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Capítulo XIII

Todo un semestre pasó y TaeHyung pensó que JungKook se había echado para atrás en aquello de reconquistarle. Por un lado, volvía a sentirse decepcionado y, por el otro, estaba enfadado consigo mismo. JungKook le había engañado, a su parecer, aquello era lo peor que una pareja podría hacer. Si JungKook se lo había hecho, es porque realmente no le tenía en consideración.

Otra vez aquel sentimiento de asfixia. Se levantó de su silla, en mitad de clase, y salió a la calle. Se sentó en un banco, en mitad del parque, alejado de las miradas indiscretas y dejó que las lágrimas fluyeran. No podía dejarse vencer por esto. No podía. Había pasado todo el verano esforzándose al máximo para que sus sentimientos no salieran, para que estuviera bien, para mantener todo bajo control y no iba a echarlo a perder.

Salió corriendo de allí cuando empezó a escuchar el ruido de gente llegar y fue derecho a su dormitorio, aquel que compartía con JiMin. Una vez cerró la puerta, se derrumbó. Empezó a llorar, asfixiándose con su propio llanto, dejando ir su dolor aunque, en realidad, parecía que no se terminaba de marchar. La traición de JungKook dolía. Dolía demasiado.

Escuchó la puerta abrirse, unos pasos hacia su cama y alguien que le acariciaba el pelo.

— He tomado todos los apuntes, TaeHyunggie— dijo JiMin— el profesor también ha dicho nuestras notas. Has aprobado... ¿quieres que te traiga algo de comer?

— No... es-estoy... bien...— dijo con muy poca convicción— ve con YoonGi y celebra tus notas.

YoonGi... habían alquilado una habitación de hotel por tres días, ahora no sabía si ir. Su amigo estaba muy mal.

— Oye... ¿quieres que hagamos algo este fin de semana?

— No... sé porque lo haces. Vete con YoonGi. Tenéis planes. En serio, esto es algo pasajero...

— Mierda, Tae, me arrepiento tanto de haber aceptado ese maldito plan... estabas muy bien hasta que volviste a hablar con él...

— Por que era ignorante. No te preocupes, tarde o temprano esto pasaría. Estoy bien. Es pasajero, en serio. Estoy bien.

No insistió. TaeHyung llevaba así desde que todo pasó, con altos y bajos y, en comparación al curso pasado, esto era como si el chico estuviera de fiesta. Aún así, llamaría a Hoseok y Jin, no le iba a dejar solo en un mal momento y, si ellos estaban ocupados, anularía su salida con YoonGi.

Hoseok fue el primero en responderle, le comentó que pasaría su semana de vacaciones en el campus y que no se preocupara, que estaría con TaeHyung. Así pues, un poco más tranquilo, JiMin empacó sus cosas para irse con YoonGi.

— Me llevo mi móvil, estaré cerca de aquí...

— Vete ya...

— Si necesitas algo, avísame...

— Estoy bien.

— Sé que no lo estás. No finjas conmigo.

— Estaré bien.

— Claro que lo estarás.

JiMin salió de allí a encontrarse con su pareja. Lo que había pasado entre JungKook y TaeHyung le traía bastante mal... y enfadado. Él había advertido a JungKook, lo había visto desde el momento cero con sus ojos y se lo había dicho a ese estúpido. JungKook jamás le había caído mal, le consideraba un amigo, pero le conoció por TaeHyung, su amigo del alma, no podía perdonarle tan fácilmente.

Como YoonGi compartía habitación con Nate, la persona con quien JungKook había sido infiel a TaeHyung, JiMin no se acercaba a la habitación de YoonGi y esto era algo que a YooGi le molestaba, pero también admiraba. Que fuera capaz de llegar a ese extremo por la lealtad a un amigo, decía mucho de él.

— ¡JiMin!

— ¡Jin!

— Acabo de ver tu mensaje, iba a ir a la habitación de TaeHyunggie para ver si quiere salir a dar un paseo, o hacer planes.

— ¡Te lo agradezco! Está fatal...

— Ya, JungKook tampoco está bien...

— Pues debería estar peor.

Jin le miró y no dijo nada. Sabía que aquello también era un tema personal para JiMin.

— JiMin... Hoseok ha estado hablando conmigo y JungKook tiene intenciones de recuperar a TaeHyung. Sólo espero que, si lo intenta, tú no te interpongas.

JiMin frunció los labios. No podía evitarlo. Ahora mismo, la peor persona para la salud mental de TaeHyung era JungKook.

— No le quiero ver cerca de mi amigo— sentenció.

Se marchó de allí dejando a Jin solo en medio del pasillo. De pronto, recordó que tenía que ir a ver a TaeHyung. Estaba llegando a la puerta del chico cuando divisó a Hoseok.

— Eh...

— ¿Qué pasa, viejo?

— No puedes parar de meterte conmigo, ¿verdad?

— Verdad.

Jin le comentó a Hoseok la conversación que había tenido con JiMin.

— Entiendo a JiMin. Él es el mejor amigo de TaeHyung. Antes de que JungKook y TaeHyung se conocieran, ellos ya eran muy amigos y, por lo que tengo entendido, JiMin advirtió a JungKook de esa cercanía con Nate.

— Sea del modo que sea, no se puede cambiar lo que ha pasado, tampoco sabemos lo que va a hacer JungKook y, en el peor de los casos, suponiendo que haga algo, creo que es asunto de TaeHyung y JungKook.

— Muy cierto— aprobó Hoseok.

Llamaron a la puerta de TaeHyung y el chico les recibió, tenía muy mala cara.

— No es momento— dijo el chico, secándose las lágrimas.

— Íbamos a salir, ¿por qué no vienes con nosotros?

— No me apetece.

— JungKook no merece que estés así— dijo Hoseok— nosotros sabemos que es lógico que estés así y completamente entendible, pero no podemos permitir que te sigas hundiendo en esa depresión. Tienes veintiún años, TaeHyung. Mereces mucho más en la vida.

El chico agachó la cabeza. Sus amigos tenían razón.

— Darme una hora... bueno, hora y media. Tengo que arreglarme.

— ¡Ese es el TaeHyung que conocemos!

El chico se metió en el baño, mientras sus amigos le buscaban ropa. Dejó que el agua caliente se llevara sus preocupaciones y su dolor, aunque no podía evitar llorar de vez en cuando. Cuando salió de la bañera, se fijó en su rostro, tenía la cara y los ojos rojos. Se secó, se puso una bata, abrió las ventanas y se maquilló, quería tapar toda muestra de tristeza en su rostro. Se secó y rizó el cabello. Delineó sus ojos con apenas un color marrón claro y, cuando estuvo listo, salió a la habitación.

— ¡Estupendo!— alabó Hoseok al verle.

— Te hemos elegido esto— dijo Jin, mostrando unos pantalones negros ajustados y una camisa blanca.

— ¿No es demasiado para una quedada con amigos?

— ¡Qué más da! ¡Nosotros vamos guapos!

— ¡Bueno, yo lo soy de por sí!— dijo Jin.

TaeHyung se cambió y salieron del cuarto. El chico llamaba la atención por el campus. No salía a divertirse desde que su relación con JungKook se terminó, cosa que sus compañeros de Universidad habían notado.

Otra gran putada de terminar una relación era aquella. Todo el mundo cotilleaba sobre su vida y no podía evitar sentirse ridiculizado. Sentía que JungKook le había dejado por los suelos, dejándole como el cornudo, y eso era algo que también le dolía.

Habían terminado de bajar la escalera, cuando un amigo de JiMin se les acercó.

— ¡TaeHyung! ¡Estás genial!

— ¡Gracias! Bogum, ¿verdad? Me alegro de verte.

En aquel momento, JungKook terminó de bajar la escalera y se quedó de piedra detrás de TaeHyung.

— Y yo a ti, quizás... quizás podríamos ir a algún sitio...

— Claro... eh... voy a salir con Hoseok y Jin. ¿Por qué no vienes? Bueno, si a ellos no les importa...

Bogum miró a JungKook. El chico miraba a Bogum y a TaeHyung. Hoseok se giró y, al ver a JungKook, le empujó.

