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17. Un Jack Daniels

Llego a mi casa con el ánimo por el suelo, a pesar de que pasé un momento muy divertido con Lucas, imaginando las mil y una opciones para vengarme de Álvaro por terminarme. Fue como el kamasutra de las venganzas para los ex. 

Pero yo no soy así, yo soy incapaz de vengarme de alguien. Nunca, ni siquiera con Enzo, o cuando descubrí lo de Axel, hice algún plan para hacerle daño a alguien que alguna vez quise. 

Dejo mis cosas en el suelo de mi sala, sin preocuparme por cómo quedaron. Me tiro en el sillón y estoy entrando a revisar mis redes sociales en el celular, cuando recibo una llamada. 

—Hola, mamá. ¿Cómo estás?

Hijita, ¿pues cómo voy a estar? Preocupada por ti. Hace mucho no me llamas —se queja la mujer.

—Ay, mamá, he tenido tantos trabajos de la U. Pero sé que no es excusa, lo siento.

Bueno, Silvita. Lo importante es que estés bien juiciosa con tus trabajos. ¿Te está yendo bien?

«Si supieras por todo lo que he tenido que pasar». Pero no estoy de ánimo para hablar de eso ahora.

—Sí, mami. Me faltan pocos trabajos por entregar y conoceré la libertad. Aunque luego tendré que empezar a buscar trabajo. 

Por eso no te preocupes, hija. Recuerda que te seguiremos mandando el dinero para que pagues todas tus cosas. —«Así quién necesita sugar daddy. Aunque bueno, ahora que estoy sola, podría empezar a buscar...» —¿Y cómo está Álvaro?

Nunca me pregunta por él, pero justo hoy, sí. Quiero tirar el teléfono por la ventana. Quiero ir a buscar a Álvaro por cielo y tierra y partirle otro palo en la cabeza por terminarme y hacerlo justo antes de que mi mamá me pregunte por él. Y lo peor, quiero volver a llorar.

—Terminamos.

Ay, hijita... No es que ese muchacho fuera santo de mi devoción, pero lo siento mucho. Pero mira lo positivo, ¡ahora puedes volver con Adriancito!

—Mamá... La verdad, no tengo cabeza para eso ahora.

—¿Y qué pasó?

—Diferencias irreconciliables.

—¿Dejaba la tapa del inodoro arriba, verdad? Ay, porque mira que varias veces he estado a punto de divorciarme de tu papá por ese pequeño detalle...

—No, mamá, no es por eso... Pero hablemos de otra cosa...

—¿No tenían los mismos gustos musicales? ¿No le gustaban las películas románticas?

—No...

—¿Prefería a sus amigos que a ti? O peor ¿prefería a su mamá que a ti?

—¡Que no! —La mujer no se rinde. En estas cosas es muy insistente. Si le hubiera contado que me desahuciaron y después que Álvaro y yo terminamos, estoy segura de que solo me hubiera preguntado por lo de Álvaro.

—¿Te puso los cachos? Te lo pregunto como última opción porque la verdad no creo que encuentre otra pendeja que se lo aguante...

—¡Le dije que lo tiene chiquito! —Hasta que al fin logra colmar mí paciencia.

Primero suelta una carcajada y, cuando al fin logra volver a respirar, trata de darme ánimos... A su manera.

Silvita, en una relación lo que importa es que se quieran, y que firmen un acuerdo prenupcial antes de casarse. El sexo es lo de menos...

—Lo dice la mujer que a mis dieciocho años me llevo de compras a un sex shop, y me traumó de por vida.

Ay, no seas exagerada. Mira que todas las cositas que compramos debieron servirte mucho. O por lo menos a mí sí. Por ejemplo, el otro día estaba tu papá...

—¡Iugh, iugh, iugh! ¡Les pago una nueva luna de miel si cambiamos de tema!

—Está bien. No me meteré en tu vida sexual... Por ahora...

—Mamá, debo colgar... —No tengo ánimos para seguir con esta conversación.

—Bueno, hijita, ve a llorar la tusa. Pero solo hoy; mañana llamas a Adrián y le dices que otra vez estás solterita y a sus órdenes.

—Te quiero, mamá. Adiós.

Cuelgo la llamada antes de que ella pueda responderme. Sé que lo único que busca es sacarme una sonrisa —o mandarme al psiquiatra— pero si solo va a estar hablándome del tema, prefiero apagar un rato mi cerebro viendo unos cuantos videos de Tik Tok.

