
▹05◃
Mensaje de Ru (la editora más mejor xD) sobre las correcciones: hasta ahora solo había corregido faltas de ortografía o algunas frases para que estuvieran bien escritas. Pero, en este capítulo, por primera vez he hecho aquello que Lu me mandó. Como ya dije, no voy a cambiar la historia, solamente intentaré corregir o explicar aquellas cosas que creaban polémica de manera que quede claro. Dichas "correcciones" aparecerán en negrito, ósea, lo que yo añada o cambié, estará en negrito. ¿Vale?
Estupendo, disfrutad ❤️
JiMin observó a TaeHyung cantando frente a él, y luego JungKook le cubrió la boca con una mano, para luego alejarla rápidamente.
—¡Agh! ¡Que asco! ¡TaeHyung!—el maknae hizo una mueca de asco hacia su mano y él entendió que TaeHyung le había pasado la lengua. Ew.
Enseguida el menor de todos se limpió en la camiseta del contrario.
—¿¡Por qué te limpias en mi camisa!?
—¡Es tu baba! ¡Qué asco! ¿¡Por qué eres así!?
—¿Acaso a estos dos no se les acaba la batería nunca? —Preguntó NamJoon a su lado, levantando la vista de su celular. Él se encogió de hombros.
—Para qué preguntas si ya sabes la respuesta. —NamJoon abrió la boca y volvió a cerrar, para después regresar a su teléfono.
Sólo negó con la cabeza divertido y siguió mirando el espectáculo que se montaban los otros dos maknaes en la habitación de HoSeok y NamJoon, mientras esperaban el aviso de los últimos que se habían unido a su noche de juegos. Para su propia diversión, minutos antes JungKook había estado quejándose del canto de TaeHyung. Ah, pero cuando le pusieron Sorry de Justin Bieber, gritaba desaforado, ahora ambos cantando como si no hubiera más vida que esa.
Miró el reloj, había quedado con YoonGi a las ocho, y llevaba veinte minutos retrasado.
Su mirada se quedó clavada en la aguja moviéndose, pero enseguida le restó importancia. A esta altura, YoonGi ya se abría dado cuenta que no iría, y seguro ya estaba durmiendo muy bien acomodado en su cama. Por su parte, él había decidido ir a al billar del hotel con el resto, a festejar la última noche pero de un forma más tranquila.
El timbre de la habitación sonó y fue JungKook quien corrió a abrir, sólo para darse con la presencia de YuGyeom allí.
—¡Vámonos! —vociferó el maknae desde la puerta y los tres se levantaron corriendo.
—Jackson y Bambam ya están abajo, esperando— habló YuGyeom y, por instinto, revisó su teléfono. Eran las ocho y veinticuatro.
—Diles que reserven una mesa— habló NamJoon, sin dejar de mirar el celular, caminaban tranquilos por el pasillo, y a ellos se unieron SunHee y EunJi, y, aunque la situación fue extraña en un primer momento entre JungKook y la última, luego se comportaron de lo más normal. —Con suerte aún consiguen una buena, antes de que alguien en la empresa nos gane— agregó el líder de BangTan. Sólo rió un momento, aunque no estaba escuchando realmente.
Incluso si corría no había manera de compensar su retraso. Pero insistía, YoonGi jamás le había dado verdadera importancia a esas cosas, ¿Por qué lo haría con él?
—SunHee noona, ¿Te casarías conmigo? —miró a TaeHyung rodando los ojos mientras bajaban por las escaleras, divertido con esa relación amor-odio que tenían, aunque más parecía un amor unilateral de parte de TaeHyung, sabía que sólo se querían como hermanos, quizás SunHee veía en TaeHyung al hermano menor que había perdido en un accidente.
¿Acaso no era algo similar para YoonGi?
Miró su reloj otra vez, oficialmente llevaba media hora de retraso; aunque había planeado no ir un par de horas antes, quería un poco de tiempo para relajar su cabeza y procesar otra vez las cosas un poco mejor. Esta vez no estaba enloqueciendo, no se sentía como si lo estuviera, sólo sentía que quería analizar mejor las cosas, y la habitación con YoonGi, definitvamente no era una opción.
De verdad no quiso pensar en cuanto le habría tomado a YoonGi darse cuenta de que no iría, ¿A YoonGi si quiera le importaba?
—Podemos negociarlo— respondió SunHee —¿Qué es lo que me ofreces?
TaeHyung puso un dedo en su barbilla y lo pensó por un momento —Te llevaría todos los viernes a ese restaurante italiano que te gusta... y te compraría maquillaje nuevo todo el tiempo.
Ella se volteó y lo miró como si le hubiera ofrecido la octava maravilla del mundo. —Hecho.
Sólo se rió una vez más, no le haría mal estar fuera.
.
.
.
.
YoonGi resopló con las manos empuñadas a sus costados. Con media hora de retraso, era obvio que JiMin había decidido que tenía otras cosas más importantes que hacer. Y se sintió estúpido.
Se levantó con molestia—, Imbécil...— gruñó mirando el suelo —No tienes que hablarme o... gemirme. No tienes que fingir que te importa— graznó. Y pateó su cama con enojo. Se sentía malditamente patético ahora, esperando por algo que no iba a pasar. ¿Por qué de repente le afectaba tanto? ¿No podía seguir siendo el insensible de siempre?
Ah, cierto. El insensible no existía, era sólo una máscara que se había tomado muy en serio para poder defenderse en aquel mundo hostil. Hacía mucho que no se dejaba llevar tanto por sus sentimientos y emociones.
A la mierda. Tomó su teléfono y marcó el numero de SeokJin rápidamente, queriendo, con todas sus fuerzas, evitar que las pequeñas lágrimas de decepción se formaran en sus ojos.
—¿Hola? —la voz alegre de SeokJin le provocó una punzada, así que como envió una corriente tranquilizadora por su espalda.
—Jinnie...—murmuró, por lo general no usaba ese apodo cariñoso, pero necesitaba sentirse cómodo—¿Ustedes están el bar?
—NamJoon, Jackson, SunHee y yo vinimos al bar, los demás están en el billar— explicó SeokJin, tranquilo. —Yonnie, ¿Estás bien?—la pregunta suave del mayor le provocó morderse el labio y suspirar profundamente para no dejar salir ni una lágrima.
—Sí, uh, bueno... él no vino, hyung.
—Ay, cariño...— el hecho de que SeokJin le llamara así, sólo empeoró el sentimiento, ya que, el mayor se refería a ellos de esa manera sólo cuando los consolaba por algún motivo. —Estoy seguro de que él no imaginó que te haría tanto daño, de lo contrario, habría ido sin falta.
Y es que ese era el problema principal, no habían organizado una cita ni nada similar, sólo habían quedado en ver una película como quien mira una película en casa en vez de hacer algo productivo, no tenía motivo alguno para sentirse dañado, pero una vez más, él se estaba sintiendo usado.
Maldición no se suponía que estuviera lloriqueando como niñita, entre ellos siempre pasaban estas cosas; en sus días diaros en general con BangTan ocurría mucho, ¿Por qué demonios estaba sintiéndose mal entonces?
—¿Está él en el bar? —preguntó por lo bajo, no tenía ganas de quedarse en esa habitación solo, pero tampoco creía tener ganas de ver a JiMin. Sin embargo, antes de que SeokJin pudiera contestar, la puerta de la habitación se abrió.
—¿YoonGi hyung? ¿Estás aquí?
El aire se quedó estancado en sus pulmones y una lágrima traicionera se escapó de su ojo derecho cuando oyó la voz agitada de JiMin.
—¿Él acaba de llegar? —preguntó SeokJin, oyéndose impresionado.
—Sí— susurró lo suficientemente bajo para que sólo SeokJin pueda oírlo a través del teléfono.
—¿¡Y qué carajos haces aún al teléfono!? ¡Adiós!— y colgó.
Dejó el celular de lado y rápidamente limpió la lagrimilla escurridiza.
—Sí, aquí estoy— dijo volteándose, por algún motivo, JiMin no se había adentrado en el cuarto, pero no se hizo esperar demasiado, apareció por el pequeño pasillo luciendo agitado y jadeante, con unos pequeños mechones pegados a su frente, y luciendo más hermoso que nunca. —Hey —saludó con la voz algo seca, iba a agregar algo, pero JiMin lo interrumpió.