— ¡Vámonos!— instó Hoseok, tirando de TaeHyung.

— ¿Vienes?— preguntó TaeHyung.

— Claro.

Así pues, los cuatro salieron y se dirigieron a un centro recreativo. JungKook, por su parte, se quedó allí, muerto de la pena. En otras circunstancias, hubiera sido él quien estaría allí, junto a TaeHyung, camino a algún sitio para divertirse.

Se fue a su habitación, se sentía la peor persona del mundo.

Desde que TaeHyung le dejó, JiMin no le dirigía la palabra, Jin le trataba como si fueran conocidos y Hoseok le trataba con una condescendencia que le quemaba el alma. Estaba solo en clase y también en los recreos, puesto que todos estaban con TaeHyung y él lo prefería así, le veía mal y no quería que el chico estuviera mal por su culpa.

Estaba tan pendiente de sus pensamientos y ahogado en su propia desgracia que chocó con alguien.

— ¡Lo siento!— dijo. No obstante, cuando vio de quien se trataba, se alejó.

— JungKook...

— Nathaniel...

Nate cerró los ojos y suspiró.

— JungKook, yo...

— Ojalá no te hubiera conocido— dijo, dolido— sé que tú no tienes la culpa. Sé que no hiciste nada para que me acostara contigo y que es culpa mía por caer...

— ¿Qué no tengo la culpa? Deja de hacerte el mártir. Yo fui quien te dijo que te fueras o que hicieras algo.

— Pero yo lo hice.

— Mi relación con Chuck no era tan buena como la tuya con TaeHyung— admitió— el sexo entre nosotros era increíble, pero la relación como tal no estaba bien. Sé que eso no te pasaba con TaeHyung.

— ¿Cómo puedes saberlo?

— Eres amigo de JiMin— dijo, encogiéndose de hombros— YoonGi nos hablaba de él y, cuando lo hacía, nos fijábamos en vuestro grupo de amigos. Me fijé en ti mucho antes de hacer nuestro trabajo. Veía como eras con TaeHyung, lo feliz que él era contigo... y yo sólo quería eso.

— ¿Querías separarme de TaeHyung?

— No— respondió con sinceridad— quería eso con Chuck. No se me pasó por la cabeza separaros... o engañar a Chuck contigo.

JungKook guardó silencio.

— Voy a recuperar a TaeHyung, cueste lo que cueste. Tengo un plan para hacerlo y lo primero que tengo que hacer para llevarlo a cabo es sacarte de mi vida, Nathaniel, y no me importa hacerlo— dijo, sin dolor— nunca me he arrepentido de nada en mi vida, salvo de haberte conocido, de lo que pasó entre nosotros. Y eso es algo que siempre voy a llevar como una losa.

Nate miró al suelo y se fue a su habitación sin siquiera despedirse. JungKook continuó andando hacia su cuarto cuando sintió que alguien le seguía el paso. Se giró y resopló.

— ¿Puedo ayudarte, Charles?

— Acabo de escuchar lo que le has dicho a Nate.

— ¿Y?

— ¿Te preocupa TaeHyung?

— No voy a hablar de él contigo.

— Siempre consideré a Nate un modelo, ¿sabes? Una persona hermosa aunque, después de lo que me hizo, sólo le considero hermosa por fuera. Sin embargo, cuando vi a TaeHyung, cuando hablé con él. Me di cuenta de que es un ángel. No puedo entender que le engañaras, pero sí que trates de recuperarle. Pero... es una persona a quien has dañado de la peor forma. Si le vas a recuperar, asegúrate de compensarle el resto de tus días porque no se merece menos.

— ¿Y tú?

— ¿Yo? Bueno... mi relación con Nate llevaba acabada un tiempo. Hace tiempo que tenía la impresión de que no nos separábamos porque estábamos aquí juntos.

— Bueno... quizás sea el momento de aclarar esas dudas— dijo JungKook, antes de continuar su camino hasta el dormitorio.

El chico llegó y cogió la única prenda que le quedaba de TaeHyung. Un pijama. El mismo pijama que llevaba puesto la mañana cuando le dejó. Había recogido todo con tanta prisa que ese pijama lo había dejado encima de la cama y JungKook no se lo había devuelto.

