Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo XVII Sergio Álvarez

Definitivamente, irme esa noche del pueblo me costó; sin embargo, ya no podía seguir allí. Ver a David de esa manera realmente me impactó. Él nunca había sido agresivo, bebedor ni impulsivo. Durante esa conversación, lo miré a los ojos y no lo pude reconocer. Ahí solo había ira y dolor, aunque no lo juzgo. Él solo estaba tratando de lidiar con sus sentimientos; eso puedo entenderlo porque yo también lo estoy haciendo en este momento a mi manera. Quizás piensen que soy un cobarde por huir y no enfrentar la situación, pero comprendí, al ver caer por primera vez mi sangre del puño de mi hermano, que, si uno de los dos no ponía distancia, las cosas solo iban a empeorar.

Además, el enterarme así de que mis padres en realidad no lo son, es un golpe duro. Ellos lo eran todo para mí, y aunque sé que hicieron lo que creyeron mejor para nosotros, no puedo dejar de sentirme dolido por el abandono de unas personas que jamás he visto. ¿Quiénes habrán sido? ¿Serán también de Xalisco? Tienen que serlo, porque en la nota se notaba que sabían a quiénes nos estaban entregando: "Por favor, cuida de ellos porque yo no puedo hacerlo".

Lo que me lleva a cuestionarme: ¿A cuál de los dos iba dirigida, si a mi padre o a mi madre? Aunque quizás es mejor así, no saber quiénes son; al final del día, nada cambiará. Mis padres serán los que cuidaron de mi hermano y de mí durante todos estos años. También estoy pensando en qué haré ahora que estaré en un lugar en el que no conozco a nadie. Será difícil encontrar trabajo rápido como capataz. En caso de no tener suerte, tengo que hacer un plan B. Quizás es tiempo de aventurarme a hacer algo nuevo. Sé que puedo ser el mejor en lo que me proponga; claro, lo digo con modestia.

Con mi partida, espero que David también pueda reflexionar sobre su vida; deseo que encuentre nuevamente el camino de regreso a sí mismo y que, si está escrito en el destino, volvamos a reunirnos. Mientras tanto, yo estaré deseando que tanto él como Beatriz sean felices, porque es lo que trataré de hacer, aun no teniéndolos a mi lado.

Cuánto me hubiera gustado despedirme de ella antes de partir; sin embargo, no creo que le vaya a importar mi ausencia, por lo que lo preferí así. Además, ¿qué le iba a decir al verla? ¿Qué me iba, pero que no podía hacerlo sin verla primero? Suena totalmente descabellado, lo sé. Aunque soy consciente de que es algo que me reprocharé toda la vida no haberlo hecho, prefiero vivir con la conciencia tranquila de no ser el causante del sufrimiento de mi hermano. Prefiero primero el mío.

Luego de varias horas cabalgando sin rumbo, decidí que iría a Sinaloa. Escuché, por algunos trabajadores de la hacienda de los Rodríguez, que ahí se consigue trabajo rápido, y es justo lo que necesito. Aunque en el camino, tuve que hacer algunas paradas exprés, estando todavía oscuro, para cenar de la poca comida que me llevé de la casa y también por otras necesidades fisiológicas que ya ustedes se imaginarán.

Después de una larga noche, llegué a un pueblito pequeño cerca de las 10 de la mañana; más de 12 horas sin descansar. Por lo mismo, en el trayecto encontré una cafetería, en la cual me detuve a desayunar. Mientras revisaba el menú, le pregunté a una joven mesera que no debía de tener ni 14 años si sabía de algún lugar cerca en el cual me pudiera instalar.

—No tengo conocimiento, señor, pero le voy a investigar y le dejo saber.

—Muchas gracias. Quisiera unos huevos revueltos con dos tostadas y una jarra de chocolate, por favor.

—En unos minutos se lo traigo, señor.

—De acuerdo.

Hice un gesto con la cabeza para agradecer su cortesía y me dispuse a leer el periódico Monitor Republicano «mi favorito». Después de terminármelo todo, pues estaba muy bueno, la joven se acercó hasta mi mesa para decirme que la cajera tiene una abuela que está alquilando una cabaña cerca y que le podría preguntar a ella la información del lugar. Le agradecí dejándole una buena propina y me despedí para dirigirme hacia el puesto de cobro. Luego de una corta charla, la mujer me indicó dónde podría encontrar a su abuela y, sin perder mucho tiempo, me trasladé al sector. Al cabo de media hora, llegué a mi destino.

Pude deslumbrar a una envejecida señora de tez morena, cabello blanco largo debido a su edad, nariz ancha al igual que su boca, y de estatura pequeña, lo cual me hace sentir un gigante al estar a su lado. Sin embargo, su inofensivo aspecto no tiene nada que ver con su actitud e ingenio.

Inmediatamente después de conocerla, pude darme cuenta de que no es una persona de muchas palabras y que su rostro, al hacerlo, carece de emoción alguna, como su nieta; al parecer, es de familia —pensé—. Es como si estuviera sumergida en una burbuja, pero ¿de qué se protege? Estoy seguro de que algo debe de haber dentro de ese corazón y me gustaría ser espectador cuando deje por un momento su actuación.

Le comenté que estaba interesado en alquilar la cabaña y me llevó hasta ella para verla. Se contemplaba pequeña y sencilla, pero tenía un muy buen precio por día, lo cual me pareció extraño, al percatarme de que se encontraba cerca de una zona pesquera por lo que debería de estar más elevada desde mi punto de vista. Sin embargo, días después me enteré que esto se debe a un conflicto de intereses económicos con Sonora, ya que al parecer la quieren dividir de Sinaloa, que hasta este momento son un solo estado.

Como los habitantes no quieren que sus negocios sean afectados, se ven obligados a disminuir los precios para que la demanda aumente o, al menos, se mantenga, debido a que tendrán que pagar impuestos y necesitan el dinero. Pero esto no pasará hasta dentro de 6 años, como está plasmado en la reciente constitución, pues como ustedes sabrán ¡ya somos libres carajo!

Cuando cerré la puerta, lo primero que hice fue darme un buen baño, ya que estaba muy sudado, y lo segundo fue tirarme en la cama y quedarme ahí dormido hasta las 11 de la noche. Sé qué pensarán que es mucho tiempo, pero con el cansancio que tenía, les aseguro que no me hubiera ni levantado si mi estómago no hubiera comenzado a crujir.

Así que busqué en la cocina si los inquilinos anteriores habían dejado algo de comida, pues desgraciadamente no me percaté de comprar nada antes de llegar. Por suerte, encontré algunos ingredientes que bastarían para preparar unas quesadillas de vegetales. Aunque mí repertorio" se limitaba a media cebolla, un ají y un tomate, ¡algo es algo!

Al terminar, me volví a dormir hasta la siguiente mañana, en la cual ya me encontraba listo para recorrer el sector con el fin de hallar algún trabajo. No obstante, me sentía tranquilo, pues gracias a Dios tengo unos buenos ahorros que aumentaron después de trabajar en la hacienda de los Salazar, así que podría vivir fácilmente unos dos meses sin empleo.

Pero ese no es mi objetivo; prefiero mantenerlos por si se me presenta alguna difícil situación. Después de cabalgar unas 3 horas por el lugar, observé una construcción y decidí parar a preguntar si necesitaban a alguien. Treinta y cinco minutos después, ya me encontraba picando y pegando ladrillos.

Así pasé unas tres semanas, hasta que en una ocasión me vi en el espejo y me noté muy quemado. El sol estaba haciendo de las suyas y, aunque estoy acostumbrado a trabajar bajo él, no es lo mismo estar expuesto 4 a 8 o 10 horas al día. Seguramente pensarán que lo hago por ser vanidoso y es cierto; no lo voy a negar. Pero si yo no me cuido, ¿quién lo hará? En consecuencia, determiné que no podría seguir laborando allí y me dispuse a conseguir trabajo en otro lugar; lo que no imaginé es que esa sería una tarea difícil.

Luego de una semana y media de estar buscando sin tener éxito, me sentía desesperado. Me aburría el no tener qué hacer; por este motivo, una mañana me senté en la orilla del lago que se encuentra cerca de la cabaña. Necesitaba un momento para aclarar mis ideas, pues estaba llegando al punto de querer regresar a casa, pero la emoción de una voz me sacó de mis pensamientos.

—Pablo, Pablo... ven a ver esta bestia que acabo de atrapar, es enorme.

—¡Ay, caramba! Sí que lo es.

—Con este creo que ya me puedo ir a descansar a casa por el día de hoy —comento dando unos pacitos de emoción

—Ni lo pienses, Ricardo, no me vas a dejar. Te irás cuando encuentre uno igual de grande también —dijo dando la espalda indignado.

—Ya veo que aquí me haré viejo esperando ese milagro —contestó llevándose una mano a la cabeza en forma de lamento, aunque en realidad estaba bromeando.

—Pero ¡¿qué es lo que estás diciendo si viejo ya estás?! —comento Pablo, soltando una carcajada al finalizar.

—Si valoras estos años de amistad, te pido que cierres la boca y te pongas a pescar mejor —le advirtió este.

—Sí, señor, como usted diga, patrón. —Hizo un gesto con la palma derecha en forma de saludo militar y volvió a su labor.

No lo pensé mucho. De inmediato me acerqué al que se llama Ricardo y le pregunté si podía agregarme a ellos.

—¿Tan siquiera tienes experiencia en esto, muchacho? —me preguntó, lanzándome una mirada de arriba abajo.

—En realidad, no, pero aprendo rápido; se ve que no es tan complicado; solo me tienen que decir qué necesito y lo voy a comprar ahora mismo.

Se echó a reír mientras repetía mis palabras en un tono de pregunta: "¿Se ve que no es tan complicado?" lo que me dejo muy claro que no tenía fe en mí.

