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Parte 10


Suspiro cansada. Quito mi ropa y me meto a la ducha, no sé cuánto tiempo pasa solo me quedo debajo del chorro tratando de poder pensar que es lo que voy a hacer para detener a mi hermana. Doy un grito cuando siento unas manos en mi cintura.

-¿Qué sucede amor, acaso pensaste que era otra persona?- Marcos me mira con preocupación, mientras toma mi cara y sus ojos me miran fijamente.

-Lo siento yo... -No termino de hablar, mi esposo me ha pegado contra los azulejos del baño y me besa con pasión.

-Tranquila mi amor, jamás permitiría que alguien se acerque a ti- Me besa de nuevo haciéndome perder en sus brazos.

Necesito localizar a mi hermana y enfrentarla de una vez. No puedo seguir con este juego y mucho menos dejar que mi hermana le haga daño a Marcos y a su familia.

Salgo de la casa de Marcos, he ido a visitar a su familia en especial a su hermana quien se niega a salir de casa. Decido no esperarlo como siempre lo hago y camino hasta ir a su casa. Necesito pensar y estando a su lado me es imposible. Mientras camino, muchas cosas se vienen a mi mente y la especial es como lo tomara Marcos cuando le diga la verdad, porque he decidido que lo mejor es que lo sepa todo. Sé que no lo tomara bien y mi peor temor es perderlo, aunque pensándolo bien jamás lo tuve.

Tengo una sensación extraña como si algo malo fuera a pasar, mi cuerpo empieza a reaccionar y comienzo a caminar mas deprisa para llegar a casa, miro hacia todos lados y veo que un auto me sigue, me pongo más nerviosa acelerando el paso. Escucho como el auto también toma velocidad y antes que pueda cruzar la calle contraria, el auto se ha adelantado bloqueando mi paso. Miro hacia todos lados y no veo a nadie, retrocedo y la ventanilla del auto baja dejándome ver a mi hermana quien me mira con burla.

-¿Qué paso hermanita, acaso me temes?- Sonríe de medio lado mientras se desabrocha el cinturón y abre la puerta de atrás –Sube- Me hace señas pero yo niego con mi cabeza – ¡Dije que subas!- Grita haciéndome saltar. Trago saliva y me adentro al auto maldiciendo internamente, mi hermana se encuentra sola y no demora hacer rechinar las llantas del auto aumentando la velocidad -Mi amiguito me dijo que la estas pasando muy bien con mi esposo- Dice con sarcasmo mientras aumenta más la velocidad. Mi corazón se agita junto con mi respiración, trato de pensar en cómo salir pero es difícil saltar del auto por su velocidad.

-Cris...- Susurro nerviosa.

-¡Camila! ¡Soy Camila, maldita sea!- Grita mientras golpea fuerte el timón.

-Por... Por favor detente, nos po... Demos estrellar- Digo conteniendo mis lágrimas y ella me observa por el retrovisor.

-Sería divertido morir juntas no crees- Murmura –Es más, deberíamos morir de una vez- Pisa el acelerador y el auto empieza a tambalearse, cierro los ojos conteniendo la respiración para esperar el impacto pero este no llega, solo se escucha la carcajada de mi hermana –¿De verdad pensaste que quería morir?- Ríe –Cariño aun me falta mucho para vivir-

No sé cuánto tiempo ha pasado, mi hermana mermo la velocidad y puso música a todo volumen. Sigo pensando de cómo salir de esta pero sé que mi hermana no dejara que eso pase. Nos adentramos a un barrio que no conozco hasta que llegamos a una casa de dos pisos. Mi hermana baja del auto y abre mi puerta.

-Vamos camina, tenemos mucho de qué hablar- Mi hermana sigue hacia la casa, la abre y deja la puerta abierta para que entre en ella. Yo la sigo sin decir nada y ambas subimos por las escaleras hasta llegar a una habitación. Ambas pasamos y empiezo a observar el cuarto y me doy cuenta que es como su habitación ya que hay fotos de nuestros padres y de ella, observo la cama y esta la muñeca que ella me quito cuando éramos mas pequeña.

