dos
JungKook se encuentra frente a su tocador, enredando un mechón de pelo. Se está volviendo a peinar, pues sus chonguitos murieron al estar tanto tiempo acostado. Esta vez pone dos ligas para que el cabello se quede en su lugar. Termina su tarea y se acerca más al espejo que está adornado de stickers y fotos que él mismo tomó. Su rostro se ve brilloso, feliz, como si hubiera renacido.
Cuando entraron al cuarto, se acostaron encima de la cama y empezaron a besarse, pero TaeHyung interrumpió el momento diciendo que necesitaba ir al baño. Mientras, el rubio aprovechó para arreglarse. Sonríe al pensar en TaeHyung, en como puede ser el novio más dulce y lindo y al mismo tiempo puede ser imponente y follarle la boca como nunca nadie lo había hecho. El chico de hebras negras entra en su campo de visión, abrazándolo por detrás y recargando su rostro en el hombro izquierdo.
Sus pieles entran en contacto, causandoles un pequeño escalofrío; TaeHyung sigue desnudo y JungKook no tiene playera. Las manos largas del mayor acarician el estómago y los costados de JungKook. Siguen frente al espejo, sus ojos fijos en la acción. El rubio suspira y cierra los ojos, agudizando sus demás sentidos. Su novio lo abraza más, queriendo más contacto, fundirse en él, ser uno solo. Las palabras no son necesarias en ese momento, lo único que se escucha son sus respiraciones acompasadas.
Gracias a la cercanía de sus cuerpos, a las caricias en el pecho por parte de TaeHyung y a las caricias en los muslos por parte de JungKook, sus pieles comienzan a entrar en calor. El rubio siente los labios de su novio justo detrás de su oreja, puede sentir su aliento caliente sobre él, en esa parte de su cuerpo tan sensible.
Los labios se mueven por su cuello, acariciando y dejando leves lamidas, con la punta de su nariz toca el lunar que embellece la piel; TaeHyung mueve el cabello a un lado y da besos en la nuca, percibe un olor a coco —sabe que es el shampoo que utiliza su novio— y otro olor a lavanda, el cual pertenece al perfume que utiliza. Le gusta que Kook sea muy limpio y cuide mucho su cuerpo, le gusta que siempre huele rico y su piel siempre está suavecita. El mayor suspira sobre la piel, lo cual hace jadear a JungKook.
TaeHyung sigue su recorrido de caricias por el pecho firme, acariciando dulcemente los pezones erectos.
—Ah, así. Tócame, hyung —dice en voz baja.
Kim obedece, poniendo su atención en esa zona. Pasa sus pulgares por encima, los aprieta con cuidado, los jala. Y cómo consecuencia, gemidos quedos empiezan a armonizar la habitación. A TaeHyung le gusta escuchar a JungKook, su voz es melodiosa y su sonido favorito en todo el mundo; su segundo sonido favorito es su risa, la cual lo hace sentir cosquillas en el estómago y lo hace sonreír. Pero sus gemidos, los gemidos de JungKook lo hacen viajar a otro mundo. Escucharlo gemir es para él la octava maravilla del mundo. Y justo ahora, son como un estímulo para su cuerpo: tiene la piel erizada, caliente y la respiración irregular.
También tiene su pene erecto, el cual pega al trasero de JungKook y mientras se restriega en él, sube una de sus manos a la cara del rubio, acariciando con su pulgar los labios rojizos.
—Me gustan tus gemidos. Me gusta muchísimo escucharte —dice con voz ronca—. Me pone duro escucharte.
JungKook se recarga en el mueble y empieza a mover sus nalgas contra la erección. Abre sus ojos cuando siente un pequeño apretón en su nalga izquierda.
—Ah, JungKookie. Ve la forma en que te frotas contra mí, necesitado de mi pene. ¿Ya quieres tenerla dentro? Eres un conejito impaciente.
El rubio sólo asiente con la cabeza, jadeos salen de su boca.
TaeHyung da un último apretón y se separa de él, tomando su mano para llevarlo a la cama. Él se sienta en la orilla, con JungKook entre sus piernas. Acerca su cara al tatuaje que está en el torso de su novio y lame despacio, besa lento y después lleva sus labios a los pezones rojizos gracias a las caricias previas, saca la punta de su lengua y la mueve de forma rápida sobre la piel.
