La pareja ruiseñor
Sentí una corriente eléctrica pasar por todo mi cuerpo al sentir su mano, era tan suave como la de su primo.
—Jessy, ¿dónde estás? —El llamado de mi madre hace que nos soltemos las manos.
—Mi mamá me llama, seguro quiere que les traiga su almuerzo.
—Bajaremos a almorzar —dice Jack, y me dirige tomando mi hombro. Su primo aún continúa mirándome con recelo.
— ¿Cuántos años tienes ? —pregunta Jack.
—Amm yo doce, ¿y tú?
—Trece. Estoy en segundo de secundaria, mi primo también. Yo no vivo aquí, sólo vine por las vacaciones.
—Humm.
Bajamos el último escalón y veo entrar a una pareja, me imagino que deben ser los padres del tal Thiago. El señor emite confianza, sien embargo su esposa autoridad.
—Hola tía, Hola tío.
—Hola Jack —saludan los esposos.
—Hola mamá, papá —saluda desganado su hijo.
—Hola hijo.
Le coge el cabello su padre y su madre le besa la mejilla.
—Buenas tardes —me atrevo a saludar.
Ellos notan mi presencia y el señor me responde el saludo, mientras su esposa me mira con recelo, del mismo modo que lo hace su hijo. Viéndolos bien se parecen mucho.
— ¿Quién eres tú? —pregunta curiosa.
—Es la hija de Martha —se adelanta Thiago a responder.
—Humm —dice la señora y sube al segundo piso seguida por su esposo.
—Jessy —insiste mi madre desde la cocina.
—Ahí voy ma.
Jack y su primo me siguen.
—¿Comerán aquí jovencitos? —Indaga mi madre al verlos entrar.
—Sí señora Martha, por cierto mis papás ya llegaron.
—Entonces les llevaré su almuerzo.
—Bien.
Los primos se disponen a comer y Jack me invita a sentarme con ellos, busco la aprobación de mi madre y ella me la da.
—¿Dónde aprendiste a pintar ? — Pregunta Thiago sin mirarme.
—En ningún sitio en particular, mi tía me enseñó cuando era pequeña, ella se dedicaba a eso.
— ¿Y qué pasó con ella?
—Murió
—Oh lo siento.
Luego de un corto silencio me atrevo a preguntar.
—¿Cuándo es el concurso?
—Dentro de una semana, supongo que ya te irás así que empezamos mañana, ¿bien? —Dice Thiago, esta vez mirándome. Su mirada es intimidante provocando que me ponga nerviosa, es solo un mayor pero parece de más por como se comporta.
—Ah sí.
—¿Tienes hermanos? —pregunta Jack, agradezco que me hable, con él no me siento tensa como con su primo.
—No, soy hija única.
—Qué bueno. Yo tengo una hermana latosa, tú y Thiago tienen suerte.
—Bueno siempre he querido tener un hermano con quien jugar.
—No sabes lo que pides —dice Jack en un tono exagerado. Thiago continúa comiendo en silencio.
Después de almorzar mi mamá y yo volvemos a casa. Me duermo pensando en lo ocurrido en el día y pienso en lo que pasará mañana.
THIAGO
Me levanto temprano como de costumbre y veo a mi primo durmiendo con baba en la cara, le doy un manotazo y se levanta asustado.
—¡Mamá no quiero ir a la escuela! —grita desorientado.
—Apúrate hijo —le digo entre risas, mientras él se soba los ojos.
—Tú no eres mi mamá, ¿que pasó? ¿te la comiste?
—Sí y ahora tengo indigestión —le digo golpeando su cabeza.
—Thiago eres peor que mi mamá, ¿para qué rayos me despiertas tan temprano?
—Tenemos que empezar con la misión, seguro la hija de Martha ya llegó, vamos a pintar.
—Oh cierto, tu dichosa pintura —dice volteando los ojos.
Espero un rato que mi primo se cambie y bajamos juntos los escalones. Entre tanto alguien entra a la sala, se trata de Sandra mi compañera de clase y buena amiga.
—Hola Thiago —saluda tímidamente—. Hola Jack —continúa.
—Hola Sandra —la saluda efusivamente mi primo.
—¿Comerán aquí? —pregunta Martha al notar que estamos en la sala.
—Sí.
Mas no veo a la mocosa, ¿será que no vino hoy? Jack se me adelanta y pregunta por ella.
—Martha, ¿Jessy no vino hoy?
—Sí, la mandé a comprar.
—Humm, cuando llegue le dices que nos busque.
—Bien —dice mientras se retira.
Invitamos a Sandra a desayunar, luego de un momento aparece Jessy.
—¡Hola! —saluda efusivamente. Pensándolo bien esta chiquilla se parece a Jack, si de hecho tienen la misma alocada personalidad.
—Hola Jessy, te estábamos esperando —responde al saludo mi primo, yo la saludo con la mano y veo que Sandra la mira curiosa, así que me doy el trabajo de presentarlas.
JESSY
La amiga de Thiago no deja de verme, lo hace de reojo pero lo hace. No es muy conversadora, se mantiene en silencio y opina sólo cuando se lo piden, debe ser tímida y se ve a leguas que es ricachona como los primos. Es bonita también, el sujetador que lleva en su cabello combina con sus ojos verdes.
—¿Con qué empezamos? —pregunta Jack al terminar el desayuno—. ¿Sandra, nos ayudarás?
—Am bueno, yo vine a ver Thiago, para comprar los materiales para el proyecto —dice con una suave y dulce voz que me pone nerviosa.
—Ah cierto lo olvidé. Sandra, ¿puedes comprar los materiales con Jack?, es que yo estaré ocupado.
Sandra no puede ocultar su expresión de decepción.
— ¿Yo? Pero yo también quería aprender a pintar —dice Jack con molestia.
—Jack por favor, además me debes una —le advierte Thiago.
—Uff está bien, de seguro nos divertiremos, ¿no Sandra?
—¿Eh? Sí claro —responde ésta desanimada. Es más que obvio que le gusta Thiago, no deja de verlo con cara de boba.
SANDRA
Vine en realidad para pasar tiempo con Thiago. El proyecto ni siquiera me importa, sin embargo pasaré todo el rato con su primo. Es agradable pero me gusta Thiago. El me ha gustado desde la primaria, y ahora lo dejaré con esa tal Jessy. No me da buena espina, habla demasiado. Pero no debería preocuparme, él nunca se fijaría en ella, aunque es bonita, y tiene unos ojos preciosos.
JESSY
Jack y Sandra no tardan en salir, los dos se ven con malos ánimos, hubiera preferido quedarme con él, su primo me pone nerviosa.
Thiago saca todos sus pinceles y pinturas y prepara los lienzos.
—Y bien, ¿Qué pintamos experta —dice en un tono irónico.
—Pues no lo sé, dime lo que quieres pintar y yo te ayudo.
—Humm, que tal ese árbol —dice señalando un Pino.
—Demasiado aburrido, mejor pintemos tu casa.
—Demasiado superficial y trabajoso —dice enarcando una ceja.
—¿Entonces que rayos pintamos? —Empiezo a exasperarme.
—Algo que sea natural, llamativo y ...
—¡Romántico! —digo entusiasta—. Lo romántico es muy lindo.
— ¿Pero qué? —dice desanimado.
Me rasco la cabeza y me quedo mirando un árbol con pajaritos que cantan sin parar, Thiago me ve y dirije su mirada hacia lo que mis ojos observan. El también se queda mirando a los animalitos y parece que está pensando lo mismo que yo.
—¡La pareja ruiseñor! —hablamos al unísono.
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