4. El café
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|ViMizuTri|
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Mizuki mantenía la espalda recta, los brazos cruzados y los labios apretados mientras intentaba ignorar la forma en que Virus lo observaba con una sonrisa serena, o cómo Trip se inclinaba ligeramente hacia él, mordisqueando un bastón de caramelo como si fuera un lobo que estudiaba a su presa.
—Navidad siempre ha sido una época mágica, ¿no te parece, Mizuki? —preguntó Virus, su tono suave y melódico. Tenía una taza de chocolate caliente en una mano, pero sus ojos, tras las gafas, parecían analizar cada pequeño gesto de Mizuki.
—Supongo que sí —respondió Mizuki con un tono seco, sin molestarse en mirar directamente a Virus.
—Oh, vamos, no seas tan frío —intervino Trip, apoyando los codos en la mesa mientras rompía un pedazo del bastón de caramelo entre sus dientes. Su tono era juguetón, pero había algo en su sonrisa que hacía que Mizuki quisiera estar en cualquier otro lugar.
—No soy frío —replicó Mizuki, entrecerrando los ojos, intentando sonar firme.
—Claro que no lo eres —dijo Virus, su sonrisa ensanchándose un poco. Se inclinó hacia adelante, dejando la taza de chocolate a un lado—. De hecho, diría que tienes una personalidad… bastante apasionada. Eso siempre es interesante.
El comentario hizo que Mizuki parpadeara, confundido por el cambio en el tono. Antes de que pudiera responder, sintió algo extraño: la rodilla de Trip rozó la suya debajo de la mesa. Fue un toque apenas perceptible, pero suficiente para que se tensara de inmediato.
No dijo nada, pero su reacción fue evidente para ambos. Virus, por supuesto, lo notó al instante.
—¿Todo bien? Pareces un poco… tenso —dijo Virus con una preocupación que no era del todo genuina.
—Estoy perfectamente bien —respondió Mizuki, demasiado rápido. Bajó las manos para tomar su vaso de café, como si eso pudiera distraerlo de la creciente incomodidad.
Trip sonrió de lado, inclinándose más hacia él.
—¿Seguro? Pareces necesitar algo de… calidez navideña.
El tono de Trip era descaradamente provocador, y Mizuki lo sintió como un golpe directo. Virus dejó escapar una suave risa mientras tomaba un sorbo de su bebida.
—Es un poco tímido, Trip. No lo presiones demasiado —dijo Virus, aunque el brillo en sus ojos demostraba que estaba disfrutando de cada segundo.
Mizuki apretó los dientes y levantó la barbilla, intentando recuperar algo de control.
—No soy tímido —declaró con firmeza.
—Oh, eso es un alivio —dijo Virus, dejando su taza en la mesa. Se inclinó ligeramente hacia Mizuki, apoyando el mentón en una mano—. Porque sería una lástima que te sintieras… intimidado por nosotros.
Mizuki sintió cómo la tensión en el aire aumentaba. Sabía que Virus estaba jugando con él, pero su tono suave y la forma en que lo miraba lo hacían difícil de ignorar.
—No me intimidan —dijo Mizuki, aunque su voz sonó más apretada de lo que quería.
Trip dejó escapar una carcajada baja, inclinándose lo suficiente como para que sus hombros casi se rozaran.
—Eso me gusta. Un hombre fuerte. Aunque… —Se detuvo, dejando que la pausa se alargara solo para observar cómo Mizuki se removía en su asiento—. A veces, no está mal relajarse un poco.
La rodilla de Trip volvió a rozar la de Mizuki, esta vez de forma un poco más intencionada. Mizuki apartó la pierna rápidamente, su rostro encendiéndose de frustración.
—¿Sabes qué? Tengo cosas que hacer. Esto fue un error —dijo, poniéndose de pie bruscamente.
Virus lo observó con esa sonrisa imperturbable mientras Trip se recostaba en su silla, claramente disfrutando del espectáculo.
—Es una pena que te vayas tan pronto —comentó Virus, su voz tan suave como siempre—. Espero que podamos repetir esto algún día.
—Felices fiestas, Mizuki —añadió Trip con un tono burlón, mientras lo veía marcharse casi a tropezones.
Cuando la puerta del café se cerró tras él, Virus tomó otro sorbo de chocolate caliente y miró a Trip.
—¿Demasiado obvio?
Trip rió entre dientes, mordiéndose el bastón de caramelo.
—Nah. Aunque me pregunto cuánto más resistirá antes de empezar a evitarnos por completo.
Virus sonrió con tranquilidad, dejando la taza en la mesa.
—Eso sería aburrido.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando del ambiente navideño mientras Mizuki, afuera, trataba de calmarse y convencerse de que no volvería a caer en esa trampa otra vez.
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