Three.
Venus-Bar
Sus grandes manos se aferraban a la cintura de la mujer castaña ayudándola a moverse con gran vehemencia sobre él, la mirada avellana se perdía en los senos que rebotaban ante su rostro. Los gemidos de la pareja inundaban la habitación, George estaba completamente seguro que pronto tendría un orgasmo, al parecer Corina se dio cuenta ya que sus movimientos aumentaron para que el pelirrojo la penetrara con mayor vehemencia.
Las finas gotas de sudor recorrían la frente del Weasley que gruñía echando la cabeza hacia atrás, la sensación era maravillosa y más cuando el cosquilleo se implantaba en el abdomen bajo, seña que llegaría a la cúspide de la liberación, enterró los dedos en la piel morena de su novia para tratar de llegar aún más dentro de ella.
—Vamos, cielo —la envolvente voz de Corina causaba eco en su cabeza mientras húmedos besos le recorrían el cuello mezclados con algunos mordiscos que dejarían marcas, su libido aumentaba ante esas salvajes caricias—, quiero sentir que te corras dentro de mí —murmuró contra de su única oreja—, quiero sentirte por completo, George.
Él echo la cabeza hacia atrás cerrando los ojos y dejando escapar un jadeo sin dejar de bombearla cuando el líquido caliente lo recorrió para correrse dentro del condón de látex que usaba.
Corina se dejó caer sobre el pecho de su novio escuchando los agitados latidos, ambos se encontraban igual, llenos de sudor y sus respiraciones erráticas eran lo único que se escuchaba en la habitación de la castaña.
George trataba de regular su respiración dando grandes bocanadas, llevo una de las manos al corto cabello para brindarle suaves caricias.
—¿Te gustó?
Murmuro la mujer con una pequeña sonrisa.
—Como siempre.
George sonrió sin mostrar los dientes, alejó el brazo al ver que su novia se ponía de pie.
—Me alegro, iré al baño ¿Quieres que prepare algo de comer?
El Weasley se apoyó en los antebrazos para sentarse y negar con la cabeza.
—Tengo que volver a Sortilegios Weasley con Fred, ya lo deje mucho tiempo solo.
Ella asintió desapareciendo de su vista, mientras George soltaba un suspiro para pasar la mano entre su brillante cabello.
Corina Jensen, era su novia desde hace año y medio, la castaña era una bruja dedicada al área de la salud por lo que trabajaba en San Mungo, una mujer adorable y demasiado cariñosa, pero existía un gran problema: ella ya quería formalizar, tener hijos para formar una familia a lado de George, y él no estaba especialmente de acuerdo, de hecho, desde hace más de tres meses que intentaba encontrar la manera de terminar la relación, pero nunca podía ya que siempre terminaban como en esos momentos, era como si Corina supiera lo que quería hacer y terminara seduciéndolo para nunca tener esa conversación.
Escucho a la mujer salir del baño así que se levantó de la cama para ir de manera rápida a quitarse el condón dentro del sanitario y tomar una corta ducha.
Mientras el agua fría le golpeaba la piel en lo único que pensaba era en encontrar una manera para romper con Jensen sin herirla, le tenía un gran aprecio y sabía que era una excelente mujer que solo se merecía lo mejor del mundo, cosa que él no le podía brindar, George se sentía un tanto aburrido de la monotonía de la relación, necesitaba algo más, en si no sabía que era, quizá era estar sin un compromiso de por medio.
Tomó una de las toallas limpias que siempre estaban ahí para envolverla en su cadera y otra para secarse el rostro y cabello húmedo, salió del baño alzando la ropa que estaba en el piso y buscar su bóxer sin saber bien donde lo dejo.
Corina muchas veces le ofreció mudarse juntos, pero él la rechazo bajo la excusa que no podía abandonar a su hermano, en cierta parte era verdad.
Termino de vestirse tomando el reloj que se encontraba sobre el buro junto a la cama y la varita, salió de la habitación yendo a la pequeña cocina del departamento.
—Cor —llamó George viéndola beber agua, usaba un pequeño camisón de seda azul—...tengo que volver a Sortilegios, Fred me estará esperando.
—¿Nos veremos mañana? —se acercó a él para abrazarlo cosa que fue devuelta—...te quiero.
—Si...te mando un patronus —se inclinó para besarla cortamente—...también te quiero, nos vemos.
Se despidieron por última vez para que el más alto caminara a la chimenea para ir por red flu a Sortilegios Weasley en el callejón Diagon.
Se sacudió los restos de hollín del cabello una vez que salió de la chimenea, se estiro los brazos desperezándose y pudo observar que el departamento sobre la tienda de bromas se encontraba completamente vacía, por lo que suponía que su gemelo seguía en el piso de abajo.
Rápidamente bajo las escaleras que daban la división para entrar a Sortilegios Weasley, todo estaba lleno de colores llamativos, distintos fuegos artificiales volaban por todos lados y algunos niños veían cada artículo con curiosidad al igual que los adultos.
—Hey—una mujer de cabello oscuro lo saludo con una sonrisa —, hasta que llegas, ya pronto cerraríamos y no sabíamos nada de ti.
—Hola, Nora —sonrió devolviendo el saludo, Nora Red era una de las empleadas de la tienda en compañía de Verity, ya que con la gran popularidad que estaba ganando necesitaban demasiada ayuda para poder atender a todos los clientes y demás detalles en el local —, me entretuve un rato con Corina... ¿Cómo va todo?
—Estamos terminando con todo el Surtido Salta Clases y las galletas canario, supongo que tendremos que resurtir el inventario —movió con suavidad la caja de cartón que llevaba en las manos—; esta es de las últimas dos cajas que nos quedan del surtido salta clases.
—Entonces, hablare con Fred para ver si lo haremos hoy o en el transcurso del día ya que recuerdo que Fred, Ron y tú irán a cenar ¿o me equivoco? —Nora asintió, con el movimiento el corto flequillo que le cubría la frente se movió con gracias —, así que será mejor que lo haga mañana.
—Crei que vendrías con nosotros.
George negó con suavidad.
—Le prometí a Kat que iría al bar a cenar hoy con ella.
—¿Con Kat? Pensé que a Corina no le agradaba mucho.
El pelirrojo soltó un suspiro para encogerse de hombros.
—No le agrada, ya sabes, se conocieron en Hogwarts, Cor era Gryffindor y Kat Slytherin así que siempre peleaban —hizo una pausa para agregar —: pero, ella no puede decidir mis amistades, yo nunca le he puesto un pero por sus amigos de San Mungo o demás conocidos, así que no sería justo que ella haga dramas por eso.
—Creo que tienes razón, si tú no eres celoso y siempre has sido fiel ella no tiene porque dudar —George se sintió contento ante sus palabras —, Fred se encuentra en el frente, yo iré a acomodar esto.
—De acuerdo.
Se despidió con un movimiento de mano para ir con su gemelo, que como lo dijo Nora se encontraba en el frente de la tienda observando por la ventana, para ser más específico veía fijamente a Venus-Bar, el bar que habían inaugurado hace unos cuantos meses quedando a contra esquina de Sortilegios Weasley.
—¿Qué tanto ves?
George le apretó el hombro a su hermano y pudo notar el rostro serio, algo que era demasiado extraño en el menor, incluso fruncía el ceño.
—¿Qué? —desvió la mirada poniendo atención en George —, no veía nada.
Mintió, George no pudo con su curiosidad y guio la mirada hacia donde hace unos minutos veía Fred, pudo observar a su mejor amiga en compañía de un rubio que nunca en su vida vio antes.
—¿Esa es Katrishcka? —trato de enfocar mejor la vista — ¿Y ese quién es?
—No sé —murmuro—, llevan rato platicando.
—¿Los llevas observando mucho tiempo? —enarco la ceja con confusión —, crei que no la tolerabas, no entiendo porque la espiabas desde aquí.
—¡Yo no espiaba a nadie! —se defendió con las mejillas levemente sonrojadas —, solo me asome para ver cómo estaba el movimiento, ya que si los clientes que están dentro eran los últimos podríamos cerrar —se excusó rápidamente—...pero, ella se atravesó en lo que veía, es su culpa.
—No entiendo porque no te agrada, es demasiado divertida y amable.
