▹Epílogo◃
—En serio, ¿Teníamos que recorrer todo el maldito centro comercial? ¿En serio? —entré al departamento quejándome abiertamente sobre la magnífica idea de JiMin de ir al centro comercial. Habíamos estado toda la jodida mañana ahí y ahora estaba de muy mal humor, y lo único que quería era que JiMin me follara de una buena vez porque había estado fantaseando con eso toda la mañana, y ni siquiera podía darle un beso decente ni tomar su mano porque lamentablemente para mi yo romántico, éramos celebridades y no podíamos ser descubiertos.
—¿Quién iba a pensar que llevarte de paseo te convertiría en un llorón? —se rió el mocoso cerrando la puerta mientras yo me encaminaba hacia mi habitación, quitándome la camisa de paso.
—Los paseos y la vida social no son lo mío —refunfuñé, oyéndolo moverse por la sala. —¿Puedes venir aquí?, en serio te necesito, es urgente—lloriqueé tirándome en la cama, y no pasaron ni dos segundos antes de que JiMin estuviera entrando entre risas al cuarto.
—¿Qué está mal contigo hoy? —se burló arrodillándose en el borde de mi enorme cama.
Le ofrecí mi mano para ayudarlo a acercarse más y colocarse entre mis piernas. —Es que mañana es nuestro último día de descanso antes del comeback de Tear, y realmente quiero disfrutarlo como Dios manda.
JiMin me mostró su divertida, brillante y hermosa risa mientras se acomodaba frente a mí. —¿Y cómo es eso?
—Con kilos y kilos de sexo desenfrenado con mi sexy y caliente novio, ¿En serio debo explicártelo? —bueno, ciertamente estaba siendo un bebé llorón, pero mi mañana de flojera se vio arruinada por este hermoso mocoso que me volvía completamente loco y que tanto amaba, sólo porque él tenía energía por los dos. —Más te vale que me folles ahora, o en serio vas a lamentarlo—amenacé completamente serio.
JiMin rodó los ojos divertido. —Alguien está siendo un poco agresivo —se burló, pero tiré de él para que se colocara encima, y no dudó en juntar nuestras bocas, cosa que le agradecí con un fuerte gemido de pura satisfacción.
Acaricié su espalda y su delicioso trasero mientras nos besábamos de forma malditamente húmeda, disfrutando cada instante de ello.
JiMin y yo ya llevábamos siete meses y medio de relación oficialmente. Después del susto que nos dio Bang-PD en cuanto volvimos de Japón, le pedí ser mi novio después de hacerle el amor por primera vez, fue hermoso ver cómo su rostro se ponía todo rojo mientras sonreía avergonzado y asentía, primero con la cabeza para después repetir "sí" como un mantra mientras nos besábamos.
Al principio, cuando apenas comenzábamos, cuando aún todo parecía un simple jugueteo perverso entre él y yo, había estado asustado de cómo podía terminar eso. No quería sentirme usado y rechazado otra vez, sin mencionar que la cercanía repentina de JiMin, apretó todos los botones correctos para que, sin darme cuenta, empezara a caer por él y a tener sentimientos que jamás pensé que podía tener por alguno de mis compañeros de grupo. Pero, de pronto JiMin también estaba siendo comunicativo conmigo, estaba contándome sus dudas y siendo honesto en todo sentido, confiando en mí. Y eso me hizo caer completamente por él; porque, aunque siempre fue muy comunicativo, estaba confiando en mí para ayudarlo a superar sus dudas, él estaba confiando en nosotros más de lo que yo lo hice.
Me sentí culpable por eso, y aún estaba aprendiendo a ser más sincero con JiMin también. Lo que de hecho, no fue nada fácil, me costó muchísimo confesarle cómo me sentí cuando apenas comenzábamos, y él se sintió mal porque no imaginó que yo podría sentirme de esa forma, y terminamos disculpándonos con el otro de la manera más cursi, cliché y romántica posible.
Estaba muy divertido metiéndole la lengua hasta la garganta cuando el timbre sonó escandalosamente, yo no le presté atención, pero de un salto JiMin se levantó y me sonrió mientras guiñaba un ojo. —Mantenlo en mente.
—¿Qué? ¡No! ¿¡A dónde crees que vas!? —lloriqueé mientras JiMin salía corriendo entre risas, antes de que pudiera atraparlo y obligarlo a quedarse conmigo. —¡Te odio!
—¡Me amas!
Bufé molesto y con gruñido me levanté a ver quién demonios había causado la interrupción cuando estaba a punto de tener a JiMin desnudo para mí, y no me sorprendí cuando vi a SeokJin quejándose de haber olvidado sus llaves mientras tomaba un bolso y resolvía un par de cosas en el desorden de la sala.
—... así que tienen la casa para ustedes hasta las nueve y media —finalizó SeokJin levantando una chaqueta que encontró en el desorden del sofá. Miré a JiMin y él se volteó sonriéndome con picardía antes de volver su atención a SeokJin.
—¿A dónde van? —pregunté, dado que me había perdido la primera parte de la explicación. SeokJin miró su teléfono mientras respondía.
—A la playa. —Luego levantó la vista y nos miró a ambos mientras se dirigía a la puerta. —Íbamos a invitarlos, pero asumimos lo obvio y decidimos ir sólo los cinco —se encogió de hombros restándole importancia. Y yo sonreí. Hicieron bien en "asumir lo obvio."
SeokJin se detuvo un momento antes de abrir la puerta, mientras ambos esperábamos pacientemente que se fuera, pero él nos miró fijamente. —Sólo..., por favor no cojan en el sofá, ni en la cocina —dijo con una mueca antes de darse la vuelta y finalmente salir.
JiMin y yo nos reímos a carcajadas pero enseguida estuvimos encima del otro devorándonos como si no hubiera mañana.
—Tenemos toda la casa sola, lo que significa que podemos ser tan ruidosos como queramos —se rió JiMin sobre mi boca, sólo pude sonreír y apretarlo contra mí, haciéndole sentir mi polla que estaba bastante alegre con la idea de JiMin gritando mi nombre.
—Será mejor que aprovechemos el tiempo —gruñí antes de saltar sobre él y enredar mis piernas en su cadera.
No tardó en sostenerme mientras nos besábamos otra vez. —Me parece que alguien está muy ansioso por estar abajo —se burló de mí un poco divertido, un poco atrevido.
Me alejé lo suficiente para mirarlo a la cara y gruñí como respuesta. —Si no te hicieras el pícaro, cada vez que te toca estar arriba, yo no estaría así ahora, sinvergüenza —reclamé de paso. Más como broma que como verdadero reclamo, no era como si de verdad me molestara, honestamente a mí las posiciones me daban igual, disfrutaba ambas.
—¿Yo? ¿De qué hablas? —fingió ignorancia, riéndose un poco.
JiMin era, claramente, muy sexualmente aventurero (nosotros incluso teníamos un par de juguetes perversos que, por la salud mental y la integridad de nuestros compañeros, siempre estaban perfectamente ocultos a menos estuviéramos solos como ahora), pero lo que fue una verdadera sorpresa para ambos, era el hecho de que JiMin se encontró disfrutando mucho más estando abajo que arriba.
Lo que implicó que JiMin se hizo el desentendido muchas de las veces en que quedamos que le tocaba estar arriba.
Aunque parecía que hoy no era de esos días. Por lo que yo estaba más que feliz porque realmente quería sentirlo golpeando en mí.
—Oye —susurró cortando el exquisito y muy sucio beso que llevábamos. Lo miré a los ojos jadeando, esperando que continuara. —SeokJin no dijo respecto a follar sobre la mesa —sonrió con esa perversión con la que estaba familiarizándome.
Entrecerré los ojos y abrí la boca con sorpresa, realmente no lo vi venir. —No te atreverías.
—¿Quieres apostar?
De pronto la idea parecía jodidamente excitante y realmente me ponía pensar en ello. Miré la mesa detrás de nosotros con algo de duda.
—¿Crees que nos aguante? —pregunté un poco dudoso. Nosotros definitivamente no éramos pequeños, incluso si yo era delgado, podría ser demasiado para la mesa.
—Habrá que comprobarlo.
—Tú pagarás si se rompe.
—Puedo vivir con eso.
En un santiamén, me encontraba siendo apresado contra la dura madera y con JiMin metido ansiosamente entre mis piernas.
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—No puedo creer que volviste a hacerlo —me quejé con un puchero. JiMin sólo rodó los ojos divertido, sabiendo que simplemente estaba molestándolo.
—¿Por qué eres tan dramático? —se quejó él con la vista en su teléfono.
—Por qué me tocaba a mí, y te hiciste el tonto —insistí yo, echándole un vistazo al televisor prendido frente a nosotros y comiendo otra cucharada de helado, sin entender de qué carajo iba la película que se suponía que estábamos viendo.
Durante la tarde habíamos tenido un total de cuatro rondas de muy buen sexo (no, la mesa no se rompió, punto para nosotros), en las que sólo había conseguido a JiMin sobre mí una vez, y aunque eso no nos importaba, yo no iba a desperdiciar la oportunidad de molestarlo, nunca.
JiMin tomó otra cucharada de helado, —que por cierto ni siquiera sabíamos de quién era, sólo lo tomamos y ya—, y habló con la boca llena: —¿Las parejas normales no discuten sobre quién va a ser el activo? Deberías estar feliz —me señaló con la cuchara.
—¿Y si me gusta más ser el pasivo?
—Eso no es cierto, te gusta más estar arriba.
—Tú no eres yo, no puedes saber.
—Yoon, amor, por favor.
Sólo me reí ante la mirada que me dedicó JiMin, y él también se rió mientras tomaba más helado. Nosotros teníamos fingidas y estúpidas discusiones como estas todo el tiempo, nos divertíamos molestándonos mutuamente. Aunque no implicaba que no éramos asquerosamente cursis de vez en cuando, bueno, casi todo el tiempo siempre y cuando estuviéramos solos.
—¡Tengo una idea! —exclamé con una maravillosa y divertida idea que vino de pronto a mi cabeza. Oh, sí, me iba a divertir mucho con esto.
—¿Qué?
—Un dildo doble —sonreí con suficiencia.
—Ay no puede ser —JiMin rodó los ojos antes de hacerse un facepalm.
—Oye, será divertido.
—Ni se te ocurra —me señaló con un dedo.
—Ya se me ocurrió.
—Ni creas que te voy a dejar poner esa cosa en cualquier sitio cerca de mi culo, Min YoonGi.
—Vamos, no seas aguafiestas —insistí divertido, de alguna manera terminaría convenciéndolo ya que él no era el tipo de persona que se privara de probar cosas nuevas. —Va a ser súper excitante.
—Oh por Dios, estoy saliendo con un depravado sexual.
—¿Disculpa? ¿De quién fue la idea de las esposas de cuero y coger sobre la mesa? —JiMin me miró mal y luego negó con la cabeza.
—No, no, no y no. No vamos a usar un dildo doble —negó con la cabeza, quitándome el pote de helado —Está fuera de discusión.
—Ya lo veremos.
—¿Qué veremos? —JiMin y yo levantamos la cabeza para ver a JeongGukk y TaeHyung asomándose y entrando en la habitación.
—Ay no, ya llegaron las garrapatas —me quejé con molestia. A ninguno de ellos pareció ofenderles el apodo, e igual se metieron en mi habitación sin importarles el desastre.
—¿Ese es mi helado? —preguntó el maknae haciendo un puchero.
—Era tu helado —contestó JiMin, lamiendo su cuchara sin dejar de mirar el televisor. —¿Qué tal lo pasaron? —preguntó JiMin mientras el menor de todos se subía a la cama con nosotros y se acomodaba al medio, y TaeHyung se sentaba en mi escritorio y toqueteaba mis cosas.
—Si rompes, pagas —avisé al segundo maknae, que no me prestó demasiada atención, como casi siempre.
—Bien, EunJi y SunHee noona también fueron —comentó TaeHyung distraídamente.
—JungKook, si fuera tú, no me acostaría ahí —dijo HoSeok apareciendo de repente y apoyándose en el marco de la puerta.
—¿Por qué? —el menor frunció el ceño, y JiMin y yo miramos para otro lado, haciendo como que no entendíamos nada.
—Porque ellos estuvieron toda, toda —hizo énfasis— la tarde solos —sonrió con dulzura y se retiró sin mirar atrás. Graciosamente, a JungKook le tomó medio minuto procesarlo, hasta que se dio cuenta y se levantó de un salto.
—¡Ew! ¿Qué asco! ¿¡Por qué no me dijeron nada!?
JiMin y yo estallamos en carcajadas. —¿Por qué tendríamos que decirte algo?
JungKook sólo chasqueó la lengua y optó por sentarse en una esquina de la cama.
—Oye, a todo esto, ¿Qué pasó con EunJi y contigo? —preguntó JiMin antes de tomar más helado, y yo también presté atención porque no había vuelto enterarme de nada.
—Ah, ella me rechazó hace como tres meses —comentó como de la manera más casual del mundo, restándole importancia.
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté yo, obviamente sorprendido, porque había estado un noventa y cinco por ciento seguro que acabarían saliendo.
—Yo creo, que ella cree que él es gay —dijo TaeHyung con su mejilla apoyada en su puño. JungKook lo miró mal antes de volver su atención a nosotros.
—Dijo que no parecía que yo esté interesado en una relación, y que honestamente ella tampoco tenía ganas de estar en una relación. Pero hemos estado durmiendo juntos —sonrió angelicalmente ante lo último.
TaeHyung y yo nos hicimos un facepalm y JiMin sólo suspiró. —¿Y eso no te provoca nada? —preguntó mi novio con extrañeza.
—¿Debería provocarme algo?
JiMin y yo nos miramos extrañados, no esperábamos que JungKook llorara en los rincones pero, bueno, tampoco esperábamos esta reacción.
—¿Por casualidad no serás-...?
—Shhh —interrumpí a JiMin mirándolo seriamente. —Déjalo vivir feliz en la ignorancia —murmuré, a lo que JiMin levantó las manos en señal de rendición.
—¿Qué? —el maknae nos miró extrañado, pero enseguida sacudió la cabeza restándole importancia. —De cualquier manera, ella y yo lo pasamos bien así, así que no hay problema. Es más, estamos buscando a alguien para hacer un trío —sonrió.
JiMin se atragantó con el helado y yo con mi propia saliva mientras mirábamos al maknae con los ojos abiertos como platos. Y luego JiMin me miró de mala manera a mí.
—Me recuerda a alguien —dijo entre dientes.
—¿Y yo que tengo ver?
—Las mismas ideas alocadas.
—Te encantan mis ideas.
—El problema es que tiene que ser alguien de confianza, que no nos meta en problemas —murmuró el menor después, ignorándonos. Y de pronto sonrió perversamente y miró a TaeHyung, quien estaba revisando un block de notas mías sin enterarse de nada.
—TaeHyunnie —canturreó el menor.
—¿Uh? —cuando Tae levantó la cabeza y vio la sonrisa de Kook, inmediatamente empezó a negar. —No, no y no. No me metan en sus cochinadas. Qué asco.
—Vamos, será divertido.
—¡No! ¡No quiero tener nada que ver con ustedes, ew!
—¡Vamos! ¡No seas aburrido!
—¡Ew! ¡No, pídeselo a Hobi hyung!
TaeHyung salió corriendo de la habitación, llamando a HoSeok, y JungKook corrió detrás de él insistiendo. JiMin y yo nos tomamos un minuto antes de volver a mirarnos con resignación.
—Es tu hijo —le dije antes de darle la espalda y buscar mi pantalón en el desastre del suelo.
—¿Disculpa? Él es igual a ti —me contestó.
—Me amas —sonreí girándome para verlo, mientras él se ponía su propio pantalón. Rodó los ojos y me sonrió antes de gatear hasta donde yo estaba.
—Te amo —murmuró antes de dejarme un beso, y yo no pude hacer más que sonreír como idiota.
—También te amo. —Me dejó otro beso— Igual voy a comprar el dildo. —JiMin resopló poniendo los ojos en blanco y salió de la cama ignorándome. —Te va a encantar.
—No volveré a pisar este cuarto si traes esa cosa.
—Ni tú te lo crees.
—¡NamJoon-hyung! ¿Puedo irme a vivir solo? —gritó JiMin saliendo de la habitación mientras yo me vestía entre risas.
—Nope, si yo sufro, tú también.
Corrí hasta alcanzarlo en el pasillo, y lo abracé por la espalda, dejando un beso sobre su hombro desnudo, a lo que sonrió tontamente mientras entrabamos a la sala. Y una vez allí, nos acomodamos con los demás a seguir haciendo escándalo por tonterías mientras decidíamos qué comer, mientras a su vez, HoSeok y TaeHyung huían de las insinuaciones del maknae, y NamJoon y SeokJin sólo conversaban como si nada pasara.
Fin.
Editado por Ru 110120 🐨🖤
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