Capítulo 12. ¿Karma o destino?
Toda una romántica rutina hemos creados sin darnos cuenta mi amor y yo. Troncón y cuevita tienen citas casi todos los días, claro está, sin contar con los que cuevita se ve obligada a darle cabida a la ramita del antipático e indeseado prometido. Mis padres están coordinando todo para que el fin de semana que pase con mi amor en la cabaña sea por demás inolvidable. Le he comentado a mi madre que estuve tentado de sustituir las pastillas anticonceptivas por aspirinas, pero para ser sincero desistí de esa descabellada idea y no por evitar embarazarla sino por no estar seguro de ser yo quien la embarace.
En ésta última semana luego de la conversación con mi padre. Danna y yo hemos disfrutado y vivido los mejores días jamás imaginados. Estamos tan compenetrados, según yo y troncón, que esta sensación de perfección en pareja es como debe sentirse el estar casados. Al besarla y hacerla alcanzar un orgasmo tras otro me cuesta aceptar que su boda se aproxima.
Nuevamente en cada amanecer mi Danna me busca la mirada y extrañamente corre al baño, es una rutina que se repite en reiteradas ocasiones, le he insistido que debemos acudir al especialista, pero ella siempre evade el tema, temo que es condición intrínseca en ella. Así que lo tomo con una tensa calma, asegurándome que en cuanto acepte la exclusividad en nuestra relación la forzaré sutilmente para ir al médico.
Estoy algo extrañado sintiendo excluido de un tema tan importante como son los preparativos de la boda ya que nunca me haya pedido alguna opinión, consejo o ayuda referente a ese tema. Bueno me imagino que para ella no debe ser fácil hablar de la boda conmigo dada la relación que tenemos. Sin embargo la comunicación entre troncón y cuevita está en el máximo poder de entendimiento, manuela sólo se activa para competir contra troncón por cuevita.
Como es lógico tengo previsto salir con ella todos los días usando cualquier escusa sólo por el inmenso placer de quererla a mi lado, porque estoy seguro que sino me acepta éste fin de semana daremos por finalizada esta relación y ella se enfocará en su amado. Dios mío, espero que sea al contrario, pues soy cien por ciento dependiente de Danna a tal grado que troncón no se inmuta con ninguna otra mujer, mis deseos de proyectar películas triple X en mi mente pasó al último lugar de mis primitivas necesidades sexuales, mis manuelas la zurda y la derecha son usadas sólo para satisfacer con caricias traviesas todo el perfecto cuerpo de Danna y claro, a cuevita.
Los días lunes y martes fueron emocionalmente tranquilos salimos y dormimos juntos sin problema alguno, aunque me preocupa un poco que siempre vomita en cuanto se despierta apenas abre los ojos, corre a encerrarse en el baño, sé que vomita pero me hago el tonto, no es siempre pero si la gran mayoría de las veces. He buscado información es uno de los efectos secundarios de las anticonceptivas, sugerí buscar otro método, pero ella insiste que estamos a punto de finalizar el contrato así que no vale la pena hacer un gasto mayor. Tan bella mi Danna cuidando de mis finanzas.
Mi corazón se siente genial al saber que ella siempre está pendiente de elegir sandalias y me deja ponerle la tobillera diariamente, se le ve tan hermosa en su pie, últimamente tiendo a ponerle la que hacer pareja con mi tatuaje.
Ahora soy yo quien toma el dedo meñique de ella al caminar, claro, uso dos de mis dedos los cuales son más que suficiente para cubrir el suyo. Y tenemos una gran colección de vinos blancos y rosados que disfrutamos cuando así lo queremos.
Faltan tres semanas para llegar a dos fechas relevantes en ésta loca historia de amor la primera es la fecha tope de mi apuesta con Morgan, apuesta que perdí antes de terminar el segundo mes y la segunda es el temible día de su boda.
Por fin ha llegado el fin de semana que tanto he estado esperando. He preparado un discurso supremamente romántico el cual será mi respaldo para solicitar, rogar, pedir, e implorar que sea mi esposa. Tengo conmigo un juego de anillos de compromiso que espero llene sus expectativas y me acepte. En caso de ella dude dejaré que mis más fieles cómplices la convenzan, dudo que ella se resiste a troncón y cuevita.
Mi corazón se debate entre galopear contra mi pecho o detenerse en seco mientras voy en estos momentos a recogerla. Troncón por su parte está muy relajado acumulando energía para luego descargarla en su hogar, cuevita. Miro por el retrovisor y veo la parejita con la cual compartiremos parte el viaje; en el camino dejaremos a Morgan y a su esposa en la casa de sus suegros.
Antes de salir de la ciudad decidimos pasar primero por un bodegón comprando algo de bebidas y algunas botanas para comer en el camino, ya que estamos como a cuatro horas de allí y al ser ya casi las cinco de la tarde nos agarrarán la noche. Ya dentro del bodegón cada pareja compró en función a sus gustos y preferencias. Me aseguré de adquirir lo suficiente para dos días aunque sé que mis padres mandaron a acondicionar la cabaña. Es mejor prevenir que lamentar.
En el camino tuvimos que hacer varías paradas ya que la esposa de Morgan está de cuatro meses de embarazo necesita usar el baño con frecuencia al igual que estirar las piernas cada hora. Decido tomar nota mental para cuando mi Danna esté en espera de mis hijos.
Tenemos más de medio recorrido hecho cuando suena el celular de Danna, me extraña, porque se reunieron el miércoles y el viernes, nunca en estos cinco meses y medios había sonado una tercera vez. Me enfado, troncón emite una descarga de energía haciendo saber que él está tan enojado como yo.
Ella literalmente palidece, pero igual lee el mensaje, su reacción me deja sin habla, sólo empieza a llorar tan desesperadamente que detengo el carro, opto por los nerviosos, a gritar para que reaccione. Deja caer el celular, lo tomo, el mensaje es corto y confuso sólo dice.
Queda poco tiempo.
No sé porque decido, sin consultarle, regresar a la ciudad manejo sin hacer ninguna parada y al entrar a la ciudad le pregunto repetida e insistentemente ¿Por dónde debo ir?, ¿por dónde debo ir?, pero ella está aún en shock y no logra reaccionar. Estaciono al borde de la autopista, salo del carro, abro su puerta, la tomo por los hombros moviéndola violentamente mientras la llamo a gritos hasta que sale del trance. Me pide que la deje en la estación del metro más cercana cosa a lo que me niego rotundamente.
—¡No!— le grito, —ésta vez te llevo y no hay discusión no te dejaré en este estado sola— la trato de convencer ya que no la expondré a ningún peligro. —¡Dime ahora! en este instante dónde te voy a llevar— espeto con rabia ahora, mis emociones están en el largo trayecto de la montaña rusa más intensa del mundo.
Morgan y su esposa tratan de tranquilizarnos. Así que ella acaricia suavemente la cabeza de Danna y acepta darme la dirección.
Nos tomó más de diez minutos atravesar parte de la ciudad hasta llegar a nuestro destino. Algo asustados bajamos del carro, menos Danna, que sólo se limita a ver la fachada del edificio militar, con algo de esfuerzo logramos hacerla bajar. Camino junto a la mujer que amo y estoy más que dispuesto a afrontar al destino, al karma y a todo un ejército con tal de mantenerla a mi lado. Ella se aferra fuertemente de mi dedo meñique el cual empieza a doler casi enseguida, sin embargo, no le reprocho nada. Le repito una y otra vez que todo va estar bien porque yo estoy a su lado.
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