Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una bufanda para Jessy

Me da vergüenza entregarle el obsequio a Thiago, así que cierro los ojos con fuerza para no ver su reacción. Luego de un momento siento los largos brazos de él sujetarme con fuerza, impulsándome a abrir los ojos como platos.

—Es el mejor obsequio que me han dado.

Sonrío aliviada al oírlo.

—Qué alivio que te haya gustado. 

Su cabello brilla por la luz del farol.

—Sí, es bonito. Claro que mi rostro lo embellece más —dice soltándome suavemente.

—Me imaginé que eso dirías, presumido.

— ¿Por qué me diste un obsequio? No es mi cumpleaños o algo parecido.

Me raso la cabeza avergonzada.

—Ah es que, fue porque tú te quedaste sin nada el día del concurso.

Asiente tres veces.

—Ah por eso,  gracias Jessy.

—Bien.

—Me voy, ya es tarde, te veo mañana.

—Sí claro.

Entro a casa y sigilosamente lo observo alejarse por la ventana.

THIAGO.

Regreso a  casa pensativo, Jessy es muy tierna. Veo mi pintura una y otra vez, la colgaré en mi habitación.

Llego a mi casa, veo la hora y son las 9:00pm, mamá debe estar preocupada, evidentemente será así. Entro a la sala y ella me espera en el sofá.

— ¿Por qué llegas tarde? —pregunta tranquila. Algo que me sorprende.

—Es que fui a acompañar a una amiga a su casa. —Estoy por subir el primer peldaño de las escaleras.

—¿A quién, a Sandra?

—No, a Jessy. —Me detengo para verla.

—¿Jessy?, ¿quién es Jessy?

—La hija de Martha, la cocinera.

—¿Fuiste acompañar a la hija de la cocinera? —Pregunta alterada poniéndose de pie.

—¿Por qué te alteras? No es nada  malo. —Elevo los hombros.

—Lo es, pasas demasiado tiempo con esa chiquilla, ¿qué pensarán nuestras nuestras amistades?

—No me interesa lo que piensen los demás —empiezo a enfadarme.

—A mí sí, ¡y no quiero que seas amigo de la servidumbre! —grita.

Mi padre baja de su habitación cruzándose conmigo en los peldaños.

—¿Qué ocurre?, ¿porqué tanto alboroto

—Es tu hijo, es amigo de la hija de Martham

—¿De Jessy? —pregunta despreocupado.

—Sí de ella —responde mamá echando fuego por los ojos.

—¿Y cuál es el problema? —Papá frunce el ceño realmente extrañado.

—Lo mismo digo yo —intervengo. Quéue bueno que papá me entienda.

—¿Cómo que cuál es el problema? —Se altera nuevamente mamá— ¡como nuestro hijo puede ser amigo de la servidumbre!

— ¡No veo el problema, sólo vives con tus prejuicios!, ¡con tus aires de superioridad!

—¡No es mi problema que seas acomplejado!

Empiezan a discutir, me escabullo hábilmente y subo a mi habitación, siempre discuten por tonterías. Esta vez por mi culpa.

JESSY.

Thiago y yo nos hicimos muy buenos amigos, no confío en nadie más que en él. A veces Sandra va a su casa y se le pega demasiado, eso me incomoda un poquito, pero la mayor parte del tiempo la paso con él. Todos los días me recoge de la escuela y caminamos juntos a su casa o a la escuela de Bellas Artes. He aprendido a montar bien el skate, sus padres le compraron uno y practicamos a veces.
Ya estamos cerca de finalizar el año escolar, yo pasaré a segundo año de secundaria y él a tercero

Hoy es mi cumpleaños, al fin cumplo trece; el de Thiago será el próximo mes.

Me dirijo a la escuela de Bellas Artes. Thiago dijo que no podría pasar por mí por no sé qué y qué. Llego al salón y está cerrado, por lo que se me hace extraño. Toco la puerta y nadie contesta, la empujo y me doy cuenta que no tiene llave, así que decido entrar.

—¡Felíz cumpleaños! —gritan mis compañeros. Enseguida diviso a Thiago. El salón está decorado y hay bocaditos.

—Oh, muchas gracias chicos — empiezo a llorar, Thiago se me acerca.
—Eres una gran llorona —dice abrazándome.

—No estoy llorando, sólo estoy derramando lágrimas —digo con sorna.

—¿Cuál es la diferencia?

—Que llorar es causada por una emoción, en cambio yo derramo mis lágrimas porque tengo muchas.

El sonríe ampliamente.

—Te vas a quedar sin lágrimas.

—Entonces derramaré moco.

—Jajaja, entonces nunca te haré llorar.

—¿Lo prometes? —Le extiendo mi meñique.

—Prometido. —Sujeta su meñique con el mío sellando la promesa.

THIAGO.

Me enternece mucho Jessy, siento la necesidad de protegerla, siempre llora por cualquier cosa, aunque me promete que será menos sensible nunca lo cumple, siempre tengo miedo de hacerla llorar.
No puedo dejar de ser cursi con ella, es un instinto que no puedo evitar.

—Ya tenemos la misma edad —dice Jessy mientras caminamos hacia su casa.

—Sólo por un mes, luego yo tendré catorce y seguiré siendo tu mayor. —Elevo la quijada para verme superior.

—Presumido. —Me saca la lengua. Me acerco a ella y le tomo la mano como muchas veces lo he hecho, no me atrevo a nada más.

—¿Has hablado con Jack?

—Sí, dice que te echa de menos.

—Yo también lo extraño, ¿tú no?

—Es muy desordenado, fastidioso y bullicioso, pero igual lo extraño. —Elevo los hombros—. Hemos crecido juntos. La primera vez que nos separamos fue cuando se fue a vivir a otra ciudad.

—Humm, pero vendrá a estudiar la Universidad aquí, así que estarán juntos.

—Sí, tendré que soportarlo por cinco años —chasqueo la lengua. Jessy sonríe.

Lo cierto es que emociona eso, todo será más divertido con ellos dos. ¿Podrá Jessy asistir con nosotros a la universidad? Ojalá que sí. Le pediré a mi padre que ayude en su educación. Quiero lo mejor para ella; y sé que mi padre es buena persona, no se negara.

—Llegamos. —Me da un beso en la mejilla como forma de despedida.

—Espera, tengo un obsequio para ti —digo abriendo mi mochila.

—¿Otro más? Ya me has dado muchos.

Es cierto, la he llenado de regalos; desde orquillas hasta peluches. Cada vez que veo algo de niña me acuerdo de ella, y me es inevitable comprárselo. He utilizado toda mi mesada en regalos para ella.

—Éste es especial, lo hice con mis propias manos.

—¿De verdad? —pregunta entusiasmada.

—Sí. —Saco la bufanda  de mi mochila y se la doy.

—¡Una bufanda! —Sonríe de oreja a oreja—. ¡Está bordada la "J"! —grita—. Un momento, ¿tú la tejiste? —Abre sus ojos como platos.

—Sí —digo avergonzado—. Me ayudó tu madre, me tardé dos meses en hacerlo.

—No te veo tejiendo —dice burlona.

—Ya te dije que no hay nada que no pueda hacer, soy multifacético.

La verdad es que me costó un mundo hacerlo. Mi papá reía de mí al verme tejer.

—¡Gracias, te quiero Thiago! —Se cuelga de mi cuello.

Me toma por sorpresa, así que no me da tiempo para abrazarla.

—Veamos como te queda. —Le quito la bufanda y se la pongo—. Te queda bien, realmente tengo talento.

El color rojo le queda estupendo. Hace que su piel se vea más clara.

—Es por mí, se ve bien porque está puesta en mi cuello.

—Jajaja, un poquito —la molesto.

JESSY.

Quiero mucho a Thiago. ¿Quién iba a pensar que aquel día que nos conocimos cuando chocamos en las bicis, íbamos a terminar siendo los mejores amigos? Me la paso en su casa todo el día. Jugamos, pintamos e incluso ayudamos a mamá en la cocina. Todo mi mundo se reduce a él.

Salgo de la escuela y él me espera como siempre.

—¿Cómo te fue en tu examen? — pregunta. Toma mi mochila como siempre y la lleva en uno de sus hombros.

—Bien —suspiro.

—Tu cara no dice eso.

—Es que no me dio tiempo de responder todas las preguntas. 

—Seguro llegaste tarde, ¿verdad?

—Sí —digo cabizbaja.

—Deberías practicar la puntualidad. —Levanta una ceja.

—Uff, ya no me regañes —chasqueo la lengua.

Llegamos a su casa, ayudo a mamá a cocinar, Thiago también ayuda, se ve gracioso con mandil. Luego preparamos cupcakes y le echo el jarabe formando corazones. Thiago mira curioso.

—¿Estás enamorada?

—Lo hago desde siempre, es una costumbre. —Le guiño un ojo.

—Raras costumbres. —Arrugo mi nariz por su comentario.

Continúo comiendo, mamá se fue a casa, siempre me quedo más tiempo en la casa de Thiago. De la nada él pone jarabe en mi rostro.

—Oye —le reclamo.

—Te ves graciosa —se ríe.

—Ah no, esto no te lo perdono. —Le mancho también el rostro.

Su mejilla está coloreada de jarabe marrón.

De tal modo continuamos todo el tiempo, como era de esperar nadie cede, siento el jarabe dulce en mis labios.

—¿Te rindes? —dice Thiago correteándome por toda la cocina.

—Retroceder nunca, rendirme jamás.

Le ensucio el cabello y él hace lo mismo. El jarabe se acaba, y damos por concluido la pelea.

—Obstinada —dice sentándose.

—Tú más. —Me siento a su lado.

Él se acerca a mí y besa mi mejilla luego la otra tomándome por sorpresa. Puedo sentir el calor en ambas; si no estuvieran sucias por esas dulces sustancias, podría aseguras que están rojas.

—Hay mucho jarabe, no terminarás de limpiar. —Me cojo el rostro. El sonríe y se acerca nuevamente y besa mi frente luego mi nariz, baja a mis labios y se detiene, y se acerca a ellos lentamente. El corazón me late a por mil, siento sus suaves labios posar delicadamente sobre los míos, instantáneamente cierro los ojos con fuerza.

—¡Thiago! —El fuerte grito de su madre hace que nos alejemos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro