Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Una mecedora vacía

Clear despertó. La luz entrante de la ventana le dio los buenos días
—¡Buenos días mañana!
Salió de su cama como un resorte, viendo sobre su mesa de noche una carta.
—Buenos días Koujaku-san —dijo con una sonrisa y comenzó a leer la carta, sintiendo como su corazón latía con fuerza con cada una de esas palabras primitivamente escritas.

Habían pasado un par de noches desde que recibió el primer escrito, y con el, la dura noticia de que el amor de su vida había muerto, pero contrario a lo que había creído, no lo había dejado, estaba más cerca que nunca través de aquellas cartas. No se explicaba cómo pero tampoco quería saber el porqué, solo disfrutaba de poder conversar con su persona más amada por primera vez, de expresar sus sentimientos sin que el sentimiento de vergüenza le inundara y le hiciera huir cobardemente. Ahuyentaba al instante la idea de saber que no podría tocar ni ver al azabache nunca más, no quería ni siquiera pensar, de hacerlo lloraría por la eternidad nuevamente, y al azabache no le gustaría eso.

Antes de leer el contenido de aquella nueva carta, prefirió tomar las dos que ya tenía y releerlas, lo podría hacer hasta que el sol se ocultara, no se cansaba, eso era su gran alegría, y quizá la única que tenía. No se había quedado solo con la primera carta, había decidido responder y ello había comenzado con aquella correspondencia nocturna que florecía al llegar la mañana.

"Koujaku-san, me has hecho tan feliz con tu carta, lograste disminuir lo triste que me sentía y me avergüenza un poco dar la cara finalmente a todas las cartas que te mandé por tanto tiempo. Gracias por leerlas y por escribirme, no sé cómo es que lo haces pero no me importa, déjame seguir hablando contigo, nunca pude hacerlo, es la primera vez, por favor cumple al egoísta deseo de mi corazón y quédate conmigo un poco más".

Y para su sorpresa, había recibido respuesta la siguiente noche, justo en la parte trasera de su propia carta:

"Temo que de momento no puedo decirte cuál es la razón por la que estoy aquí, solo puedo decir que es debido a una estúpida decisión que tomé, presa de la desesperación y la amargura. Temo quitar la ilusión que ronda mi recuerdo, pero no soy la persona tan especial y fantástica que tú describiste en tus cartas. No me hagas hacer esto, no me obligues a mostrarte la verdadera cara de mi persona".

Esa misma noche dejó una carta más:

"No creo que haya nada que pueda desilucionarme de Koujaku-san. Mi abuelo solía decir que el aura de las personas no era ni blanco ni negro, que así como el mundo estaba lleno de contrastes las personas también. Quiero saber todo sobre Koujaku-san.
Todos cometemos errores y aunque no es algo fácil, es algo natural. Lamento mucho que un error sea la razón por la que estás aquí ahora, pero no hablaré de nada que no quiera Koujaku-san".

Ahora tomaba la otra parte de la carta que había dejado, donde yacia la respuesta, como el regalo que espera un niño la mañana de navidad, leyó cada palabra, gozando de cada pequeño momento que podía pasar al lado del azabache por medio de esas palabras escritas con dificultad.

"Tu abuelo era sabio. Mi madre solía decirme cosas similares. Pero no quiero hablar de mí ahora, dame tiempo, algo que puedo asegurar es que el tiempo es algo que ahora me sobra y no pienso marcharme pronto. Eres una persona muy noble Clear, y aunque no puedo hablar contigo personalmente, puedes verme a través de ese curioso muñeco hecho a mi imagen, habla con él sin miedo, cuéntale lo que desees, ten por seguro que yo lo escucharé".

Instantáneamente miró al peluche sobre su cama y con una sonrisa en su rostro lo tomó en brazos, abrazándolo como un niño abrazando su oso, feliz, sintiendo que era más feliz que nunca, todo a raíz de un triste descenlace.
—Koujaku-san, gracias por estar conmigo.

Sin perder tiempo comenzó a escribir su carta para el azabache, dejándola al lado de su cama, en su mesa de noche, esperando por ser respondida.

El día la pasó limpiando su casa, con el ánimo renovado, incluso tarareando una peculiar canción, siempre acompañado de ese muñeco que ahora era su posesión más preciada.
—Me gustan mucho los animales marinos... —dijo al muñeco, quién lo observaba desde una de las sillas del comedor— Aunque claro, también me gustan el resto de los animales, todos son muy adorables... Aunque hay unos perros que siempre encuentro de camino a casa, son grandes y ladran mucho, tienen unos dientes que se ven muy peligrosos ¡Me dan mucho miedo!

Contaba mientras cambiaba el agua a sus múltiples peceras, podría decirse que parecía tener un acuario. De vez en cuando veía al muñeco, como si esperase que en cualquier momento cobrara vida, o le sonriera o algo así. De ser cualquier otra cosa saldría despavorido de ahí, pero sabiendo que era su amado Koujaku-san nada le importaba, todo lo que lo involucrara a él no podía más que hacerle suspirar.

—Cuando era niño mi abuelo me mostró a las medusas, me dijo que eran muy bellas pero que también eran peligrosas y no debía tocar sus tentáculos. Cuando las conocí realmente supe que eran muy hermosas, fue como un amor a primera vista, y me preguntaba cómo algo tan bello podría ser peligroso —relataba mientras continuaba con su pequeño acuario. Tenía variedad de peces de todos los tamaños y colores, era espléndido ver su pequeña Atlántida en cada rincón de su casa. Sobre cualquier superficie reposaba alguna pecera, incluso en contenedores de vidrio que podían verse reciclados había también pequeñas mascotas.
—Voy a la playa algunas veces y sobre una zona llena de piedras es normal que algunos peces se queden atascados cuando sube la marea, por eso los traigo, para asegurarme que estén bien, algunos están heridos, después, cuando ya están mejor, los regreso a donde pertenecen.

Clear sonrió a la nada por unos momentos, pensativo. Momentos después miró al muñeco nuevamente y se acercó hasta él, tomándolo. Lo llevó hasta el primer piso y abrio una de las dos habitaciones que tenía esa pequeña casa. Al contrario de la habitación del albino, llena de objetos de vidrio —que al parecer usaba para sus animales marinos—, aquella era muy simple, solo una cama, un armario y frente a la ventana una mecedora de madera antigua y algo desgastada.
—Quiero presentarte a alguien —giró la mecedora de frente a ellos, revelando sobre ella una fotografía enmarcada de un hombre, aparentaba unos cuarenta años, sonreía cálidamente aunque su rostro no era del todo visible por los intensos rayos del sol —. Koujaku-san, te presento a mi abuelo. Usualmente venía a diario a hablar con él, aunque estos últimos días no lo he hecho — se sentó frente a la mecedora, sosteniendo al muñeco frente a él—. Lo siento mucho abuelo, es solo que han sido días difíciles, tal como tú, Koujaku-san ya no está en este mundo, pero aún así no me ha abandonado, y está aquí, vino a hacerme compañía.

Koujaku comenzaba a dudar sobre la estabilidad mental del albino, aunque quizá era un pensamiento cruel... Después de todo, Clear solo estaba honrando a su abuelo, suponía que aún no había afrontado su perdida y eso lo hacía sentir mal, pues a simple vista parecía que el albino perdía a cada persona que amaba, y sí se incluía a él pues aunque de su parte los sentimientos no eran correspondidos, Clear lo amaba, eso era una realidad.

—Koujaku-san, mi abuelo me crío él solo, a pesar de que intentó criar también a mis hermanos, ellos decidieron aceptar la tutoría de un hombre rico que no tenía herederos, también intentó que me fuera con él, pero yo me mantuve firme y no abandoné al abuelo. Sabía que se quedaría solo sin nosotros, y no podía permitir eso. Tal vez es por eso que mis hermanos y yo tenemos una personalidad tan diferente... Me hubiera gustado que permanecieramos juntos como una familia, pero supongo que no siempre se cumplen los sueños.

Clear se acercó y tomó el cuadro, admirandolo por unos momentos antes de bajarlo a la altura del muñeco.

—Pero un día enfermó, y aunque traté de ir por las medicinas rápido, no lo logré y me quedé solo —soltó un suspiro pesado y se aferró más al muñeco en sus manos—. Él a diferencia de ti no me visita, no me escribe cartas, pero está bien, espero que donde quiera que esté, tenga paz —dejó el cuadro en su lugar y miró de frente al muñeco—. Koujaku-san tú no tienes paz ¿verdad? Es por eso que estás conmigo.

Clear no dijo más, pero Koujaku lo sabía, sabía que Clear deseaba que se quedara con él, pero no lo dijo porque eso implicaba que él nunca encontraría la paz. El albino era alguien noble, y aunque tuviera el deseo de estar con él, no diría algo tan egoísta, por eso calló. Pero después de todo él tenía razón, no tenía paz, y quizá no la tendría. Su misión, de acuerdo a lo que dijo aquel ser con el que hizo el trato, era hacer lo que no había podido en vida, aprovechar de manera menos idiota su segunda oportunidad; sin embargo, ese ser se había burlado de él al darle esa oportunidad dentro de ese cuerpo. No quería ser tan pesimista como lo fue en vida, pero no veía posible cambiar algo de su vida en esas condiciones. Así que muy posiblemente, el deseo egoísta de Clear podría cumplirse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro