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Capítulo VI

Al día siguiente, sonó el despertador y los chicos se separaron el uno del otro, se estiraron y se besaron.

— ¿Nos quedamos en la habitación?— preguntó YoonGi. JiMin sonrió y miró a YoonGi, estaba francamente empalmado.

— ¿Irías mejor a clase si lo hiciéramos ahora? Porque yo sí...

YoonGi se quitó la camisa y se dirigió a los calzoncillos de JiMin, se los quitó y luego le quitó la camiseta.

JiMin se abrió de piernas y cogió la mano de YoonGi, untó tres dedos de lubricante y dirigió la mano de YoonGi a su entrada.

— Hazlo tú— dijo YoonGi.

El chico dirigió el dedo índice de YoonGi a su entrada y empujó el dedo del chico hacia dentro.

— Ah...— gimió JiMin, cerrando los ojos— mételo más... mmm... así...

El rubio dirigía la mano de YoonGi para su mayor placer. YoonGi, por su parte, le miraba humedeciéndose los labios con la lengua, ver a JiMin hacer aquello le estaba calentando demasiado.

— El segundo...— dijo JiMin, sujetando la mano del chico, y YoonGi le penetró con el segundo dedo pero JiMin le guio.

— Así... despacio... ah...— gimió JiMin, guiando la mano de YoonGi en su entrada— mmm... sí— cerró los ojos y sonrió.

— ¿Te gusta?

— Sí... YoonGi... mueve los dedos... en círculos...

— Ahora en tijeras... sí... muy bien... así...

Siguió obedeciendo las órdenes de JiMin, dilatando su entrada al tiempo que le daba placer. Dirigió su mano al tercer dedo de YoonGi y lo llevó a su entrada.

— Vamos... mételo...— gimió el chico, totalmente ido. Introdujo el tercer dedo y JiMin gimió— muévelos...

— ¿Así?— preguntó YoonGi, moviendo los dedos en tijeras.

— Sí... oh... YoonGi ¡fóllame!

Apartó delicadamente los dedos de YoonGi de su entrada y le quitó los calzoncillos a su amante, se echó un poco de lubricante en la mano y comenzó a masturbar a YoonGi al tiempo que impregnaba de lubricante el miembro de éste.

— Métemela...— ordenó y YoonGi sonrió.

— Te estás acostumbrando a darme órdenes...— dijo el chico, sonriendo.

— Te gusta que te las de— dijo JiMin, con una sonrisa inocente.

YoonGi puso su miembro en la entrada de JiMin y le penetró.

— Ah... ah... más fuerte...

Obedeció pero paró al instante.

— ¿Por qué?— preguntó JiMin, desalentado.

Por toda respuesta YoonGi levantó una pierna de JiMin, la puso sobre su hombro y lo penetró.

— Ah... sí... YoonGi... sigue...

JiMin estaba empezando a sospechar que YoonGi era todo un especialista en posturas y eso era algo que le gustaba.

— Sigue... mmm... ah...

— Grita... grita para mí...

En el momento en el que YoonGi comenzó a penetrarlo lo más profundo que pudo, JiMin sintió que el miembro del mayor tocaba aquel punto tan sensible que, hasta la fecha, solo unos pocos consoladores y el propio YoonGi habían alcanzado. Arqueó la espalda y trató de regular la respiración, pero no podía.

— YOONGI... MMM... SÍ... AH... OH SÍ...

El chico aceleró y cerró los ojos, estaba a punto de correrse.

— CÓRRETE, JIMIN... CÓRRETE PARA MÍ... SÓLO PARA MI... AH... SÍ...

Comenzó a masturbarle mientras le penetraba y JiMin no pudo contenerse más.

— YOONGI... ¡YOONGI!

Finalmente, se corrieron y YoonGi soltó la pierna del chico.

— Bésame— pidió JiMin, después de ver cómo YoonGi lamía todo su semen.

Se tumbó tiernamente sobre él y le besó, despacio y con amor. Ninguno había hablado de relación.

— YoonGi... sal conmigo.

— Creía que ya estábamos juntos— dijo YoonGi, sonriendo— desde ayer, cuando me besaste— añadió y JiMin, besándole— JiMin... me fijé en ti hace muchísimo tiempo. Desde que te vi he querido... besarte... hacerte mío... salir contigo.

Siguieron besándose, cada vez más desesperadamente, hasta que ambos estaban completamente excitados.

— YoonGi... vuelve a hacérmelo.

Ni se molestó en prepararle, pensó que JiMin tendría aun la entrada dilatada, sin embargo, cuando le penetró, le costó.

— Ugh...

— Lo siento...

— Sigue... no nos queda casi tiempo...

Ya deberían estar duchados, vestidos y a punto de salir. No obstante, seguían en la cama.

Se abrazaron y JiMin cruzó las piernas por detrás de la espalda del chico, le agarró del trasero y disfrutó de aquellas suaves estocadas.

— YoonGi... oh... cariño...

— Sí... JiMin... ah...

Se miraron a los ojos, aumentando así la complicidad entre ambos y, en el momento en el que YoonGi besó a JiMin, éste comenzó a sentir como el orgasmo se acumulaba en su bajo vientre.

— Oh... sí... YoonGi...

— JiMin... ah...

Lentamente, YoonGi salió del rubio y se quedó tumbado encima de él, completamente exhausto. Faltaban cinco minutos para el comienzo del desayuno.

— Vete a duchar— dijo YoonGi, tumbándose en la cama— yo estoy demasiado cansado.

JiMin sonrió, se levantó y se fue a la ducha. Tras dos minutos, salió. No quiso esmerarse mucho, no tenía tiempo, salió con una toalla alrededor de la cintura y YoonGi corrió a ducharse.

— Ve a desayunar— dijo su novio, desde la bañera.

— Quiero esperarte— dijo JiMin, componiendo un mohín.

— Y yo no quiero que te mueras de hambre por mi culpa... ve.

JiMin suspiró, se vistió corriendo y salió a paso acelerado al comedor.

JungKook, por su parte, se despertó poco antes que TaeHyung y decidió tratar de aparentar que nada de lo ocurrido había pasado en realidad, hasta que pudiera decidir cómo hacerle frente.

— ¿Cómo te encuentras?

— Bien— respondió JungKook, besándole— gracias por preocuparte.

— Tú también lo hubieras hecho— dijo, poniéndose encima de él y abrazándole— de hecho, sé que siempre estás pensando en mí.

"Mierda"

JungKook se llevó las manos a la cara y TaeHyung se apartó.

— ¿De verdad estás bien?

— Sí. No te preocupes.

— No me pidas cosas imposibles.

El chico le miró con adoración y TaeHyung miró a sus espaldas.

— ¿Qué miras?

— A ti. Te quiero.

Se sentó y le abrazó. TaeHyung le abrazó y le besó.

— Yo también te quiero— le dijo, con amor— te lo dije. Quiero casarme contigo y ser Jeon TaeHyung. Pero, mientras eso pasa, tenemos que ir a clase.

Se ducharon y bajaron a desayunar. Allí, en la mesa de siempre, se encontró con un Hoseok medio dormido, un Jin muy concentrado en sus gachas y un JiMin muy en las nubes.

— ¡BUENOS DÍAS!— gritó TaeHyung al oído de JiMin.

El pobre dio un salto en la silla y casi cae al suelo.

— ¿Qué pasó ayer?— preguntó JungKook, sonriendo, mientras JiMin se acomodaba en la silla— ¿Estuviste cómodo en la cama de YoonGi?

— Mucho— informó el chico.

— ¿Con él encima o debajo?— quiso saber Jin.

— Antes de empezar el trabajo... debajo. Cuando lo terminamos... encima. En la ducha... difícil de explicar. Antes de dormir... encima. Y esta mañana... encima, dos veces.

— Jo-der— dijo TaeHyung— ahora que has probado la miel, quieres el tarro ¿no?

— Siempre pensé que JungKook era un conejo, estaba equivocado, lo eres tú— dijo Hoseok y todos rieron.

— Hablando del Rey de Roma— dijo TaeHyung, mirando la puerta por la que entraba YoonGi.

JiMin se dio la vuelta y ambos chicos se saludaron con la mano. A JungKook se le paró el corazón de golpe al ver a YoonGi, junto con un chico que conocía de vista, llamado NamJoon, sentarse al lado de Nate y frente a Chuck.

En los dos días sucesivos, JungKook se sentía raro, sin embargo todo a su alrededor seguía con total normalidad: Hoseok y Jin discutían a menudo por gilipolleces para acabar riéndose el uno del otro; TaeHyung seguía bailando igual de bien; el profesor Jang seguía igual de loco; sus clases seguían igual de aburridas y entretenidas que siempre; los árboles crecían hacia arriba; los pájaros cantaban y volaban; los ríos desembocaban en los mares... nada había cambiado. Lo único anormal que veía en la Universidad, era aquella extraña manía que había adoptado JiMin por desaparecer, no obstante, le había encontrado fácil explicación: estaba entre las piernas de YoonGi.

Recibió un mensaje al móvil "Hola, ¿Quedamos en el gimnasio? A esta hora esta libre. Tengo que hablar contigo, necesito verte. Nate"

Miró aquel mensaje y no lo contestó en el acto. Por un lado, quería quedar con él. No iba a negar que se divertía con el chico pero, por otro lado, tras lo que había ocurrido entre ellos, no le parecía que lo mejor fuera verse. Aún conservaba era barrera mental alrededor de lo que había ocurrido con él hace menos de veinticuatro horas, no sabía como contárselo a TaeHyung, por que sí, sabía que tenía que contárselo.

Estaba frustrado y enfadado consigo mismo.

Tres horas después de dejarle en visto, Nate le llamó un par de veces, pero JungKook no le respondió. Simplemente colgó. Ante su insistencia, decidió en encontrarse con él, no quería que el chico fuera a hablar con él delante de TaeHyung.

Así pues, con la excusa de ir a la biblioteca, JungKook fue al gimnasio a encontrarse con Nate.

— Pensé que no vendrías— dijo Nate, tratando de encestar.

— Eres insistente— replicó, sin darle importancia.

— Necesitaba hablar contigo— dijo, lanzando otra vez.

— Así no se hace— corrigió JungKook.

— Muéstrame como se hace, entonces— dijo pasándole el balón.

JungKook, desde el sitio donde estaba y, sin el menor esfuerzo, lanzó y encestó.

— Vaya— se admiró Nate— ¿Qué sería eso? ¿Un triple?

— Sí. Yo... era capitán de mi equipo de baloncesto en el instituto— explicó sin muchas palabras— ¿De qué querías hablar?

— De lo que pasó el otro día en mi habitación.

De pronto escucharon un ruido y ambos se asustaron. Echaron una ojeada, pero no había nadie.

— Escucha, Nate, tú estás con Chuck, yo estoy con TaeHyung— dijo firmemente JungKook— no debe volver a pasar. Sólo fue... un beso— argumentó y Nate sonrió sarcásticamente.

— ¡Sabes que fue algo más que un beso! ¡Dejaste que te masturbara, JungKook! ¡Y me preguntaste si quería que me hicieras una mamada! ¡Eso es porque tú querías chupármela!

— Vale— reconoció JungKook— me gustó lo que me hiciste. Y quería chupártela. Pero, piénsalo ¿Vamos a echar a perder todo lo que tenemos con nuestros novios por... un calentón? ¿Realmente crees que merece la pena?

— No— reconoció Nate, con pena.

Suspiraron, se miraron y, sin saber porque, se besaron.

— No volverá a pasar— dijo Nate.

— No volverá a pasar— dijo JungKook.

Salieron de allí y se separaron. Un chico alto, asiático, con el pelo negro había estado observando toda la escena y ahora se hallaba en medio de un mar de lágrimas y confusión. ¿Su novio realmente le estaba engañando con otro? ¿ Por qué? ¿Cómo era posible? ¿Por qué no se había dado cuenta?

Los días sucesivos, JiMin empezó a preocuparse sobremanera por TaeHyung. El chico parecía que no dormía bien y había adelgazado, a pesar de que comía con ellos. Aunque, ahora que lo pensaba, se sentaba con ellos, pero no solía verle comer.

Tras su clase de Música, fue a hablar con TaeHyung. Ya había hablado con YoonGi de sus sospechas y ambos estaban bastante alterados respecto al asunto. Habían pasado estos días pendientes el uno del otro que habían descuidado el problema Chuck-Nate-JungKook-TaeHyung.

— Bueno, ¿a qué debo el honor de que me invites?— preguntó TaeHyung, tratando de aparentar felicidad.

Estaba harto, a decir verdad. Pasaba las veinticuatro horas del día dando lo mejor de sí para que nadie viera que todo se estaba derrumbando en su interior. JungKook estaba teniendo una aventura y no sabía cómo encajarlo.

— Quiero hablar contigo como amigo— le dijo, preocupado— quiero que entiendas que esto no es meterme en tu vida, es preocupación.

— Me preocupas— dijo, sonriendo, a pesar de que quería llorar porque se imaginaba que JiMin sospechaba algo.

— ¿Va todo bien? Tienes unas ojeras horribles, parece que no has dormido en días. Pareces triste y te he observado mientras comes, aunque estás con nosotros, te sirves muy poca cantidad y dejas la mayoría. Has adelgazado demasiado. Me preocupa. ¿Todo bien con JungKook? Te pregunto por él porque he visto que ya no... le prestas tanta atención como antes.

El chico agachó la cabeza y comenzó a llorar. ¿Tan evidente era para su mejor amigo? Y, ¿si era evidente para su mejor amigo porque no lo era para JungKook? ¿Por qué JungKook no podía darse cuenta de que estaba sufriendo? ¿Es que acaso no significaba nada para él? ¿Quizás nunca lo significó?

JiMin tiró de él y le sacó del restaurante. Fueron a un parque y se sentaron en un sitio apartado, lejos de las miradas indiscretas.

— Cuéntamelo.

— Tiene una aventura— dijo, llorando.

Y, por primera vez en sus años de amistad, TaeHyung estaba teniendo un problema y JiMin se sentía inútil porque no sabía cómo arreglarlo. No le hacía falta preguntar quien era el otro, lo sabía: Nate. Se lo había dicho a JungKook y le había ignorado, le había restado importancia.

— ¿JungKook sabe que tú lo sabes?

— No— lloró y se secó las lágrimas. El llanto apenas le dejaba hablar— JiMin, ¿hace cuánto te diste cuenta de que yo no estaba bien?

— Lo empecé a sospechar hace cosa de tres o cuatro días. Una semana a lo sumo.

— Lo sospechabas y has estado muy centrado en tu relación con YoonGi. Te diste cuenta y estás al cien por cien en tu relación con YoonGi. No me creo que él no se haya dado cuenta, JiMin, no le importo— dijo, llorando desconsoladamente. JiMin le abrazó— ¿porqué he dejado de importarle? No he hecho nada malo... yo...

— ¡No es culpa tuya! ¿Me oyes?— preguntó JiMin, que estaba a punto de llorar de la rabia— es culpa de él. ¿Cómo te enteraste?

— Los escuché en el gimnasio. No fue un beso, prácticamente se acostaron cuando se suponía que tenían que estar haciendo un trabajo de Literatura— contó y aquello confirmó los peores temores de JiMin— lo peor de todo es que...— lloró y se abrazó a JiMin con fuerza.

— Me estás asustando.

— Sigue conmigo como si nada... con todo lo que eso implica...— dijo, mirándole.

— ¡Hijo de puta!— exclamó JiMin, abrazándole— TaeHyung no... no puedes seguir acostándote con JungKook, no así. No se trata de una relación de solo sexo. Tú le amas y él...

— Es que... quizás sólo fue esa vez— dijo, aun con esperanza.

— ¿Estás dispuesto a perdonarle?

— Estoy dispuesto a luchar por nuestra relación— dijo TaeHyung y JiMin pensó que su amigo era demasiado tozudo, masoca, idiota o fuerte— ellos se tienen que reunir otro día para terminar ese dichoso trabajo. Le estaré esperando y, si llega pronto a la habitación, le contaré que lo sé, le pediré explicaciones y, si sólo fue algo del momento, como creo que ha sido, es posible que tenga solución. Quizás él está tan absorto en sus pensamientos porque piensa que ha dañado la relación y no hay vuelta atrás. Pero yo no me quiero rendir aún. Si él me demuestra que sólo fue cosa del momento y no lo vuelve a hacer, yo estoy dispuesto a perdonarle.

Bueno, aquello no estaba mal y, desde el punto de vista de JiMin también tenía algo de sentido lo que su amigo decía pero, como poco, era arriesgado. Podría salir muy bien o podría salir muy mal. Si JungKook volvía a caer ante Nate, no habría consuelo para TaeHyung.

— Ese día no quiero que te separes del teléfono, estaré contigo en todo momento y, si quieres dormir conmigo, se lo diré a Yoonie, no le va a importar.

TaeHyung abrazó a su amigo, a pesar de todo, se sentía feliz de tenerle en su vida. Estaba atravesando el que, sin duda, era el peor momento de su vida y tenía la impresión de que esto no iba a mejorar por mucho que se empeñara en que fuera así.

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