—¡Ah!
Mientras sigue chupando, con sus manos baja el pantalón negro. JungKook tiene que sostenerse de los hombros desnudos para no perder el equilibrio, él mismo se termina de quitar la ropa con los pies y siente un escalofrío en sus piernas, provocado por las caricias de su novio. TaeHyung pasa al otro pezón y ahora lo mete todo a su boca, succiona con fuerza sacándole otro grito a Kook.
Las manos color canela van subiendo hasta llegar a los muslos tonificados, siguen su recorrido por los glúteos suaves y acarician. JungKook suspira, la sensación de placer se extiende por cada rincón de su cuerpo. Después de dejar los pezones húmedos y bien erectos, el pelinegro se aleja, llevándose una sorpresa.
JungKook está ahí parado, con su peinado jodidamente tierno, los ojos entrecerrados, mejillas rojitas, labios entreabiertos y húmedos; su piel brillante y su pene duro, ensuciando la tela traslúcida de pre-semen. Ensuciando su lencería color durazno. La prenda se ajusta perfectamente a su cuerpo, resaltando el tono de su piel, su cintura y sus muslos gruesos. JungKook se ve tan adorable, tan atrayente, como una invitación a explorar todo lo que hay debajo de ese bikini.
Los ojos cafés no pueden despegarse de esa imagen tan erótica. TaeHyung nunca imaginó que su JungKookie tuviera ropa de ese tipo. Y nunca había visto a nadie con ropa así, lo tomó por sorpresa. Una grata sorpresa.
—Hyung —lo llama al darse cuenta que Tae no despega los ojos de su entrepierna. Bueno, el paso uno de su plan al fin se cumplió.
—Date la vuelta. —Su voz demandante hace que JungKook aguante la respiración, obedeciendo.
La ropa interior hace que las nalgas bien formadas se tornen de un color rosa, se ven tan bonitas que TaeHyung quiere besarlas y acariciarlas por el resto de su vida. La espalda formada de su novio y sus jugosos muslos contrastan con esa parte de su cuerpo. JungKook lleva sus manos a su trasero, apretando y haciendo que reboten un poquito.
—¿Te gusta? —Los nervios que tenía en la mañana ya no existen más, ahora se siente confiado. La mirada de Kim lo hizo sentirse deseado.
—Mierda, JungKook. Te ves hermoso, te ves jodidamente hermoso. Me gusta muchísimo.
Tras decir eso, sustituye las manos de Kook por las suyas, calmando las ganas que tenía de acariciar ese lindo culo. Su tacto es firme pero suave. Delinea la forma del bikini con sus dedos, da besos y leves mordidas, amasa los glúteos y pasa su nariz por la división de éstos.
—Hyung, te necesito dentro. Por favor. —Los estímulos y caricias recibidas aumentaron la excitación en JungKook, pero eso no era suficiente—. Si no tengo algo dentro de mi culo voy a enloquecer, por favor jódeme, TaeHyung.
El mayor gime y acaricia el pene del menor por encima de la tela, apretando y dando golpecitos en la punta. Y de nuevo, los gemidos de Kook son música para sus oídos.
—¿Qué es lo que quieres, conejito? —pregunta mientras sigue dando besos sobre la tela.
—Que me folles duro, déjame sentir tu rico pene dentro de mí. —Las manos grandes tocando sus muslos internos le impiden hablar con claridad—. Quiero que me acaricies como sólo tú sabes hacerlo...
TaeHyung vuelve a apretar la erección y se aleja. Se levanta y JungKook voltea para quedar de frente. Sus expresiones lo dicen todo, el deseo plasmado en sus rostros, la impaciencia, el placer, el amor.
JungKook lo besa, hace presión en los labios ajenos, mordiendo el labio inferior mientras con su mano acaricia la erección. TaeHyung también le muerde los labios, sacándole una queja. Cuando se separan, TaeHyung deja un beso casto en la frente, acaricia ese rostro lleno de deseo y acomoda un mechón rubio detrás de la oreja.
—Haremos lo que quieras, dime cómo quieres que te trate. Hay que guiarnos mutuamente, ¿está bien?
El pelinegro habla en un susurro, no es necesario alzar la voz cuando tiene el rostro de su amado a milímetros de distancia, sus narices rozándose. Después se sube a la cama y se acuesta.
—Ven aquí, primero debemos preparar tu lindo culo.
JungKook también se sube a la cama sin saber qué hacer, ¿por qué Tae está acostado? Pero antes de poder preguntar, obtiene una respuesta.
—Siéntate en mi cara, conejito.
Con las mejillas rojas, JungKook hace caso, posicionando su trasero en el pecho del mayor, de espaldas a él. Siente las manos grandes amasar sus muslos y acercarlo más. El rubio se alza un poco para no aplastar a TaeHyung cuando siente la punta de la nariz cerca de su agujero, subiendo y bajando sobre la tela.
—Ah, déjame quitarmelo.
—No, no te lo quites. Está perfecto.
Dicho eso, lame por encima de la tela, sacándole un jadeo a su menor. Nunca habían practicado entre ellos un beso negro, pero TaeHyung siempre quiso hacérselo a él, y qué mejor oportunidad que ésta. Con sus largos dedos hace a un lado el calzón durazno, para tener completo acceso a la piel de Kook. Da besos, chupa, succiona levemente por todos los gluteos. Después vuelve a acercarse a la entrada y pasa toda su lengua.
La sensación de humedad en esa zona hace gemir a JungKook, hace que su erección se ponga más dura. Él mismo acaricia sus pezones, mientras la lengua de su novio sigue rozando su entrada. TaeHyung no tiene prisa, se entretiene besando, lamiendo, acariciando. Después acerca un dedo a esa área ahora llena de saliva y toca por encima con cuidado. Intenta meter la punta y cuando ve que el cuerpo de Kook accede, sustituye el dígito por su lengua, adentrando el músculo en la entrada.
El rubio ni se dio cuenta cuando empezó a moverse, restregando su trasero para tener más contacto. Y ahora que tiene la lengua dentro de él, da pequeños brincos, simulando embestidas lentas.
—Se siente bien, mierda Tae. Métela más, métela toda.
Al pelinegro le es difícil entender sus palabras mezcladas con gemidos agudos, pero no necesita saber que quiere, cuando su cuerpo le habla con acciones. Aprieta los glúteos, JungKook se inclina hacia enfrente y el acceso ahora es mejor. Los chasquidos y succiones son obscenos, la saliva cae por la barbilla de Kim y JungKook sigue gimiendo cada vez más fuerte.
El rubio empieza a masturbar el pene que tiene frente a él, causando que TaeHyung entierre sus uñas en sus nalgas cuando siente el tacto piel con piel. El ardor dura poco, pues la lengua dentro de él lo distrae de cualquier dolor.
TaeHyung se aleja para darse un respiro, mientras jadea y gime fuerte. JungKook está tan estimulado, se recuesta por completo en su novio y se restriega contra él, su pene favorito rozando su pecho. JungKook quiere sentir esa fricción que le hierve la sangre.
—¿El lubricante está donde siempre?
—Sí...
El mayor extiende su brazo, sacando de la mesa de noche un frasco con el lubricante dentro. Lo abre y remoja sus dedos en él, mientras JungKook da succiones en su pene. Acerca un dedo a la entrada y lo mete lentamente, no queriendo lastimar a Kook. Cuando todo está dentro, lo mueve en círculos, tratando de abrir lo más que pueda; después lo mete y saca a un ritmo un poco más rápido.
—Mete otro, hyung —dice con un puchero en su boca.
Como respuesta recibe una nalgada que lo hace gritar.
—Cállate, no seas impaciente. Y deja de moverte tan rápido que puedo lastimarte.
JungKook se queda quieto al escucharlo, lo único que hace es gemir y apretar la base del pene. TaeHyung mete un segundo dedo, moviéndolos de arriba a abajo, en círculos, abre y cierra. Le pasa el lubricante al rubio
—Mójate los dedos.
Jeon obedece, mojando tres de sus dedos. Después acerca la botellita a la erección pero una mano en su brazo lo detiene.
—Métete los dedos, conejito.
—Hyung...
—Vamos, déjame ver cómo te masturbas.
TaeHyung da un beso en las nalgas, amasando y subiendo sus manos al estómago de Kook, dejando leves marcas de sus uñas en la piel. El rubio lleva sus dedos a su entrada y mete dos en un solo movimiento. Los saca y mete lentamente, mueve su cadera también y ve como TaeHyung se masturba, sus grandes dedos alrededor de su grande polla.
—Ah, JungKookie —dice entre gemidos, atento a los movimientos del menor que mete un tercer dedo.
Pero eso no es suficiente, JungKook lo necesita a él.
Así que mueve su cuerpo, quedando a la altura de la pelvis del mayor. Toma el lubricante y vierte bastante sobre el pene.
—Voy a meterlo, amor.
—Es todo tuyo, conejito —responde mientras se recarga sobre sus codos, para tener una mejor vista.
Jeon hace a un lado la lencería y acerca el pene a su entrada, moviéndolo sin penetrarse aún, sintiendo la calidez de la carne en su propia piel. Escucha los gemidos de TaeHyung, que se mezclan con los suyos. Y sin más, mete la punta, baja poco a poco su cadera hasta que está totalmente dentro. Repite el movimiento, disfrutando el tacto de piel con piel.
TaeHyung está embelesado viendo como su pene desaparece entre las nalgas, el bikini roza su erección, haciendo la fricción más placentera. Y entonces JungKook comienza el ritmo de las embestidas, apoyándose con sus rodillas y manos sobre la cama, impulsándose y moviendo sus caderas rápido, muy rápido. En la habitación se escucha el golpeteo de sus cuerpos, los jadeos y gemidos.
—Así conejito, que bien te rebotan esas lindas nalgas.
—Tae, mmmhg.
El pelinegro no se mueve, dejándole el control a Kook, que mueve sus caderas de una forma tan sensual que TaeHyung quiere grabarse esa imagen de por vida. Después de unos minutos, Kim se incorpora y sale de él, haciendo que JungKook baje de su cuerpo y se acueste boca abajo en el colchón. JungKook abre las piernas y TaeHyung recarga bien sus rodillas sobre la cama. Acerca su erección y Kookie se frota contra ella. Ambos se están provocando, Tae hace como si metiera la punta pero la aleja, provocando que JungKook se pegue más contra él.
—Ah, ya métela —dice JungKook entre risas y suspiros.
Entonces el mayor mete su dureza, continuando las estocadas. Sus testículos chocan contra la piel, pone sus manos en los glúteos y los aprieta. A momentos es JungKook quien se mueve, marcando el ritmo. Lo único que no cambia son los jadeos y suspiros, y el sudor que cubre la piel de ambos amantes.
—Más rápido, hyung.
Con la respiración hecha un lío, TaeHyung aumenta la velocidad de su movimientos y sabe que ha tocado la próstata de su novio cuando él suelta un largo gemido y jala las sábanas con sus manos. JungKook está sobre-estimulado, con su pene y pezones rozando la colcha y TaeHyung dentro de él, sus manos acariciando su espalda. Ya no puede, son demasiadas sensaciones para él. Así que deja que el semen caliente salga, el orgasmo golpeándolo con olas de calor y placer, su cuerpo vibrando.
Aprieta con sus paredes a Tae, quien gime alto. Espera a que el orgasmo de JungKook se esfume para salir de él, se acerca a su cuello y lo besa. Lo toma del cabello y le dice:
—Móntame, conejito.
Se incorpora y jala del cabello rubio, haciendo que Kook se levante junto a él. TaeHyung se acerca a la cabecera y se recarga en ella, mientras JungKook se acomoda en su regazo, alineando la extensión contra su trasero. Antes de meterlo, besa al pelinegro, uniendo sus lenguas en un beso intenso. TaeHyung acaricia las hebras claras, pone las manos en sus mejillas y cuello, acercándose más a él. Entre esta caricia voraz y el sudor cayendo por sus pieles, JungKook mete la erección en un movimiento, comienza a mover sus caderas en círculos, sintiendo las manos canela tocar sus pezones.
—JungKookie, te sientes tan bien.
—¿Te gusta?
—Mucho, me gustas mucho Kookie.
