqué engañó a Shakira?

Krees k yo tenga oportunidad con ella?

Si miras el vídeo qt mandé sabrás de lo k ablo.

Mira este meme deh Shrecc.

A, y este d spaiderman

Son geniales

Queloque

Sķŕþțăædłđq öêųč ñďžwęācýř!!

Aki tienes tu dosis diaria d Doktor Lov, disfrútalo ;)

Abrir foto

Hace casi una semana que el señor muro y yo somos amigos.

Casi una semana.

¿Resultado?

Mensajes y llamadas diarias, a cada hora, y en todas partes.

Incluso mientras da clases tiene el descaro de mandarme fotos de sus manos, zapatos o abdomen.

Es que ¿cómo acepté darle mi número?

¿Cómo?

Claro, es insistente y manipulador. Ahora me hago la loca, como si no supiera que tiene un don para hacer que las cosas marchen a su favor.

Y no voy a mentir, lo bloqueé.

Como unas cuatro veces.

Pero siguió insistiendo en que lo desbloquee desde instagram, prometiéndome que dejará de spamearme y es que ¿por qué le creí?

¿Por qué?

Levanto la mirada del móvil molesta.

Enfrente mía se encuentra él mirándome desde lejos, tumbado en su silla como si no acabara de spamearme de nuevo.

Su mirada se cruza con la mía y me manda una sonrisa coqueta, seguida de un guiño.

No dudo en expresarle mi molestia con una mueca.

"Te voy a bloquear, " digo mediante señas, aunque no sé si me habrá entendido.

No me ando con jueguecitos y le bloqueo de inmediato.

La campana indica el fin de la materia, y también de la escuela porque es viernes a última hora.

Entonces salgo disparada de clases sin mirar atrás, mezclándome entre la multitud y rezando que mi "amigo" no me esté siguiendo.

De nuevo.

Como todos los días.

Y hoy parece que la suerte está de mi lado cuando estoy por cruzar la puerta de salida con éxito, pero claro, canto victoria demasiado pronto y acabo estampándome contra una gran figura varonil que se interpone con rapidez entre mí y la salida.

Retrocedo y suelto un quejido por el golpe que me llevé en el rostro.

Luego levanto la cara molesta, ya sabiendo a quién tengo enfrente.

El moreno me mira jadeando.

-¿Por qué me bloqueaste? -pregunta mientras se detiene a tomar aire. Sí, recorrer los pasillos para hostigarme es tarea difícil. -Ya es la cuarta vez esta semana. -se queja de brazos cruzados.

-La quinta. -lo corrijo.

Entrecierra los ojos molesto. -Lo que sea. -¿Why?

-No sé, tú dime. -me cruzo también de brazos. -¿Por qué me spameas, señorito? ¿Y qué chucha con las fotos que me mandas? ¿Te crees aesthetic o qué cosa? -Le reclamo.

Se apoya de la pared. -Fotos entre amigos. Tú también deberías mandar alguna. -sugiere, y todos sabemos a dónde quiere llegar.

-El día en el que te mande una foto será porque alguien robó mi móvil y probablemente esté en problemas. -aclaro sincera. -Espero que ese día nunca llegue.

Suspira resignado. Luego me mira.

-¿Quieres quedar este finde? -pregunta suplicante.

Lleva toda la semana insistiendo en que nos veamos. Incluso me mandó cartas a manos de Derek. Al principio pensé que eran nudes y cosas perturbadoras de las suyas, pero sólo eran poemas.

Poemas muy groseros.

E invitaciones a su cuarto, al gimnasio, e incluso al baño de la escuela.

Cómo lo odio.

Suspiro vencida. -Hoy miraré tele con Leah. Estás invitado. -digo resignada.

Sus verdosos ojos se iluminan, y veo cómo se dibuja una sonrisa en su comisura derecha.

-Ahí estaré. -dice y me guiña el ojo.

                                °°°

-Oye amiga, ¿está libre? -pregunta el moreno cuando se asoma a mi fila.

Quito mi bolso de diseñador del asiento y le hago un ademán para que se siente.

El bus arranca y comienza a sonar "Do I wanna know?" de Arctic Monkeys.

Have you got colour on your cheeks?

Ambos estamos callados como nunca, un silencio que extrañamente no es incómodo, sino que da una sensación de paz.

El doctor del amor echa su cabeza hacia atrás y cierra los ojos relajado.

-I dreamt about you nearly every night this week.

Lo miro distraída.

Como si supiera que le estoy mirando,  voltea hacia mí y se atreve a recorrer mi rostro con esos profundos ojos verdes.

Diantres, qué ojos más bonitos.

Lo miro desconcertada, pero no digo nada.

    "How many secrets can you keep?

      ′Cause there's this tune I found

That makes me think of you somehow

              And I play it on repeat"

Aparta su mirada y vuelve a posar la cabeza tranquilamente en el asiento mientras sigue cantando.

No es que me moleste, pero canta peor que el gallo de Derek.

Y eso es mucho decir. De veras mucho.

Pero como dije, ya no siento esa hostilidad de siempre por él.

Quizás sea porque ya mostró sus verdaderas intenciones.

O a lo mejor porque ya sabe que no me puede conquistar.

También puede ser porque ahora somos "amigos."

                                °°°

-Okey. A las ocho en tu casa. -sonríe eufórico.

-Sí. A las ocho y no ahora. -le advierto.

-Muak. -me manda un beso volador antes de voltear y largarse andando.

Es rico, trabaja en un hospital.

También fue boxeador.

Sus bolsillos deberían romperse de tanto dinero que tiene.

Entonces ¿por qué no tiene auto?

¿Por qué anda como si fuera un cualquiera?

Tiene permiso, parece que lo único que le falta es un cerebro.

¿Por qué no se compra un auto?

En fin, no es mi problema.

El único problema que tengo en este momento es cómo decidiremos qué ver en la tele, porque Leah no va a ceder, y yo tampoco.

-Conspiraciones satánicas sobre el Vaticano. -digo con firmeza.

-Godzilla vs King Kong. -me contradice la morena.

-Titanic. -sugiere Lalo y lo miramos extrañadas. -¿Qué? Está buena. -se excusa con una sonrisa apenada. -Además, ¿conspiraciones sobre el Vaticano? ¿Es enserio, Lavanda?

Lo miro ofendida. -¿Sabes qué pasaría si el Papa conquistara el mundo? Nos obligaría a tomar parte de sus rituales y para mí el satanismo no es una opción. -aseguro. -Por eso debo informarme sobre el tema antes de que sea demasiado tarde. -aclaro como si mi vida dependiera de ello.

-Pero qué dices. Eres el diablo en persona. ¿A qué le vas a temer?

-Eso.- se le suma Leah. -Veamos Godzilla vs King Kong y todos felices. Además no es satánico. -sugiere la morena, intentando convencernos.

Cooper cede al final. -Total, estoy con dos lunáticas que detestan el Titanic. -se queja dolido.

-No por ser chicas nos va a gustar lo mismo que al resto. -Le recuerdo porque parece que nos mete a todas en la misma olla. -Ya tengo suficiente drama en mi vida como para tener que soportar la de dos personas que se enamoran en un instante, viven un amor falso en minutos y luego mueren. ¿Hay algo más ridículo que eso? - pregunto juzgona.

-Sí, los documentales sobre el Vaticano. -replica decidido. Suspiro decepcionada. -Sin ofender, pero tus gustos son de marica. -me quejo y sus ojos se abren por el comentario.

-Eso es verdad. -dice Leah desde el sofá, poniendo su peli mientras nosotros discutimos.

Cooper suspira y se cruza de brazos. -Pensé que éramos amigos Lavanda, y los amigos no se dicen cosas hirientes. -me reclama, a pesar de no tener mucho sentido lo que dice.

-Los amigos más que nadie deberían decirse sus verdades, aunque parece que no sabes mucho sobre amistades. -contraataco con calma.

Cielos, no sabe nada sobre amigos.

Su mirada se oscurece, pero lo oculta rápidamente con un gesto indignado.

Antes de que pueda decir nada, me jala de la mano y se lanza al sofá conmigo, provocando que caiga en su regazo.

Tiene una de esas sonrisas burlescas y relajadas que lo caracterizan cuando me alejo veloz de sus brazos y le suelto groserías.

-¿Desde cuándo sois tan cercanos? -pregunta Leah al vernos.

¿Leah haciendo preguntas sobre amistad? No, tiene que ser una broma.

Esto es muy extraño.

-Desde que empezamos el curso, ¿no es así, amiga? -responde él y me da un codazo divertido.

Leah me mira en silencio. -No me dijiste que sois amigos hasta hoy. -suelta mientras atiende la llamada de su móvil. -¿Qué pasa chico? Estás estropeando mi momento lésbico con la novia. -se queja con seriedad.

Lalo contiene su risa divertido y menea las cejas en mi dirección cuando me ve bufar. -Todos se burlan de mí en esta casa. -me quejo cruzada de brazos.

Volteo hacia Leah, esperando un comentario hiriente o burlesco de su parte, pero sólo me topo con un rostro horrorizado y comienzo a sentirme inquieta.

-¿Qué pasa? -pregunto intrigada. Mi incerteza es captada por Cooper, quien nos mira muy atento.

Leah sale de su shock con rapidez y nos mira perpleja. -Tristan está en problemas. -suelta y reacciona. Se levanta con rapidez y se prepara para salir.

-¿Eso qué significa? -pregunto y comienzo a ponerme los zapatos.

-Está hecho mierda, se metió en una pelea. -suelta y abre la puerta de golpe. -Por cierto, tú conduces. Tomé hace rato. -aclara y me mira con seriedad, sin dejar de atender el móvil. -¿Dónde estás, capullo?

Yo y Cooper nos miramos preocupados. Noto su inquietud y veo cómo nos sigue con rapidez.

-¿Por qué no te llamó a ti? Eres su amigo. -pregunto con sospecha. Su amistad supera a la mía con Leah.

Cooper bufa. -Seguro quería conquistar a tu amiga y no sabía cómo. -se burla con media sonrisa mientras bajamos la escalera.

Por alguna razón ambos son más rápidos que yo y acabo quedando la última.

Los sigo con tanta prisa que acabo pisando mal una escalera, lo que provoca que casi caiga encima de Cooper.

Pero por desgracia caigo a su lado.

Ah, y me torcí el tobillo.

Dos en uno. Genial, hoy te estás luciendo Amanda.

Ambos se detienen y voltean al instante cuando escuchan mi quejido.

Cooper se acerca con rapidez y me levanta con facilidad, como si una pluma pesara más que yo.

Leah me mira preocupada.

Me agarro de sus fornidos hombros y lo miro adolorida. -Tendrás que encargarte tú, Cooper. -digo decidida y él me mira confundido. -Ve a salvar a tu amigo. -ordeno determinada y le ofrezco mi llave. -Me torcí el tobillo, ni de coña subiré así al volante. -me quejo cuando niega.

-Ve. -lo alienta Leah con seriedad. -Está en problemas.

Él me mira con extrañeza. -¿Segura que me dejas manosear a tu bebé? -dice divertido y le lanzo una mirada hostil. -Sólo ve antes de que cambie de opinión. -ordeno sentada en la escalera.

Le quita el móvil a Leah y desaparece.

Mi amiga me mira preocupada. -¿Te duele? -pregunta y manosea mi tobillo.

-No Leah, voy a bailar salsa para demostrarte lo bien que está. -me quejo indignada.

Ella me mira con su típica mueca de "soy amargada y no me importa lo que pasa a mi alrededor."  -¿Y qué tal la escuela? -pregunta de repente. La miro sorprendida.

-Es genial. Es grande, moderna y tiene una máquina de batidos. -Le aclaro emocionada.

Me analiza en silencio. -¿Hay algo más que quieras decir? -pregunta y mi pulso se acelera.

-¿Algo como qué? -pregunto.

Me sigue mirando con intensidad. -¿Por qué sois amigos? -pregunta, y es obvio que se refiere a Cooper. -¿Qué ganas con eso? -pregunta y se cruza de brazos.

Mierda, me conoce mejor de lo que creía.

Disimulo mi nerviosismo y le intento quitar importancia a la situación. -Nada. Aunque no lo parezca, Cooper es un chico genial. Él es amigable, divertido, y...

-Todo lo que detestas en un hombre. -me interrumpe.

La miro perpleja. -No, no lo creo. Él me cae muy bien, y... -Se levanta de golpe y entra al apartamento. Por primera vez en mucho tiempo la veo así de molesta.

Al final recibí una llamada de Cooper.

Encontró a Tristan, les dio una paliza a los perros que se metieron con él y vienen para acá para disfrutar de una noche de pelis en mi casa.

Aparentemente tuvieron una pelea hace un tiempo, pero no quieren hablar del tema.

Insistí en saber por qué se pelearon, pero ni en broma me lo dicen.

Lo bueno es que se reconciliaron.

Y mientras unas amistades se fortalecen, otras se quiebran.

                                °°°

-Y ahora somos amigos a cambio de que me apruebe el año. -declaro orgullosa.

Loto me mira emocionada, con una chispa de admiración. -Eres genial. -me halaga y de inmediato me sonrojo.

Me siento y tomo sus manos. -Amiga, es tan fácil hablar contigo. Siento que te puedo contar mis secretos más perturbadores y que no me juzgarás. Eres como un ángel guardián. -digo y la espachurro en mis brazos.

Sorpresivamente se queda quieta y no se queja.

Alguien toca la puerta y ambas nos miramos extrañadas. -¿Esperas a alguien? -pregunto y ella niega.

Abro la puerta y me quedo congelada.

-Hey Lavanda. -se abre paso al cuarto una Leah con media sonrisa, gesto que a mi parecer, no se vive para contarlo.

Trae una botella de Ruinart rosé y una caja envuelta en papel de regalo.

-Pasa. -digo irónica y cierro la puerta.

Cuando sus ojos encuentran a Loto enchina su expresión y la saluda en seco.

-¿Y a qué se debe esta visita tan repentina? -pregunto cruzada de brazos.

Voltea y me enseña una caja.

Por alguna razón mira mi pijama con escepticismo, así que ojeo en la misma dirección. -¿Es eso un autógrafo? -pregunta y señala mi camisa extrañada.

-Jaja, no. -respondo nerviosa cuando veo lo seria que está. -Sólo es un garabato.

Me mira severa mientras jugueteo con mi cabello nerviosa, y no tengo idea de cuándo el ambiente se volvió tan tenso.

Loto se excusa y sale de la habitación para darnos privacidad.

Ambas nos quedamos en silencio, una enfrente de la otra.

De repente suelta un suspiro que rompe el silencio, y aprieta sus ojos frustrada. -Es él, ¿cierto?

La miro confusa, sin entender a lo que se refiere.

-Tu profe es el boxeador, ¿verdad? -pregunta en un tono calmado y me sorprendo de lo rápido que lo descubrió.

-¿Qué? No. Esa teoría es lo más loco jamás dicho. Debería ser ilegal pensar eso. -exclamo alterada y la tomo de los hombros.

Aparta mis manos con brusquedad. -Si tan descabellado es ¿por qué tiraste todos tus pósteres de boxeadores? ¿Tal vez tu ídolo no es el tipo de hombre que aparentaba ser?

Niego una y otra vez, abrumada.

-Pero claro, luego lo aceptaste porque es tu ídolo y te vuelve loca, ¡pero me lo ocultaste para que no me ralle porque ahora ya no quieres a mi hermano! -exclama con cólera mientras agita sus brazos con brusquedad.

-¿Qué? Por Dios, ¡no! -niego sorprendida por sus comentarios. -¡Estás loca! ¿Cómo demonios puedes pensar que me gusta? -bramo furiosa. -No sólo lo odio a muerte, sino que amo loca y enfermizamente a Milo. ¿Qué demonios te pasa?

-¿Qué carajos te pasa a ti? Somos amigas, ¿no? ¿Por qué me ocultas todo? ¡Desde que entraste al jodido hospital parece que me estés evitando! -exclama y yo me sorprendo.

-¡No te estoy evitando! Eres mi mejor amiga, pero ¡no tengo por qué contarte todo! -exclamo alterada y ella me mira furiosa. -¿Tú por qué eres amiga de Tristan? ¡Yo no supe de eso hasta que me lo trajiste al apartamento! -Le reclamo y de inmediato se pone a la defensiva.

-¡No compares nuestras situaciones! A diferencia de ti, ¡yo no tengo nada romántico con él! -me contradice agitada.

-¿Y a mí qué? ¡Me lo ocultaste igual! -Le recuerdo y ella se agita más.

Retrocedo cuando me lanza la cajita a los brazos, y soy testigo de cómo echa humo cuando sale del cuarto.

El eco del portazo aún resuena en mis oídos.

Repámpanos, acabo de perder a mi mejor amiga.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro