Buscando a Jessy
Las pinturas son preciosas, hipnotizan, encantan y enamoran. Me quedo hechizada por las maravillosas obras de diferentes técnicas, trazos, rarezas, iluminación... Cada pintura tiene algo interesante y llamativo, despampanantes.
Recorro la sala embelesada por tanta belleza. Con ensoñación camino y me detengo para admirarlas con profunda admiración. Imagino colgar algún día mi pintura sobre esa blanca pared y firmada como Juliet
A la décima pintura, una en especial llama mi atención, me quedo perpleja ante su estética, pero no es la razón principal, hay algo en ella que me detiene, me enjaula, me quita la respiración y me desespera. Es como si ya la hubiera visto antes, aunque no la recuerdo con exactitud. Es la misma técnica que utilizo yo... Es como si me perteneciera. Me siento vinculada hacia ella al instante. Es una sensación indescriptible que me oprime el pecho; siento ganas enormes de llorar.
Mis ojos vagan a la firma que solo dice: "La pareja Ruiseñor" de J y T, seguido la fecha de creación, fue hace muchos años... El tiempo que es ajeno a mi memoria. ¿Acaso yo estuve ahí?, ¿ayudé a pintar esa pintura?
—Thiago —pronuncio al notar su presencia—. "La pareja ruiseñor" —digo jadeante con lágrimas en los ojos.
Creo que nunca me había sentido de ese modo. Es algo tan extraño...
—¿Quién la pintó? —continúo.
Después de unos segundos de un sepulcral silencio, responde:
—Ella y yo...
Por fin mis ojos se apartan de la pintura para verlo a él.
—¿A quién te refieres? —pregunto con dificultad.
—A Jessy; ella y yo la pintamos.
—¿Je-Jessy? —titubeo.
¿La muchachita que había estado enamorado y que perdió? ¿Es ella quién pintó la pareja ruiseñor? ¡Cielos! ¿Por qué me siento ligada a ella? Realmente tenemos la misma técnica, no es una casualidad o una coincidencia, yo aprendí de ella, o ella de mí. Debimos habernos conocido en un momento de nuestras vidas, a lo mejor fuimos amigas...
Salimos de la exhibición y caminos sobre el muelle de la playa bajo la luz de la luna, acompañados de la brisa el ruido alborotador del mar, y el frío de la noche. Ninguno de los dos ha dicho una sola palabra. Hay tantas preguntas que quiero hacer, pero no sé por dónde empezar.
¿Tengo alguna conexión con Jessy?
—Años atrás mi vida dio un giro inesperado —empieza a relatar Thiago con voz melancólica—. Iba al parque como todas las tardes a montar bicicleta; en ese entonces tenía sólo trece años. Sentí una picadura en mi pie, me agaché para verla y de pronto sentí un golpe y caí al suelo. Enfadado me levanté a ver quién era el responsable, se trataba de una niña de hermosos ojos grandes y redondos, hechiceros y peligrosos...
El viento golpea sobre mis brazos desnudos erizando mis vellos. Me abrazo intentando darme calor. Thiago se retira la casaca y la pone sobre mis hombros.
Me quedo sin habla por su acto que es de lo más común, pero que a mí significa mucho.
Él avanza con pisadas lentas, mientras yo estudio su espalda, él se ve tan seguro, tan fuerte como un roble con ese porte esbelto, pero en realidad es frágil y lleva tanto dolor que se desborda por sus ojos de párpados anchos.
Me uno a su ritmo en silencio, entonces el prosigue.
—...Empezamos a discutir quien era el culpable hasta que me lanzó un tomate y salió huyendo. —Levanto mi mirada, él sonríe con amargura—. Fui a mi casa realmente molesto...
Me imagino a un pequeño Thiago malhumorado como lo es ahora, e inevitablemente sonrío.
—...Pensé que todo quedaba ahí —prosigue—, pero no fue así. Al día siguiente, ella vino a mi casa, ¿sabes por qué? Era la hija de la señora que nos cocinaba. Traté de vengarme de ella, pero siempre se salía con la suya...
Por eso fue que le gustó. Thiago siempre fue un niño consentido, creció como el precioso único hijo de una familia bien acomodada, estaba plegado de privilegios y hacía lo que quería, esa muchachita fue un reto para él, por eso llamó su atención... Definitivamente Jessy era especial...
—... Así fuimos pasando los días, hasta que pintamos la pintura que viste hace un momento; ganamos, y ella pudo recibir una beca de estudios en Bellas Artes. No entendía por qué, pero no quería dejar de verla, así que pedí a mi padre que me matriculara también. Ella tenía un talento único, su técnica era especial, por ello me sorprendió que tú también utilizaras la misma técnica; tuve la esperanza que tú la hayas conocido. —Me regala una sonrisa afable, una que no había visto jamás...
Yo agacho mi mirada, quisiera decirle que quizá cabe la posibilidad que la haya conocido, pero no es seguro, no recuerdo nada, y no quiero llenarlo de falsas esperanzas que sólo lo dañaran más.
Llegamos al final del muelle, nos detenemos a mirar el oscuro horizonte. Ahora el fuerte viento eleva sus cabellos dejando su frente inclinada al acecho. Mete las manos en los bolsillos de su pantalón.
—...Sin darme cuenta Jessy se fue clavando en mi corazón; pasó a ser una de las personas más importantes de mi vida, la quería, la necesitaba... A mi corta edad tenía pensado mi futuro junto a ella, y de la noche a la mañana todo se derrumbó —dice con la voz quebrada—. Ella y sus padres viajaron a otra ciudad, y en el trayecto tuvieron un accidente y murieron. Mi dolor fue enorme, no era capaz de soportarlo. Me enviaron a otro país con la intención de olvidarla, pero eso nunca pasó. Inexplicablemente sentía que ella no estaba muerta, que quizá estaba en algún lugar, y que necesitaba de mí...
Debe ser fatal, horrible perder a un ser amado, sobre todo, cuando tiene tanto por vivir... El Thiago frente a mí, es otro, es uno que me ha abierto su corazón, que ha sufrido demasiado y que necesita desesperadamente de alguien en quien sostenerse. Tengo muchas ganas de abrazarlo, pero algo me impide hacerlo, algo que no sé muy bien que es, a lo mejor miedo... Miedo de que este Thiago vulnerable desaparezca...
¿Pero no es eso lo que quieres Juliet? No, ese Thiago fuerte que conociste no necesita de ti, en cambio este, te pide a gritos que lo ayudes, y eso harás.
Él dice que siente que ella no murió, ¿por qué? ¿Por qué aún no se ha resignado?
—¿Nunca viste su cuerpo? —me atrevo a preguntar.
Thiago niega, meditabundo.
—No, mis padres no me lo permitieron. Sólo sé que ella y sus padres fueron sepultados.
—¿Conoces su tumba?
—Pues no, permanecí fuera del país todos estos años, y ahora que regresé no tengo valor para visitarla.
Pobre Thiago, pobre....
—Tienes miedo de convencerte que ella esté muerta, ¿verdad?
—Sí. —Agacha su mirada.
Él no va a resignarse ni a superarla si no enfrenta su realidad. Aunque... No Jessy, no lo digas, solo empeorarás la situación. ¡Pero es una posibilidad!
—Pues es momento de saberlo, nunca lo podrás superar mientras no veas la realidad con tus propios ojos, o a lo mejor tu intuición es cierta. Debes ir Thiago.
—¿Tú crees?
—Sí, debes ir; si deseas yo te acompaño.
El asiente con la cabeza, y sonríe dulcemente.
Siento miedo, ¿si su intuición es cierta?, ¿si de verdad Jessy está viva? No tendré nada más que apartarme, aunque sea duro. A fin y acabo lo nuestro nunca fue real.
THIAGO
Hice caso a Juliet; sea malo o bueno, es mejor así. Daré un gran paso para superarla, viendo su tumba con mis propios ojos mi mente por fin entenderá que ella ya no está más y que nunca volverá, pero y si... No, no puedo ilusionarme ante una idea que no está más lejos de la falsedad. Tengo que ser fuerte para poder avanzar.
Agradezco enormemente que Juliet haya venido conmigo. Estoy demasiado nervioso y asustado que no sé lo que haría solo. Hoy me veré cara a cara con el pasado. Lo que hoy suceda determinará mi futuro.
—¿Estás nervioso? —pregunta Juliet mientras se sujeta bien la bufanda.
Su piel se palidece por el frío haciéndole resaltar sus ojos oscuros. Se ve muy tierna, no va con ella.
—Mucho —asiento.
—Tranquilo, todo estará bien.
Su sonrisa de coneja me reconforta. Es muy linda a su manera, me da tranquilidad, aunque ella sea un enérgico torbellino.
Llegamos al pueblo justo donde ocurrió el accidente. Queda a un par de horas de la ciudad donde iba a vivir Jessy. Es bastante frío. Ni bien bajamos del bus, preguntamos donde queda el cementerio y nos encaminamos ahí. Juliet compra un ramillete de rosas blancas. Blanca como el alma de Jessy, dulce como era su voz...
Subimos la enorme cuesta, ganando calor pese al fresco.
—Al fin llegamos —habla Juliet jadeando.
El cementerio prácticamente está ubicado en un cerro de exigente cuesta. Así que subirlo no fue nada fácil.
—Al fin —suspiro—. Es grande. Preguntemos al vigilante, él puede darnos la ubicación —señalo al hombre de casaca marrón y camisa amarilla.
—Sí, vamos.
Hablamos con el señor y preguntamos por la ubicación de la posible tumba de Jessy. El hombre nos manda con el encargado y es a él a quien le damos los datos de Jessy.
—¿Año de muerte? —pregunta sin emoción alguna.
—2007, fue en ese año —respondo tragando saliva.
—Fue hace demasiado tiempo —asegura arrugando el ceño.
—Por favor —ruego con ojos encorvados.
—No tengo tiempo.
Estoy por contestar, cuando Juliet me detiene y saca dinero de su cartera. El hombre carraspea y lo toma sin que nadie lo note.
—Generalmente los libros viejos se pierden, tienen suerte si encuentro el registro de ese año.
El encargado se mete a una especie de almacén y se tarda una eternidad. Me desespero de impaciente. Juliet incluso se ha echado una dormidita sobre mi hombro.
Después de una larga espera, el sujeto regresa con un gordo libro sobre sus brazos, empolvado y maltratado. Al colocarlo sobre su escritorio, hace un ruido infernal alertando a mi esposa.
—Tienen suerte que sea un pueblo pequeño.
Se coloca sus gafas y busca en el mes que le señalé. Sube y baja su dedo, y niega con la cabeza.
—Busque con cuidado por favor —le ruego.
—No hay nadie con ese nombre.
Juliet y yo intercambiamos miradas.
—He encontrado a una pareja que fue enterrada ese mismo año con los apellidos que me brindó —asegura.
Me muestra el enorme libro y constato que se trata de los padres de Jessy. Mi corazón me tiembla, me late con tanta fuerza que temo que podría paralizarse. Tengo miedo, tengo miedo de encontrar el nombre de Jessy.
El sujeto continúa con la búsqueda, pero la respuesta es la misma.
—Ya lo revisamos, no encuentro el nombre que usted dice. A lo mejor fue enterrada en otro cementerio, pero no aquí, no en este pueblo. Sólo contamos con este cementerio.
—¿Cómo? —Miro a Juliet preocupado, ella luce igual. Una luz de esperanza se traslada en mi—. Visitemos la tumba de sus padres —sugiero.
—Bien, vamos.
Caminos en la dirección que nos dio el encargado, y no tardamos en encontrar las tumbas. Están juntas; la foto de los esposos me llena de nostalgia. Siento un nudo en el estómago.
Juliet coloca las rosas sobre la pareja con quietud. Su expresión es sombría, acaricia las fotos como si los conociera, y luego lleva su mano a su pecho.
—¿Te sientes bien? —pregunto extrañado.
—Sí, de pronto sentí una pena terrible.
—Ven, vamos. —Jaló de su muñeca.
A lo mejor no fue buena idea traerla, ella muy sensible.
—Sí. —Se incorpora.
Descendemos en silencio, hasta que la pregunta que viene asaltando mi mente sale.
—Es extraño, ¿por qué Jessy no fue enterrada aquí? Llamaré a mi madre.
— ¿A tu madre?
—Sí, ella fue la que pagó los gastos del entierro. La llamaré.
Marco el número de mi madre, me contesta a la segunda.
—Hola cariño.
—Madre, estoy en el cementerio donde enterraron a los padres de Jessy, pero ella no está aquí.
Escucho un silencio abrumador.
—¿Qué? —susurra—. ¿Por qué fuiste ahí?
—Necesitaba venir.
—¿Y tu esposa?, ¿qué hay de ella?
—No te preocupes por ella, vino conmigo. Pero responde mi pregunta, ¿dónde fue enterrada Jessy?
—Hijo yo... —hace una pausa infernal, y luego suelta un suspiro—. No la encontré, fui a reclamar los cuerpos de sus padres, mas de ella no estaba. Fui al hospital, pero ni rastro de ella. No sé qué pasó, no lo entiendo; y no quise decírtelo para no mortificarte.
—¿Qué?
Una ráfaga de aire golpea mi rostro. ¿Cómo ocultó algo así?
La esperanza que había necesitado a mares, aparece en mí. Si su cuerpo no apareció, puede que ser que esté viva. Como también haberse evaporado como espuma. Pero quiero creer lo primero, que ella no murió, que ella se perdió, que está en algún lugar. Pero si estuviera viva me habría buscado... Vamos Thiago, tan solo era una niña, seguramente estaba asustada. Mi Jessy, mi pobre Jessy.
—¿Cómo no pudiste decírmelo? —le recrimino—. Entonces cabe la posibilidad de que esté viva...
—No hijo, si estuviera viva hubiese aparecido. Lo más probable es que su cuerpo haya desaparecido.
Corto la llamada sin saber qué decir. Todo este tiempo...
Si ella está viva yo la abrazaré, la estrecharé hasta quitarle el aliento. Quizás ella no me recuerde, pero yo la amaré hasta que su piel y sus ojos me lleven a su memoria. Sé ha pasado demasiado tiempo, muy pocos recuerdan a su primer amor, ese amor puro e inocente, pero yo la quería y ella me quería a mí.
Éramos el uno para el otro... Estoy seguro que cuando me vea me abrazará, y recordará esos maravillosos momentos juntos...
—¿Qué sucede? —La voz de Juliet me trae a la realidad.
—Mi madre no la enterró. Quizás ella esté desaparecida. Vamos al hospital, busquémosla ahí, nos pueden dar razón. A lo mejor ella fue atendida ahí, quizás fue llevada a un orfanato.
—No entiendo.
—Vamos, en el camino te explico.
Llegamos al único hospital del pueblo, y hablo con el director. Resulta ser un viejo amigo del padre de Juliet, por lo que se me es más fácil acceder a la información que necesito.
—Pues para tu buena suerte —dice sonriendo—, tenemos registrada a alguien llamada Jessy, incluso se atiende de vez en cuando aquí. Fue traída de emergencia el mismo día del accidente del que me hablas.
—¿De verdad? —titubeo.
Un nudo se sitúa en mi garganta. ¡Mi Jessy está viva! ¡viva! He pasado tanto tiempo en las sombras, llorando su muerte en vano. Pero nada importa ahora, no cuando mi ilusión se ha concretado, no cuando mis sueños al fin se han hecho realidad. Mi Jessy viva... Es tan increíble que ni siquiera lo puedo creer. Tengo miedo de estar soñando, de despertar y saber que nada es realidad, realmente tengo miedo...
La sonrisa de Juliet me dice que no, que todo es cierto. Tengo mucho que agradecerle, ella me animó a venir, habría pasado el resto de mi vida creyendo su muerte, y estar separados por nada.
¿Cómo será? ¿Cómo se verá? Intento dibujar sus facciones en mi mente, pero ha pasado demasiado tiempo que no recuerdo los detalles con claridad. Pero seguramente es bonita como lo era antes. Toda una mujer.
¿Qué habrá pasado con su vida? ¿Y si está casada...? No importa, lo más importante que la volveré a ver, con eso me basta. La amaré, aunque ella no lo haga. Mi amor será suficiente. El saber que está viva será suficiente para mí.
—Esta es la dirección. —Me da un papelito con garabatos propia letra de médico.
—Muchas gracias.
—De nada, saluda a tu padre de mi parte —se dirige a Juliet.
—Lo haré. —Le regala una sonrisa.
Más que volando vamos a la dirección que nos dio el médico. Mi corazón late a por mil. Juliet toma mi mano y la acaricia para darme ánimo.
Juliet...
No había tenido tiempo a pensar en algo importante. Estoy casado con Juliet, y ahora que sé que Jessy está viva...
La miro absorto, Juliet mira embelesada los paisajes del campo. Juliet... ¿Qué siento por Juliet?
—Creo que es por aquí —dice sacándome de mis pensamientos.
—¿Es aquí?
—Sí, vamos.
Mi extasiado corazón late a toda prisa cuando Juliet comprueba la dirección en la fachada de la casa pequeña y colorida.
Me acerco a la puerta y toco suavemente.
—¿Si? —Sale a recibirnos una mujer anciana.
—Buenas tardes, ¿aquí vive Jessy?
—Sí ¿quién la busca?
***
La señora nos hace entrar y le relato la historia, ella escucha atenta mientras asiente con la cabeza, dijo que Jessy había salido pero que no tardaba en llegar.
—En definitiva, mi Jessy quedó sola en el mundo luego de ese accidente. Pero cuando fui a mis consultas en el hospital la vi y la traje a casa. No tenía a nadie más.
Sonrío emocionado. Estoy demasiado feliz que ya no puedo soportar las ansias de verla.
—Abuela, a dónde fue Jessy, ¿queda lejos? —pregunto impaciente.
—Sí, pero salió hace rato, ya no tarda en llegar.
Ni bien termina de decir esas palabras, alguien llama a la puerta. Me pongo de pie con el corazón desbordado.
—Ya llegué mamá. —Ingresa una joven de cabello negro y grandes ojos. Mi corazón late más rápido. Nos observa a ambos con recelo—. ¿Tenemos visita?
Al fin después de tanto tiempo la tengo frente a mis ojos. Estoy tan abrumado que no soy capaz de decir una sola palabra. Ella está viva, es una mujer preciosa y está frente a mí. Mi Jessy... Mi amor. Tanto tiempo creyéndola muerta, tanto tiempo sufriendo en vano. Tanto tiempo perdido.
Absorto en mi dicha, me acerco hacia ella con parsimonia. Sus bellos ojos me miran curiosos, seguro que no me reconoce.
—¿Jessy?, ¿eres tú? — mascullo tembloroso.
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