Vuelven a besarse, el rubio baja la velocidad de sus movimientos y disfruta de la cercanía de su novio. Sus pechos juntos, sus lenguas en contacto, sus manos tocando toda la piel que está a su alcance. El pene de Kook vuelve a despertar, los besos en su cuello son un detonador que manda sangre a su erección.
—Móntame —dice Tae en su oreja, su voz es como una caricia en su piel.
Y comienzan de nuevo.
JungKook salta, acaricia el pecho ajeno, besa y muerde el cuello sudoroso. TaeHyung masturba el pene del rubio, lo jala del cabello, le da nalgadas. Y los gemidos siguen, como si de un concierto se tratara y Tae y Kook fueran la mejor de las orquestas.
A momentos JungKook se detiene y deja que su novio lleve el ritmo, alzando su pelvis y tocando su lugar sagrado. Y vuelven a cambiar, dejando que el rubio salte sobre el pene del mayor.
—Así Kookie, así.
TaeHyung aprieta fuertemente los glúteos de su novio, tan fuerte que por un momento piensa que lo está lastimando, pero el gemido que sale de la garganta de JungKook y el agarre en sus cabellos le confirman lo contrario. Tae se ha dado cuenta de que Kook tiene una debilidad por las caricias en su trasero.
Besa el hombro del rubio, y logra ver el tocador frente a él. El gran espejo a los pies de la cama le muestra la espalda ancha de su amado, puede ver cómo sus músculos se tensan mientras lo cabalga y llega a visualizar los lunares que ya tanto conoce. El largo y rizado cabello de JungKook se menea con cada movimiento que hace, sus rodillas apoyadas en la cama lo ayudan a impulsarse y así mueve sus caderas de una forma tan sensual que TaeHyung no puede quitar la vista de su cuerpo; está fascinado al ver sus grandes manos sobre la cintura de Kook, lo excita tanto la manera en la que los glúteos de su novio se mueven y, de nueva cuenta, los vuelve a apretar. La piel se torna de matices rojos y rosas y JungKook vuelve a gemir alto. Una idea cruza su mente, o más bien, una fantasía.
Abraza fuerte al de cabellos rubios y da lamidas y besos por su pecho y cuello. JungKook siente la gran mano de su TaeHyung sobre su mejilla derecha, cuánto ama las manos de Kim TaeHyung. Son grandes, preciosas, suaves y con unos dedos dignos de una escultura griega.
—Quiero, quiero intentar algo ¿De acuerdo?
—Claro, hyung —responde JungKook sin dudar.
De esa forma, se levantan de la cama y al llegar frente al tocador, TaeHyung baja al rubio al suelo. JungKook se siente vacío, extrañando el miembro caliente dentro de su culo. Aun así, aprovecha para quitarse su ropa interior, que está mojada y llena de semen.
El pelinegro vuelve a tomar al menor de la cara, rozando con las yemas de sus dedos los labios de JungKook, los cuales están húmedos y entreabiertos. Acto seguido su lengua se adentra en la boca ajena. Jeon no es capaz de seguirle el ritmo, así que no le queda de otra más que disfrutar de la sensación de sus lenguas calientes, mientras siente su cuerpo vibrar. Justo cuando está por poner sus manos en el pecho de TaeHyung, el mencionado se separa y se acerca a su oído:
—En cuatro, conejito.
JungKook gime como respuesta, y sin titubear obedece su orden. Recarga sus codos y antebrazos sobre el mueble y se inclina lo más que puede, para dejar así su trasero expuesto. Siente una leve corriente de aire pasar sobre su piel desnuda, o tal vez es el toque de TaeHyung, que pasa la punta de sus dedos por su espada baja y glúteos.
JungKook no puede saberlo, pues tiene los ojos cerrados. Está consciente de que justo frente a él está el espejo y no quiere ver su expresión en ese momento. Le avergüenza ver su semblante, totalmente excitado y necesitado del pene de TaeHyung dentro de él.
JungKook siente como sus nalgas son acariciadas, su novio da leves apretones en ellas, pasa sus uñas sobre la piel y la amasa como si de plastilina se tratase. Y eso a JungKook le encanta. Ama ser tocado de esa manera, lo vuelven loco esos apretones, está completamente seguro de que su piel está roja. Y eso lo excita tanto.
—Me gusta eso, Tae. Sígueme tocando de esa forma, por favor.
