Uncle
Aiko
Mi padre había muerto, justo una semana después de que yo cumpliera mis 18 años, era mi único amigo, era la única figura adulta a la cual yo respetaba.
Ya que mi madre estaba más ocupada gastando el dinero de él, que criándome, aprendí a vivir con ello, porque lo que ella hiciera no me importaba, tenía a papá que estaba siempre para mí.
Pero ahora estaba sola, no había nadie más para mí, solo fotografías para recordar el pasado y el último regalo que alcanzó a darme....
Recuerdo muy bien el detalle de la caja con el enorme listón morado, lo bonito que estaba envuelto en el papel el par de horquillas de mariposa, cada año me daba un par de una especie diferente pero igual de hermosas, las alas eran detalladas con piedras según la especie, el broche era de oro blanco junto con mi inicial en cada una. Siempre llevaba algún par en el cabello, cambiando según lo que vestía, como no me gustaba sujetar mi cabello con coletas u alguna otra cosa, las horquillas era lo único que siempre lo adornaban.
—¡Aiko, Baja por favor!
Tenía todas las horquillas en mi cama cuando escuche la voz de mi madre, tenía casi una semana sin escucharla, puede ser que es por eso que siempre me sorprende al oírla. Como no deseaba que volviera a subir el volumen de su voz, mejor salí de la habitación para bajar sin nada de ganas por las escaleras, había dos opciones para bajar de mi habitación, la primera eran las escaleras que daban a la entrada principal, las segundas daban a la cocina, casi siempre bajaba por ahí, era más sencillo lidiar con alguien después de robarme una galleta.
—No hagas esperar a tu madre.
—No le pasara nada si me espera cinco minutos —la señora Cho solo negó con la cabeza, ella es la segunda persona que me crio en esta casa, puede decirse que le tengo un gran aprecio —ella solo recuerda que soy su hija cuando necesita algo de mí.
—Pero no deja de ser tu madre —me paso una de las galletas que acababa de hornear y despeino un poco mi cabello.
—Sé que por desgracia así es.
Salí de la cocina con la galleta en la boca, cuando miré que mi madre iba a subir las escaleras de la entrada principal. Mi atención cambio inmediatamente hacia el hombre que estaba al pie de las escaleras.
—Hola Aiko.
—Hola Tío Jin.
Kim Seokjin, es mi tío político, estuvo casado con la hermana de mi padre, hasta que ella murió de cáncer dos años atrás, ahí fue donde lo conocí, su cara deprimida de manera fingida, su rostro perfecto, lo bien que se veía en traje negro, el llena en todos los aspectos, la palabra atractivo, hombros anchos, alto, labios gruesos, cabello tan negro como la noche, sus ojos de un avellana encantador, sin duda es lo primero que notas al conocerlo. Sin embargo, lo que llamo mi atención no fue su físico, si no la manera sutil en que se dibujó una sonrisa al verme llegar a darle el pésame.
—Ahí estas —mi madre interrumpió nuestro duelo de miradas — ¿Recuerdas a tu tío Jin?
—Si.
—Pues se va estar quedando con nosotros una temporada.
—Espero no incomodarlas, ya había hablado con Hiroka de esto, pero fue muy sorpresivo lo que paso —sentí cierta incomodidad al oír el nombre de mi padre —en verdad espero no molestar.
—Para nada Jin, al contrario nos hará bien tener una figura masculina en la casa, se siente cierto vacío.
Lo único vacío es el espacio entre sus piernas.
Por la expresión en su rostro, creo que espera que Tío Jin se lo llene, simplemente deplorable.
—¿Eso es todo? —termine de devorar la galleta —iré a leer un rato —pase a un lado de Jin —tengan linda tarde.
Alcance a escuchar a mi madre decirle, que me disculpara que aún estaba algo sensible por la muerte de padre, como si fuera a olvidarlo de la noche a la mañana.
Tomé uno de mis libros favoritos y salí a una de las hamacas del patio, mientras movía la pierna para un balanceo leve disfrutaba de las páginas de Elizabeth de Jessica Hamilton. El libro me lo sabía de memoria así que solo lo releía para poder revivir cada escena y cada palabra.
—Aiko.
Baje mi libro, pero no deje de mecerme, ahí estaba nuestro invitado mirándome de manera tranquila. Esperé a que continuara hablando, pero como no lo vi decir nada volví a levantar el libro para seguir en mi mundo.
—¿Te molesta que este aquí? —me encogí de hombros —puedes hablar con sinceridad.
Volví a bajar mi libro con fastidio esta vez, detuve la hamaca para mirarlo más fijamente.
—No me molesta, tampoco es que me importe mucho, solo me cuando te folles a mi madre trata de no hacer mucho ruido, tengo el sueño ligero.
Continúe leyendo y moviendo la hamaca, pero esta vez quien la detuvo fue él.
—Tu madre no me interesa y lo sabes muy bien —se acercó demasiado a mi rostro —¿Acaso olvidaste el funeral de tu tía?
¿Olvidarlo? Kim Seokjin fue mi primer beso....
Este relato lo voy a dividir en tres partes pues sera un poco largo, como introducción lo deje hasta aqui, pero pueden ir darse una idea de lo que se viene.
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