—Lo siento— dijo el menor mirándolo a los ojos. Se encogió de hombros negando con la cabeza, fingiendo que JiMin no notaba sus ojos cristalinos y sus mejillas apenas sonrosadas.
—No hay problema— habló rápidamente — Pensé que..., irías con los chicos al billar, yo estaba planeando ir también; si quieres-...
—YoonGi— interrumpió JiMin otra vez, acercándose hasta que estuvieron a menos de un metro de distancia del otro —De verdad lo siento por llegar tarde— repitió apoyando su mano en su brazo, sin cortar la conexión visual entre ellos, tomando un paso más cerca, hasta que sus rostros estuvieron a escasos centímetros.
—JiMin, no sé que pretendes...— murmuró rompiendo por su cuenta el contacto visual un momento —¿Estás bien con esto?— preguntó cuando debería haberle dicho que debían dejar todo, que no quería seguir jugando. Aunque eso sería mentir.
—Eso es lo que me gustaría saber— JiMin susurró antes de fundir sus labios. Fue una caricia suave, presionó pero no se abrió, como si no supiera qué hacer ahora que había cruzado la línea. Pero luego resopló e intensificó la caricia.
Gimió suavemente, la intensidad del beso arrebatándole la respiración, no era realmente fuerte, se probaron cuidadosamente, casi con anhelo. —Lo siento —jadeó consiguiendo la mínima distancia. Buscó en lo pequeños ojos de JiMin, algún mínimo signo de asco o miedo, pero todo lo que encontró fue un brillo expectante, una señal con luz verde.
JiMin tomó su rostro, sus manos en su nuca y sus pulgares presionando delante de sus orejas, cambiando el beso de probar a saborear. Lo besó descuidadamente, casi queriendo devorarlo, y él sólo pudo responder con la misma intensidad, con una mano en su nuca y otra en su cintura, tratando de mantener el equilibrio cuando JiMin lo empujó hasta que la parte trasera de sus rodillas tocaron la orilla de la cama.
Subió su pierna hasta que esta quedó apoyada en el colchón, y guió la mano que estaba en la nuca del menor hasta su cabello rubio, donde enterró sus dedos y tiró suavemente. JiMin gimió y él sólo atinó meter su lengua en la boca del menor, explorándola con detalle, amando la calidez del cuerpo firme de JiMin contra el propio, adorando la humedad leve del sudor en su piel por haber corrido quién sabe cuanto para llegar, percibiendo gustoso el varonil y exquisito aroma de JiMin.
.
.
.
.
—Espera— susurró YoonGi sobre sus labios, alejándose apenas. Le echó una mirada rápida a sus mejillas ligeramente sonrojadas y lamió sus labios en la espera. Para su grata sorpresa, YoonGi se quitó la camisa. —Es sólo que es difícil hacerlo con alguien encima de ti— excusó tímidamente.
Apretó sus labios conteniendo una tierna sonrisa y volvió a besarlo, la repentina fase tímida de YoonGi, la manera nerviosa en que lo besó primeramente, sólo estaba estimulándolo más y más. Quería comérselo a besos, quería besarlo hasta el cansancio, hasta dejarle esos finos labios rojos e hinchados.
No había podido creerlo cuando vio su expresión dolida, sus ojos cristalinos cuando llegó al cuarto, se sintió tan mal, sólo quiso apretarlo entre sus brazos y no volver a dejarlo nunca. Ni siquiera supo en que momento salió corriendo hacia la habitación, sólo lo hizo, ignoró el llamado de sus amigos y corrió todo el camino hasta el piso donde estaba la habitación que compartían.
Suspiró en el beso, no pudo evitar pasear su manos por los brazos, el pecho y la espalda de YoonGi. No tendría que sentirse tan diferente, pero mierda que lo hacía. Era claro que estaba con otro hombre, uno tan fuerte como él, uno con músculos firmes al tacto, era muy diferente ser besado y no besar, no tendría que ser tan obvio pero lo era; YoonGi le besaba exigente, fuerte, exploraba su boca con una habilidad que lo estaba haciendo sentir inexperto y torpe.
Estaba amando tocar a YoonGi, y quería que este lo tocara, quería sentir sus manos fuertes por todo su cuerpo, la excitación había sido repentina, pero potente y tenía su polla palpitando ansiosa en sus pantalones desde que besó a YoonGi por primera vez.
