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59. Una cena

Y así fue mi nacimiento como meme. Ahora estoy en todos los post de Facebook, Instagram y Twitter, no puedo ni entrar a Tiktok sin que me aparezca algún fragmento de "Otra vez con mis ex". Incluso se están utilizando fragmentos de audios para hacer otros videos. De vez en cuando, hasta soy reconocida en la calle, pero no de buena manera. Nadie me pide un autógrafo, lo único que hacen es reírse tratando de que yo no lo note, o actuar como el video de Tiktok más de moda.

Es una pesadilla, y lo peor de todo, es que no tengo un hombro en donde llorar. Bueno, al menos, no un hombro masculino, que acaricie mi cabello y luego me desnude para hacerme olvidar todos mis problemas entre jadeos y gotas de sudor.

De todas formas, la manera en la que busco olvidarme del mundo no está tan mal. Me la paso metida en el apartamento de Héctor, donde ahora vive Lau. Entre los tres hemos gastado una buena parte del adelanto de las regalías del programa en cosas para Maximiliano Ibarra Oyola, el futuro bebé más consentido del mundo. 

Y aunque me divierto con su compañía y viendo cómo crece la pancita de mi amiga, extraño todas esas cosas que aporta una relación. El romance, el sexo, la intimidad, la confianza... Definitivamente no me gusta la soledad sentimental.

Laura se quedó dormida mientras le contaba las últimas peripecias de mi mamá y su novio de pesadilla, y si Héctor estuviera aquí, sería un buen hombro sobre el cual llorar mis desgracias. Pero él tuvo que ir a su universidad, así que solo me dedico a mirar por la ventana. 

Héctor vive en un barrio poco concurrido, pero la ventana de su apartamento da hacia un parque infantil bastante popular. Muchas veces se pueden ver a las mamás sentadas en una banca, probablemente quejándose de sus maridos mientras sus hijos juegan a ver quién se saca el moco más grande. De vez en cuando, las parejas pasan tomadas de la mano, mientras caminan al rededor de un pequeño humedal que atrae toda clase de insectos, pero que se ve bonito al atardecer.

Prefiero detallar a las parejas que a las amas de casa desesperadas. Hoy hay un hombre alto y fornido que sujeta la mano de una mujer delgada, más baja que él y con el cabello muy negro. ¿Nos veríamos así Óliver y yo si fuéramos pareja? 

Debería dejar de pensar en Óliver. No puedo perdonarle que me haya ocultado lo del programa, aunque en el fondo sé que no lo hizo a propósito, solo pensó que yo sabía y había accedido a poner mi vida privada en internet. ¿Cómo pudo pensar algo así? Creo que una de las razones por las que no le contesté ninguno de los cientos de mensajes de Whatsapp que me mandó en las últimas semanas, fue porque en realidad me dio rabia que no me conociera para nada.

Rabia y tristeza. 

Suspiro en un intento de pensar en otra cosa, o enfocar mi atención en cualquier ser humano, animal o cosa que no me recordara a Óliver, pero no sirve para nada. Saco mi celular, podría leer las noticias o hacer una clase de Duolingo a ver si recupero la racha que perdí por andar en una isla siendo engañada para que una marca conocida lucrara con mi intimidad, cualquier cosa menos entrar a ninguna red social. No soportaría ver otro meme de mí. 

O podría hacer algo mejor: hablar un rato con Samuel. 

Mensaje de Scarlett: 

Hola, vecinito. ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu hermano? ¿Sigue soltero? ¿Me extraña?

Borro las últimas tres preguntas y me regaño mentalmente, entonces envío el mensaje.

A los pocos segundos, recibo respuesta. 

Mensaje de Samuel:

Hola vecina!!! Estaba pensando en ti 😏

Mensaje de Scarlett: 

Ah si? Por qué?

Mensaje de Samuel: 

Porque quiero invitarte a cenar.

Siempre he sabido que soy su crush, pero ¿al fin se habrá animado a echarme los perros? Ay, no, romperle el corazón no es algo que me llame la atención ahora. Será mejor que sea muy cuidadosa con él, pero directa. Bueno, tal vez no tan directa pero que no le dé ningún tipo de esperanza.  

Mensaje de Scarlett: 

Samu... Sabes que soy muy grande para ti...

