Despertar una hora más tarde envuelto en los brazos de YoonGi, fue mucho mejor de lo que JiMin podía imaginar, y mucho mejor de como había sido en el hotel, pues, esta vez, no hubo nadie irrumpiendo en la habitación y se despertaron con húmedos, cálidos y excitantes besos, que lo tuvieron suspirando y malditamente duro.
Mantuvo a YoonGi apretado contra el colchón y su cuerpo, besándolo profunda y suciamente, amando la sensación del cuerpo duro entre sus brazos. Las caricias de YoonGi eran suaves y firmes, masajeaba su espalda, su cadera y su culo, y lo tenía jadeando con sus besos, mientras le incitaba a presionar aún más su erección contra su pelvis, y él se sentía en el séptimo cielo.
Hasta que ambos decidieron que el hambre era más importante y fueron a asaltar el refrigerador.
En ese momento, después del robo a la comida de Jin, él se había recostado en la cama, esperando adormilado a que YoonGi volviera. No se sentía realmente cansado, pero si flojo, sólo quería estar estar en la cama sin hacer nada todo el día, así que se abrazó a la almohada y enterró el rostro ahí descansando un poco más.
Pronto sintió un peso extra en el colchón y luego estaba YoonGi cubriéndolo con su cuerpo y dejando besos de boca abierta desde la espalda hasta sus hombros. Gimió y sonrió cuando sintió el pecho duro y también desnudo de YoonGi contra su espalda.
Giró su cabeza y recibió al mayor tomando su lengua de inmediato, ambos gimiendo ante el contacto húmedo. Su polla se endureció enseguida, bastante contenta con el contacto entre ellos, y no se resistió al impulso de frotar su trasero contra la erección de YoonGi. Sentir el pene duro a través del los pantalones, sólo término por hacer que su polla se crispara en anticipación.
—¿Sabes?, en mi vocabulario ir despacio es justamente todo lo contrario a lo que estamos haciendo— se burló el mayor en un susurro en su oído, otorgándole una pícara mirada. No pudo evitar bufar y rodar los ojos para luego mirarlo mal.
—Mejor usa esa linda boquita tuya para otra cosa— sugirió sin vergüenza. YoonGi alzó una ceja con diversión y cuando menos lo esperó un azote llegó a su culo a través de la tela del pantalón, haciéndole brincar más del susto que de dolor. —¡Oye!
—Soy tu mayor mocoso, respétame— ordenó YoonGi con una sonrisa. Él sólo resopló, pero no pudo evitar reír un poco, le gustaba esta faceta juguetona. Chasqueó la lengua y en vez de responder, volvió a besarlo con lentitud, tomándose su tiempo para saborearlo y para quitarle el aliento de la mejor forma, amando la presión del cuerpo de YoonGi sobre el suyo, tanto como había amado el presionarlo contra el colchón antes.
Suspiró cuando YoonGi acarició su espalda de arriba abajo, y luego metió una de sus manos dentro de su pantalón y de su ropa interior y apretó sus nalgas dulcemente, para después acariciar su grieta suavemente con la punta de sus dedos. En vez de sentir pánico, una fuerte ola de anticipación se apoderó de él haciéndole curvar los dedos de los pies.
—Mm... Dios por favor no dejes que el resto vuelva— suplicó en los labios del mayor, robándole una risa ronca que le erizó los vellos de la nuca.
—No creo que vuelvan en un laaaaargo rato— murmuró YoonGi sobre sus labios aún con una sonrisa divertida.
—Si Dios escucha mis súplicas, no lo harán.
Dicho eso volvió a besar a YoonGi, lamió su labio inferior y coló su lengua en la boca del más grande, lo besó húmedo, profundo y sin restricciones; como pudo se levantó un poco para tener mejor acceso a la boca del contrario, y llevó una de sus manos a la nuca de Yoongi, tomando un puñado de cabello mientras le follaba la boca con la lengua.
YoonGi gimió ronco y se empujó suavemente contra su trasero, robándole un jadeo. Finalmente, se atrevió a meter su mano entre su cuerpo y el colchón y desprendió su pantalón. Se lo agradeció con un gemido grave.
