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19. Una noche con magia

¿Querrá que vayamos a una discoteca?

¿Algún plan al aire libre? Tiene más sentido lo de "aprovechar la luz de la luna".

¿Ir a un motel? Ay, Dios...

¿Hacer algún ritual de magia en un bosque, estilo Jóvenes Brujas? Me lo imagino con una bata hasta el suelo, al rededor de una fogata, invocando a algún espíritu...

Mejor volver a lo del motel. Aunque sinceramente no creo que sea eso.

¿Y sí es hacer un ritual invoca-espíritus en un motel?

—¿Qué piensas? Estás muy callada.

«Ay, mejor ni te digo lo que pienso, qué oso».

—Nada, solo... Me pregunto a dónde me llevas.

Hace un movimiento rápido del volante y entra a un drive-in de McDonald's.

—Bueno, antes que nada, vamos a comer. Necesitamos alimentarnos bien.

Cada vez la posibilidad del motel me parece más real. Aunque para invocar espíritus también debemos tener energía.

«Basta ya con lo de los espíritus, tonta».

Ordena dos hamburguesas en combo -ni siquiera sé de qué las pidió pues estoy demasiado ansiosa / nerviosa como para prestar atención a los detalles-, me las entrega y continuamos nuestro desconocido camino.

—¿Y dónde vamos a comer? —El olor de las hamburguesas es irresistible. Comienzo a abrir una de las cajas, hasta que siento un pequeño golpecito en la mano que me asusta.

—¡Quieta! Todavía no vamos a comer.

—¡Pero tengo hambre!

—Ten paciencia...

—Pedirle paciencia a una persona hambrienta no es muy inteligente, amigo —respondo enojada.

Se ríe con ganas y esa risa me trae recuerdos de unos tiempos muy felices.

—No cambias —afirma de buen humor.

—¿Cómo que no? Gracias a ti, ahora estoy más hambrienta que hace media hora.

-Esperar hace que la experiencia sea más satisfactoria, ¿no lo sabías?

—¿Quién eres? ¿Christian Grey? —pregunto con tono sarcástico.

—¿Quién?

—Oh, por Dios, ¿no sabes quién es Christian Grey?

—¿Algún ex tuyo?

Suelto una carcajada.

—Ojalá. —Tomo aire para poder explicarle y sacarlo de su ignorancia-. Es el protagonista de un best seller erótico que estuvo de moda hace poco. Cincuenta sombras de Grey.

—Ah -ríe—. Pues no, no tenía ni idea, y el libro jamás lo había escuchado. No me gusta la literatura erótica. Yo soy más visual.

—No me digas que te volviste un aficionado al porno...

Ambos reímos. Algunas veces llegamos a ver juntos películas xxx pero no era una actividad que disfrutara solo. O por lo menos eso era lo que me decía a mí.

—Bueno, en ocho meses muchas cosas cambian... Y sí, de vez en cuando navego por aguas turbulentas en internet...

—¡Ay, Dios! ¿Qué tan turbulentas? No me digas que la categoría que eliges es Incesto... o peor aún, Milf...

Primero me mira como si estuviera loca y luego ríe con ganas. Llevamos ya un buen tiempo andando, el tráfico no está tan pesado y llevamos un rato recorriendo una zona que no reconozco.

—Te digo mi categoría favorita si me dices la tuya.

—Ja, yo no veo porno —miento.

—Okay, entonces la mía es reserva del sumario. Y para no ver porno, conoces muchas categorías...

¡Diablos! Toda la sangre de mi cuerpo sube a mi cara, debo estar más roja una cereza. Y ahora que llegamos al tema, me genera bastante curiosidad saber cuál es la categoría que ve.

Se detiene en un semáforo de una zona que no reconozco y saca de su bolsillo una tela negra. Me la muestra y me pide que cierre los ojos.

—¿Para qué? —pregunto nerviosa.

—Para secuestrarte sin esforzarme mucho.

«¿Será que su categoría favorita es "Secuestros"?»

Mi mirada se fija en sus ojos y las palabras no me salen. Él suelta una carcajada y se acerca a mí para ponerme la tela sobre los ojos.

—Déjate sorprender. ¿Confías en mí? —susurra.

Asiento y él me venda los ojos. Dios, estoy tan nerviosa. Pero él es así. Siempre hace cosas especiales por los demás. Sus dedos tibios rozan mi piel y vuelve la sensación de descarga eléctrica que me recorre todo el cuerpo. Me trae recuerdos de cuando nos conocimos.

—¿A dónde me llevas?

—Shhh, no tiene sentido que te vende los ojos si te voy a decir a dónde vamos...

—Pues sí pero... No me vas a llevar a un motel, ¿verdad?

Se ríe con verdaderas ganas.

—Oye, pues me das ideas... Pero no, vamos a un lugar mucho mejor que un motel.

¿Mejor? Eso tendría que ser todo un paraíso, como la ducha de la casa de Chris Evans o Henry Cavill, porque la idea de ir a un motel con Adrián es bastante tentadora.

Durante el camino siento curvas y más curvas, y me da la sensación de que vamos por un camino cuesta arriba. A los pocos minutos, el carro se detiene y Adrián me indica que me ayudará a abrir mi puerta.

Dicho y hecho, se abre la puerta de mi lado y Adrián me toma la mano para ayudarme a salir. Luego toma mi otra mano y me hala un poco para que empiece a caminar. Me cuesta avanzar sin tratar de palpar lo que tengo al frente, o sin cuidar mis pasos para no llegar a tropezar.

—Cuidado -susurra. Me detiene a unos pocos pasos del carro-. Espera aquí un momento.

Oigo pasos sobre césped y la puerta de un carro que se cierra. Luego unos brazos me levantan y me toman por sorpresa. Dejo escapar un grito y escucho la modesta risa de Adrián muy cerca de mí. Siento como me pone sobre algo frío.

—Ya puedes ver.

Quito la venda de mis ojos y me asombro al ver las luces de toda la ciudad frente a mí. Estoy sentada sobre el capó de la camioneta de Adrián, en un mirador, solo nosotros dos, rodeados de árboles y una Bogotá que se ve llena de vida con todas esas lucesitas moviéndose. Luego miro hacia arriba y veo un cielo muy despejado, cuya luz de luna cae sobre nosotros.

Se acerca a la puerta del copiloto y saca la comida, me pasa una de las cajas y una gaseosa. Luego saca la suya y se sienta a mi lado, sobre el capó.

Bon apetit —dice.

Pareil por toi.

Oh lá lá, señora francesa... -ríe—. ¿Desde cuándo sabes hablar francés?

—Desde que descargué Duolingo en mi celu.

No me pregunta nada más porque ya tiene su boca llena de hamburguesa. Comemos en silencio por un rato. En el carro suena una canción de Coldplay que no reconozco. A este hombre le encanta esa banda.

Magic.

—¿What? —pregunto.

—Así se llama la canción. Es del 2014.

—¿Y cómo sabes que no la conozco? —Trato de aparentar que sí conozco la canción.

—Porque yo la conocí hasta el año pasado. No es uno de sus éxitos más comerciales, pero es una de las mejores. Habla de la magia que sientes cuando estás con otra persona, de las cosas que te hacen creer nuevamente en lo imposible.

Le doy un sorbo tan fuerte a mi gaseosa que hago sonar los hielitos. Lo que sea con tal de que la cosa no se ponga demasiado romántica.

Adrián deja escapar una media sonrisa y también toma su gaseosa. Al darse cuenta de que ya acabé la hamburguesa, me recibe la caja y la pone junto a la suya, en el suelo. Se recuesta sobre el vidrio del carro y suspira.

—Te dije que esperar valía la pena. Dime que no te supo mejor esa hamburguesa.

-También me dijiste que aprovecharíamos la luz de la luna -respondo-. ¿A qué te referías?

-¿No es evidente?

Vuelvo a tomar otro sorbo pero lo hago con tanta fuerza, que un pequeño hielo se va por el pitillo y empiezo a ahogarme. Adrián se levanta con rapidez y empieza a pegarme en la espalda, pero se preocupa mucho y me pega demasiado fuerte.

-O... o... oye... me... es... tás... lastimando.

—¡Lo siento! Pero al menos no te estás ahogando. ¿Ya estás bien?

Asiento y, para tranquilizarlo, me recuesto sobre el parabrisas, como él estaba hace unos minutos. Él hace lo mismo.

—La pregunta no era solo por si ya no estabas ahogada... —continúa—. Te preguntaba si ya te sientes mejor de lo que te sentías esta tarde. O toda la semana.

Guardo silencio por unos segundos, me sorprende que sea tan receptivo.

—Sí, ya te había dicho que ya me sentía mucho mejor de la gripa.

—No era gripa, Scarlett. —Gira su cabeza y me mira fijamente—. Estabas triste.

Luchando contra todo lo que mi cabeza dice que no debería hacer, lo miro también.

—Bueno... Ya que me conoces tanto creo que no tiene sentido decirte mentiras. Acabo de terminar con mi novio.

—Lo imaginé. ¿Quieres hablar de eso?

—No sé... La única que sabe es Laura.

—Bueno... si quieres hablar de eso, ya sabes que siempre te escucho.

—Creo que ahora lo que de verdad quiero saber es... si te encontraras la lámpara de un genio, ¿cuáles serían tus tres deseos? —Cualquier tema es mejor que "ese" tema.

Una sonrisa se dibuja en su cara y luego mira hacia las estrellas, pensativo.

—El primero, creo que sería... ganar dinero sin tener que trabajar.

—Uh, sí, ese es bueno.

—El segundo... —entrecierra los ojos, lo piensa de verdad— que la selección Colombia ganara un mundial.

—Oye, concede deseos, no hace milagros.

—¡¿De qué hablas, mujer?! Tenemos un buen equipo ahora.

—Digamos que sí, si Falcao o James no se lesionan... ¿y el tercero?

—Ay, las mujeres solo conocen a esos dos jugadores. Son buenos, pero tenemos más. Y mí tercer deseo sería... Que nadie volviera a hacerte daño... —Abro mucho los ojos cuando lo dice, no puede evitar reír—. No es cierto, pediría porno gratis. Mucho porno gratis.

Me río con mucha fuerza.

—Ya hay muchas páginas con porno gratis... —aseguro.

—¿No que no veías porno?

Ups...

—Bueno, pero ¿cuál es la fijación de los hombres con el porno y el fútbol? Hay más cosas en la vida... —Hago un pequeño cambio de tema, uno muy sutil, por cierto.

—Pues es como el maquillaje y las comedias románticas para las mujeres.

—No a todas las mujeres les gustan esos temas —refunfuño.

—Y no a todos los hombres les gusta el porno y el fútbol.

—Pero a ti sí.

—Y a ti te gustan el maquillaje y las comedias románticas.

Nos reímos juntos y nos quedamos en silencio un rato. Han llegado más carros a acompañarnos, a pesar de lo fría que está la noche. Pero a pesar del clima inclemente, me siento muy a gusto.

When you try your best but you don't succeed
When you get what you want but not what you need
When you feel so tired but you can't sleep
Stuck in reverse

—Me encanta esa canción —digo rompiendo el silencio.

Adrián se levanta con rapidez y me ofrece su mano.

—Bailemos —dice con una gran sonrisa.

—¿Qué? ¿Y eso cómo se baila?

—Yo te guio...

Me mira tan entusiasmado que soy incapaz de decirle que no. Me bajo del carro y dejo que Adrián me abrace. Él acomoda mis manos sobre sus hombros y me rodea con sus brazos. Empieza a moverse de un lado a otro y yo lo sigo.

Lights will guide you home
And ignite your bones
And I will try to fix you

Comenzamos a cantar en susurros. Siento su mirada sobre mí aunque yo no soy capaz de mirarlo a él. Imágenes de lo que pudo haber sido nuestra vida si hubiéramos tomado otras decisiones empiezan a llegar a mí.

Si no hubiéramos perdido el bebé.

Si yo hubiera dicho que sí.

Una lágrima amenaza con salir de mis ojos, pero ya no tiene nada que ver con las estúpidas razones por las que sufrí la última semana. Ahora un pasado más lejano me hace ponerme sentimental, pero logro contenerme a tiempo para que Adrián no note mí estado de ánimo.

—A veces la vida no es fácil -dice. Sin dejar de bailar, me suelta y usa su mano para levantar mi rostro y obligarme a mirarlo—. Pero, Scar, siempre estaré dispuesto a hacerte sonreír.

Ahora lo que no puedo disimular es mi felicidad. La canción termina y me abraza fuerte. Regresamos al carro, dónde me propone llevarme a mi pues ya es tarde y podemos enfermarnos.

Ya entre mis sábanas, no puedo dejar de pensar en Adrián y esta noche tan bonita. No hubo besos, nadie se sobrepasó, pero por primera vez en toda una semana me sentí feliz.

Mensaje de Adrián:

El objetivo era subirte el ánimo, pero soy yo el que ahora está feliz 😁

Tengo una sonrisa de Barbie Malibú que no me la puedo quitar.

Mensaje de Scarlett:

¿Por qué? ¿Qué fue lo que más te gustó de está noche?

Mensaje de Adrián:

La charla sobre porno 🤣

Definitivamente a este hombre algo le pasó con los emojis. Me asombra que los use en cada mensaje.

Mensaje de Scarlett:

A mí también 🔥

Mensaje de Adrián:

😏 No digas eso que me enamoro. Otra vez.

Me quedo como tonta releyendo el último mensaje una y otra vez. Las mariposas que sentí por él por primera vez hace casi tres años, resucitan como pequeños fénix que revolotean en mi estómago.

Mensaje de Adrián:

En realidad lo que más me gustó fue el baile. Gracias por bailar conmigo.

Mensaje de Scarlett:

Gracias a ti por todo.

Respondo de inmediato pero me cuido de no demostrar mucho lo que estoy sintiendo. En realidad, me encantaría escribirle que la noche fue perfecta y que volvería con él sin dudarlo.

Pero soy muy cobarde y aún no estoy segura si la actitud de Adrián es algo más que amabilidad.

Por ahora, no analizaré mucho ese tema. Lo importante es que me siento feliz, y que por primera vez bendigo mi calendario.

¿Qué les pareció? La canción que bailan es Fix you de Coldplay.

Gracias por sus votos y comentarios. Valen mil 😘😘😘

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