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Two.

Vela.


Mason Burke soltó un suspiro dejando el pedazo de pergamino al terminar de leerlo, realmente le frustraba que Connor tomar esa actitud a tan solo unos días de la boda.

¿Cómo le diría a Amber que Connor no se presentaría el día de la boda?

Amaba a su hermano menor, pero siempre lograba sacarlo de sus casillas con tan poco, todo sería más fácil si dejara esa vieja tienda en Londres y regresara a Noruega para seguir con el negocio de la familia que iba viento en popa.

Escucho los tacones golpeando contra la fina madera del suelo, estaba seguro que era Amber acercándose al estudio y se lo confirmo los finos golpes en la puerta.

—Adelante.

La joven mujer entro con una enorme sonrisa en el rostro.

—Buenos días, papá, te traje café —llevaba una charola de plata en las manos que tenía encima una taza, tetera, un pequeño plato con cuadros de azúcar, crema y una cucharilla—, me imagino que aún no desayunas —dejo la charola sobre el escritorio—...pareces molesto ¿paso algo?

—Buenos días, cariño —sonrió con suavidad a la menor—, muchas gracias...tu tío me escribió.

—¿El tío Connor? —los ojos hazzel se iluminaron al mencionar el nombre de aquel hombre, lo adoraba demasiado, era una excelente persona y tío— ¿Ya ha confirmado que vendrá a la boda? ¿Se quedará aquí?

—Amber...no son exactamente buenas noticias—tomo la carta para extendérsela—; creo que será mejor que lo leas.

La cobriza pareció dudarlo, pero al final de cuentas tomo el pergamino para escudriñarlo con la mirada:

"Mason.

¿Cómo han estado?

Me alegro de saber que el negocio de minería avanza a paso agigantado, sin duda estas sabiendo cómo administrarla y ser el líder.

Sí, tengo en cuenta que la boda de Amber y ese chico Malfoy será dentro de unos días, sin embargo, he pensado mi decisión por varios días y la verdad prefiero no asistir para no arruinarle el día a mi querida Amb.

Sabes muy bien que ese rubio nunca ha sido de mi agrado, tiene algo que simplemente no me pasa, a parte que su actitud no es la mejor y la familia Malfoy siempre ha sido demasiado traicionera. Me alegro que Amber se sienta feliz, pero no puedo tolerar eso, espero sepan disculparme.

Por favor, salúdame a mi sobrina y dile cuanto la amo, espero verlos pronto.

Con cariño:

C. Burke "


El rostro de Amber se entristeció tanto que incluso sintió los ojos arder, realmente quería que Connor estuviera presente ese gran día.

—Pensé que por fin lo aceptaría, no crei que se negaría a venir —soltó un suspiro viendo a otro lado para distraerse con cualquier cosa ya que no quería llorar—...es mi boda ¿Por qué no puede hacer una excepción?

—Sabes que tu tío suele ser algo...terco cuando algo se le mete en la cabeza —trato de justificar—, y es imposible hacerlo cambiar de opinión. Aparte que la relación entre Connor y Lucius Malfoy nunca fue la mejor, tuvieron muchas peleas cuando eran jóvenes a pesar de la gran diferencia de edad, así que me imagino que prefiera evitar problemas.

—Aparte que no le agrada Draco... ¿Por qué tiene que ser así?

Mason frunció el ceño al ver a su hija tan triste.

—Le recuerda a Lucius, y sabes que...nunca olvidara que los Malfoy incluido Draco sirvieron a Voldemort —se levantó para caminar a la menor—, Amb, Connor te ama mucho por eso no quiere arruinar ese día; sé que quizá no es la mejor forma, pero él siente hacer lo correcto

Amber abrazo a su padre soltando un suspiro.

—Realmente lo extraño.

—Sería bueno que lo fueras a ver antes de la boda.

Respondió al abrazo de su hija.

—No tengo mucho tiempo, papá —se alejó viendo mientras fruncía los labios—, hoy tengo que ir a ver la comida y probar el pastel.

—¿Iras sola? —enarco la ceja, ya que Amber no solía salir sin compañía—. Tu prima y Draco no están.

—Kieran no tardará en llegar, él me acompañará.

Al escuchar ese nombre Mason sonrió, conocía a Kieran Quinzel desde que el menor tenia once años y había demostrado ser un amigo leal para Amber, el único amigo que tenía hasta la fecha.

—Crei que él no estaba de acuerdo con la boda.

Pero, el rubio tampoco estaba demasiado seguro con que la cobriza se casara con el menor de los Malfoy.

