
~ Once ~
Cuarta Jugada.
Su primer día había iniciado oficialmente, después de una larga y dura semana estando aprueba y sufriendo los cientos de regaños por parte de él dueño de sus suspiros; Jimin había logrado obtener un contrato y un apretón de manos por parte de éste.
—Creo que todo está saliendo bien.
—¿Usted lo piensa así Hyung?
—Totalmente, ahora solo hace falta que te vea y no muestre esa horrible expresión.
—¿De qué habla?, incluso cuando me mira así logra verse muy dulce. —Comenzó a divagar en sus miles de carpetas imaginarias donde Yoongi le dedicaba más que una cara enfadada.
—Tu eres el único que piensa así. —Él mayor río y luego una expresión seria se expandió por su rostro. —Si a mi me mirase así ya lo hubiera golpeado.
Por un momento Jimin temió por la seguridad de su Hyung cascarrabias.
—Hyung... le agradezco infinitamente la ayudada que me está dando. —Sus orejas bajaron, apenado y agradecido hacia su mayor.
—Eres mi primo, ¿no? —Una sonrisa muy chistosa fue dedicada hacia él felino.
Asintió, feliz y convencido de que había tomado una de las mejores decisiones en su vida al haberse atrevido a revelarse identidad a ese chico de gran carisma.
—Creo que es tu momento. —Aviso rápidamente, observando cómo Yoongi quitaba su delantal y se disponía a subir a la casa de él dueño para encontrarse con su travieso gatito.
—¡Oh Dios!, por favor distráiganlo. —Suplico el menor, quitándose su delantal con rapidez y escondiéndose para salir disparado hacia las escaleras que conectaban el departamento y la cafetería.
—Claro, no hay problema con eso. —Río nuevamente. —¡Yoongi! Necesito decirte algo.
Y es así que mientras un divertido Seokjin fastidiaba a su mejor amigo con cientos de sus chistes, Jimin aprovechó y subió a hurtadillas a la habitación de su mayor, escondiendo el pequeño gorro que portaba y transformándose con rapidez para así esperar a su amado dueño sobre la blanda superficie que portaba la cama de Jin.
Gracias a dios que había hecho todo muy rápido, ya que su verdadero amor había subido casi enseguida.
—¡Minnie! —Abrió la puerta haciendo un escándalo, buscando a su felino por todo el lugar, encontrándolo sentado y tranquilo en el centro de la cama.
—Ven aquí pequeño. —Le sonrió con amor y eso derritió el pequeño pechito de Jimin.
Amaba esos momentos, cuando Yoongi le hablaba si y él saltaba hacía él con desesperación, restregándose en su pecho y cuello, impregnándose de el aroma gran fresco que destacaba a Yoongi.
Amaba poder mantener esa cercanía a su lado, poder escuchar sus problemas y averiguar cosas que jamás se atrevería a contarle a alguien más. Disfrutando las caricias sobre sus orejas y los dulces besos que solo serían parte de los cientos de mimos de los cuales sólo Jimin sería dueño.
Porque para él estar al lado de Yoongi era más que su dulce compañía, implicaba conocer sus sueños y temores, averiguar lentamente la manera en cómo creaba una idea, la forma tan compleja de su filosofía y el como lograba desatar un mar de sentimientos con solo escribir una nueva letra para alguna de sus canciones.
Amaba al hombre que lo sostenía en sus brazos, amaba la manera tan segura en cómo hacía sentir su cuerpo y su alma, sintiéndose satisfecho y extremadamente libre.
Amaba ese sentimiento de amor inconmensurable que le invadía al estar a su lado.
Yui-Chan. ❤️
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