30 de agosto de 2015.

Hoy Meredith ha librado a mi familia de la pesada carga que es tener un ser querido muerto. Estoy aliviada, puedo respirar con normalidad y el miedo ha abandonado mi sistema. No estoy sola, convivo en el Otro Lado con muchas otras almas que han pasado lo mismo que yo, o incluso peor. Eso es un consuelo.

A pesar de eso, no he ido a verles. Quiero esperar unos meses. No sé si necesitan situarse en su nueva realidad ni tampoco sé como han reaccionado a la modificación que Meredith ha hecho. Aún no lo comprendo, pero me hace feliz. 

31 de diciembre de 2015.

Estaba demasiado nerviosa. Había estado esperando casi cinco meses para verles. No sabía si serían felices, no sé si había funcionado la modificación de Meredith, ella no me había hablado mucho últimamente. Esperaba que sí. Sabía que sí, lo he esperado mucho.

Llegué al mundo Humano y aparecí en la habitación 118 del hotel de la ciudad. Una pareja estaba haciendo el amor frente a mí. Me apresuré en salir de la habitación y llegar a la casa de mis padres. Seguían viviendo allí. Lo confirmé en cuanto vi las decoraciones navideñas que mamá pone todos los años. 

Me adentré en la casa.

El comedor estaba mejor que nunca. El árbol de Navidad tenía las brillantes luces encendidas y un montón de adornos colgando de él. La mesa estaba puesta, llena de comida, y de personas. Mis padres, mis tíos, mis primos, todos estaban allí. Eran felices y no recordaban a su hija. Soy feliz por ellos. Por todos los que estaban en esa sala. 

No pude evitar llorar. Llevaba demasiado tiempo sin verles y lo estaba deseando. Me quedé con ellos una hora más. Escuchaba sus anécdotas, sus planes, todo. Mi prima se iba a casar. Espero poder estar ese día junto a ella.

Pensé entonces en Will y en mi hija, y les busqué. No sabía muy bien dónde, pero por alguna razón la rubia que compró mi casa vino a mi mente. 

Fui allí y entré. Los adornos navideños colgaban de las paredes, cerca de una de las ramas del árbol vi a Jackie atacar una bota de tela roja llena de dulces, con un niño sentado a su lado. Sonreí ante la escena. Jackie había cambiado. Estaba un poco más delgada y sus rizos rojos se habían pronunciado alrededor de su angelical rostro. Sus grandes ojos parecieron enfocarme, pero en realidad miraban a un punto detrás de mí. Me giré. Ahí estaba el, vistiendo un traje gris con corbata negra y camisa blanca, y a su lado, dándole la mano, una mujer con un vestido de lentejuelas verde. Era ella, Amanda Fredicksen, la hija del director del instituto en el que trabajaba. ¿Cómo es que no me fijé aquel día? Esa mujer era la que había comprado mi casa.

No estaba celosa, no lo estaba ni un poco. Me alegraba por ellos. Me quedé con ellos el resto de la noche. Amanda parecía la verdadera madre de Jackie, y es que ahora lo es. Escuché como conversaban, como se felicitaban la llegada del nuevo año y vi como se besaban. Como Will me besaba a mí. Me fijé entonces en sus ojos, que la miran como el lo hacía conmigo. Mis ojos se aguaron, pero era feliz. 

Will se había vuelto a enamorar, y no hay algo más bonito que eso: ver como las personas que más amas son felices, y que continúan adelante, cumpliendo sueños y metas.

N/A:

¡Hola! Planeábamos subir ya los agradecimientos pero, ¿sabéis qué! ¡No! Va a haber una sorpresa para la semana que viene. Hagan sus apuestas en comentarios ;)

Nos da mucha pena acabar con esto, pero esperamos que os haya gustado.

Esta historia la escribí junto con mi amiga DarleneElla07, seguidla.

¡Muchos y besos y saludos, chicos!

Raquel.