Se alejó un poco y procuró quitarse su chaqueta y su camiseta, YoonGi sólo lo miró acariciando con sus pulgares el hueso de su cadera, y cuando tuvo el pecho al descubierto, le dio un suave beso.
—Ven— ordenó suave, justo en la manera en que le había hablado cada vez que se habían masturbado juntos. —Siéntate— agregó, ya sentado en la orilla de cama.
Obedeció enseguida, se sentó a su lado, y el mayor acarició su mandíbula antes de unirlos en otro profundo beso. Gimió en su boca cuando sus lenguas se tocaron, húmedas y resbaladizas en una danza demasiado erótica.
—No tenemos que hacer nada para lo que no creas estar listo— murmuró el mayor sobre sus labios, manteniendo la distancia mínima entre ellos. El contacto visual, sumado a la sensación de la cálida mano del más grande bajando por su cuello, pecho y abdomen, le provocaron un exquisito escalofrío de placer.
Suspiró calmándose, y asintió a lo que YoonGi dijo, estaba nervioso. Siendo sincero, no tenía idea de qué hacer, era extraño como el cuerpo de YoonGi era tan familiar y desconocido, nunca antes había acariciado a otro hombre que no fuera él mismo, no entendía como la sensación era tan desconocida, ciertamente, él no sabía cómo complacer a otro hombre.
—Quiero tocarte— pidió rindiéndose al impulso de besar y morder la mandíbula del pálido. Siguió un sendero invisible desde su mentón hasta su cuello, la piel bajo sus labios se sentía gruesa y dura en comparación a la suavidad de las mujeres, y sin embargo, no dejaba de ser malditamente bueno.
—Está bien, puedes hacerlo— jadeó YoonGi, al parecer complacido con las succiones que estaba haciendo en su cuello, y guió su propia mano por su pecho.
Disfrutó cada segundo sintiendo la musculatura firme y dura del pecho de YoonGi, pero quería más, quería otra cosa.
—Quiero tocar tu pene, hyung— susurró en su cuello, amando la forma en que él mayor estaba sólo dejándose hacer. Y también amó el jadeo que escapó de sus labios cuando dijo aquello.
Y lo miró ligeramente sorprendido —Wow— fue lo primero que dijo, levantó una ceja en respuesta pero YoonGi sonrió —Eso sería genial— murmuró antes de dejarle otro casto beso, y guió su mano hasta el borde de su pantalón.
Lo desabrochó torpemente, jamás había tenido que pelear con una cremallera de ese modo, sin embargo, YoonGi poca importancia le dio y plantó besos húmedos a lo largo de su cuello, mandíbula y mejillas, mientras él se concentraba en acariciar sobre la tela de la ropa interior.
Tanteó curioso, primero sobre la tela, y luego, sintiéndose tímido, tomó la dura polla de YoonGi entre sus dedos, y la acarició suavemente de arriba a abajo un momento, experimentando su textura, su longitud y grosor, sin saber que hacer realmente con el pene de otro hombre en su mano.
—Dime qué hacer, hyung— pidió en un susurro. Sus mejillas se calentaron por la vergüenza, pero eso no le impidió seguir tocando.
—Sólo hazlo como cuando lo haces tú sólo, bebé— contestó YoonGi con voz ronca en su oreja, provocándole un escalofrío y que su polla saltara, al parecer más que encantada con la caricia ronca que era su voz excitada.
Lamió su labio sin poder despegar su vista del pene del más grande, y apretó su agarre, afirmándolo entre sus dedos. Comenzando con unos empujes primero suaves y experimentales y después firmes y duros cuando se sintió más cómodo.
—Oh mierda— siseó el mayor echando su cabeza hacia atrás, olvidando su magnífica tarea de saborear su piel. No le importó, no fue capaz de despegar la mirada de YoonGi, sus ojos cerrados y su cabeza echada hacia atrás disfrutando de sus bruscas caricias. —Oh mierda, bebé. Me disculpo por adelantado si es que me corro en tu mano— dijo YoonGi sonando tímido otra vez. Y mierda, él realmente quería ver eso.