—Quítate eso— pidió el mayor en un susurro ronco. Obedeció y con su ayuda estuvo desnudo enseguida, pero no se volteó, volvió a recostarse panza abajo, dejando que YoonGi volviera a cubrirlo con su cuerpo. No supo en que momento el contrario había quedado desnudo también, pero ahora tenía el pene duro del mayor rozando sus nalgas, pero aún así el pánico no llegó.
—Mm— gimió suavemente y se relajó en el colchón. YoonGi debió sentirlo porque sus besos húmedos se convirtieron también en suaves mordidas cariñosas, y las esparció por toda su espalda, bajando por su columna hasta llegar a su espalda baja. Y dejó un suave beso en su nalga.
No pudo evitar la tensión en su cuerpo.
—Lo siento, ¿Demasiado extraño? —inquirió el mayor suavemente, pudo sentir su aliento cálido sobre su glúteo izquierdo.
—No en realidad— respondió con voz ronca. Su polla dolía y sus testículos estaban tensos, se sentía como un adolescente intentando no caer en la tentación de frotarse contra el colchón. —Me gusta...
Entonces YoonGi volvió a dejar un beso, esta vez un poco más preciso. —Te gusta, ¿Eh? —murmuró el mayor, y dejó otro beso en la unión de su nalga y su muslo.
De pronto sintió la boca de YoonGi encajándose en la base de sus testículos.
—Oh mierda— jadeó sintiendo el cosquilleo yendo directo a su pene, y no pudo ocultar la manera que quería abrir sus piernas para dejarle lugar al mayor. —¿Recuerdas lo que dijiste? —preguntó casi sin aliento. —¿Lo de lamer? —Insistió.
YoonGi hizo un sonido parecido a un gruñido o un gemido.
—Lo hago, bebé. —Él se estremeció al sentir la respuesta del más grande, su aliento cálido en aquella parte tan sensible.
—Vamos, me estás volviendo loco, Yoon— susurró con cierta desesperación. Entonces sintió la primera larga lamida sobre su apretado esfínter. —Oh mierda— jadeó nuevamente, su cerebro se desconectó por completo, su frente cayó contra la almohada y su boca abierta emitiendo jadeos bajos mientras sentía otra amorosa lamida sobre su arrugado agujero.
Jesucristo, nada debería sentirse así de bien.
La lengua de YoonGi era húmeda, aterciopelada, él mayor sólo estaba dando largas lamidas tomándose su tiempo para saborearlo lento, presionando suavemente el músculo mojado sobre su entrada para luego seguir y volver a repetir el proceso. La humedad de la boca de YoonGi se sentía fría contra su cuerpo caliente y estaba causándole estragos en él, despertando terminaciones nerviosas que ni siquiera sabía que existían.
Las manos de YoonGi, fuertes y grandes manos, masajearon sus muslos de arriba abajo mientras el mayor seguía concentrado en acariciarlo con la lengua haciéndole perder la cabeza. Pero enseguida las mismas manos subieron por sus glúteos y los masajeó, hasta que sus pulgares lo abrieron suavemente.
La lengua de YoonGi dio golpes suaves y certeros en su centro, tentando al músculo arrugado a relajarse, introduciéndola lentamente más y más profundo a cada momento. Y él sólo pudo aferrar las sábanas en sus puños y arquearse entre gemidos roncos y gruñidos suaves por más. Dios, a este paso iba a enloquecer por completo.
Por todos los cielos había un hombre con la lengua en su ano. Un hombre estaba comiéndole el culo y él no podía pensar en algo mejor que eso.
El pensamiento envío una corriente eléctrica directo a su polla rígida y goteante, haciéndole emitir un gimoteo desesperado.
Maldición quería correrse, quería correrse mucho y muy duro justo ahora.
—YoonGi— llamó un gemido ahogado. YoonGi sólo hizo un sonido con la boca, sin dejar de prestar atención a su agujero que ahora mismo se sentía hiper sensible pidiendo por algo duro a lo que aferrarse. —Quiero correrme— gruñó intentando tener más de la lengua en su interior.
El mayor dio una última estocada con su lengua antes de arrastrarse por su espalda dejando besos y lamidas por toda su columna hasta sus hombros.
—Date la vuelta, bebé— susurró ronco en su oído. Lo hizo inmediatamente, reclamando por la boca de YoonGi sobre la suya, lo besó con desesperación y se frotó contra él, sólo para descubrir que estaba tan duro como él mismo.
—¿Confías en mi? —preguntó YoonGi separándose para mirarlo a los ojos.
—Sabes que sí— respondió con toda la seguridad del mundo. YoonGi lo besó y luego se levantó y caminó hasta su escritorio. Él sólo atinó a a acariciar su pene, suspirando ante el dulce alivio, pero pronto YoonGi llegó sobre él de nuevo, se metió entre sus piernas y empujó su mano lejos.
Le dejó un beso suave sobre los labios y luego lo miró cariñosamente, haciendo que su corazón diera un vuelco.
—¿Alguna vez te familiarizaste con tu próstata? —inquirió YoonGi despacio. Sintió un temblor en su cuerpo y negó con la cabeza. El mayor le sonrió entre pícaro y tierno, y con un último beso, bajó por su cuerpo y tomó su polla en la boca, succionando deliciosamente.
Gimió alto y alzó las caderas para encontrarse con esa dulce succión. Mierda, YoonGi estaba realmente intentando volverlo loco, no creía poder aguantar demasiado si el mayor seguía así.
De pronto sintió un dedo húmedo acariciando su entrada despacio y en círculos, no pudo evitar la tensión que se apoderó de sus músculos y miró a YoonGi; el mayor dio una larga lamida a su pene y luego lo soltó.
—¿Estás seguro de esto, bebé? Puedo detenerme si quieres —preguntó dulcemente. JiMin sabía que si le decía a YoonGi que se detuviera, él lo haría inmediatamente, pero no quería detenerse.
Estiró su mano y acarició el rostro del mayor suavemente, guiando su mano de su mejilla a su cabello. —Estoy seguro..., bebé— susurró sin dejar de mirarlo a los ojos. Los ojos de YoonGi brillaron intensamente. Él le llamaba bebé siempre que estaban en una situación íntima, y ahora estaba probándolo y sonó extraño, tan extraño como las sensaciones que acababa de experimentar en su culo, pero bueno, muy bueno.
—Rodilla arriba— dijo el mayor levantando su pierna, él obedeció y la dejó doblada hacia arriba, dándole un mejor acceso. YoonGi besó el hueso de su cadera y siguió con las caricias circulares en su entrada haciendo presión suavemente. —Relájate para mi, bebé— pidió el mayor sin dejar de acariciarlo despacio.
Aún con la mano enredada descuidadamente en el pelo de Yoongi, cerró sus ojos y respiró profundo, obligando a su cuerpo a destensarse. Cuando lo logró, YoonGi le dio unos buenos besos justo donde los quería.
Un segundo después, el dedo del contrario hizo presión adentrándose lentamente en él.
Procuró mantenerse relajado, y ayudó mucho el que el mayor tomara su polla con la boca nuevamente, así que gimió intentando concentrarse en la exquisita succión y no en la incomodidad y el ligero ardor en su trasero.
Pero de pronto, todo el panorama cambió cuando YoonGi rozó algo dentro de él, que envió corrientes eléctricas por todo cuerpo, y no pudo evitar gemir alto y contonearse contra el colchón al sentir aquello.
—Oh Dios, oh Dios, oh Dios— jadeó tirando sin cuidado el pelo de YoonGi. Y casi gritó cuando YoonGi empezó a mover su dedo y a succionar su polla al mismo tiempo. —Oh joder, bebé, no te detengas— gruñó ante la intensidad de aquella caricia entre sus nalgas.
Por la mierda, si hubiera sabido que próstata podía hacer que los dedos de sus pies se curvaran de esa forma, lo habría intentado hacía mucho tiempo.
—Dios, YoonGi, bebé, eres..., es increíble— susurró casi sin aliento. Ahora, la cálida humedad de la boca de YoonGi era una burla al lado del placer hormigueante que causaba ese dedo entre las mejillas de su culo, y sin embargo, ahora tenía un dilema que jamás imaginó tener, porque quería empujarse, pero no estaba seguro de si empujar su polla a la boca de YoonGi o follarse con el dedo del mayor.
Sintió sus testículos tensarse, y gimió ronco ante el cosquilleo intenso. —Voy a correrme— dijo cerrando su mano libre fuertemente en las sábanas.
—Hazlo, bebé— susurró YoonGi y volvió a tomar su polla con la boca.
Se tensó inmediatamente y gruñó su liberación empujando su polla a la boca de YoonGi y hacia abajo en su dedo. Se corrió duramente, y joder, su orgasmo no parecía acabar nunca, los espasmos lo atravesaban una y otra vez y él sólo podía gemir y gruñir mientras YoonGi tomaba hasta la última gota, como si no pudiera tener suficiente de él. No creía haberse corrido tanto nunca antes en su vida.
Tuvo un lapsus en el que sólo se quedó jadeando con los ojos cerrados sobre el colchón, y cuando los abrió, vio al mayor arrodillado entre sus piernas masturbándose lentamente. Admiró el pene de YoonGi hinchado y rojizo, y se le hizo agua la boca.
—Dámela— dijo con voz ronca. YoonGi suspiró lentamente sin dejar de mirarlo un poco sorprendido. —Quiero hacerlo, déjame intentarlo.
—¿Quieres devolver el favor? —preguntó el mayor con un ligero toque de diversión, borrando la sorpresa inicial. Esto sería..., interesante.
Asintió con la cabeza, entonces YoonGi se movió y subió por su cuerpo hasta que quedó a horcajadas en sus hombros. Tomó el eje del mayor y le dio una firme caricia, dándole una amorosa lamida experimental cuando levantó la cabeza para que YoonGi acomodara las almohadas correctamente debajo de su nuca.
—Estoy muy cerca— admitió YoonGi con ese leve sonrojo tímido que lo volvía loco.
—¿No tuvimos ya una charla sobre la resistencia? —se burló suavemente. YoonGi rodó los ojos.
—Eso fue antes de verte follándote mi dedo— contestó, provocándole una suave risa. No respondió nada, en cambio, tomó el pene de YoonGi con la boca cuidadosamente, tomándose su tiempo para sentirlo grueso y duro contra su paladar. Y tras gemir un poco, sus manos acariciaron los delgados muslos hasta ahucar su culo.
YoonGi gimió cuando él succionó tentativamente, y con cuidado comenzó a follarle la boca.
De esa manera era difícil controlar cuanto tomaba de YoonGi, y había cierta resistencia de su cuerpo ante la experiencia, pero el mayor no estaba siendo un idiota y no forzaba nada profundo, sólo daba superficiales embestidas, algo rápidas, sin dejar de ser cuidadoso.
Nadó en la vista, sintiéndose endurecer de nuevo ante la intensa y oscura mirada del mayor y ante el recuerdo de la exquisita presión que ejerció entre sus nalgas.
Pasó su lengua por el glande y la punta, permitiéndose saborear a YoonGi y succionar tanto como se le antojó y el mayor gimió roncamente acariciando el costado de su rostro.
—Me vengo, bebé— avisó el mayor, él sólo atinó a presionar más a YoonGi sin permitirle alejarse. Y cuando el mayor gruñó, succionó con más fuerza asegurándose de beber todo el semen del contrario, sin saber exactamente porqué, sólo quería hacerlo.
El sabor era raro, salado, y quizás algo amargo, pero no malo. Se preguntó si acaso importaba.
YoonGi se retiró lentamente, permitiéndole una succión amorosa con un suave gemido y recostó a su lado, para después besarle dulcemente, probando su propio sabor de su boca, y se acariciaron suavemente.
—No te hice daño, ¿Verdad? —inquirió YoonGi. Él no pudo evitar sonreír tontamente.
—No lo hiciste. Fue increíble, YoonGi— admitió sin vergüenza. El mayor sonrió ligeramente avergonzado; eso sólo le dio unas terribles ganas de besarlo duramente hasta tenerlo jadeando y gimiendo de nuevo. No se resistió a lo de los besos. —De verdad me gustó lo que hiciste con tu dedo, y tener tu pene en mi boca— rió suavemente. YoonGi le imitó algo avergonzado y JiMin no pudo evitar el sentimiento de ternura recorriéndolo por todas partes.
—Eres tan tierno— le susurró, y acarició su costado dándole lentos, húmedos y profundos besos. Bajó su mano hasta las nalgas del mayor y las apretó dulcemente, justo como YoonGi hacía con él, mientras este acariciaba su espalda y muslos suavemente.
Luego guió sus dedos hasta la grieta de su culo tentativamente, y con la punta de los mismos, acarició suavemente la entrada arrugada de YoonGi, robándole un suspiro tembloroso, pero claramente de gusto. —Un día de estos voy a follarte, hyung— susurró en su boca, YoonGi no respondió, sólo mantuvo su lengua ocupada con la suya, al parecer, bastante de acuerdo con la idea. Con cuidado guió la punta de su dedo medio dentro del esfínter del más grande, hasta que la mitad estuvo dentro, y este gimió suavemente, si detener las caricias sobre su cuerpo. —Mmh, vas a estar tan apretado a mi alrededor— gimió él —Y lo vas a desear tanto— siguió un jadeo suave y otro par de cortos besos —Pero primero quiero que me folles tú a mí, estoy deseándolo— confesó dejando otro beso húmedos en los labios del mayor, y retiró su dedo para seguir acariciando la espalda pálida del contrario.
YoonGi rió por lo bajo. —No sé si eres un adicto al sexo o sólo otro pervertido común y corriente— dijo también acariciando su espalda y mirándolo con una sonrisa. Él chasqueó la lengua e hizo un puchero ofendido. Puchero que YoonGi inmediatamente besó. —No puedes decir que soy tierno, decirme todas esas perversidades, y luego hacer ese puchero, JiMin. Haces que me den ganas de clavarte contra el colchón otra vez— gruñó YoonGi, pero sin abandonar la sonrisa, provocándole una risa suave.
—Nada te lo impide— rió dejando otro beso. No podía creer como pasaban de un ambiente tan caliente y excitante a uno tan cómodo y divertido en menos de dos segundos, pero no era la primera vez. Sin embargo, no se puso a pensarlo, sólo siguió exigiendo los mimos que tanto amaba después de un orgasmo.
—Me encantas— susurró el mayor de repente, tomándolo absolutamente desprevenido; su corazón se aceleró y miró a YoonGi dulcemente antes de dejar un casto beso en sus labios.
—Y tú a mi— contestó de vuelta también en susurro, sin poder ni querer evitarlo. —Me gustas mucho, YoonGi— confesó tímidamente, sin dejar de mirarlo a los ojos, mucho antes de darse cuenta que lo había hecho. —Y no me gustaría que pienses que hago esto sólo porque estoy curioso sobre los chicos— murmuró después. No supo de donde salió la valentía para decir aquello, cuando apenas le había dicho a TaeHyung que quería asegurarse de que lo que sentía por YoonGi era real, pero estando ahí, juntos, desnudos entre besos y susurros, después de haber tenido un momento tan caliente e íntimo, parecía correcto.
YoonGi le gustaba, mucho, y ahora estaba seguro de que nada tenía que ver con acabar de descubrir su sexualidad. No estaba seguro de que fuera amor o algo así, pero no dudaba de que pudiera convertirse en ello.
YoonGi lo miró como si le hubiera dicho lo más hermoso e impactante del mundo —Es..., realmente me hace muy feliz saberlo, JiMin— murmuró con una pequeña sonrisa tímida, esa que tanto estaba adorando. —Gracias— susurró antes de besarlo suavemente.
Sonrió y se acurrucó contra él, descansando un momento, sin dejar de acariciarse despacio mutuamente.
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Unas horas más tarde, después de otro par de besuqueos y caricias, y una mini siesta, se encontraban en la sala, mirando la tele completamente limpios, vestidos y acurrucados en el sofá, esperando que el resto hiciera acto de presencia después de haber arreglado pedir pizza y cerveza para todos en el chat grupal.
YoonGi lo abrazaba por la espalda y miraban en silencio una película que encontraron justo empezando en uno de los canales, en completa calma y robándose uno que otro beso de vez en cuando.
Hasta que unos momentos más tarde, HoSeok entró al departamento saludándolos animadamente, sin reparar en la posición escogida.
—Hola— sonrió con su bolso en una mano y el celular en la otra. —¿Ya pidieron la pizza? —preguntó desinteresadamente.
—No, ¿Quieres hacerlo tú? —preguntó YoonGi tras de él. HoSeok miró su teléfono un momento.
—Sí, no hay problema, pero ¿Cuando llegan los demás? —inquirió el bailarín. Él rodó los ojos y bufó.
—No lo sé, pero seria bueno apurarlos, no quiero comer a las doce de la noche— se quejó él. HoSeok pareció decidir no prestarle atención y sin decir nada se metió por el pasillo, seguramente dirigiéndose a la habitación que compartían.
—Sólo espero que no tarden mucho, muero de hambre— berrincheó infantilmente. YoonGi resopló graciosamente tras él, y no dudó en girarse a mirarlo interrogante.
—Estuviste rongando toda la tarde que no llegaran— se burló YoonGi. Chasqueó la lengua.
—Es diferente, obviamente los quiero fuera si así puedo tenerte todo el día para mi, pero esta vez, ellos pagan la mitad de la cena, esto es importante— se explicó como si tuviera toda la lógica del mundo. YoonGi volvió a bufar y él rió antes de dejar un beso corto sobre los labios ajenos.
Esta vez, YoonGi sonrió, e imitó la acción, justo como habían estado haciendo todo el tiempo mientras estuvieron allí.
—Oigan, en el sofá no, por favor— dijo HoSeok. Los dos se separaron un poco, sólo lo suficiente y miraron algo sorprendidos al chico, que los miraba entre divertido y asombrado, apoyado en el borde de la pared que daba al pasillo.
Ups, tal vez se habían olvidado de que estaba allí.
HoSeok caminó hasta colocarse frente a ellos y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, mirándolos atentamente.
—Creo que me merezco una explicación decente— dijo. Él se tensó un momento, pero mirando bien al más grande, se dio cuenta de que HoSeok estaba meramente curioso, no estaba juzgándolo ni nada parecido, pero sí lucía sorprendido. —No sabía que eras gay, JiMin.
—Soy bisexual— corrigió amablemente. —Y en realidad nadie lo sabía, yo apenas acabo de descubrirlo— explicó tranquilamente, como lo había hecho con TaeHyung. HoSeok hizo su famosa y divertida expresión de "oohhh" y volvió a mirarlos atentamente.
—Entonces ustedes están...— movió su mano incitándoles a terminar la frase por su cuenta.
Miró a YoonGi sin saber qué decir, y sintiéndose tonto por ello, pero este sólo le sonrió con dulzura y luego volvió a mirar a Hobi.
—Estamos intentándolo— finalizó calmadamente. Él atinó a sonreír algo avergonzado y se giró completamente para abrazar al mayor.
Intentarlo estaba bien.
Volteó su rostro y vio que HoSeok les sonreía divertido, y sin dejar de lado la sorpresa.
—¡Eso es genial!— exclamó HoSeok —Felicidades y suerte— deseó alegremente. Ambos sonrieron.
—Gracias, Hobi hyung.
—Gracias, HoSeok.
El muchacho sonrió enormemente una vez más y luego se levantó alegando que ya era hora de llamar para pedir la comida, antes de que llegara el resto.
Le sonrió a YoonGi, este devolvió el gesto, y después de un último beso suave, se enfrascaron en una conversación con HoSeok, hasta que el resto llegó y comenzaron las risotadas, y hasta que la comida hizo acto de presencia haciéndoles rugir las tripas.
Estoy de buen humor *les revolea la actualización doble*
Ahora sí, nos vemos en un año (?)
#LaQueDeberíaEstarEstudiandoParaSuFinal
#PeroEstáBoludeandoConElCelular
Editado 260718.
Editado por Ru 041219 (happy birthday Jinnie ❤️)
—LuShi
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