Como respuesta, recibe un beso en su glúteo derecho mientras el izquierdo sigue siendo acariciado, su pene es envuelto por la mano de TaeHyung. Tae aprieta la base y sube la mano lentamente, acariciando de una manera tan delicada, y al final, pasa su pulgar por el glande el cual está húmedo y eso ayuda a deslizar su dedo muy fácilmente. JungKook siente el cuerpo de Kim justo detrás de él y al tener los ojos cerrados, sus sentidos se avivan cuando siente las yemas de los dedos ajenos tocar sus muslos internos, su cadera; la mano subiendo por su costado hasta llegar a su estómago.
JungKook no se ha dado cuenta de que ha estado aguantando la respiración hasta que suelta un largo suspiro, seguido de un jadeo. TaeHyung ha empezado a bombear su virilidad y a acariciar su pecho, gracias a eso su respiración se vuelve más rápida. Además, sentir el pene duro y caliente de TaeHyung tras él no ayuda en nada.
—Abre los ojos, cariño —dice el pelinegro en su oído, con voz agitada. TaeHyung alza la mirada, observando a ambos en el reflejo del gran espejo. Su novio le da una vista tan erótica: la boca abierta por donde salen jadeos y gemidos quedos, la cara sonrojada por el calor y el placer, la piel y cuello sudorosos; por último, su cabello rebelde adornando su rostro. Su peinado está a medias, los chonguitos antes bien peinados ahora están desordenados y algunos cabellos fuera de su lugar, pero eso lo hace ver un poco más tierno. Sin duda, su idea es mejor de lo que imaginó.
Siempre quiso hacerlo frente a un espejo. Le excitaba la idea de poder verse a sí mismo, al mismo tiempo que veía las expresiones de su pareja, ambos en un momento tan íntimo y sensual. Y las expresiones de JungKook hacen que la sangre bombee con más intensidad a su pene, haciendo su erección más firme y gruesa.
—Te estoy diciendo que abras los ojos, conejito —vuelve a decir, queriendo ver el semblante de su novio al ver el reflejo de ambos cuerpos desnudos.
JungKook, al sentir que la mano de TaeHyung se aleja de su pene, abre los ojos. Sin duda, no estaba listo para lo que vería.
Ver a su hyung tras él, tomándolo firmemente de sus caderas, junto a su mirada profunda, su cabello desordenado, y su propia expresión de placer, lo hace gemir bajito. TaeHyung se inclina más sobre su cuerpo, acercando sus dulces labios a su mejilla, dejando un tierno beso.
—Te ves tan sexy, Kookie. Podría pasarme horas viéndote así, tan vulnerable, tan entregado y necesitado de mí. En tu rostro se nota la necesidad que tienes de mi pene, ¿quieres que lo meta, cierto?
Acto seguido, el de cabellos negros golpea suavemente la nalga derecha de su novio. Y hasta ese momento, JungKook se da cuenta del movimiento de sus caderas. Había empezado a mover su culo sobre la erección caliente, queriendo sentirla cerca de él.
—Tan impaciente, conejito.
Tae vuelve a tocar el pene del menor, masturbando el glande con movimientos rápidos, la sensación que recorre el cuerpo de JungKook hace que por inercia cierre los ojos. Entonces, con su mano libre, TaeHyung agarra su cara con un movimiento brusco, su gran mano aprieta los cachetes del rubio.
—No cierres los ojos. Quiero que nos veas, que veas la cara de necesitado que tienes. Tu cara en este momento es una obra de arte, así que no despegues la mirada del espejo ¿entendido? —. La voz de TaeHyung es demandante, pero al mismo tiempo suave y sexy.
Al no poder articular palabra alguna, JungKook sólo puede asentir con la cabeza, mientras gime de placer al sentir un dedo en su entrada.
—Buen chico, Kookie. Voy a meterlo, me dices si te lastimo ¿sí?
JungKook no sabe si morir de ternura o llorar por la versatilidad de su novio. Sin duda ama con locura ese lado cariñoso de él. Al sentir la punta del pene entrando, ahora Kook sólo puede pensar en que ama con locura la polla de su novio.
—Me encanta, te sientes tan duro y caliente. Métela toda, métela por favor, amor. Quiero sentirte completo.
Y JungKook suelta un grito cuando de un movimiento su novio entra en él, fácilmente gracias a la lubricación previa.
—¡Hyung!
No puede hablar más, pues las estocadas rápidas comienzan. JungKook tiene que agarrarse firme al tocador si no quiere caerse, los movimientos de TaeHyung son tan rápidos y firmes que sus propias manos acaneladas no son suficiente para mantener a Kook en su lugar.
Y ambos empiezan a gemir. Sus miradas están conectadas por medio del espejo, el sonido de la pelvis y testículos de TaeHyung chocando con el trasero de JungKook es muy fuerte, pero el mayor está seguro de que los gemidos de su novio lo son más.
—Sí, JungKookie, gime más alto. Demuéstrame que lo estás disfrutando. ¿Te gusta sentir tu culo lleno?
—Sí, me encanta. Me encanta sentirte.
Los movimientos de TaeHyung siguen, toma el cabello de JungKook para tener más estabilidad; hace una colita con el cabello largo y lo jala, cuidando que su agarre no sea tan brusco. Y al ver esa imagen, JungKook siente su pene muy caliente, sintiendo su orgasmo cerca.
—Así, más fuerte Tae.
—JungKookie, no me hagas esto. Me estás apretando, mierda. —TaeHyung jala un poco más el cabello rubio.
—Tócame, hyung. Tócame —dice con voz queda, apenas puede articular palabra. El dolor en su cuero cabelludo mezclado con las estocadas profundas lo hacen sentir una vorágine de sensaciones.
TaeHyung masturba el miembro de su novio, mientras con la otra mano se sostiene de su hombro musculoso. Los gemidos de JungKook son constantes, agudos, la más hermosa sinfonía a los oídos de Kim.
—Me voy a venir.
Al escuchar eso, TaeHyung se pega al cuerpo de Jeon, mueve sus caderas lentamente, acerca su rostro al de su novio; toma su cara con su mano, aprieta de nuevo sus mejillas, haciendo que su boca quede en un puchero. De los labios de JungKook sale un gemido largo y liberador, mientras el semen caliente sale disparado; pone su mano encima de la mano acanelada, apretando como justo está apretando el pene del mayor. Todo este tiempo sus miradas conectadas por el espejo frente a ellos.
Cuando siente que la respiración agitada va descendiendo, TaeHyung toma de la mandíbula a su novio y lo besa, mientras cambia el ritmo de sus estocadas a uno rápido. Siempre le ha gustado ver la cara de JungKook cuando llega al orgasmo, pero esta vez fue diferente. Sabe que fue un orgasmo que disfrutó totalmente, una experiencia nueva y está tan feliz de ser él el causante de su placer.
Él mismo siente su clímax cerca y sabe que también es distinto a los anteriores. Se siente diferente el tener a su amado en esa posición, las nuevas cosas que hicieron ayudaron a que todo fuera más placentero y erótico. JungKook siente que TaeHyung deja de moverse y sabe lo que significa. Se aleja un poco de su rostro, para poder hablar con más facilidad.
—Te amo, Tae.
Dice en voz baja, mientras aprieta sus músculos anales, queriendo que la sensación sea más placentera para TaeHyung; y al parecer está funcionando, porque el pelinegro gime de tal manera que JungKook piensa que puede morir de placer.
—Maldición, JungKook.
El mencionado ríe, moviendo sus caderas lentamente. Sabe que eso lo vuelve loco. Y no se equivoca, de nueva cuenta TaeHyung comienza a gemir y un "ah" ronco sale de sus suaves labios.
—Siempre eres muy sensible después de eyacular, hyung. Es divertido ver tu cara de satisfacción, te ves muy guapo —dice Kook, viendo a TaeHyung a través del espejo. El susodicho tiene los ojos cerrados y cuando los abre, se encuentra con la sonrisa que tanto ama y unos ojos brillantes.
—¿Te gusta ser malo conmigo, Kook? —dice mientras trata de regular su respiración. Kim toma a su novio de la cintura, jalando su cuerpo hacia él para que ambos queden parados. Acto seguido lo abraza, recargando su cabeza en el hueco entre el cuello sudoroso y el hombro.
—Más bien, me gusta hacerte disfrutar, amor.
Se quedan así unos cuantos segundos, viendo su reflejo en el espejo. Se ven fatal, como si acabaran de correr un maratón.
—La próxima vez deberíamos tomar fotos o vídeos. Claro, si está bien para ti —menciona JungKook, con un poco de timidez, pero viendo a TaeHyung a los ojos.
—Vaya, eso no me lo esperaba. Pero acepto.
Ambos ríen y se dan un beso corto. La posición en la que están es algo incómoda, así que Tae sale del cuerpo del menor. Semen sale de entre sus glúteos, bajando por los muslos. A pesar de la calidez del fluido, JungKook siente aire frío pasar por su piel, se siente vacío. Al final el semen termina en el piso, formando un pequeño charco.
—Ups, tendré que limpiar.
JungKook ríe, tomando un par de pañuelos desechables que hay sobre su tocador. Se limpia y toma otros, se voltea y limpia el pene de su novio, ahora ya flácido.
—Lo limpiamos después, vamos a acostarnos.
JungKook lo toma de la mano y sube a la cama. El menor se mete bajo las sábanas y el edredón, emocionado por acostarse y descansar un poco.
—¡Hyung, ven! Abrázame, no te quedes ahí parado como tonto.
TaeHyung que estaba muy entretenido admirando a su precioso novio, sale de su ensoñación y brinca sobre el colchón, moviendo el cuerpo del rubio quien empieza a reír.
—Yah, deja de hablarme así, Jeon JungKook. —Su tono es molesto, pero en su rostro hay una sonrisa.
También se mete bajo las sábanas, encima de JungKook y empieza a hacerle cosquillas. El rubio trata de alejarlo, entre risas le dice que pare, TaeHyung también está riendo. Después Tae para, sustituyendo las cosquillas por caricias. Recorre con sus labios el torso, pecho, clavículas, cuello, brazos; besa el dorso de sus manos y por último da rápidos besos por todo el rostro de Kook.
Con sus manos acaricia con cariño los muslos del menor y al final le da un beso en los labios. Un beso lento y sin prisa, una caricia llena de amor y dulzura. JungKook acaricia el cabello negro y con sus piernas rodea la cintura del mayor, hace fuerza para hacerlo mover y que ambos queden acostados, frente a frente.
La unión se rompe y sólo se quedan viendo, sus respiraciones armonizan el lugar.
—¿Te duele? —pregunta Kim después de unos momentos, mientras toca la cadera y los glúteos ajenos.
JungKook niega con la cabeza, mientras se sienta para quitarse las ligas de su cabello y dejarlo suelto.
—Un poco, lo normal. Pero sí estoy cansado, ahora sólo quiero dormir contigo. —Se vuelve a acostar, abrazando a su novio y enredando sus piernas—. ¿Tú cómo estás, amor? ¿Te gustó? Dios, a mí me encantó todo, fue genial.
TaeHyung también sonríe, cerrando los ojos y disfrutando de las caricias en su mejilla.
—Pienso igual que tú, Kookie. Espero que tengamos más momentos así, tengo juguetes en casa, podemos usarlos algún otro día. —Le da un beso en el lunar que tiene sobre la nariz, se voltea y pega su espalda al pecho desnudo, tomando las manos ajenas para ponerlas sobre su cintura—. Hay que descansar un ratito, tenemos toda la noche por delante.
El rubio también cierra los ojos, acomodando las sábanas para que ambos estén bien tapados. Besa la unión del cuello y del hombro canela, sonriendo mientras deja que el sueño domine su cuerpo. La respiración de su novio lo relaja, la calidez de su piel y su olor a vainilla adormece sus músculos y sus sentidos. Lo último que piensa es en lo felices que están los dos, en la emoción que habrá en sus próximos encuentros y en cuánto ama a Kim TaeHyung.
—Te amo, Tae.
Y después se duerme con una sonrisa en su rostro.
Al final, lo único que necesitaban era hablar, dejar la pena a un lado y simplemente disfrutar. Y como dijo TaeHyung, tenían toda la noche y la vida por delante para seguir experimentando.
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¡Muchas gracias por leer! Espero hayan disfrutado de este bebé jajaja casi 11 mil palabras owo
No tengo mucho que decir, besitos baiiiiii~
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