Sin embargo, no pudo si quiera intentarlo, ya que YoonGi tomó su mano y detuvo cualquier movimiento.
—Espera... Dios, espera...— pidió jadeante. —No es justo de este modo— argumentó abriendo los ojos y atreviéndose a mirarlo al fin.
—Está bien, me gustó hacerlo. —Pero YoonGi negó con la cabeza.
—También quiero complacerte, JiMin. —Y, oh, recordó su polla dolorosamente dura casi sollozando por algo de atención. Así que asintió, quería ver que miles de formas podría tener YoonGi para complacerle y... oh Dios, vaya idea que cruzó por su cabeza.
YoonGi, no tuvo problema en desabrochar su pantalón y bajar su cremallera. Tomó su pene en un movimiento rápido mientras lo besaba profundamente y apretó maravillosamente robándole un gemido.
—Chúpame, hyung— pidió en su boca. YoonGi gimió fuerte al oírlo, le gustaba la idea. Le plantó otro beso, y cuando menos lo esperó, el mayor estaba de rodillas entre sus piernas.
—Será un placer, bebé— susurró ronco, y sin pensárselo dos veces se metió el pene en la boca y ahuecó sus mejillas creando una maravillosa succión que le hizo arquearse y gemir ronco de puro gusto.
Enterró una de sus manos en el cabello del mayor, sólo por la necesidad de aferrarse a algo, y volvió a gemir sintiendo como su polla era guiada hasta tocar la garganta del más grande.
La boca de YoonGi era mucho más grande que las que había tenido antes, era brusco en sus movimientos pero no dejaba de ser un maldito experto que lo estaba volviendo loco. YoonGi incluso jugueteó suavemente con sus testículos y estos se tensaron ansiosos de liberarse.
Negándose a correrse tan pronto, tomó a YoonGi de sus axilas, y lo levantó separándolo de su dolorida polla.
—¿Qué pasó? ¿Es demasiado?— preguntó el mayor mirándolo dudoso. Pero él negó con la cabeza.
—No es suficiente— casi gruñó tirando a YoonGi sobre él, estrellándose contra el colchón.
Besó a YoonGi batallando por llevar el control del mismo, y se frotó contra él, ambos gimiendo ante la dulce fricción. No se resistió de acariciar la espalda blanca del mayor, era todo tendones y músculos, incluso si su cuerpo era pequeño y su musculatura suave, era un hombre y podía sentirlo en cada fibra del caliente cuerpo pegado la suyo. A YoonGi no tenía que tratarlo con delicadeza, el mayor podía soportarlo, y él mismo era capaz de ser tratado con dureza sin sentirse dañado, y se sentía tan bien...
Acarició la cadera del mayor, metió su mano en sus pantalones, acariciando su firme culo, apretándolo entre sus dedos antes de volver a su principal misión de bajarlos. Tiró de ellos y del bóxer de YoonGi hasta sus muslos, el mayor hizo lo mismo, y cuando estuvieron un poco más liberados de esa tortura de tela, YoonGi molió sus pollas juntas. Y él sólo pudo arquearse y gemir rompiendo el beso.
YoonGi se dirigió a su cuello y mordisqueó antes de recordar algo. Sonrió apoyándose sobre sus brazos jadeante, haciéndolo gruñir en desacuerdo, aunque esa sensación se fue al carajo cuando YoonGi abrió el lubricante, colocó un poco en su mano y acarició ambas pollas, llenándolas del líquido resbaladizo.
Y luego se dejó caer contra él, empujando su pelvis contra la suya y él acompañó el movimiento como pudo. Se sintió abrumado por el mar de sensaciones, no era sexo como lo conocía, pero se sentía como tal. Amaba la sensación del cuerpo pesado de YoonGi sobre él, entre sus brazos, amaría incluso tenerlo debajo.
Lo amaba tanto como la delicadeza de tener a una mujer, acariciar sus curvas, tratarlas con cuidado, sentir su dulce aroma y tenerlas a su merced. Porque después de todo, el género de la persona no era lo que importaba.
Jamás imaginó que la polla de otro tipo sería tan atractiva como cuando una mujer le ofrecía el paraíso entre sus piernas.
Él estaba amando los dos extremos.
Gimió y se arqueó aferrándose a la espalda de YoonGi cuando este mordió y lamió su pezón.
—Oh Dios— jadeó, y YoonGi respondió con un "mierda" entre gruñidos.
—Dios, no puedo detenerme— susurró el mayor —Dime que no quieres que me detenga.
—Ni se te ocurra Min YoonGi— gruñó, moviéndose más desesperadamente. Recibió los falsos embistes del mayor y respondió cada uno de ellos ansioso por correrse.
Sus testículos se tensaron dolorosamente estando al borde del abismo, entonces YoonGi se corrió primero, y el sentir el líquido espeso y caliente sobre su pecho, la polla de Min pulsando contra la suya, sólo provocó su propia liberación, se corrió duro y mucho.
—Mierda— jadeó YoonGi apoyando la frente en su pecho húmedo, le pareció curioso como su primera reacción fue acariciar su cabello. —Joder, dime que estás de acuerdo con lo que acabamos de hacer.
—Estoy bien, está todo bien, hyung— habló aún con voz ronca, acarició la mandíbula de YoonGi y lo obligó a subir para un beso. —Eso estuvo... Dios eso fue increíble— susurró sobre su boca riendo roncamente. Incluso si no había sido sexo en toda la expresión, se sentía tan cansado como si lo hubiera sido. La avalancha de sensaciones, emociones y pensamientos lo dejó más que exhausto. Ahora sólo quería mimos, muchos mimos; así que enredó sus dedos en el pelo húmedo de YoonGi, y exigió besos medio dormidos, lánguidos y cansados, manteniendo al mayor apretado a sí.
—¿Te diste cuenta del osito maleable en el que te transformas después de un orgasmo?— preguntó YoonGi en una burla cariñosa. Él hizo un puchero pero rió suavemente.
—Me encantan los mimos después del sexo— confesó sincero, y lamió la mandíbula de YoonGi hasta su mentón.
—Lo noté— rió el mayor, soltando un suave gemido después. —¿Ducha y una película?
—Suena como un buen plan para mí.
En la ducha se deslizaron contra el otro una vez más, entre risas tranquilas y jugueteos con el jabón.
—¿YoonGi hyung?— le llamó suavemente una vez que se encontraron en la cama. Había vuelto a meterse con el mayor, y ahora ambos estaban sólo en bóxer, enredados en las sábanas, intentando ver una película, y recalcaba intentando porque eso de estar entre besuqueos lo tenía fuera de órbita.
—¿Mm?— el mayor lo miró expectante.
—No quiero... fingir que nada pasa entre nosotros— murmuró algo tímido, sin sentirse realmente seguro con la idea de... um, bueno, de salir del closet. Demonios, incluso tenía que hacerse a la idea de tener que salir del closet. —Sólo, por favor, vamos despacio. —YoonGi lució realmente sorprendido ante el repentino tema.
—¿Estás seguro de esto, JiMin?— preguntó el mayor, él asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa.
—Sé que a estas alturas, ya no te da el estar con alguien que aún uh... bueno con alguien como yo, que apenas sabe qué es. Pero yo no quiero fingir que no pasa nada, sólo te pido que seamos un poco más discretos por un tiempo, sólo... necesito ir tranquilo— pidió suavemente. No quería admitirlo en voz alta en ese mismo instante, pero muchos de sus pensamientos cuando se encontró en roce con YoonGi, le dejaron una idea un poco más clara de lo que era ahora. De cómo se sentía ahora.
En definitiva, habían sido los tres días más movidos, agotadores y reveladores de su vida. Ahora debía adaptar su vida a ello.
—Por supuesto que sí, bebé— contestó YoonGi inmediatamente. —Lo que necesites, para mi está bien— agregó robándole otra sonrisa. —Así que, ¿No pánico inminente?
Se rió fuertemente, recordando exactamente la misma pregunta cuando estaba enloqueciendo la primera vez.
—No, hyung. No pánico inminente.
Editado 150718
Editado por Ru 271019
Les juro que quiero actualizar más seguido, pero apesto para las responsabilidades.
De cualquier manera, voy a intentar acabar la historia antes de empezar a publicar otra vez.
Los amo, gracias por todo 💕
PD: Ustedes saben que soy ciega, así que no me sorprendería haberme estado algunos errores, avisen si ven algo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro