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Spider-Man le hizo una visita la misma noche en que Jeongguk abandonó las sesiones de cálculo.
Taehyung se sentía un poquitín culpable por eso, en parte porque sentía que había sido muy egoísta de su parte confrontarlo delante de toda la escuela, y en parte porque no podía encontrar una razón lógica que explicara por qué de repente le caía mal a Jeongguk. ¿Había hecho algo malo? ¿Había dicho algo que le hubiera incomodado? ¿Había hecho muchas preguntas? ¿Había sido demasiado curioso otra vez?
Le había preguntado a mamá de forma indirecta qué es lo que pensaba, pero ella sólo dijo que, a veces, pasan cosas entre bambalinas que hace que la gente reaccione de forma diferente. Taehyung pensó en los moretones violáceos en el rostro de Jeongguk, y, sí—él debía de estar pasando muchas cosas entre bambalinas. También le había preguntado a sus amigos, también de forma indirecta, si sabían de alguien que estuviera siendo molestado por los patanes que creen que hacer bullying les dará la atención que sus padres no les dan en casa, pero ellos no habían oído nada parecido.
A Taehyung le preocupaba más la posibilidad de que se tratara de algo doméstico, pero recordaba haber visto al tío de Jeongguk acompañándolo de camino al colegio a principios de año, y parecía muy simpático como para algo así. Eso, y que además dirigía uno de los comedores de beneficencia y un centro comunitario en la parte no tan bonita de Queens. O sea, un ángel, más o menos.
En verdad no sabía por qué es que estaba tan preocupado en primer lugar. No eran amigos antes del proyecto de matemáticas, y Jeongguk le había dejado bastante claro que tampoco lo eran ahora.
Tal vez era sólo porque quería ayudar. Desde que descubrió que su propósito en este mundo era ser cirujano, sabía que quería cuidar de la gente, sin importar cómo, ni quién.
En conclusión: se sentía un poco bastante mal por el encuentro que habían tenido esa misma mañana en el colegio. Quería mandarle un mensaje a Jeongguk y disculparse por ser tan brusco, pero aún no tenía su número de teléfono. Se suponía que Taehyung no podía usar su móvil después de las diez de la noche, pero se escabulló escaleras abajo para cogerlo cuando sus padres se fueron a dormir, hace unos veinte minutos.
Y ahora estaba leyendo el último artículo del Bugle sobre Spider-Man; sobre cómo el tipo que se creía superhéroe estaba causando retrasos en el tráfico de proporciones impías a lo largo de toda la ciudad. Papá estaba leyendo la misma nota en el desayuno, pero había tirado el periódico antes de que Taehyung pudiera terminar de leerlo.
"...Mientras se entretenía salvando un autobús con frenos defectuosos por la Avenida Houston, Spider-Man provocó una ralentización en el puente de Williamsburg que le robó treinta minutos de valioso tiempo a los ciudadanos de Nueva York. Y esta no es la primera infracción de Spider-Man, no. La semana pasada se le vio persiguiendo a un ladrón de bancos por los túneles del metro, y los trenes estuvieron detenidos casi cincuenta minutos hasta que logró alcanzar al culpable. Los retrasos pueden parecer insignificantes, pero según un estudio realizado por el Instituto de Psicología de Ohio, empezar la jornada laboral incluso diez minutos más tarde de lo habitual puede llegar a disminuir la productividad un 50%.
Los horarios se desajustan, los ritmos corporales se desincronizan y, en general, la eficiencia baja más de un cinco por ciento.
¿Vamos a permitir que este tipo de retrasos no solicitados mermen la productividad de nuestra ciudad? ¿Quién es este "hombre-araña" y qué le da el derecho de provocar este pandemónium sin recurso? O mejor aún: ¿quiénes somos nosotros para permitir que estos agravios continúen sin control alguno? Es nuestro deber como neoyorquinos alzarnos contra esta amenaza enmascarada que se sitúa por encima de todos nosotros "en nombre de la protección de la ciudad" cuando, en realidad, la única protección que necesitamos es contra él."
—¿Leyendo sobre mí?
Taehyung se sobresaltó tanto que el teléfono salió volando por la ventana.
Ventana abierta, por cierto, que habría jurado que estaba cerrada justo hace un minuto. La cerradura seguía rota, y a estas alturas tendrían que llamar a un técnico para que la arregle.
