Parte 8
Camila
Miro por la ventana y mi corazón duele ante los recuerdos que pase de mi luna de miel. Marcos me ha hecho sentir increíble, desde que despertaba en sus brazos hasta que quedaba profundamente dormida en ellos.
Me llevo a unas hermosas playas griegas, fuimos en barco, lancha, auto, moto. Jamás pensé conocer lugares tan increíbles y hermosos. Jamás pensé que un hombre podía hacerte estremecer con solo mirarte, perder la razón con solo besarte y morir de placer con solo tocarte.
Por primera vez en mi vida me sentí amada, y por eso en este momento que estamos volviendo a la ciudad, siento un enorme dolor en mi corazón porque sé que todo terminara en cuanto lleguemos a casa.
-Amor ¿Qué sucede contigo?- Marcos me ha sentado en su regazo, lo único que logro hacer es esconder mi rostro en su cuello para poderme impregnar de su aroma mientras controlo mis ganas de llorar.
-Nada, solo que no quería que esto acabara tan rápido- No aguanto más y sollozo, Marcos levanta mi rostro haciendo que lo mire.
-¿Quién te dijo que esto va a acabar en cuanto lleguemos?- Ambos nos miramos –Esto apenas empieza- Susurra en mis labios y no lo soporto mas y me lanzo a ellos como si fuera la última vez que lo pudiera tener en mis brazos.
De nuevo hacemos el amor en el avión, de nuevo me pierdo en sus brazos. Cuando llegamos los nervios me carcomen y no dejo de mirar a todos lados preguntándome donde se encontrara mi hermana.
Llegamos a casa y tuvimos una hermosa bienvenida de parte de su familia y mi padre. De nuevo al verlo tan cerca de mí, me hacía estremecer del miedo así que me la pasaba alejada de él lo mas que podía.
Su hermana se me acerco a pedirme disculpas por lo sucedido el día de mi boda. Me sentía fatal por lo que estaba pasando y aprovecharía el momento que estaré con esta familia y asegurarme que todo iba a estar bien con ellos.
-No te preocupes, no quiero que te sientas mal- En ese momento su hermana quien estaba a mi lado con el rostro encogido, lo levanta y me observa sorprendida, parece que no se esperaba esto de mí.
Tuve que hacer malabares para darme cuenta lo que había sucedido con su hermana, ya que cuando ella perdió a su esposo yo estaba en relación con Marcos. Según me di cuenta, su esposo murió en un accidente de tránsito; dicen que se estrello con otro vehículo y este se fue a la fuga dejándolo morir a su auto. Hasta el momento no han dado con el paradero del responsable de su muerte, dejando a una viuda y una niña sin su padre.
-Yo... Yo- Tomo sus manos y le doy un suave apretón, y le sonrió. De inmediato sus ojos se llenan de lágrimas.
-Quiero que seamos amigas- Digo mientras limpio sus lagrimas que han empezado a empañar su rostro –Se que pudimos empezar mal y quiero aprovechar el momento...-Cayo de repente, dándome cuenta que por poco lo arruino –Digo... Quiero empezar desde cero- Digo con nervios.
-Está bien, la verdad pueda que este equivocada contigo- Dice –Pero aun me costara confiar en ti-
-La confianza se gana- Digo –Vas a ver que todo saldrá bien-
-Eso espero, no quiero que mi hermano sufra- La miro de nuevo y le doy un abrazo hasta que somos interrumpidos por un carraspeo.
-Me encanta que hagan las paces- Murmura Marcos acercándose a nosotros –Ustedes son lo más importante en mi vida –Escuchamos un pequeño gruñido –Bueno aparte de nuestra madre y un pequeño demonio celosa –Dice Marcos mientras levanta a su sobrina y empieza a darle vueltas por la sala, todos reímos pero la que más disfruta es la pequeña niña.
Al verla me hace recordar de cuando era pequeña. No sé si habría sido más fácil ser hija única o tener a mi hermana pero no como mi gemela, puede que muchas hubieran sido diferentes. A propósito necesito acercarme a la pequeña y asegurarme de que mi hermana no le haya hecho nada malo, ya que por lo que me conto Marcos la niña me tenía miedo, pero que el sospechaba que era su hermana quien le estaba lavando el cerebro a su sobrina, pero conociendo a mi gemela se que ella es capaz de todo.
-¡Tío basta!- Mis pensamientos son interrumpidos al escuchar la niña reír a carcajadas mientras su tío la tumba en la alfombra haciéndole cosquillas. Esa imagen me parece una ternura, estoy segura de que Marcos será un magnifico padre, solo espero que no con mi hermana.
-¿Quién es tu tío favorito?- Le dice mientras la tortura en la alfombra.
-¡Tu tío! ¡Tu eres mi favorito!- La niña ríe.
-Eres su único tío- Dice su hermana poniendo los ojos en blanco.
-Soy especial- Dice mi esposo mientras deja de torturar a su sobrina, se sienta en el suelo jadeante, sus cabellos alborotado y con su camisa entre abierta de inmediato mis mejillas se encienden al recordad las veces que lo he visto de esa forma, con su respiración agitada, su cabello alborotado y su ropa desarreglada. Muerdo mi labio inferior cerrando mis ojos empezando a divagar en mis recuerdos hasta que siento una respiración en mi cuello haciéndome sobresaltar.
-¿Se puede saber qué es lo que piensa señora Adams?- Susurra en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja haciéndome gemir. Miro a mi alrededor asustada y observo a mi alrededor a ver si alguien de la familia me ha escuchado, pero me tranquilizo cuando veo a ¨mis suegros¨ hablar con ¨mi cuñada¨. La única que me observa es la niña, me pongo nervioso y le doy un codazo a mi marido quien no deja de besar mi cuello mientras me abraza con fuerza.
-Compórtate- Susurro –Acaso no vez que estamos delante de tu familia- Digo desesperada tratándome de soltar de sus brazos pero Marcos me impide haciéndome apretar más contra su cuerpo.
-Ellos saben que estamos recién casados- susurra marcos restregando su erección en mi trasero quien no ha demorado en despertar –No puedo controlarme al ver tus mejillas encendidas, me hace recordar que siempre terminas completamente roja después de hacerte explotar en un orgasmo- Dice con voz ronca haciéndome estremecer.
-Mar...Cos- Gimo –Marcos detente- Me aprieta más hacia su cuerpo –Marcos la niña nos está observando- Digo con esfuerzo haciéndole recordar que tenemos a un pequeño espectador.
Marcos me suelta y escucho como gruñe. Lo veo darse la vuelta dándonos la espalda y acomodar su paquete, mientras pide disculpas se va al baño sin antes darme un pequeño azote en mi trasero, escucho como la niña ríe y le guiñe el ojo antes de perderse por el pasillo. Aprovecho que los padres aun están entretenidos hablando con su hija y me acerco a la niña quien me mira con temor.
-Hola- Digo con nervios.
-Ho...La- Me responde con temor.
-Mira quiero disculparme si alguna vez fui mala contigo- Susurro despacio sin que nadie me escuche, la niña me observa de nuevo como si me estuviera estudiando, sonríe y se levanta de la alfombra tomando mi mano.
-Tranquila tu eres buena- Dice la pequeña quien me deja sorprendida –Ven vamos a mi cuarto y te enseño mis muñecas- Asiento tomando su pequeña mano dejándome llevar a su habitación.
Empezamos a jugar en un pequeño comedor que tiene la pequeña en su cuarto, como soy muy grande me senté en el sueño, mientras ella está en su sillita. Ella me sirvió el supuesto te, con unas galletas de plástico y ambas disimulábamos tomar el té como si fuéramos de la realeza. Me encantan los niños y más ver sus sonrisas.
-¿Qué es lo que está pasando acá?- Me sobresalto al escuchar la voz de Marcos, el se encuentra recostado contra el marco de la puerta con los brazos cruzados y una hermosa sonrisa.
-Lo siento tío pero estamos tomando el té ¿Cierto tía?- Dice mirándome con orgullo y de inmediato mis ojos se aguan de orgullo.
-Cierto cariño- Le digo mientras disimulo beber el te –Querido por favor no nos molestes que ahora nos vamos al salón de belleza- Digo simulando otra voz – Así que no me esperes en casa- Escuchamos como la niña grita de emoción y se tira a mis brazos, la recibo y veo a mi esposo me mira con orgullo.
-Está bien, espero que dejes a mi esposa hermosa o te puedo demandar- Dice señalando a su sobrina quien ríe emocionada, se acerca a mí y me da un casto beso en los labios, escuchamos un Iuuu. Reímos y sale de la habitación.
-¡En serio te puedo peinar y maquillar!- Dice con emoción la pequeña, asiento y de inmediato quita el vaso de mis manos y todo lo que hay en la mesa, para llenarlo de puro peines y maquillaje.
No llevo el tiempo en que estoy en el pequeño salón de belleza, pero tanto la niña y yo la hemos pasado increíble. Ella me cuenta que extraña a su papa, solo hace 5 meses que murió y fue un golpe muy duro para la familia, pero dice que su papa está en el cielo cuidando de ella y su mama. Me sorprende lo inteligente que es Clara, tan solo 7 años habla con mucha madurez.
Escuchamos el grito de Marcos desde el primer piso quien me llama avisando que es hora de irnos. Me miro al espejo y abro los ojos al verme, estoy con mis mejillas completamente llenas de rubor, los ojos de todos los colores y mis labios súper gruesos de un color rojo pasión. Tengo un enredo en mi pelo que parece un nido de pájaro, sin importar como me veo le sonrió a la niña quien me mira fascinada.
-Gracias señorita mire acá le pago- Cambio mi voz y hago que le pago.
-Tome señora su cambio- La niña disimula darme el cambio y yo me levanto caminado exageradamente moviendo mis caderas, escucho como Clara ríe mientras bajamos las escaleras veo que todos están en la entrada de la casa. La niña hace ruido con su boca ya que no sabe como carraspear y todos voltean a verme.
-¿Pero que mierd...?- Marcos me mira con los ojos abiertos y antes que salga una grosería de su boca, su hermana le ha dado un codazo.
-¿Cierto que se ve hermosa?- Dice la niña con orgullo haciendo que todos me vean divertidos.
-Cariño estas hermosísima- Dice mi suegra.
-Vaya amor estas estupenda- Marcos por fin se mueve de lado de su hermana y besa mi mejilla, veo su cara divertida al igual de todos los presentes.
-Gracias se que quede perfecta para esta noche- Digo guiñándole el ojo mi marido quien aprieta sus labios para contener la risa.
-Gracias- Susurra su hermana –Cariño porque no vas a lavarte las manos mientras yo despido a tus tíos- Dice mientras acaricia el cabello de su hija mirándola con adoración.
-Si mami, adiós tito, adiós tita, chau abus- Dice la niña mientras se despide de beso a cada uno. La vemos perderse por las escaleras.
-Voy a traerte algo para que te desmaquilles- Dice su hermana conteniendo la risa pero antes de subir las escaleras yo la detengo.
-No es necesario querida, no voy a desmaquillarme así me siento hermosa- Digo mientras simulo retocar mi pelo.
-¿Acaso piensas salir así?- Dice Marcos divertido. Encojo mis hombros y empiezo a despedirme de todos mientras camino exagerando moviendo las caderas, escucho la carcajada de mi marido y la risa de mi esposo atrás mío, no le doy importancia y cuando llego al auto el chófer abre mi puerta y me mira extraño.
-¿Acaso no te parezco que quede hermosa?- Le pregunto al chófer quien aprieta sus labios para no reír.
-Si señora, esta hermosa- Murmura antes de yo entrar al auto.
No demoramos mucho en llegar a casa ya que vivimos en una enorme mansión a solo unas cuadras de la casa de los padres de Marcos y su hermana. En el trayecto Marcos no ha dejado de reírse y darme las gracias por dejarme torturar de esa manera, para mí no fue una tortura, la verdad es que me divertí mucho.
-Amor estoy loco por hundirme dentro de ti- Dice mi marido con voz ronca mientras me carga para entrar a casa –Pero antes ve a quitarte ese maquillaje – Muerde mi cuello haciéndome gemir.
-Si quieres hundirte en mi, debes hacerlo así- Digo señalándome –No voy a desperdiciar él obra que hizo tu sobrina en mí- Marco sonríe mientras me besa.
-Eres increíble- Susurra en mis labios mientras envuelvo mis brazos en su cuello y mis piernas en su cintura subiendo por las escaleras.
De nuevo me siento perdida, de nuevo me siento en casa y no se por cuánto tiempo pero lo disfrutare el tiempo que este a su lado. Aunque salga herida.
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