21 de junio de 2015.

No podía volver al mundo humano. No aún.

Meredith me ha dicho que he recuperado la nostalgia por el mundo humano, algo que nunca jamás había sucedido con las almas del Otro Lado. Temía no poder volver.

Ahora que ya no podía visitar a mi familia, el transcurso del tiempo en esta sala negra se me hacía interminable. Las otras almas solo vagan por aquí, a veces algunas desaparecen, pero ninguna se relaciona con otra. Varias veces me he preguntado si las almas solo pueden comunicarse con el suicida que las trae aquí. Meredith asegura estar muy preocupada por mí, y me dice que mi figura cada vez es menos visible. ¿A qué se debe? Ni ella ni yo sabemos a qué. Hoy me llevará delante de todos los ''superiores'' del Otro Lado, para examinar mi caso. Solo pensarlo me aterroriza.

¿Quién, en su sano juicio, iba a imaginar que al morir seguirías vivo, pero en una realidad en la que no es necesario comer, dormir o beber? ¿Y en la qué solo pudieras hablar con suicidas sin rostro?

***

Los ''Sin rostro'', que durante toda la charla han tenido rostro (espantoso, cabe destacar), tampoco saben por qué cada vez soy menos visible. 

Me han llevado de nuevo a esa sala blanca, en la que mi figura de visualiza negra, pero esta vez en medio negro ha sido gris.

Me han aconsejado que intente volver al mundo humano.

Cerré los ojos y pensé.

Pensé en Jackie, en mi marido, en mis padres, mis alumnos, pensé en mi vida humana. Pensé luego en como fue mi accidente, en todo lo que habría dado por estar más atenta a la carretera, todo lo que habría dado por colgarle el teléfono al Señor Fredicksen y pasar de mi trabajo.

Pensé entonces, en todo lo que habría dado por volver atrás en el tiempo, por rescatarme a mí misma de una muerte segura y de un pase directo al infierno en el que se ha convertido mi ''no-vida.''

Cuando abrí los ojos estaba siendo arrastrada por el largo pasillo negro y luego, cayendo en el pasillo de la habitación 118, la del hotel en el que mi marido y mi hija se estaban alojando. 

O eso creí.

Cuando atravesé la pared, vi que la cama de matrimonio que había al fondo de la habitación estaba hecha, no se veían maletas ni ropa por ninguna parte. Todo estaba en perfecto orden. 

Bajé hasta la recepción del hotel y detrás del mostrador revisé los ordenadores, pero en ninguna de las pantallas había datos sobre la habitación 118. Intenté buscar algo, pero mis dedos atravesaron el teclado.

Estaba desesperada y sin saber que hacer, me dirigí a casa de mis padres. Puede que ellos hubieran acogido a Will y Jackie.

Cuando llegué, mis padres estaban cenando. El reloj de la cocina marcaba las diez menos diez de la noche. Escuché su conversación, hablaban, para mi suerte, de Will.

''Tenemos que desentendernos de ellos. Will ahora no es nada nuestro'', había dicho mi madre. 

''¿Y Jackie? La niña es nuestra nieta, no podemos desaparecer de su vida'', le había respondido mi padre.

Me quedé parada en mitad de la cocina, visualizándome a mí misma en ella.

''No podéis hacer eso'', dije cuando me había visualizado allí, y mi padre se había atragantado con el agua nada más verme. Solo alcancé a escuchar el grito de mi madre, porque inmediatamente aparecí frente a Meredith.

N/A:

¡BOOM! ¡Hola! ¿Qué tal todo? A nuestro parecer, las cosas están súper interesantes.

¿Qué creéis que le pasa a Courtney?

¿Qué le hará Meredith?

¡Las respuestas en la próxima página!

Sentimos muchísimo tardar tanto en actualizar, pero ahora mismo ambas estamos bastante ocupadas y apenas nos sobra tiempo.

¡Votad y comentad si os ha gustado, chicos!

Esta historia la escribo junto con mi amiga DarleneElla07.

Raquel.