-¿Qué hacemos acá?- Susurro y ella solo me observa y ve que estoy mirando la muñeca. La toma y empieza a peinarla.

-¿Te acuerdas de esta muñeca?- Me dice mientras la observa –Yo siempre quise esta muñeca y tú te negabas a dármela- Me mira – Siempre tuve que conseguir las cosas a mi manera.

-Por favor, ya no quiero seguir con esto- Digo tratando de conservar la calma, ella me mira y escuchamos que la puerta de abajo se abre y mi hermana sonríe.

-¡¿Por qué me hiciste esto?!- Grita -¡No puedo creer que me sigas haciendo daño!- Empieza a llorar con más fuerza y yo la observo sin entender, la puerta se abre y veo que nuestro padre que la mira con preocupación pero su semblante cambia cuando me observa.

-¿Ahora qué hiciste Cristina?- Me mira con rabia y se acerca a mí a grandes zancadas. Retrocedo hasta chocar con una mesa -¡¿Dime que le hiciste a tu hermana esta vez?!- No soy capaz de articular alguna palabra, mi padre me mira con rabia y mi hermana se tira a sus brazos llorando con más fuerza.

-¡Hay papa!- Llora –Si supieras lo que me hizo ahora- Mi padre la rodea con sus brazos mientras me mira con furia.

-¿Ahora que hizo pequeña, dime amor que te hizo esta mujer?-

-Ella.... Ella papa me quito a mi esposo- Abro los ojos y empiezo a negar –Se hizo pasar por mi mientras te cuidaba papa- Gime –Me robo a mi esposo, se acostó con él- Mi padre la aparta y se acerca a mi apretando sus manos.

-¿Dime que no es cierto? Tú no pudiste hacerle eso tan ruin a tu propia hermana-

-Es mentira papa, yo...-

-¡Di la verdad! –Grita mi hermana -¡Díselo en la cara! ¿Te acostaste sí o no con mi esposo?- No soy capaz de contestarle, solo bajo la mirada –¡Si vez papa! ¡Ella se acostó con mi esposo!- Levanto la mirada para corregir que fue ella quien me hizo hacerlo pero mi padre me ha dado una fuerte cachetada.

-Eres lo peor- Dice con rabia –Maldigo el día que naciste, ojala hubiera sido solo tu hermana pero naciste tú- Comienza a sacar el cinturón del pantalón –Ella un ángel y tu un demonio- Tapo mi rostro cuando siento el primer golpe –Voy a confinarte en un sanatorio de por vida- Otro golpe -¡Cómo pudiste hacerle eso a tu misma sangre!- Grita mientras sigue golpeando mi cuerpo. Cubro mi cuerpo con mis piernas mientras siento el ardor en mi espalda con cada azote.

-Recuerda papa que por culpa de ella mi madre murió- Siento que mi padre ha aumentado con más fuerza cada azote, yo solo grito que se detenga pero él no lo hace.

-Eres... Eres...-Mi padre suena agitado y ha detenido los golpes, alzo mi vista y veo que se toca su pecho.

-¿Papa que tienes?- Dice mi hermana mientras mi padre tiene la respiración agitada y sigue tocando su pecho. Mi hermana lo sienta en la cama.

-Yo... Yoo- Cierra los ojos con fuerza y su rostro se transforman de dolor.

¿Papa que tienes?- Susurro entre lagrimas, me voy a acercar pero mi hermana me detiene.

-¡No te acerques Cristina! ¡Esto es tu culpa!- Grita.

-¡Yo no soy Cristina!- Grito igual que ella -¡Yo jamás he sido Cristina!- Me incorporo y veo que mi padre me observa consternado –Papa yo soy Camila, siempre he sido Camila- Me acerco y me arrodillo cerca de él –Te juro que yo no quise hacer eso, Cristina siempre me ha obligado hacerme pasar por ella- Bajo mi rostro limpiando mis lagrimas –Hasta robo mi identidad- Susurro.

-¡Eso es mentira!- Grita mi hermana.

-¡Di la verdad de una vez Cristina! ¡Yo no voy a seguir permitiendo que tu sigas haciéndote pasar por mi!- Me levanto enfrentándola –No voy a permitir que sigas haciéndome daño- Ella abre sus ojos sorprendida, esta es la primera vez que me le enfrento. Pero su rostro cambia.

-Está bien lo acepto- Dice con burla –Todo este tiempo me he hecho pasar por ti- Mira a papa –Todo este tiempo cuando tu debías golpearme, la golpeabas a ella- Me señala.

-¿Qué....? No puede ser...- Dice mi padre y veo como hace una mueca de dolor.

-¡Llama a un medico!- Grito mientras tomo el rostro de mi padre, lo siento frio y esta sudando.

-Papa, papa ¿Qué tienes?- Mi padre toma mi mano y me mira con tristeza.

-Todo el tiempo fuiste tú... A la que le hice daño- Limpia mis lagrimas –Perdóname hija, perdóname...-

-Si papa, todo este tiempo la que has golpeado e insultado ha sido a ella- Mi hermana empieza a caminar por la habitación –Por cierto, también fue mi culpa que nuestra madre haya muerto –Sonríe.

-¿Qué estás diciendo?- Ella se encoje los hombros y se sienta en un asiento cruzando sus piernas.

-Yo hice que mi madre fuera buscarte el día del accidente- Mira sus uñas –Por alguna razón mi madre sabia que tu no eras yo- Me observa –Cuando las vi salir de la casa de tu novio al que por cierto yo me acostaba –Sonríe –Vi que un carro venia a toda velocidad y no hice nada para evitar que la cogiera, sabía que iba arrollarte a ti, pero mi madre lo evito- Se levanta mirándome molesta –Siempre fuiste la prefería- Me levanto con furia, todo este tiempo me culpo a mi por su muerte.

-No puedo creer que hayas dejado que mi madre perdiera la vida-

-Yo quería que la que muriera fueras tú- Encoje sus hombros –Ella termino sacrificando por ti- Me acerco a ella dispuesta a golpearla pero escucho un gemido de dolor, volteo y mi padre trata de levantarse de la cama pero no puede, mira con rabia a mi hermana.

-¡Eres una maldita!- Grita con fuerza y vuelve a gemir de dolor. Corro a su ayuda.

-¡Llama a una ambulancia!- Ella me ignora sonriendo.

-También papa quiero decirte que obligué a mi hermana que se hiciera pasar por mí en mi matrimonio para que entregara...-

-¡Basta!- Grito -¡No ves que nuestro padre está sufriendo un infarto!- Pongo a mi padre en la cama y el solo aprieta mi mano –Llama una ambulancia por favor- Le suplico observando a mi padre.

-Per... Perdóname hija... Perdóname por... Todo el daño...- No logra terminar. Me levanto dispuesta buscar un teléfono pero mi hermana ha tomado mi cabello y ha golpeado mi cara.

-¿Dónde creer que vas?- Golpea mi cara –Déjalo morir- Forma un puño con mi cabello y trato de zafarme mientras ella me saca arrastras de la habitación.

-Suéltame- No tengo mucha fuerza, mi cuerpo duele por los golpes de mi padre.

-Claro que te soltare- Me lleva al borde de las escaleras –Ahora es mejor que nunca vuelvas, ya no te necesito – Jala mas mi cabello y gimo del dolor –No te preocupes, cuidare de mi amado esposo hasta que muera- Susurra en mi oído –Es una lástima que no veas como quedo viuda-

Forcejeo con ella pero es imposible, estoy débil y suplico que por favor no me haga daño pero es inevitable, mi hermana me ha empujado por las escaleras y siento como mi cuerpo rueda por ella recibiendo pulsadas de dolor por todo lado. Cierro mis ojos sumergiéndome en la oscuridad, rogando que este sea mi fin.


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