Mensaje de Samuel:

Ay, si jajajaja no estoy buscando chugarmami por ahora XD

Qué bueno que se lo tome con humor. Aunque, bueno, llamarme sugarmommy fue pasarse un poquito. ¡Si todavía podría ser un sugarbaby yo!

Mensaje de Scarlett:

Emoji de cara seria

Mensaje de Samuel:

Además, si quisiera una chugar buscaría alguien con más plata jajajaja

Ja, ja, ja. Super divertido el niñito este.

Mensaje de Scarlett:

Que bueno, qué se te ofrece entonces?

Mensaje de Samuel:

Khe? Pero si fuiste tu la que me saludó primero XD

Enciendo la cámara y me grabo torciendo los ojos. Estoy tentada a sacarle la lengua, pero no sería muy maduro de mi parte.

Mensaje de Samuel:

jajajajajaja Bueno, quieres salir a comer conmigo o no? solo en plan de amigos. Además, no es por romperte el cora, pero mi corazón ya tiene dueña

Mensaje de Scarlett:

Si pero lo malo es que ella no lo sabe XD

Mensaje de Samuel:

Eso fue totalmente innecesario

Ups, ¿será que lo hice sentir mal? Bueno, se lo merece. Aunque tal vez no tanto; me siento mal por él.

Mensaje de Samuel: 

Pero si quieres que te perdone, acepta salir conmigo a comer

Miro a Laura. Duerme tan plácida y profundamente que podría empezar una guerra mundial y ella ni cuenta se daría. 

Mensaje de Scarlett: 

Está bien. Dónde nos vemos?

Samuel me envía la dirección de un restaurante que dijo que le han recomendado mucho y que no es muy costoso. No es muy lejos de mi apartamento. Podría aprovechar después de la cena para de hecho ir a mi apartamento y descansar un poco ahí. Siento que ya ni siquiera vivo ahí, pero es que no estar se hace mucho mejor que tener que verle la cara a Abelardo. Ya nadie lo saca. Solo espero que hoy no tenga que encontrármelo y ver cómo a mi mamá le brillan los ojitos.

A veces me dan ganas de contarle por qué tuve qué hacer un calendario de ex.

Me levanto de mi asiento, busco mi bolso y salgo del apartamento de Héctor sin hacer mucho ruido. Le escribo a Héctor un mensaje diciéndole que voy a mi casa y que Laura parece la bella durmiente, a lo que él manda muchos emojis de corazones. A veces son tan lindos que se me sube el azúcar. 

¿Pero quién puede culparlos? No porque yo sea una solterona quiere decir que voy a empezar a odiar a todas las parejas dulces. 

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El restaurante es bonito y acogedor. No tiene muchos lujos pero está muy bien decorado, es como una mezcla entre lo vintage y lo moderno que le da un estilo único. Samuel me indicó que reservó la mesa trece, así que después de preguntarle a un mesero, soy guiada hasta el fondo del restaurante, a una mesa que tiene un letrerito con el número trece, pero que está vacía. 

—El caballero que reservó la mesa me pidió que le trajera una copa de vino mientras llegaba —dice el mesero cuando tomo mi lugar.

Estoy muy, pero muy confundida. Samuel dijo que no quería nada conmigo, y le creo, porque nunca antes había intentado seducirme, o si quiera coquetear. ¿Entonces el vino...?

Espero que no haya cambiado de opinión, porque eso de estar sola para descubrirme a mí misma y todo eso, no es lo mío. En este momento podría convertirme en la novia del mesero si él me lo pidiera. 

Acabo la copa de vino más rápido de lo que quería, aunque traté de evitarlo. El problema es estar sola y aburrida; cada sorbo es el único entretenimiento que tengo y ya empiezo a sentirlo en mi cabeza. "Sola y aburrida", dos palabras en las que pienso mucho ahora. 

No suelo beber vino, pero hoy he pedido dos copas más. Aunque soy buena para beber otros tragos y nunca me hacen efecto, siento que estas copas me han puesto demasiado feliz. ¿O es por eso que nunca tomo vino? ¿Porque me coge muy rápido? Ya no lo recuerdo, lo único en lo que puedo pensar es en que he perdido mucho tiempo en mi vida bebiendo otras cosas que no sean este vino. Está delicioso.

Sin embargo no quiero quedarme toda la noche aquí, tomando sola como una jubilada. Llamo a Samuel para preguntarle si se demora mucho, y lo único que me dice es que ya está muy cerca, que tenga paciencia. No, mi amor, lo que tengo es ganas de verte, o de hablar con alguien al menos. 

Levanto mi mano para llamar al mesero, pero nadie me ve. Me pongo de pie y siento algo extraño, aunque lo bueno es que logro que el mesero me atienda. 

—¡Señorita, tenga cuidado! ¿Está bien? —pregunta el preocupado muchacho, mirándome con sus grandes y hermosos ojos.

—Claro que estoy bien, pero gracias por la preocupación. ¿Cómo te llamas? —Trato de mover mis pestañas lo más rápido posible, leí en alguna parte que es una buena forma de coquetear y llamar la atención de tu hombre.

—Brayan. ¿En qué le puedo servir?

—Uy, Brayan... en muchas cosas... —Levanto mis cejas varias veces, leí que también era un gesto coqueto. ¿O lo vi en alguna película?

—¿De... desea más vino? —tartamudea con sus bonitos labios.

—¡Pues claro! Pero siéntate aquí. —Corro la silla que se encuentra a mi derecha—. Y me acompañas.

—Señorita, no puedo hacer eso.

—Acércate.

Me mira con una extraña expresión cuando entrecierro mis ojos y muevo mi dedo índice para que se acerque a mi rostro. 

—Acércate, no seas tímido.  

El muchacho resopla y lo piensa unos segundos, pero ante mi insistencia, finalmente se acerca.

—Los meseros lindos como tú pueden decirme Scarlett.

A pesar de que todo está muy oscuro, puedo notar un poco de rubor que sube a las mejillas de Brayan. No recuerdo nunca haber sido así de coqueta, pero se siente bien. A lo mejor es una nueva faceta que estoy descubriendo de mí. No creo que tenga nada que ver que llevo meses sin compartir mi cama y mi vida con nadie, y mucho menos a las copas de vino que me tomé casi de un sorbo, sin haber comido nada antes. 

—Ya... ya le traigo su vino, Scar... señorita. —Se va más rápido de lo que me hubiera permitido refutarle el uso de la palabra señorita. 

Y otra vez me encuentro sola. Sola en una mesa donde espero a un adolescente con el que jamás podría tener nada romántico, porque lo veo como el hermanito que nunca tuve. Qué vida tan triste la mía. Ahora no soy solamente la novia de alguien y ya, soy el hazmerreír de internet gracias a mi éxito siendo estrella de reality y meme. 

Unos minutos después, el mesero regresa con la botella de vino y vuelve a llenar mi copa.

—Brayitan... ¿pediste permiso para sentarte a beber conmigo? Por que si no es así no te recibo más —digo tratando de sonar todo lo sexi que puedo.

—Gracias a Dios —susurra el muchacho, pero yo lo escucho claramente. Creo que el vino me agudiza el oído también—. Señorita, ¿algo más que se le ofrezca? ¿Algo de comer? ¿Un sal de frutas? ¿Una bomba?

—Ay, Brayan, ¿te parece que estoy borracha? Como se nota que no me conoces borracha de verdad... pero eso puede cambiar si quieres...

—Con permiso, debo atender otra mesa —dice y sale disparado como en los dibujos animados.

Lo que me gusta de que se vaya es que puedo admirarle el trasero con más facilidad. Es lindo y tonificado y me recuerda a alguien y...

—Hola, Scarlett —escucho una voz familiar y doy gracias porque al fin tendré alguien con quien hablar, ya que el Brayan no me colabora. 

—¡Hola, Samu...! —Me levanto de mi asiento y giro para saludarlo, pero me doy cuenta de que no es a quién esperaba, aunque sí es una persona que se parece mucho a él. 

Y sé que si no fuera por las tres copas de vino que me ha traído Brayan, mi reacción habría sido sorprenderme, ponerme nerviosa y querer salir corriendo, pero en lugar de eso, rodeo con mis brazos a Óliver, para luego acercarme a sus labios y plantarle el beso más desesperado que he dado en mi vida.

Un beso que tarda demasiado en ser correspondido. 

Hola!!! Algo demoradito este capítulo pero aquí está. 

¿Les gustó? 

Espero que sí!! Las quiero.

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