Un elefante, muy elegante
La trompa muy larga
La trompa gigante

U-u-u-u-u
Muy larga
U-u-u-u-u

«Maldita canción». Ese es el problema de entrar a Tik tok, siempre se me queda una canción estúpida pegada por días.

El microondas me avisa que mis palomitas ya están listas. Me las sirvo con Coca-cola y voy a mi cuarto a ver una película. Hace mucho no me paso por Netflix, y veo que subieron una nueva producción protagonizada por Will Smith.

«Ay Will, tú sí entiendes mi dolor. La Jada te la jugó con un niñito... bueno, yo no he pasado por eso, pero sé lo que se siente que el que creías el amor de tu vida te deje»

De acuerdo, no es que considere a Álvaro "el amor de mi vida" pero sí duele que me terminara. Mejor busco otra cosa, que no tenga romance, o a Will Smith o Jennifer Aniston. No quiero nada ni nadie que me recuerde las rupturas amorosas.

Estoy a punto de dar play a Pitch Perfect, buscando que la música y la comedia me alejen un poquito de mis pensamientos, cuando recibo un mensaje de Whatsapp.

Mensaje de Álvaro:

¿Estás en el apartamento? Voy a pasar por las cosas que tengo allá.

Tan frío como siempre. Deberían contratarlo para el live action de El origen de los guardianes, sería el perfecto Jack Frost.

Mensaje de Scarlett:

HOLA. Sí estoy (perdón por las mayúsculas, no me había dado cuenta de que las tenía activadas)

La última parte es para suavizar un poco el hecho de que lo estoy regañando por no saludar primero. Yo educaré novios inútiles, pero nunca groseros.

Mensaje de Álvaro:

Las mayúsculas no se activan por error en celular. Y siempre puedes borrar. Espérame en 1 hora. 

Gruño de rabia. No me gusta que use ese tono como tan condescendiente, pero no voy a armar problemas ahora. 

Mensaje de Scarlett:

¿Qué vas a recoger? Para tenerlo listo y no demorarte por acá. 

Mensaje de Álvaro:

Una gorra negra, un libro de economía, una camiseta de Gokú, mi cepillo de dientes, y la botella de Jack Daniels con la que íbamos a celebrar mi grado.

Ouch. La celebración de grado; no la recordaba. Hace un tiempo me prometió que el día que se graduara vendríamos al apartamento, nos emborracharíamos y tendríamos sexo alocado. Sé que es un plan muy tonto y nada del otro mundo, pero ese día nos pareció una super idea. Trajo una botella de licor y me la entregó con estas palabras: "La dejo aquí porque a mi papá le encanta el Jack Daniels y no hay botella que se salve en mi casa".

El recuerdo me baja un poco el ánimo que la película ya había logrado subirme. Contesto a los mensajes de Álvaro con un simple "Ok" y le escribo a mi amiga de inmediato.

Mensaje de Scarlett:

¡Te necesitoooooooo! URGENTE

Su respuesta tarda unos cuantos segundos en llegar.

Mensaje de Laura:

¿Qué pasó, amiga? ¿Estás bien? Estoy... un poco ocupada, pero si es algo urgente puedo llamarte. 

Mensaje de Scarlet: 

Álvaro viene a recoger sus cosas y no quiero estar sola :'(

Esta vez su respuesta se demora un poco más.

Mensaje de Laura:

Amiga :( ¿A qué hora va?

Mensaje de Scarlet:

Dijo que en una hora.

Mensaje de Laura:

Trataré de estar ahí <3

Hace rato no le presto atención a la película, entonces la quito y pongo algo de música en Youtube.

Hago una revisión por todo mi apartamento, buscando las cosas que mi nuevo ex va a recoger. La camisa, la gorra, el libro, el cepillo, —¿de verdad se va a pegar de un cepillo de dientes viejo? Si ya hasta tenía planes para usarlo para lavar el baño con él. En fin...— y la botella de licor. Dejo todo encima de la mesa y regreso a mi cuarto.

Miro mi celular, tentada a escribirle a alguien más para no estar pensando en Álvaro y los nervios que me produce que venga. Adrián, Axel, Héctor, Lucas, Felipe... Sus conversaciones están muy juntas y sé que si quisiera hablar, ninguno me ignoraría. Pero no sé a quién escribirle. 

Al final cierro mis ojos y, con mi pulgar, abro una conversación al azar. Ni siquiera miro la foto o el nombre del contacto. Es como un experimento. Vamos a ver a dónde nos lleva.

Mensaje de Scarlet:

Hola, ¿cómo estás?

Bloqueo mi teléfono, nerviosa. No tengo ni la más remota idea a quién acabo de escribirle y me siento bastante estúpida. Voy a la cocina por algo dulce para calmar la ansiedad, y termino atiborrándome de galletas con arequipe. Al ver nuevamente mi celular, veo una notificación en el ícono de Whatsapp.

Mensaje de Adrián:

Hola :) Muy bien, ¡esperando con ansias nuestra cita! ¿y tú?

¿Cita? ¡¿Qué?! Ni sabía que teníamos una cita. Ay Dios...

Mensaje de Scarlet:

Refréscame la memoria porfa

Trato de aparentar calma. Responde casi de inmediato.

Mensaje de Adrián:

La sesión fotográfica jeje. Me sentiré muy raro siendo modelo pero a lo mejor descubro una nueva vocación.

¡Ahhhhhh!

Mensaje de Scarlet:

Estoy segura de que serás un modelo muy talentoso :)

Mensaje de Adrián:

Espero no decepcionarte.

Mensaje de Scarlet:

Nunca...

Borro el último mensaje, no quiero que piense que estoy coqueteando, o algo así. Simplemente le mando un emoji de carita sonriente.

—¡Todos los hombres son idiotas!

—Amén... digo ¡salud! —grita Laura y estrella su vaso con el mío.

Álvaro nunca llegó a mi apartamento como había prometido, pero Laura sí. Lo esperamos por casi dos horas, le escribí al Whatsapp, pero el muy cretino me dejó en visto.

Mi primera reacción, como siempre, fue ponerme a llorar, pero Laura, en su infinita sabiduría, me prohibió hacerlo y trató de entretenerme con otras cosas. Cuando mi ánimo hubo mejorado un poco, dejé de hablar con Laura y empecé a hablar conmigo misma. La conversación fue más o menos así:

—Sabía que el imbécil me iba a dejar acá plantada.

—Sí, yo también sabía. Si no le importabas de novia, menos le importas de exnovia.

—Pues claro que sabías, si somos la misma persona. Un momento, ¿crees que no le importaba?

—¿Eres ciega o tonta? ¡Obvio no le importabas! No nos trates de engañar ahora.

—¿A quienes? 

—A mí y a mí. Recuerda que estás hablando contigo misma.

—Ah, cierto.

—Bueno, y entonces ¿qué vamos a hacer al respecto?

—¡Tomarnos la botella de Jack Daniels!

—¡¿Qué?! Sabes lo mucho que se va a molestar Álvaro...

—¡Por eso!

—Tienes razón, muajaja. ¡Abre esa botella pero ya! 

Y así terminé arrastrando a mi amiga a este estado etílico en el que nos encontramos. Una nueva canción empieza en Youtube y empiezo a cantar a grito herido.

Tengo tantas ganas
Ay, de besarte en las mañanas
Justo cuando te levantas
(Te amo)

—¡Ay, esa canción! —grito y doy un gran sorbo a mi whisky.

—¿Qué... pasa con esa canción? —pregunta Laura, arrastrando ya las palabras.

—¡Álvaro me la dedicó!

—¿Qué? ¿Ese mangurrián te dedicó una canción romántica? ¿Estaba drogado o qué?

—No, no... fue una mañana que íbamos en el carro... ¡Fue lo más romántico!... Íbamos en el carro y en la emisora sonó la canción, entonces le dije: ¡Qué canción tan linda", deberías dedicármela, y él dijo: okey...

—Uff, sí, ¡el último romántico! 

Soltamos la carcajada al unísono. Lleno nuevamente los vasos, la botella está a punto de acabarse. Mi amiga se acerca a mi celular y empieza a manipularlo.

—¿Qué haces?

—Buscando una canción más adecuada para este momento... 

 —Uh, no conozco esa canción —afirmo cuando una voz ronca comienza a cantar.

—Claro que la conoces, espera la adelanto hasta el coro.

Sube todo el volúmen a la música.

Por tu maldito amor...

—¡Chente!  "Por tu maldiiiiiiito amooooor"... "No puedo terminar con tantas penas"...

—"Quisiera reventarte hasta las huevas" —canta mi amiga, y nos reímos tan duro, con tanta gana y moviéndonos como si tuviéramos un ataque de epilepsia, que nos chocamos cabeza con cabeza. Me sorprende que haya sido capaz de usar esa palabra sin cambiarla por algo rebuscado y elegante.

La canción termina y sigue otra que no reconozco. Nuestra risa ya se ha calmado y el vaso que había servido hace un momento ya va por la mitad. ¿Será que lo estoy regando o qué?

—Creo que estamos tomando muy rápido —le digo a mi amiga.

—Uh... pues vamos a tomar en cámara lenta. Imagina que suena esa canción de Tik Tok con la que todo el mundo parece pendejo desfilando...

—Turuturuturu tututu... turuturuturutu tutu... —le canto a mi amiga para que se sienta en cámara lenta, pero la pendeja se echa todo el whisky encima.

—¡Oye, no lo riegues! 

—¿Qué pasa? Imagina lo mucho que se enojaría Álvaro si supiera que estamos regando su precioso whisky...

Tiene razón. Pero eso me da una mejor idea. Me asomo a la ventana, y grito con todas mis fuerzas: —¡Álvaro, eres un idiota, y por eso nos estamos tomando todo tu Dack Janiels!

Mi amiga no puede de la risa y sale corriendo al baño.  Una nueva canción suena y no sé como funciona el pinche algoritmo de Youtube, pero de una canción de Vicente pasa a una de RBD sin ningún problema. Ese algoritmo está más borracho que yo.

Extrañarte es mi necesidad
Vivo en la desesperanza

Desde que tú ya no vuelves más

Ay, esa canción me hace sentir como una adolescente enamorada de Rebelde y amando a Miguel Armando Cervera con toda mi alma.

Sobrevivo por pura ansiedad
Con el nudo en la garganta
Y es que no te dejo de pensar

Grandes lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas, y lo peor es que ya ni me acuerdo por qué estoy llorando. Pero eso no tiene importancia. Le subo aún más el volumen a la música porque uno no puede llorar en voz baja.

Poco a poco el corazón
Va perdiendo la fe, perdiendo la voz

Grito a viva voz la letra de la canción. ¿Hay otra forma de cantar este temononón?

Sálvame de la soledad
(Sálvame del hastío) Estoy hecho a tu voluntad

Más y más lágrimas resbalan por mi cara y me siento en el piso, con las rodillas dobladas y la cabeza entre ellas.

(Sálvame del olvido) Sálvame de la oscuridad

(Sálvame del hastío) No me dejes caer jamás

¿Quieres aprender inglés? Este es tu momento

El pinche algoritmo borracho vuelve a hacer de las suyas e interrumpe mi canción, mi interpretación y mis lágrimas. Ya no puede uno ni sufrir en paz sin que te bombardeen con publicidad.

Laura regresa a la sala y me encuentra llorando angustiosamente, dándole golpes a la pantalla de mí celular con el dedo índice.

—¡Pin-che pu-bli-ci-dad, pin-ches pu-bli-cis-tas, pin-che You-Tube! ¡Dé-ja-me llo-rar en paz!

—¡¿Qué pasa, amiga?! —pregunta muy preocupada—. Pobre celular, si tuviera tripas, ya se las habrías sacado.

—Esqueneengoplaparapamunynopepaz... —balbuceo.

—¿Qué?

Trato de calmarme para que me entienda.

—¡Que no tengo plata para Youtube premium y los anuncios no me dejan llorar en paz! —Vuelvo a romper en llanto.

—Ay, amiga, eso sí es una verdadera tragedia. ¡Pero qué risa cuando vi ese video de Tik Tok!

—¿Cierto que sí? —Ambas soltamos una carcajada—. Pasa en Tik Tok, pasa en la vida...

—Pero ahora vamos a poner algo que nos alegre...

Laura toma mi celular y ahora empieza a sonar algo mucho más tropical.

Antes tú me picheaba' (tú me picheaba')
Ahora yo picheo (hmm nah)

—Listo, la canción perfecta. Ahora párate que vamos a perrear solas.

Y nos pasamos el resto de la noche así, ella perreando y yo pensando en que a partir de ahora todo lo que haga, tendré que hacerlo sola.

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