El origen del purgatorio
Hace mucho tiempo.
Después de que el pecado y la oscuridad cayera sobre toda la humanidad. A causa de dos amantes, que sembraron la semilla del libre albedrío en los corazones de los mortales. Contaminando a la humanidad hasta un punto sin retorno, en dónde la maldad predominaba y el bien se extinguía con el paso de los años.
Los altos mandos celestiales se reunieron con el fin de cortar este problema de raíz, queriendo reducir el número de pérdidas de almas pecadoras. Varias fueron las ideas, que, de poco en poco, se fueron descartando, hasta que por medio de una votación mayoritaria, se eligió la opción de crear un paraje entre el cielo y el infierno. Donde las almas arrepentidas pudieran ir y purificarse completamente para tener acceso al reino de los cielos.
Hecho y dicho esto, mandaron a varios ángeles con la misión de predicar las buenas nuevas al mundo terrenal. Sin contar que entre ellos, estaría una de las más problemáticas.
Esa misma era Beatriz, otra de los muchos ángeles que se encargaban de guiar a las almas por el camino de la salvación. Pero, lo que hacía especial a Beatriz, era nada más y nada menos que su espíritu torpe, risueño y travieso. El mismo causante de que en muchas ocasiones se metiera en un gran aprieto.
Según ella, no podían culparla estando en flor de juventud. Así como no podían culparla de que se colara con la inocente intención de involucrarse de más en la vida de los humanos. ¿Qué podía decir? Los seres terrenales eran tan fascinantes, que incluso se hizo pasar por uno de ellos para estar más cerca.
De ese modo, Beatriz conoció al hombre que más adelante se convertiría en su mayor perdición. Era un joven poeta, con una apariencia atractiva, pero con una personalidad que contrastaba radicalmente. Cuando un hombre o una mujer se le acercaba más por cómo lucía que por quién era, el poeta los alejaba con palabras directas e hirientes.
El nombre de este poeta era Dante, un hombre con gran talento literario y buen conocedor de las santas escrituras, que predicaba Beatriz.
Alguien como él no necesitaba intervención divina... o al menos eso creyó al principio. Cuanto más lo observaba más se enfadaba por el simple hecho de que Dante no ponía en prácticas esas enseñanzas y encima desperdiciaba su don hiriendo verbalmente al prójimo.
Se pelearon a montones, hasta el punto de que personas tenían que interponerse entre ellos para separarlos. Beatriz era muy infantil y Dante era muy egocéntrico para aceptar su error. Simplemente eran como el agua y el aceite, no podían estar juntos al ser tan diferentes. Pero con el tiempo, esa misma diferencia entre ambos, los terminó uniendo para sorpresa mutua.
Corrió la voz, y el cielo pronto se enteró del romance prohibido que no podían permitir que volviera a ocurrir: otro amor entre un humano y un ángel.
De inmediato, se dio la orden de traer a Beatriz de regreso. Y Dante con el insoportable dolor en su pecho ante su separación, tomó la decisión de seguirla sin importar el riesgo. Así comenzando su travesía a través del más allá con una resiliencia inquebrantable.
Después de ser testigo de cuántas almas pueden caer tan bajo en los nueve círculos infernales y como otras prefieren pasar por una dolorosa tortura en los siete pisos que mantenían el equilibrio entre lo bueno y lo malo. Finalmente llegó a la puerta principal del cielo, reencontrándose con Beatriz.
Ambos decididos y esperanzados de que si terminaban este viaje, yendo a la novena y última esfera del cielo, su unión sería aceptada tras la enorme hazaña del poeta.
Desafortunadamente, lo que no se esperaron al llegar fue...
Beatriz asciende.... obtiene un lugar junto a....
Dante desciende, sin un lugar en el cielo o en el infierno, llevando entre brazos a un bebé envuelto en pañales...
...... ambos amantes son separados eternamente como un DIVINO PERDÓN....
Desde entonces, esos sietes pisos tuvieron un nuevo orden, dividiéndose en siete terrazas, cada una correspondiendo con uno de los pecados capitales y se conoció como el purgatorio.
Dante tomó el mando de aquel lugar y se volvió más frío y calculador tras los años. Sólo perdurando en su ser algunas quemaduras grabadas en carne y hueso de su experiencia ante seres divinos e infernales.
No volver a quebrantar las normas, y ser más despiadado con almas que querían purificarse terminó dando frutos, convirtiéndose más en un creciente negocio que una noble labor. Así de grande prosperaron, él y su gente, que no fue suficiente para ninguno de los dos. Por lo tanto, hizo un trato con el cielo que beneficiaría a los tres reinos.
...El infierno... sobrepoblación...
.....los ángeles ....traer pecadores....
...los purgadores recompensan.....
De esa forma, permanecieron durante varios años hasta que su hija cumplió la mayoría de edad. Más que preparada para suceder el mando con un comportamiento idéntico al suyo: carente de emociones. Ya que, en este trabajo, algo tan mundano era innecesario para ser exitoso.
— Fanfiction Alastor! / Fanfiction Lucifer!
— Tendrá una lectora y una oc como principales, pero ustedes pueden intercambiar roles o ser ambas, eso ya es gusto propio.
— Si el contenido no es de su grado, retirarse será lo más adecuado.
— Dante tendrá la apariencia de Dottore quieran o no.
PD: Me pareció lindo que Dante y Beatriz se hayan enamorado más por sus diferencias que por lo que tienen en común <3
Disfruté de la lectura.
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