Capitulo 1
Antes de comenzar. Para entender el personaje de Seokjin debéis saber que sera una persona fatalista, lo que significa;
Capitulo 1:
"Y luego me entere de lo difícil que es cambiar la realidad" Hospital For Souls
A las doce y media de una noche de tormenta un chico de cabello decolorado posaba sus labios sobre el vientre de una mujer a la vez que un estruendoso rayo iluminaba el cielo. Mientras, ella dejaba escapar de sus labios un gemido de necesidad. Namjoon ni siquiera era del todo consciente de lo que sucedía debido al alcohol que hace tan solo unos minutos había consumido como si de agua se tratara.
Sus manos perfilaron las caderas de la mujer mientras ella comenzaba a desesperarse. No tardó demasiado en hundir la cabeza en su feminidad , años de experiencia le servían para complacer a todo aquel que se lo pidiera siempre que le agradase el trato.
Las ventanas de la habitación comenzaban a empañarse como consecuencia de sus agitadas respiraciones mientras ambos se sumían en el juego favorito de casi cualquier ser humano. Namjoon era un fiel creyente de que incluso la persona más casta e inocente podía disfrutar del sexo pasional. La diferencia se encontraba en la línea invisible que dividía a aquellos que podían hablar de ello sin miedo, a romper un tabú establecido por la sociedad y a los que se sentían juzgados o cohibidos ante la simple mención de la palabra.
Sexo. Tan sencillo que hasta el más simple animal podría entender que forma parte del instinto. De la naturaleza. Del ser vivo. Deseo y carne, era todo lo necesario para explorar los placeres más intensos.
Su lengua se movió una vez más por el clítoris de la chica antes de apartarse para besarle el cuello y introducirse en ella. Sus movimientos eran rápidos, quizás demasiado para el gusto de su compañera. Ella era demasiado delgada , pero aún así bellísima cabe mencionar. A Namjoon le ponía nervioso notar los huesos de sus costillas a cada instante, sin embargo ninguno de los dos se quejó.
Todo era demasiado superficial, ,sin amor, porque odiaba los sentimientos ya fueran negativos o positivos. Toda esa mierda que la sociedad vendía como vida adecuada le resultaba del todo insignificante. Al menos por el momento, en sus planes de futuro todo estaba negro pero no mentiría al confesar que en las noches de soledad se encontraba a sí mismo rogando por una persona que le hiciera sentir algo. Ternura, amor , enganche ,odio , dolor , sufrimiento ... algo, cualquier cosa por insignificante que fuese, le bastaría con lograr sentir.
No era un sociópata, desde luego le producían asco todas esas personas que atentaban contra la vida de los demás pero de alguna manera con ninguna de sus parejas había logrado llegar al punto en el que la separación le doliera. Quizás es porque los libros y las películas influyen en los seres humanos, haciéndoles creer que el amor de pareja es superior a cualquier otro o simplemente porque durante toda su vida buscó en los lugares equivocados. Puede que simplemente él estuviera demasiado ocupado viviendo la vida rápido y de manera arriesgada...tanto que no se tomaba el tiempo suficiente para conocer a aquellos que lo rodeaban.
Hoseok, uno de sus viejos amigos, solía repetírselo una vez tras otra. "Nam amigo, simplemente no puedes escabullirte de tu pareja para participar en una carrera ilegal. Sé que tienes esa manía de pensar que la muerte va a venir de todas formas y por lo tanto no vale la pena preocuparse por el peligro, pero a veces da la sensación de que la llamas. Solo tienes que escuchar a la persona que tienes a tu lado. No es difícil cuando estás enamorado... Y no me salgas con eso de que el amor romántico no existe. Evidentemente no es como el de las películas pero no mentiría al decirte que he conocido a hombres que matarían por sus mujeres, y viceversa. Intenta pensar en lo que los demás quieren, en porque se preocupan por ti. Preocúpate por ellos tú también "
Lo que su amigo no entendía es que ni una sola de sus parejas le hizo sentir inquietud cuando se alejaban. Es cierto que su relación mas larga fue de unas tres semanas pero el tema es que nunca funcionó porque acababa cansándose de los reproches del otro. Fuera hombre o mujer. No le gustaba que intentasen prohibirle todas las cosas que le hacían sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo.
La chica gimió una ultima vez antes de que un sofocado Namjoon se levantase para comenzar a vestirse. Ella no se giró a verlo pues ambos supieron desde el primer segundo en que hablaron lo que querían, ni siquiera se habían presentado en el sentido estricto de la palabra. La conversación transcurrió de una manera similar a la de "Hey, eres atractivo. ¿Te apetece subir a mi apartamento" Namjoon afirmó y el resto es historia.
No tardó en abandonar el lugar. Todavía sofocado y abrochando los botones de su camisa salió a la calle, la lluvia chocó contra su cara refrescándolo. Se tomó entonces unos minutos observando la luz que provocaban los rayos sobre el cielo y a continuación reviso su teléfono móvil. Su padre lo había llamado varias veces, así que simplemente optó por ponerse en contacto con este. Con las manos temblando por el repentino frío buscó en la agenda de su teléfono y pulso la pantalla sobre el nombre de su padre. Porque no. Nunca se aprendía los números telefónicos de memoria.
-Al fin me respondes- Namjoon dejó escapar un suspiro mientras cruzaba la calle sin mirar, un paso de peatones es para los peatones ¿no?. Además de eso el semaforo en rojo debería protegerlo - Tu madre y yo estamos preocupados hijo. Nos ha llegado la factura de un hospital... ¿Estás implicándote en peleas de nuevo?
-Sabes que me agrada el boxeo. ¿Por qué te extrañaría una factura del hospital por lesiones leves? No fue realmente grave, solo un par de moretones.
-No lo comprendes. Estamos hartos de vivir pensando que en cualquier momento podrían romperte la cabeza. Esas peleas a las que vas... no se rigen por reglas. No hay nadie asegurándose de que tu rival para antes de matarte. Simplemente podrías tomar clases de boxeo y pelear en lugares con reglas que le impidan a tu contrincante quitarte la vida.
Namjoon sonrió dejando que el vapor se escapara de su boca mientras pisaba las charcas de las calles de Seúl. Sabía que sus padres se preocupaban y buscaban lo mejor para él, pero simplemente amaba la sensación de adrenalina de las peleas. Le gustaba sentir que valía para algo, amaba los gritos de las personas que acudían a verlo y lo aclamaban. Adoraba atraer miradas.
No golpeaba tan fuerte como todos creían y jamás sobrepasaba los límites tampoco.
-Estoy bien. Sabes que no soy el tipo de persona a la que le guste ir al cine y esas cosas. Me gusta el riesgo, puede que muera joven por ello pero habré vivido siendo jodidamente feliz.
-¿Por qué siento que disfrutas viéndonos preocupados? - Namjoon trago con fuerza. Sus padres eran las únicas personas que realmente le importaban a parte de su buen amigo Hoseok.
-Sabes que eso no es así -respondió manteniéndose quieto en medio de la calle, la lluvia no le molestaba. Se podría decir que incluso le agradaba - Os quiero pero sabes que no puedo vivir haciendo lo que todo el mundo hace. Esa vida es demasiado aburrida para mí.
A su padre le tomó casi un minuto responder, se podía escuchar su cortada respiración a través de la línea y Namjoon supo al instante que acabaría haciendolo llorar una vez más.
-Hazme un favor hijo - Namjoon asintió aun sabiendo que su padre no lo podía ver o notar - Tu madre quiere que visites a una famosa psicóloga. Estará dando una terapia de grupo desde mañana, trata todo tipo de casos aunque según me ha contado mami esta va mas dirigida a ayudar a las personas con su vida. Hazlo por ella. Sé que no crees en las terapias ... yo tampoco lo hago, pero harías feliz a tu madre.
Se tomó un momento para pensarlo. Sus padres nunca le habían exigido nada, al contrario, siempre lo habían ayudado a su especial modo. Incluso pagaban sus caprichos, a pesar de que estos no le gustasen. Cuando les confesó su bisexualidad ninguno de los dos le hizo sentirse como un bicho raro o lo apartó. Se lo debía, incluso sabiendo que una terapia no cambiaría nada en su vida podía ir allí y fingir interés, por su madre y su padre. Ellos eran quizás lo mejor y más preciado de su vida.
-Envíame la dirección, la hora... y... bueno lo que me haga falta para ir. Mañana estaré allí. Dile a mama que haré esto por ella pero que no espere que cambie mi forma de ser de forma repentina.
Su padre sonrió tras la línea haciendo que Namjoon notara un cálido sentimiento recorrer su espina dorsal. Se sentía bien cuando sus padres eran felices, le gustaría ser un mejor hijo pero no sabía vivir sin adrenalina. No podía negarse a sí mismo quién realmente era.
-Está bien hijo. Cuídate y saluda a Hoseok, le debemos mucho a ese chico. Si no fuera por él ya estarías bajo tierra.
-Adiós papá, mañana os llamaré - pero Namjoon nunca llamaba si no lo llamaban primero. No porque no quisiera a sus padres sino porque en ocasiones no lo encontraba necesario.
En la otra esquina de Seúl , Jin intentaba entrar en su habitación sin interrumpir lo que sea que su compañero de piso y único amigo estaba haciendo. Podía escuchar los gemidos y grititos a través de la pared pues las habitaciones de la casa estaban pegadas y sus baratas paredes parecían construidas de papel.
Aunque le costase admitirlo sentía envidia, odiaba desear una relación fija cuando su amigo lograba mantener relaciones con distintas personas cada semana sin dificultad alguna. A Jin le aterraba pensar en el final, así que nunca empezaba nada.
Le asustaba el fracaso, el dolor que podría provocarle. También le asustaba que escuchar a su amigo tirarse a alguien estuviese empezando a excitarlo , aunque cuando se lo proponía lograba mantener relaciones con los chicos que su compañero rechazaba o con los que él mismo admiraba de vez en cuando aunque eso era menos frecuente, empezaba a cansarse de ser el segundo plato. Un nuevo grito se escuchó en la habitación de su derecha y notó como sus partes empezaban a doler, así que tomó su móvil y conecto los auriculares. Bring Me The Horizon, un grupo que nadie creería que el aparentemente tímido chico eschuba. Sin embargo, él no tenía una pizca de timidez en el alma. Tan solo miedo. De eso estaba construida su existencia.
Se dejó caer sobre su cama y maldijo cuando su cabeza chocó demasiado fuerte contra la pared. Buscó en el cajón de su mesilla uno de los últimos libros de auto-ayuda que había adquirido en el mercado de segunda mano. La portada era de un color naranja pálido y se podía leer "Quince claves para encontrar la felicidad rápidamente" por Jung Ho Seok. Tras tomar un sorbo de agua comenzó a leer. Ya ascendían casi a cien los libros de auto-ayuda que Jin guardaba en el piso y aunque algunos le habían ayudado otros solo creaban en él falsas esperanzas.
Contó mentalmente las horas que faltaban para acudir a la terapia a la que había decidido apuntarse. Su compañero de piso, Jimin, llegó con el panfleto hace unos días insistiendo en que eso era exactamente lo que Jin necesitaba, a una psicóloga reconocida mundialmente y no esos libros que pretendían ayudar con frases prácticamente inútiles.
Menos de ocho horas, los nervios lo carcomían. Tendría que contar sus problemas ante otras personas y su mayor problema era precisamente la gente. Así como los coches; cuando se subía a uno solo pensaba en que podría tener un accidente. O las cocinas, Jimin tenía prohibido usarla ya que Jin temía que el gas se quedase encendido o que la casa se quemase, por eso pedían comida a domicilio todos los días. Sus miedos ascendían a miles y por eso necesitaba ayuda.
La puerta de su cuarto se abrió dejando ver a un Jimin sudado tan solo vestido de cintura para abajo.
-¿Te molesta si mi amigo se queda esta noche? -preguntó nervioso. Jin frunció el ceño, no por molestia, sino porque era raro que su compañero invitara a alguien a dormir.
Generalmente tenía sexo durante una o un par de horas y después echaba a la calle a sus ligues. Sin importar lo mucho que estos insistieran en quedarse.
-No me molesta, esta es tu casa también. Y eres el único amigo que tengo.
-Gracias hermano, te lo compensaré llevándote a la terapia mañana.
-Prefiero ir andando -respondió Jin rápidamente.
-El lugar queda como a media hora. Deja a un lado tu miedo irracional a los coches, no es la primera vez que te llevo a un sitio. Aún no nos hemos matado, sé que ese accidente te marcó. Eras un niño pero pasan los años y no lo superas.
-Lo intento -susurró después de que su amigo cerrase la puerta.
Los gritos y gemidos volvieron a resonar en la casa. Fue en ese momento cuando Jin decidió ponerse los auriculares y llorar en silencio.
Deseaba con tanta intensidad tener a alguien a su lado que no pudo evitar rodearse a sí mismo con sus brazos, en el intento de imaginarse durmiendo al lado de una persona que lo amara lo suficiente como para ignorar cada uno de sus defectos
Capítulo editado : 30 de Agosto 2019
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