Ver a Talía tan enojada y desesperada, al mismo tiempo, me hace hervir la sangre de hecho estoy a escasos segundos de arremeter contra Cesar, sin darme cuenta mis dedos presionan fácilmente las clavículas del delgado joven cuando estoy a punto de estrangularlo. Sus ojos casi desorbitados en unión a los gritos de Rosa no apaciguan mi ira.

Es sólo, cuando de pronto, la puerta del apartamento se abre dejando ver a mis padres con Clem dormida, luego de perderme en los pardos iris de mi madre, es cuando que logro relentalizar mi respiración y los latidos de mí desbocado corazón, entrando en una superficial relajación al ver la imagen que tengo delante de mí.

Pero a troncón al igual que a mis dos huevos de pascuas, los que decreto joyas de la corona sexual ya que son mis fieles compañeros de aventuras les toman varios minutos volver a hacer acto de presencia, para aumentar mis lista de males, ese trío de encogieron a su mínima expresión al creer desaparecida a nuestra Clementine.

Talía y yo nos abalanzamos para cargar y besas con una increíble desesperación a Clem. ¡Dios! 

—Bien Daniel, creo que debemos sentarnos a hablar, ¿no te parece?— exige mi madre retándome como nunca lo ha hecho.

Antes de abrir mi boca, siento un apoyo incondicional en mi entrepierna.

—Sí, creo que justo, mamá, papá les presento al amor de mi vida, Talía, y juro por Dios que esta vez lucharé con toda mi alma por retenerla a mi lado— les informo como el hombre maduro en el que me he convertido.

Continúo defendiendo mi nueva y perfecta vida familiar en torno a estas dos mujeres.

—El hecho que tenga una hija es un bono extraordinario para mí. Lo único relevante aquí es estar seguro que el amor es mutuo y sincero— digo convencido de todo lo que está saliendo de mi boca, mientras entrelazo nuestros dedos y jugueteo con la mano de Clem la cual intenta meter en mi boca.

Sin ánimos de presionarlos les dejo muy claro que estoy dispuesto a todo por ellas, aun sí, eso implicar perderlos a ustedes, cosa que realmente no quiero ni espero que suceda, pero deben entenderme. Les digo a mis padres mientras los invito a sentarse en el sofá de la sala. Decido que es momento para justificar mis acciones.

Madre eres por lejos el ejemplo de mujer, esposa y madre ideal. Y a ti, padre, sin ti no sería quien soy hoy, fuiste mi pilar, caminé sobre tus huellas porque tú me mostraste el camino del éxito. Les estoy muy agradecido con mi vida, pero en ésta ocasión es mi corazón, mi alma y mi consciencia quienes marcan las pautas de mi futuro junto a estas dos bellezas.

Así que tienen dos opciones; apostar por nuestra relación o retirarse del juego, sin miedo ni recelo abro mi gran jugada sobre la mesa. Les doy a elegir la posibilidad de  apostar aún sabiendo que poseo la escalera real, mientras clavo con adoración mis ojos en los de Talía.

En este instante sé que Troncón también tiene mucho que decir, pero ¿cómo?; les explico a mis progenitores que mi gran, fuerte, enorme y activo troncón está más que encantado con bombonerita. Dejo que mi cochinilla mente se divierta mientras elije las palabras más adecuadas.

Bueno, padre tú sabes que cuando nuestra otra cabeza encuentra a Doña perfecta no hay mal ni bien que pueda separarlos. O tal vez, padre, luego de explorar muchas cuevas, arrecifes y acantilados es nuestro explorador quien decide pernoctar eternamente en su propio paraíso. O quizás, mamá, ya sabes cuando la joya como el joyero son de tan alta calidad y son complementados con un par de perfectas montanas coronadas con dos hermosas rosas; pues sólo hay que dejarse llevar al magnífico mundo de la satisfacción. Dejo que mi característica imaginación acapare mis más internos pensamientos.

Un grato silencio se apodera del ambiente y son los balbuceos de Clem los que nos sacan de nuestros pensamientos individuales. Sin embargo, es la tranquilizadora voz de Talía la que se adueña de nuestros oídos.

Sinceramente amo y respeto a su hijo, no es mi intención interponerme entre ustedes como familia, pero le aseguro que no puedo ni quiero separarme de él, dice Talía, mientras dejaba caer un par de lágrimas sobre sus ya rojas mejillas. Lágrimas que seco con mis labios. Las feromonas emitidas por bombonerita hacen que troncón se ponga en posición de firme cual comandante militar.

Ya no hay nada más que decir, confirmado, somos cuatro en ésta relación.

Bien ustedes son adultos y al parecer saben lo que hacen y lo que quieren hacer de su vida. Pero a pesar de ellos nosotros les tenemos varias solicitudes para que podamos lleva una vida en paz. Es la respuesta tajante que nos da mi padre y continúa diciendo.

Iniciamos una agradable charla en ocasiones es la riza quien nos mantiene unidos liberándonos del estrés, en otras son los nervioso que salen sin control. Talía con mucha naturalidad logra saciar la curiosidad de mis padres. Se alternas desde preguntas directas aunque la mayoría fueron realizadas de forma indirectas. 

En pocas oportunidades sentí que fueron demasiadas personales así intervine en defensa de mi mujer. Papá ya les dije que ella es...intento aclarar pero Talía me tranquiliza acariciando mi brazo y girándose con una sincera sonrisa a mis padres.

Me causa risa ver la cara de asombro de mi madre cuando mi mujer canturrio orgullosa su desempeño en la empresa desde hace casi un año, pero no perdió oportunidad de explicar su amplio curriculum laboral a pesar de contar con sólo veinticuatro años,  aunque no da grandes detalles del porque de su divorcio sí deja en claro es fue una decisión para bien tanto para ella como para su amada hija, bromea sobre es una chica mitad latina y mitad asiática.

—Podrías ser un poquito más específica por favor— solicitó dulcemente mi madre, mientras toma las manos de Talía.

—Si claro, mi madre es venezolana y mi padre biológico es japonés se llama Akihiro pero fui adoptada por mi papá que es Coreano de nombre Taeyang— expuso con total naturalidad.

—¡Ah wuao!, eso suena algo complicado pero entiendo— dice madre con una cálida sonrisa y llevándose una mano al pecho.

Y no tienen la menor idea, me digo para mis adentros recordando los líos amorosos y matrimonios por duplicado que acostumbran ellos. Siento como una corriente recorre mi espalda hasta hacer encoger a mis dedos de los pies. La voz de mi amor nuevamente llena mis oídos al continuar de saciar la curiosidad de mis padres.

—Tengo una hermana de nombre Nayiber, mi situación económica es muy cómoda realmente no necesito de ningún hombre para mantenerme para eso me valgo sola, me gradué con honores, domino un total de cuatro idiomas, y tengo entradas adicionales por acciones de las empresas familiar. Así que pueden estar tranquilos no estoy con Daniel por su dinero, estoy con él porque es una persona maravillosamente perfecta, dice soltando suavemente la mano de mamá para entrelazar nuestros dedos, gesto que respondo con un beso.

—Me podrías decir que es lo que más te gusta de mi hijo— pregunta el padre.

—¿Puedo ser sincera?— bromea Talía mientras me observa con cautela. —Cariño puedes traer algo de vino pues creo que ésta conversación es para rato— me sugiere.