Se tumbó y se puso a ver las fotos y vídeos que tenía junto al chico. Necesitaba verlas para sentir más fuerzas. Tenía un largo plan e iba a llevarlo a cabo.

Pero también cabía la posibilidad de que TaeHyung rehiciera su vida. Y hoy había conocido a alguien. Sabía de sobra que ese Bogum estaba muy interesado en el chico. Pero él no se iba a quedar a un lado. Era egoísta por su parte. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados.

Comenzó a hacer el pedido y luego fue hasta secretaría de la Universidad para terminar el cambio.

— Bien, pues firma aquí... y ya está el cambio.

JungKook sonrió y salió de vuelta a su cuarto.

Mientras tanto, TaeHyung aprendía a jugar a los bolos. Bogum estaba tras él tenía una mano puesta en la cintura del chico y, con la otra, dirigía su mano.

— No pasa nada si vas despacio, ¿de acuerdo?

TaeHyung lanzó la bola muy despacio y Bogum puso sus manos en las caderas del chico y su apoyó su mentón en su hombro derecho.

— Seguro que lo consigues— le susurró.

No obstante, aquella voz no le causó nada. Si fuera JungKook le estaría empujando a los baños, pero no sentía nada hacia Bogum. Es más, su complexión física no le atraía. Por no hablar de que no le gustaban los chicos de pelo castaño, sino con el pelo negro.

Negro como JungKook.

Lo mirase por donde lo mirase, se empeñaba en comparar a todos los hombres con JungKook. Pero eso no podía ser.

La bola, al fin, llegó a los bolos y tiró la mayoría. Sonrió y dio un saltito.

— Lo has hecho muy bien— alabó Bogum.

— Gracias. Te toca, Hobi.

TaeHyung se sentó y Bogum se sentó junto a él, pero luego se levantó y se quedó de pie, dejándole su espacio. TaeHyung le miró y se sintió agradecido. Quizás Bogum era más de lo que aparentaba.

Continuaron jugando a los bolos hasta que les entró hambre y se fueron a un restaurante.

— ¿Qué tal el propio restaurante de la bolera?— propuso Jin— es comida rápida, pero no estará mal.

Cenaron allí, viendo a los demás jugadores, hablando de sus clases.

— ¿Qué asignaturas tendréis este trimestre?— preguntó Bogum.

— Me he cogido sólo las principales de mi rama de Baile— respondió Hoseok— en el semestre anterior ya me saqué todas las comunes, que para mí son un coñazo, ahora me voy a divertir.

— Es una buena técnica— dijo Bogum— ¿y vosotros?

— Yo sigo la técnica de Hobi— respondió Jin— así que sólo tendré las asignaturas de Teatro.

— Yo no sigo esa técnica suicida— dijo TaeHyung, bebiendo de su refresco— tendré mi horario normal. Literatura III, Historia de la Música y el Baile en Asia y Europa, Música III, Sonido II y las troncales de Baile.

— ¿A qué hora tendrás Literatura III?

— Creo que a primera hora me tocará este semestre.

— ¡Entonces estaremos juntos en esa asignatura! El resto las aprobé el semestre pasado.

— ¿Son fáciles?

— Sonido es una tontería. Es bastante sencillo y, si la estudias junto con Música, te será más fácil. Si tienes algún problema, te ayudaré.

— ¡Gracias!

Terminaron de cenar y se fueron al campus.

— Nosotros nos vamos por aquí— dijo TaeHyung.

— Estupendo. Gracias por haberme invitado. Ha sido una noche muy bonita. Nos vemos entonces. Cuídate.

Bogum se fue por otro lado y Hoseok continuó caminando con Jin y TaeHyung.

— Bueno... parece que...

— Déjalo, Jin. Que le haya invitado no quiere decir nada. Él... bueno... no es lo que busco en mi vida.

— ¿Y qué buscas en tu vida?— preguntó Jin.

— Ahora sólo quiero estar solo.

— No es malo estar solo. Pero no olvides que nunca lo estarás del todo. Nos tienes a nosotros y eso jamás va a cambiar.

— Gracias.

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