—¿Ni siquiera te interesa saber cómo es el pago, y quién lo hace, jovencito? —cuestionó Ricardo intrigado por mi respuesta.

—Al parecer, es bueno, si al atrapar ese pescado ya se pensaba ir a su casa a esta hora.

Se quedó unos segundos en silencio, con los brazos cruzados, antes de decidirse a llamar a Pablo.

—¿Ahora qué quieres, Ricardo, no ves que estoy ocupado?

—Sí, lo sé, pero me gustaría que le expliques a este jovencito —señalándome con una mano— ¿Cuál es la regla a cumplir si desea pescar con nosotros? ¿Por cierto, cuál es tu nombre?

—Sergio, señor.

—Bien, Sergio, un placer; mi nombre es Pablo. Te voy a brindar una breve información sobre este trabajo. Somos un grupo de 10 pescadores que nos dividimos por días en equipo de dos para que todos tengamos la posibilidad de llevar a nuestras mesas el pan. Hoy nos toca a nosotros el día completo, pero mañana vienen otros. Te preguntarás seguramente, entonces, cuánto venimos cada uno a la semana.

Es sencillo: cuatro equipos asisten dos días y al que solo venga uno en esa semana le tocará en la siguiente, y así sucesivamente nos vamos rotando uno por uno, pues el sábado y domingo los dividimos a mitad, un dúo en la mañana y otro en la tarde, y al día siguiente los otros dos equipos que les toca.

Estaba sorprendido con lo que estaba escuchando, pero continué haciéndolo.

Lo que pescamos lo vendemos a los comercios o puestos de comida del sector, y la paga no es mala, pero no es un trabajo sencillo. Hay ocasiones en las que te podrás ir a las once de la mañana y otras a las seis de la tarde; no todos los días serán iguales. Sin embargo, el lugar es tranquilo, además de la buena compañía —dijo esto último levantando ambas manos y señalándose a ambos con orgullo.

—Comprendo, me parece bien; ¿eso sería todo? ¿Cuándo puedo iniciar?

Ambos se miraron y sonrieron.

—No, no es todo. Antes de ser parte de nuestro equipo, tenemos una condición para darte la bienvenida —respondió Ricardo con extrema seriedad.

—Entiendo, ¿cuál es? —pregunté curioso.

—Debes atrapar al menos un pescado antes de la una de la tarde —explicó este cruzando una mirada cómplice con su amigo.

Me reí interiormente sabiendo que eso era pan comido. Pablo me brindó su equipo y me explicó rápidamente cómo debía hacerlo. Sin embargo, no pude estar más equivocado, pues llegada la hora no había pescado ni un bagre.

—Gracias por la oportunidad, señores; realmente, ahora que vi que no es tan fácil como parece, tienen toda mi admiración —dije, disponiéndome a retirarme.

—¿A dónde vas, muchacho? Nadie te ha pedido que te vayas —aclaró Ricardo con desconcierto.

—Pero me dijeron que, si no pescaba nada, no podía agregarme —alegué confuso.

—No, te dijimos que era para darte la bienvenida; ya que no lo lograste, entras, pero sin ella —ambos se carcajearon por un largo rato.

—¿Me estaban gastando una broma? —pregunté dudoso.

—Claro que no, fue enserio, pero no puedes pretender hacerlo todo bien en tu primer día. Te enseñaremos poco a poco nuestros trucos, y verás que con el tiempo te convertirás en igual o incluso mejor que nosotros —explicó Pablo, posando su mano con amabilidad en mi hombro izquierdo.

—Tenías que ver tu cara todo este tiempo, jovencito; era todo un poema —comentó Ricardo limpiándose las lágrimas de tanto reírse.

—Cierto, creí que se iba a echar al piso a llorar —continuó Pablo. —Se volvieron a burlar, pero esta vez yo me reí con ellos.

—Entonces, ¿cuándo puedo iniciar oficialmente? —indague mirando a ambos entusiasmado.

—Ven el sábado a las seis de la mañana con todo lo necesario —respondió Ricardo ya más calmado.

—De acuerdo, gracias.

Esa tarde volví a casa preguntándome si realmente podría llegar a ser bueno en ese oficio, aunque, como todo en la vida, si no lo soy, me dispondré a hacerlo. Sé que lo puedo lograr; además, el lago tiene partes donde hace mucha sombra, así que al menos el sol no será un problema en esta ocasión.

Poco a poco, el tiempo fue pasando. Mientras yo me iba sintiendo cada vez más parte de este lugar, mis compañeros de trabajo se fueron convirtiendo en grandes amigos y, en la pesca, pude encontrar un refugio en el que lograba sentirme en paz. Así pasaron 5 meses sin darme cuenta; sin embargo, por las noches me invadía un vacío que me hacía anhelar estar con mi hermano y Beatriz. ¿Cómo se encontrarán ellos en este momento? Espero que bien, porque esa es la única razón por la que vine aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro