Parte 19
¡Maldición! Tomo el auto y le digo a mi chófer que se dé prisa, mi supuesta mujer ha tomado sus maletas y se estaba alistando para irse de la casa. Les informe que por nada del mundo la dejaran ir, no podía permitir que ella se fuera sin hacerle soltar la verdad.
Llego a casa y veo a los del equipo de seguridad en un completo alboroto, no espero al que chófer abra la puerta y salgo de prisa a buscar repuesta.
-¿Qué ha sucedido, donde se encuentra mi mujer?- Digo esto último apretando los dientes.
-Ella... Ella se ha ido señor- Tomo de la solapa a uno del equipo de seguridad que tendría que tenerla vigilada.
-¿Cómo que se fue?- Lo sacudo con fuerza y el hombre me mira con temor.
-Señor... Ella recibió una llamada y se puso histérica, hizo que empacara su ropa pero al darse cuenta que no la íbamos a dejar ir, nos dijo que iba a fumar un cigarrillo afuera y fue entonces que apareció un auto y ella corrió hacia el vehículo, cuando quisimos detenerla fue imposible, salieron a toda velocidad- Lo suelto haciendo que se tambalee y empiezo a caminar de un lado a otro desesperado.
-¿Pudieron ver quien manejaba?- Niegan todos a la vez.
-No señor- Responde a la vez.
-¿Y la placa, la pudieron ver?- Niegan de nuevo.
-El vehículo venia sin placa señor y los vidrios eran completamente polarizado- Maldigo y me encierro en mi despacho.
Lo primero que hago es citar a Fernando, espero que por su bien me tenga buenas noticias porque el primer perjudicado iba a ser el ya que no dejo que la interrogara cuando la tenía en mis manos. Importándome una mierda nuestra amistad.
-Lo siento mucho Marcos, pero es como si la tierra se las hubiera tragado- Me levanto y le doy una fuerte patada a la silla donde estaba sentado haciendo que se estrelle contra el pequeño bar que tengo en mi oficina, varias copas y botellas terminan destrozadas en el suelo.
-¡Te lo dije! ¡Te lo dije maldita sea que teníamos que sacarle la verdad!-
-losé, pero no contaba que ella se fuera ir un momento a otro-
-¿Crees que haya sospechado algo?-
-Puede ser- Hace una pausa mirándome fijamente –El ama de llaves me confirmo que ella se puso como loca al recibir una llamada y se puso muy nerviosa- Suspiro.
-Ahora no tenemos nada- Susurro sentándome en el mueble que tengo en mi oficina ya que mi silla quedo de igual de destrozada.
-No lo creas- Fernando se levanta de donde está y se sienta a mi lado –En algún momento algunas de ellas o su tía tendrán que utilizar su nombre para algo o algunas de sus tarjetas de crédito, ya informe al banco y tengo amigos en el FBI y me tendrán informado si sale algo-
-Por tu bien espero que aparezcan- Me levanto dirigiéndome a mi habitación azotando la puerta.
No me interesa la que se fue, me interesa más la que está embarazada y saber si el hijo que carga es mío. Voy a llegar hasta las últimas por encontrarlas.
Camila
Toco mi abultado vientre de 30 semanas, son 7 meses y medio y dentro de poco tendré a mis bebes a mi lado. Sonrió, ya no siento miedo porque mis hijos sean gemelos, Tomas me ha demostrado que no todos nacen con ese gen de maldad que nació mi hermana.
En estos meses he conocido a muchos hermanos gemelos, mellizos y hasta trillizos, todos son un ángel y se llevan súper bien unos a otros. También he estado yendo al psicólogo que me ha ayudado mucho a superar el trauma con mi hermana y aceptar mi vida como debe ser.
Mi tía y Tomas han sido un gran apoyo para mí, me acompañan a las consultas y me consienten con la comida, no me dejan sola en ningún momento por la preocupación de que mi hermana vuelva aparecer en mi vida y quiera volver hacerme daño.
En cuanto a mi corazón, sigo amando a Marcos. Me es imposible olvidarlo y muchas veces me he tentado en llamarlo, pero el miedo de que mi hermana se dé cuenta y pueda causarles algún daño a él o a su familia. También está el temor de que den con mi ubicación y eso hace que desista la tentación en hacerlo.
Esperare a que nazcan mis hijos y enfrentare a mi hermana y le diré la verdad a Marcos, espero que pueda perdonarme o tendré que seguir mi vida sola con mis hijos.
Tomas ha insistido en darle una oportunidad y que desea criar a mis hijos como los suyos, pero no le puedo negar saber la verdad a Marcos.
-Cariño ¿Deseas comer algo?- Mi tía entra a la sala con unas bolsas de compra.
-Tía acaso no vez como estoy, en cualquier momento terminare rodando- Mi tía sonríe.
-Deja de exagerar, además los niños deben de estar bien alimentados- Me dice desde la cocina mientras escucho sonar algunas ollas.
-De que tenga gemelos no quiere decir que coma el doble tía- Escucho como ríe.
-¡Por cierto tía!- Digo alzando un poco la voz ya que mi tía ha puesto la licuadora –¡Esta mañana fui al banco y me pusieron a llenar unos formularios!- Grito y mi tía ha apagado la licuadora y llega a la sala.
-¿Cómo que te han puesto a llenar unos formularios?- Me pasa un licuado de frutas que ha preparado y yo lo recibo con gusto.
-Sí, me dijeron que tenía que actualizar mis datos personales- El rostro de mi tía se transforma por preocupación.
-¿Crees que no debí hacerlo?- Empiezo a entrar en pánico y mi tía se acerca para acariciar mi rostro.
-Tranquila mi amor, debe ser algo rutinario-
-¿Y Si.... Si ella...?- Unos toque a la puerta nos interrumpe. Ella se levanta abrir la puerta mientras yo me quedo en el asiento tratando de controlar mi pánico, cierro mis ojos controlando mi respiración como me enseño mi psicóloga y cuando los abro quedo sin respiración...
Últimos capítulos, ando un poco delicada de salud y me cuesta a veces poder concentrarme para escribir, espero que les guste.
Voten y comenten así me inspiran para escribir, su apoyo me liviana.
les invito a que lean la próxima novela, Amando a la Bestia que la seguiré dentro de poco.
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