Spider-Man lanzó una telaraña para capturar el aparatejo aún en el aire y lo trajo de vuelta dentro, dejándolo caer sobre la cama como si nada hubiera pasado—. Hola.
—Hola —exhaló Taehyung—. Has vuelto.
—Claro que he vuelto. ¿No te dije que lo haría?
Taehyung no dijo nada acerca de que ya había pasado más de una semana, y en su lugar simplemente deseó con todas sus fuerzas que Spider-Man no tuviera visión de rayos X, porque debajo de las sábanas en las que estaba acurrucado llevaba puestos unos viejos pantalones de pijama ya desgastados por el tiempo, pero que aún podía distinguirse con claridad su estampado de Sportacus de Lazy Town.
—Eh, ¿quieres que te traiga algo? ¿Agua? ¿Oreos?
Santo Cristo. Taehyung no sabía por qué estaba tan terriblemente nervioso de repente. Pensaba que después del primer encuentro sería más fácil, pero ahora que sabía que Spider-Man tenía su misma edad, y era ingenioso, y divertido, y guapo (aunque eso aún estaba técnicamente por verse, pero guapo al fin y al cabo), era muy difícil no ponerse nervioso.
Araña sacudió la cabeza, negando, y trepó por la ventana hasta sentarse cómodamente en el alféizar a un lado de la cama. Taehyung se apresuró a hacerle sitio y encendió la lámpara de noche de la mesita de luz.
—Ay, perdona, ¿prefieres que la deje apagada? —susurró, ya moviéndose para apagarla, pero el contrario le detuvo.
—Déjala encendida, si quieres —Spider-man decidió—. Confío en ti.
Taehyung sonrió, y estuvo seguro de que sus mejillas se volvieron del color de un tomate maduro.
—Entonces, ¿cómo va la vida? Veo que no me pierdes de vista.
—Ah, no, eso no... —se dió una palmada mental—. Salió en la primera plana de esta mañana, sólo lo estaba leyendo.
Spider-Man se levantó la máscara igual que la última vez, no tanto como para revelar sus facciones, pero lo suficiente como para poder hablar sin que su voz suene amortiguada bajo la tela—. ¿Tú lo crees?
—¿Creer qué?
—Las cosas que escriben sobre mí.
Taehyung bufó—. ¿Eso de que la caída en la productividad corporativa es más peligroso para la ciudad que un autobús lleno de gente inocente a punto de caer por un puente? Sí, claro.
Spider-Man sonrió, complacido con su respuesta sarcástica, y Taehyung frunció el ceño.
—¿Qué no tenías frenillos?
—Uh, no lo sé. ¿Tenía?
—...Sí —asintió lentamente, entrecerrando los ojos—. Sí. Rojos y azules, a juego con tu disfraz.
—¡No es un disfraz!
—Lo siento, lo siento. A juego con tu...
—Uniforme.
Taehyung no pudo evitar reír al ver el mohín que se había formado en los labios de Spider-Man. Tenía unos labios bonitos. Muy bonitos. Y él nunca había pensado eso de nadie. Nunca había pensado que unos labios pudieran ser así de bonitos, en primer lugar.
—Okay. Azul y rojo, a juego con tu uniforme.
Spider-Man asintió, satisfecho—. Sí, me quité los frenillos.
—Luces bien.
—Sólo me alegra poder volver a comer ositos de gominola y esas cosas.
—Sí, esa es la mejor parte. Y palomitas de maíz.
—Y chicles.
Taehyung sonrió—. Chicle. Definitivamente chicle. Eh, creo que tengo algunos, si quieres.
—¿En serio?
—Déjame ver.
Taehyung se deslizó fuera de la cama tan silenciosamente como pudo, y avanzó en puntitas hacia su mochila, tirada en el suelo junto a su escritorio. Hoy, en el Club Forense, la señorita Reynolds había estado repartiendo golosinas por Halloween, diciendo que ya sabía que no eran niños pequeños, pero que sus hijos sí lo eran, y que necesitaba sacar las cantidades industriales de azúcar que sobraba en casa antes de la inevitable sobredosis de caramelos que se venía a final de mes.
Y, a ver. ¿Quién en su sano juicio podría rechazar golosinas gratis?
Taehyung sacó un puñado de piruletas del bolsillo superior de su mochila antes de volver a escabullirse bajo las sábanas, aunque su pijama de Sportacus ya hubiera salido a la luz—. ¿Qué sabor quieres?
—¿Tienes de sandía?
—Ajá. Tienen el chicle en el centro.
Spider-Man le dedicó una cálida sonrisa cuando le entregó la piruleta—. Gracias, Tae.
Taehyung le devolvió la sonrisa y se entretuvo a sí mismo buscando la única de fresa que recordaba haber cogido, al mismo tiempo que su mente maquinaba dentro de su cráneo a todo lo que da. ¿No conocía a alguien a quien le acababan de quitar los frenillos?
—Dijiste que... ¿Habías dicho que no vas a mi escuela, verdad?
—No lo sé —murmuró el superhéroe alrededor de su piruleta—. ¿A qué escuela vas?
—Midtown Science —respondió, orgulloso.
—Ah, sí. Yo no voy ahí.
—¿No? Demonios.
—¿Por qué? ¿Estás tratando de averiguar mi identidad secreta?
Taehyung negó con la cabeza—. No, es sólo que conozco a alguien que se quitó la ortodoncia hace unos días, y creí que quizás eras él. Tu verdadero nombre no es Jeongguk o algo así, ¿verdad?
—Mi verdadero nombre es Spider-Man.
—Ay, no. Qué cursi.
—¿Qué? ¿Spider-Man?
—No. Que digas que ese es tu verdadero nombre.
—Bueno, no puedo... No es como si pudiera decirte mi nombre real.
—Lo sé, identidad secreta y todo eso. Y tu familia. Lo entiendo —Taehyung saboreó su piruleta un momento—. ¿Ellos saben que eres Spider-Man? Tu familia, quiero decir.
—Ni de coña. Se volverían locos si lo supieran.
—Sí, mis padres también enloquecerían.
Spider-man se quedó callado. Taehyung intentó pensar en otra cosa que decir, pero realmente no quería que se repitiera el cuestionario involuntario al que había sometido al pobre araña con estupideces como disparar telarañas por el culo o poderes eco-friendly. Suficiente había tenido ya con no poder dormir por la vergüenza que le daba recordar toda esa conversación.
—¿Qué tal fue el examen de química? —dijo Spider-Man, entonces.
—¿Huh?
—La última vez que vine estabas estudiando para un examen de química.
—Oh. Oh, estuvo bien. No me fue tan mal.
Spider-Man se recostó de forma más relajada contra el margen de la ventana—. Eres bastante inteligente, ¿verdad?
—Me gustaría pensar que sí —se encogió de hombros.
—Luces inteligente.
—¿Tú crees?
—Bueno, eres la primera persona que me bombardea con tantas preguntas sobre mis telarañas y esas cosas. La mayoría sólo me pide una foto y ya —murmuró—. Apuesto a que eres el mejor de tu clase.
—No estoy tan seguro de eso último.
—Oh, vamos —bufó, quitando la piruleta de su boca—. ¿Me estás diciendo que hay alguien más listo que tú?
—Uno de mis compañeros lo es —volvió a encogerse de hombros—. Es más listo que yo en química, al menos. En matemáticas también.
—Bueno, ¿quién necesita de química, eh?
—¿...Tú? —rió Taehyung, señalándolo con la piruleta—. Para tus telarañas.
—Cierto. Okay, ¿y qué me dices de matemáticas? Nadie las necesita.
—El mundo entero necesita de las matemáticas, Spidey.
El superhéroe hizo crujir su caramelo de un mordisco—. Quiero que sepas que estoy rodando mis ojos bajo la máscara. Oh, espera...
—¿Qué? —frunció el ceño.
—Creo que encontré... —y rió. Esa misma dulce y algo aireada risita que Taehyung ya había oído y le había dejado embobado la primera vez—. Encontré el chicle.
—Oh. Está bueno, ¿no?
—Mhmm. Hey, mira esto.
Taehyung se acercó un poco más al muchacho, abrazando sus propias rodillas para hacerse más pequeñito, y observó cómo Spider-Man intentaba hacer un globo con el chicle. El primer intento fue un verdadero desastre, que le dejó ahogando una carcajada entre las sábanas para no despertar a sus padres. El segundo intento fue mucho mejor, después de haberse enojado porque Taehyung se estaba burlando de él, pero acabó por pasarse de la raya y el globo simplemente explotó, haciendo un desastre chicloso y rosado por encima de su máscara.
—Mierda —suspiró Spider-Man.
Taehyung, por su parte, estaba a punto de llorar por reírse tanto.
—¿Qué...? ¡No te rías!
—Y te llaman... ¡Los periódicos te llaman una amenaza! —carcajeó, muy a su pesar—. ¡Un peligro! No puede ser.
—Puedo dar miedo cuando hace falta —se defendió Araña, pero cualquier cosa que dijera ahora mismo era poco creíble detrás del chicle pegajoso aún intacto en la tela roja de su máscara y guantes, mientras intentaba quitárselo—. Ugh, qué asco.
Taehyung alcanzó su propio chicle de fresa en el centro de su piruleta y consiguió soplar un globo perfecto. Spider-Man hizo un puchero y, sí, definitivamente tenía unos labios bonitos.
—Eh, —comenzó el superhéroe—, si me quito la máscara, ¿prometes no mirar>
—Sí —respondió inmediatamente, quizá más rápido de lo que tenía planeado—. Sí, por supuesto. Me taparé los ojos.
—No veas. Por favor.
—No miraré.
—Me refiero a que no puedes mirar. Por nada en el mundo. No mires.
—¡No lo haré! —Taehyung se apresuró a cubrir sus ojos con la palma de sus manos—. ¿Ves? No veo nada.
Se hizo el silencio durante un momento en la habitación, pero pronto se escuchó un movimiento en el alféizar de la ventana, y Spider-Man suspiró—. Vale.
Taehyung oyó el característico sonido de tela rozando y supo que el superhéroe se había quitado la máscara de verdad, justo al frente suyo, pero de todas formas mantuvo su promesa de no mirar. Quizá porque le gustaba el misterio, o a lo mejor porque tenía miedo de mirar y encontrarse con que la belleza de los labios de Spider-Man no se extendía al resto de sus rasgos. O peor: que sí lo hacía, y se desmayaría de un disparo al corazón. Pero no hizo ningún intento de mirar, porque sobre todo dijo que no lo haría, y Araña confiaba en él.
Esperó pacientemente durante algunos minutos hasta que sintió un golpecito en la rodilla, y sólo entonces se atrevió a despegar sus manos de su rostro.
—Ya está —anunció Spider-Man, con la máscara libre de chicle de vuelta cubriendo sus facciones hasta la nariz.
—No espié —Taehyung se apresuró a decir, y el héroe sonrió.
—Lo sé.
El teléfono de Taehyung se encendió de repente, anunciando una nueva notificación, y el muchacho lo cogió a la mismísima velocidad de la luz para ver de qué se trataba. Decir que no fue decepcionante sería una mentira, pues sólo había sido un recordatorio de que su suscripción mensual a la Revista Americana de Medicina debería estar llegando mañana por correo.
—¿Estás esperando algo? —preguntó Spider-Man. Estaba intentando inflar otro globo, cosa que Taehyung no le recomendaría.
—A alguien.
—¿Novio?
—¿Q-qué? —Taehyung se puso de color carmesí—. ¿Qué? No. No, yo no... no tengo novio.
—Novia, entonces.
—No tengo novia. No quiero una.
—Oh —Spider-Man asintió naturalmente, aunque la parte de su rostro que no estaba oculta también estaba sonrojada—. Bueno, si no es tu novio, ¿entonces quién?
Taehyung jugueteó con el dobladillo de las sábanas, buscando algo con lo que entretenerse—. Ese chico que mencioné antes. Jeongguk.
—¿...Se supone que tiene que escribirte?
—Sí. Estamos trabajando juntos en un proyecto de cálculo, y necesito que me envíe su parte.
—Ah. Ya veo.
—Me siento fatal —finalmente confesó, porque al parecer no podía dejar de pensar en el tema incluso cuando tenía al amor de su vida a solas en su habitación—. Fui un poco grosero con él. Y ahora creo que sigue molesto conmigo, o me está evitando.
—Eh, estoy seguro de que no está enojado. Dudo que alguien pueda enojarse contigo.
Taehyung resopló, moviendo uno de los mechones color café que caía por su frente—. Mis padres opinan distinto.
—Bueno, ¿pero por qué este Jonghyun se habría molestado? ¿Le gritaste o algo así?
—Jeongguk —corrigió, y luego negó—. Y no, sólo... me enfadé con él porque me dejó plantado en las sesiones que habíamos fijado para hacer nuestro proyecto. Y luego me dijo que ya lo había hecho y que me lo enviaría más tarde, pero ya es casi medianoche y mañana tenemos cálculo a primera hora, así que a menos que pueda encontrarlo antes, estoy jodido —suspiró. Después quiso darse un buen golpe—. Lo siento, sé que no viniste aquí para hablar de esto.
—¿Eh? ¿Quién dice que no?
Taehyung parpadeó, sin saber qué decir.
—He vuelto para pasar el rato contigo —dijo Spider-Man—. Porque me gusta pasar el rato contigo. Aunque sea para hablar de Jeonyun.
—¿...Te gusta pasar el rato conmigo? —repitió en un susurro, más embobado que otra cosa—. ¿En serio?
—Claro que sí. Y me gustaría volver a pasarme por aquí otra vez, si me dejas.
—¡Por supuesto! —exclamó Taehyung—. Sí. Sí, por favor, vuelve. Será divertido.
—De acuerdo. Lo haré, entonces. Y no te haré esperar tanto. Lo prometo —sonrió, y volvió a colocarse la máscara correctamente.
—¿Qué...? ¿Ya te vas? —preguntó—. Pero acabas de llegar.
—Lo sé, pero tu padre va a venir a ver si está todo en orden en el próximo minuto —dijo, ahora susurrando—. Así que me tengo que ir. Pero fue muy agradable verte, Taehyung. Gracias por la piruleta.
—No hay de qué. Cuídate, ¿vale? Y no escuches lo que dice el Bugle, ellos no saben de lo que hablan.
—Por eso lo lees todo el tiempo, ¿no? —rió Spider-Man, y Taehyung le dio un manotazo en el brazo—. Buena suerte con lo de cálculo.
Los pasos de su padre comenzaron a oírse acercándose por el pasillo, entonces, y Taehyung escondió el teléfono debajo de las sábanas mientras el superhéroe se escabullía fuera de la habitación lo más silencioso posible. Apenas había logrado pasar sus piernas por la ventana cuando papá abrió la puerta y, a juzgar por la falta de insultos o exclamaciones o desmayos, Taehyung supuso que Spider-Man había conseguido salir sin ser visto exitosamente.
La ventana había quedado abierta, y una suave brisa ahora corría por la habitación.
Taehyung se quedó tan quieto como pudo mientras oía los pasos de su padre adentrarse por el lugar y mantuvo la respiración cuando él se inclinó sobre él para bajar el cristal. Un segundo de silencio, dos, tres, y entonces sintió un cariñoso beso en la frente antes de que papá acomodara con cuidado las sábanas por encima suyo. El corazón le latía a mil por hora, sintiendo el rectángulo metálico del móvil atrapado bajo sus costillas de forma incómoda.
Pero su padre no hizo nada más. Sólo salió de la habitación y volvió a caminar de vuelta por el pasillo hasta su propia recámara. Taehyung esperó cinco minutos más de lo necesario para estar seguro de que estaba completa y definitivamente sin compañía, y sólo entonces se removió para sacar el teléfono de entre las sábanas con la intención de apagarlo.
Y estuvo a punto de hacerlo, hasta que un mensaje saltó en la bandeja de notificaciones al mismo tiempo que presionaba el botón de encendido.
Número Desconocido [12:18 AM]
hey, aquí está el proyecto
[Adjunto: 2 imágenes]
Taehyung guardó el número entre sus contactos, y llegaron dos mensajes más.
Jeongguk [12:19 AM]
perdón por la tardanza
y lo siento por no querer seguir con las sesiones
Y luego:
no es nada que hayas hecho tú
es que
es difícil de explicar pero no es por ti
lo siento
Y por último:
perdón por el spam de mensajes
ignórame
Taehyung le dió me gusta al primer mensaje antes de darse la vuelta y quedarse dormido al siguiente minuto. Con Spider-Man o sin él, tenía un proyecto de cálculo que terminar mañana temprano.
Jeongguk [4:58 AM]
gracias por ser tan bueno conmigo
Gracias por leer.
Con mucho amor,
zoqi.
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