—No lo está, pero aun así decidió venir para ayudarme con los últimos detalles —se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja—, ha pedido estas dos semanas de vacaciones en el ministerio. Así que él me acompañara por hoy.

—De acuerdo, cielo. Por favor ten cuidado ¿quieres?

—Claro que sí, papá —observo el reloj en su muñeca izquierda —, bajare al salón principal, Kieran no tardará en llegar.

Padre e hija se despidieron con un beso en la mejilla para que la menor saliera del estudio a paso rápido, parecía emocionada por ver a su mejor amigo.






[...]





—Creo que este es el mejor pastel —comento el rubio aun con pastel en la boca—, es demasiado dulce, perfecto.

—A Draco casi no le gustan las cosas dulces, tal vez debería de buscar otro sabor.

Comento pidiendo otras tres pruebas de distintos sabores.

—Si quería un sabor que le gustara, debió de venir contigo y no dejarte toda la carga a ti.

Menciono poniendo los ojos en blanco para dejar el pequeño tenedor sobre el plato de porcelana azul cielo.

—Sabes que es un hombre ocupado, Kieran, tuvo que ir a Londres.

—Sí, demasiado ocupado para atender las cosas de su boda y a su prometida—murmuró entre dientes para tomar la siguiente prueba de pastel, antes de comer tomo una servilleta para limpiarse el rastro de merengue que adornaba la fina barba que usaba—, sigo sin creer que te vayas a casar con ese rubio...siempre crei que te merecías algo más...

—Draco es un buen hombre, Kieran, solo necesitas tratarlo más para notarlo —riñó dándole una mala mirada—...mejor cuéntame ¿Qué tal te va en Londres?

—El departamento de regulación y control de Criaturas Mágicas es interesante, siempre hay algo que atrapar —se encogió de hombros como si fuese un niño, resultando algo gracioso, era un hombre fornido por lo que algunos gestos infantiles le sumaban ternura—, algunas veces tengo que hacer papeleo, es raro que yo lo haga ya que me encargo del trabajo de campo.

—Al parecer ser Magizoologo es demasiado divertido —le sonrió al ver que su amigo parecía feliz con la profesión que empleaba— ¿Y...alguna chica por ahí?

—Sí, y no...la conocí hace unos días —Amber enarco la ceja con curiosidad al escuchar eso, ya que era raro que el hombre de ojos verdes frente a ella se fijara en alguien—, abrieron hace unos meses un restaurante-bar en el callejón muggle, y como hace tres días marcaron al departamento porque debajo de unas vigas del sótano habitaba una enorme plaga de bundimums que debido al gran tiempo estando ahí lograron extenderse por lo que necesitaban que las controlaran...

—¿Y qué más? ¿O acaso es una Bundimum en la que te fijaste?

—¿Qué? ¡No, es una mujer! —se mordió el labio —, se llama Kat, es la cantante en el bar, se presenta todas las noches. Es hermosa.

—¿La invitaste a salir?

Kieran desvió la mirada desparramándose en la silla en señal de frustración.

—Si...me rechazó sin dudarlo.

Amber no pudo evitar reírse de manera escandalosa, era sumamente extraño que lo rechazaran, ya que Kieran Quinzel era sumamente atractivo: un cabello rebelde color rubios, ojos expresivos verdes y un físico sorprendente debido a las horas de ejercicio.

—Nunca crei que alguien te rechazara, en Durmstrang varias estaban coladas por ti hasta Cher.

Quinzel frunció el ceño.

—Sí, lo sé...me dio en el ego —volvió la mirada a su amiga—...hablando de Cher ¿dónde está?

—Es secretaria de Draco, así que fue con él a Londres — Kieran hizo una mueca demasiado extraña — ¿Paso algo?

—No...nada, solo se me hace extraño que sea su secretaria...nunca me imaginé a Cher trabajando en eso, siempre crei que solo quería casarse con alguien rico y ya.

Amber agradeció cuando dejaron las nuevas muestras de pastel frente a ellos.

—Draco le ofreció el puesto, ambos se llevan muy bien —le restó importancia—, así que Cher acepto para no ofender a Draco, dijo que no quería causar problemas entre ellos.

Kieran la vio fijamente y decidió no comentar nada más al pesar lo extraño que le resultaba eso, pues no quería apagar la felicidad de su mejor amiga.




❂❂❂




Amber entro a la habitación quitándose el fino abrigo que cubría sus hombros, al dejarlo sobre el mueble junto a la puerta giro para toparse con una sombra masculina, contuvo el aire para llevar la mano al bolso donde guardaba la varita.

—Amber...

Se relajó de inmediato al reconocer la voz de su prometido.

—¡Draco! ¡Me asustaste! —cerro la puerta de la habitación para encender la luz— ¡¿Por qué estabas a oscuras?! ¡Casi me provocas un paro cardiaco!

El rostro del Malfoy no tenía ninguna expresión, su mandíbula se encontraba apretada y la boca formaba una fina línea recta.

—¿Saliste con el imbécil de Quinzel?

Draco se puso de pie enarcando la ceja, Amber sabía muy bien que ambos rubios no se toleraban.

—Es mi amigo, Draco.

Malfoy chasqueo la lengua acercándose de forma lenta mientras se aflojaba la corbata, estaba demasiado molesto, odiaba que ese imbécil estuviera cerca de su prometida.

—Es un imbécil, sabes que no lo tolero —una media sonrisa adorno su seria cara —, tal vez deba de enseñarte a seguir con lo que yo te digo.

—Kieran ha sido mi amigo desde niños, no me puedes decir que no salga con él.

Draco se deshizo de la corbata dejándola a un lado para quitarse los gemelos de los puños de la camisa negra que le cubría el torso.

—Claro que puedo, Amber —guardo los pequeños gemelos en su bolsillo derecho—, eres mi futura esposa, deberás comportarte como una mujer casada.

Amber trago saliva al ver como jugaba con su cinturón de piel para desabrocharlo lentamente.

—Draco—murmuro—, por favor.

—Te lo hare entender, porque al parecer sigue sin quedarte claro —los ojos grises del más alto parecían oscurecerse —...ponte en cuatro sobre la cama.

Draco Malfoy era alto con una complexión media que resultaba demasiado imponente cuando hablaba con voz dominante, Burke no pudo decir nada más para ir a la cama tal como se lo indico el rubio.

Draco saco su varita para colocar dos hechizos de manera no verbal y sonreír de manera torcida a ver a Amber, se quitó el cinturón para subirse a la cama.

—Déjate caer y pon las manos atrás.

Amber lo conocía demasiado bien, y siempre que tenían sexo era de esa forma con él dominando en todo momento y ella haciendo todo lo posible para darle el mayor placer, no le molestaba todo lo contrario.

La cobriza se dejó caer sobre el edredón de seda para dejar las manos tras la espalda, Draco se sentó sobre la cadera de su prometida para tomarla de las manos y amarrarle las muñecas con el cinturón de manera rápida.

—Amber... odio a ese imbécil, no te quiero ver cerca de él.

Le murmuro contra el oído para morder la punta de la pequeña oreja de manera brusca.

—Incluso, hueles a su maldito perfume.

Soltó un gruñido para hacer a un lado el tirante del vestido color borgoña que llevaba puesto dejando libre uno de los hombros de la mujer bajo a él, llevo los labios hasta la trigueña piel para morder y succionar dejando una enorme marca roja.

—Eres mía, Amber, nadie más puede tocar lo que es mío ¿Entendido?

—Si —respondió dando un jadeo por la rudeza con la que mordía su hombro—...si...D...raco.

Dejo el hombro para alzarse y darle la vuelta donde ambos se vieron a los ojos, Amber tenía una expresión que resultaba demasiado erótica con las mejillas rojas, los labios entre abierto y el cabello revuelto sobre la cama.

Draco subió el vestido dejando las tonificadas piernas desnudas, una fina braga de encaje blanco cubría la feminidad de Amber, la sonrisa arrogante del Malfoy creció más al ver que con tan poco ya estaba completamente húmeda.

—Pareces demasiado ansiosa por que este dentro de ti —tomo su varita para encender la vela que estaba sobre el muro junto a la cama—, demasiado mojada, Amber...tan solo estuve lejos unos días y mira los urgida que estas.

No hubo respuesta, siempre era de esa forma, él era el único que hablaba.

Draco llevo las manos al escote del vestido llevando los labios a los de ella para besarla con intensidad y de manera hambrienta, Amber le seguía el ritmo soltando un a jadeo cuando le mordió el labio inferior permitiendo que introdujera la lengua para iniciar una feroz guerra entre ambas.

Las varoniles manos de Draco rasgaron el vestido de su prometida dejándola con el torso descubierto, Amber se estremeció al sentirse tan expuesta, el Malfoy bajo los besos sobre el cuello mordiendo con tanta rudeza que pequeños puntos de sangre adornaban la piel.

Los agiles dedos llegaron al núcleo de la mujer para marcar formas circulares encima de la tela, Amber solo podía suspirar y jadear echando la cabeza hacia atrás, la arrogancia de Draco crecía más al notar lo que provocaba con tan poco.

Draco dejo el cuello de Amber para bajar el sostén liberando uno de los carnosos senos, el pezón se erguía como si se tratase de un pequeño dardo de carne que fue atrapado por lo finos labios del varón para llenarlo de saliva y mordisquearlo, una corriente eléctrica recorría el cuerpo de Burke la mezcla de los dedos de Draco sobre sus pliegues aun cubiertos y los labios sobre su sensible pezón provocaban que el calor aumentara.

El rubio se apartó para estirarse y tomar la vela que desprendía un dulce aroma a vainilla.

—Amber...si gritas será peor —su voz estaba completamente ronca, sentía como el bóxer le apretaba llegando a ser doloroso—, así que guarda silencio.

La palma del Malfoy cubrió la pequeña boca de Amber para evitar que ningún sonido escapara de ella y guiar la vela hasta el torso de la mujer inclinándola suavemente para dejar caer unas gotas de cera sobre su piel, alzo la mirada para verla fijamente, amaba ver como sus ojos almendrados era cubiertos por una neblina de dolor y a los pocos segundos oscurecerse por el gran placer que le brindaba el líquido caliente, para agregar

—: Soy el único que puede marcar cada centímetro de tu piel.

Repitió la acción varia veces, cualquier sonido de Amber era acallado por la gran mano del Slytherin, el ardor recorría su piel, pero la excitación y el morbo era más fuerte nublando cualquier pizca de razón.

Después de dejar muchas gotas de cera alejo la vera devolviéndola a su lugar y quitando la mano, algunas rebeldes lagrimas rebeldes adornabas las mejillas de Burke la cual estaba cubierta por una fina capa de sudor.

Se levantó sobre sus rodillas colocándose en medio de las piernas de su prometida para bajarse el pantalón negro junto con el bóxer liberando su enorme erección, ni siquiera pregunto para arrancar la braga rompiéndola en el proceso y lanzarla lejos.

—¡Draco, eran nuevas!

Se quejó tratando de mover las manos, pero fue en vano ya que aún seguían amarrada por el cinturón.

—No recuerdo haberte dicho que hablaras —tomo una de las piernas para ponerla sobre su hombro derecho y acercarse más a ella—...quiero escucharte gemir mi nombre.

Y sin aviso previo se introdujo en una brusca estocada, Amber cerró los ojos para gemir con fuerza, las bruscas embestidas provocaban el ruido de las pieles chocar siendo eso lo único que se escuchaba junto con gemidos y gruñidos por parte de ambos.

El éxtasis llenaba a Draco que se movía con ímpetu sin bajar la velocidad de los movimientos, por el contrario, los aumentaba causando que su respiración se volviera agitada errática.

Amber echo la cabeza hacia atrás cuando la mano de Draco termino sobre su tráquea para apretarla, cada que lo hacia sus paredes vaginales envolvían el pene del rubio con más fuerza.

Amaba la cálida sensación y como la vagina de Amber abrigaba su miembro, era demasiado difícil decidir con cuál de las dos primas prefería estar de esa manera, pero estaba seguro de algo, disfrutaría de ambas mientras pudiera.

El vaivén de cadera continuo durante algunos minutos para que él se liberara dentro de ella, se quedó quieto durante unos segundos para bombearla, cuando se sintió satisfecho salió de ella admirando la vista de Amber con cera en el pecho y la ropa rasgada.

—Cuando obedeces te ves hermosa —murmuro viendo el reloj y ponerse de pie para acomodarse el bóxer y pantalón—, espero y entiendas que no quiero verte con ese rubio.

Amber enarco la ceja al verlo como rápidamente le quito el cinturón para acomodarse la ropa.

—¿Ya te vas? ¿No te quedaras a dormir?

Draco se abrocho el cinturón para tomar la corbata y colocársela.

—Tengo que entregarle unos informes a mi padre...

Burke se sentó en la cama quitándose los restos de cera.

—¿No podrías hacerlo mañana?

Extrañaba a su novio y quería pasar esa noche a su lado, o, aunque fuera un rato más.

—No, Amber. Tengo que ir, son cosas importantes—termino de alistarse para lanzarle una mirada por el rabillo del ojo—, mañana vendré a verte en la tarde, Cher llegara mañana, tuvo que quedarse en Londres por unos asuntos.

La cobriza soltó un suspiro de decepción.

—Está bien —Draco se despidió con un asentimiento de cabeza para salir de ahí—...te amo.

Murmuro viendo como desaparecía de su vista tras cerrar la puerta, en esos momentos la habitación se sentía más grande y solitaria que nunca.

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