Fred puso los ojos en blanco al escuchar eso.
—Siempre tiene mal humor, y parece un perro salvaje a punto de atacar —bufo cruzando los brazos sobre su pecho—, aparte que nunca disfruta de una buena broma, solo porque la vez que vino le cayó sin querer un poco de lodo de uno de los pantanos hizo un drama enorme, casi quería ponerme a lavar su ropa.
—Fred, ese día llevaba la ropa del trabajo y yo te dije que quitaras los pantanos...
—Ya, siempre la defiendes —hizo un mohín con las mejillas —, eres mi hermano y prefieres cambiarme por la pianista del bar de enfrente.
—No te estoy cambiando —se sobo la sien, a veces los dramas de Fred le causaban estrés —...solo...olvídalo.
—¿Qué tal te fue con Corina? — George gruño a modo de respuesta —... ¿De nuevo no pudiste?
—Es que es demasiado difícil, siempre que trato de terminarla ella...ella me seduce, no sé cómo lo hace, pero terminamos follando o a veces me dice cosas lindas con las que siento que no podre terminarla porque la lastimare —paso la mano entre su cabello, se daba cuenta que era como un tic cada que se frustraba—...parece que ella supiera lo que quiero hacer, ayer que fui a verla me preparo una cena romántica, hoy me espero en una lencería demasiado pequeña y no pude evitarlo.
Fred le palmeo el hombro tratando de brindarle consuelo.
—Tal vez, hermano, ella sabe que la quieres terminar.
George solo negó, había pensado en eso, quizá alguna vez Corina lo escucho hablando con Fred sobre la idea de terminarla y por eso es que siempre parecía hacer algo para evitarlo a toda costa.
Solo esperaba encontrar el momento adecuado para hacerlo, sabía que no podría continuar más con esa relación en la que solo seguía por costumbre.
[...]
Oh, baby
I, I, I, I'm fallin'
I, I, I, I'm fallin'
Fall
La voz femenina inundaba el pequeño bar, su voz pasaba de las notas altas a las bajas con facilidad mientras dedos recorrían las teclas de piano, la mezcla del sonido de la voz y del piano resultaba en una perfecta melodía para cualquier mago que la escuchara.
I keep on fallin'
In and out of love with you
I never loved someone
The way that I love you
George le dio un gran trago al vaso de whiskey de fuego frente a él para observar a la pelinegra que cantaba en medio del escenario, el vestido azul brillante contrastaba con la claridad de su piel y su cabello se movía con suavidad cayendo en forma de cascada sobre la recta espalda, podía notar la mirada de la gran mayoría de hombre sobre ella, e incluso de algunas mujeres, cosa que era obvia desde que Katrishcka Hunter entro a trabajar en el bar como cantante y pianista se volvió rápidamente en el espectáculo principal, sirviendo como un gran atractivo que provocaba que la gente se amontonara para conseguir una mesa.
I'm fallin'
In and out of love with you
I never loved someone
The way that I love you
George y Katrishcka se conocieron hace casi un año, en una noche lluviosa que llego la menor a Sortilegios Weasley empapada de pies a cabeza, el Weasley no tuvo el corazón para dejarla en la calle por lo que la invito a pasar para que se secara, de inmediato la reconoció una Slytherin que iba en un grado menor que él y su gemelo en Hogwarts, sin darse cuenta terminaron platicando durante horas y de esa manera descubrió que Hunter fue echada de su casa por su madrastra y que su madre se encontraba en el continente americano.
El día que se conocieron, ella se quedó en la habitación de Fred por una noche, ya que el gemelo mayor salió con una mujer que George en esos momentos no recordaba su nombre, al día siguiente la madre de Kat se presentó para llevarla con ella, George llego a creer que nunca más se volverían a ver, pero vaya sorpresa fue enterarse que la dueña de Venus-Bar era Alicia Maslow, la madre de Katrishcka, así que siguieron frecuentándose, lo único que dificultaba su amistad era la relación de Fred y Kat, ninguno de los dos parecía tolerarse por más de cinco minutos y de una u otra manera terminaban discutiendo.
—Pareces distraído —él más alto aparto la mirada del vaso para toparse con unos profundos ojos ambarinos que lo veía con curiosidad, la melódica voz de la mujer provoco una sonrisa en el rostro del pelirrojo —... ¿En qué tanto piensas?
—Estuviste asombrosa —alago observando como Kat se sentaba a su lado —, cada día veo más gente cuando te toca cantar.
—Creo que les gusta como canto —se encogió de hombros aceptando el trago que le entregaba el bartender para agradecer con una sonrisa —...creí que no vendrías, me topé a Nora y me dijo que saliste con Corina...
—¿Qué? ¿Pensaste que no me daría permiso? —ella asintió con una sonrisa burlona ganando la risa del Weasley—, es mi novia, pero eso no significa que va a elegir mis amistades.
—Me alegro que pienses eso —hizo una suave pausa, parecía pensar lo que diría, pero al final cuestiono — ¿Pudiste decirle todo?
George tomo el vaso para dar un enorme sorbo terminando con el contenido, sentía la garganta arder como si una llamarada ardiente lo estuviera molestando.
—No...te juro que lo intento, pero no puedo...es demasiado difícil, no crei que terminar con alguien costara tanto.
—Te daría un buen consejo, pero no lo tengo; por lo regular en mis relaciones pasadas solo decía que ya no quería nada, no se me complicaba nada.
—Porque te falta empatía con los demás —acuso con los ojos entrecerrados, la azabache soltó una carcajada dando un sorbo a su bebida—, hablo en serio.
—A veces es mejor ser así, porque de esa forma haces lo que tú quieres, no lo que los demás quieres que hagas, como tú, piensas más en los demás antes que en ti y mírate en lo que te tiene metido.
—Es que no la quiero herir, no se lo merece, ha sido tan buena novia e incluso toda mi familia la adora.
Kat le palmeo el hombro.
—Pero, la terminaras hiriendo más si sigues con eso, tarde o temprano se dará cuenta que ya no sientes nada y será peor.
George recargo la cabeza en la barra mientras se quejaba entre murmullos que solo eran escuchados por su amiga que lo observaba, por unos segundos aparto la mirada de él al reconocer a cierto rubio que estaba en una de las mesas del fondo y parecía muy cercano a una mujer que también era rubia, pero con el cabello más oscuro.
—¿Ese no es Draco Malfoy? Crei que los Malfoy se mudaron a Noruega.
Él alzo la cabeza para dirigir la mirada a donde su amiga.
—Sabía que se estaba por casas con la hija de una familia de Noruega —comento George viendo como los rubios intercambiaban un fogoso beso — ¿Ella es su prometida?
Kat enfoco la vida y negó con suavidad.
—No...bueno, creo que no, salieron en la portada del Profeta de hoy —dudo por unos segundos —, y estoy segura que no era ella —volteo la mirada al hombre peli verde tras la barra —, Thristan —llamo y él de inmediato le puso atención — ¿Aun tienes la copia del Profeta que llego esta mañana?
—Sí, espérame un segundo.
El peli verde termino de servir unos tragos más para ir a buscar el periódico mágico.
—¿Entonces...Draco le es infiel a su prometida con esa rubia?
George parecía sorprendido, esperaba cualquier cosa de esa víbora, menos que cometiera algo así.
—Eso parece —tomo el periódico una vez que se lo entregaron para ver la portada con rapidez —...te lo dije.
Se lo extendió a su pelirrojo amigo, los ojos avellanos de George recorrieron toda la primera plana donde dictaba con letras grandes:
"El gran compromiso de dos de las ultimas familias pertenecientes a los sagrados veintiocho:
Draco Malfoy y Amber Burke"
El Weasley observo a la pareja, el rubio tomaba de la cintura a una mujer con una sonrisa encantadora, su cabello caía suelto por debajo de los hombros, nunca creyó que una mujer tan guapa estuviera con alguien como Malfoy.
—Estoy segura que ella no es su prometida.
George volvió la mirada a la pareja de rubios y aquella mujer nada tenía que ver con la que salía en el profeta, todo lo contrario, parecía tan arrogante como Draco, negó con la cabeza para agregar
—: Definitivamente...a la pobre Amber Burke le están pintando los cuernos.
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