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One.

Vestido Blanco.

La música clásica inundaba el lugar, y el aroma a tela nueva y cara aromatizaba el ambiente, giro sobre sus pies para sonreír al ver el reflejo en los múltiples espejos que adornaban el gran probador donde se encontraba.

Amaba como se veía con ese hermoso vestido blanco de fina seda que se amoldaba a cada curva resaltándolas más, unos delgados tirantes adornaban los hombros que eran salpicados por diversos lunares, la cola del vestido no era demasiado larga para evitar accidentes cuando caminara al altar del brazo de su padre dejando una hendidura en la pierna izquierda.

—¿Qué te parece?

Pregunto conectando la mirada almendrada con los ojos castaños de Cher que hojeaba una revista de alta costura.

—Mmh —la recorrió con la mirada de manera lenta para sonreírle —, me encanta, te queda perfecto, es sencillo, pero lindo —hizo una pausa para agregar—: muy tu estilo, Amber.

Lo que la mujer cobriza no noto fue el tono despectivo que utilizaba la rubia y ese brillo extraño en su mirada.

—¿Verdad que sí? —estaba demasiado emocionada, en tan solo quince días seria su boda y quería que todo fuera completamente perfecto—, con esto ya solo faltaría escoger tu vestido —se acercó a su prima que dejo a un lado la revista—, tú eres mi única dama de honor, Cher, así que puedes escoger el modelo y color que te guste, todo en la boda será color blanco por lo que cualquier color le ira bien.

—De hecho —irguió la espalda alzando el mentón —, encontré el vestido perfecto —le extendió la revista abierta en la página donde estaba lo que tanto había visto—, creo que encontré el que será perfecto.

—Cher...

Murmuro viendo el modelo, era de color perla adornado con encaje cernido al cuerpo, sin tirantes, demasiado largo terminando en una pequeña cola.

La tradición era que la novia usara un vestido blanco, marfil o perla para resaltar y marca la diferencia entre los demás invitados y supuestamente como un símbolo de pureza, era raro que alguien más utilizara un color parecido.

Pero, al ver la sonrisa y el brillo en los ojos de su prima no pudo decir nada en contra, se quedó en silencio por varios segundos.

—¿Amb? —llamo Cher con un tono dulce viendo a Burke— ¿No te gusta?

Amber se mordió el labio inferior para asentir y sonreír.

—Es perfecto, estoy segura que te verás hermosa.

Aunque cierta parte de ella decía que eso estaba mal, quería creer que nadie más acapara la atención ese día ya que los más importantes eran su prometido y ella, aparte que todas las mujeres siempre brillaban a su manera sin necesidad de opacar a alguien más.

—Me alegro tanto que te guste como a mí— Cher le alejo la revista—, iré a pedirlo para probármelo.

Amber asintió viendo como su prima se alejaba.

Ambas mujeres siempre fueron unidas ya que la diferencia de edad era tan solo de meses, siendo Amber la mayor por ocho meses, crecieron juntas y compartían casi todo, eran mejores amigas y cómplices, después de la muerte de la mamá de la mayor, Cher siempre estuvo para ella tratando de animarla y brindarle un poco de alegría.

Su relación era tan cercana que cuando Amber fue admitida en Dumstrang, la rubia hizo todo lo posible para entrar en el mismo colegio al año siguiente todo para estar a su lado.

Y ahora, que estaban cerca de los veintidós la relación seguía siendo la misma, Cher estaba al lado de Amber en todo momento, e incluso seria su única dama de honor, ya que, al terminar la segunda guerra mágica la gran mayoría que llego a considerar sus amigos se alejaron, puesto que su abuelo: Edmund Burke estuvo al lado de los mortifagos y juraba lealtad a Lord Voldemort, después de su juicio donde fue considerado culpable por traición al ministerio de magia británica la mayoría de personas se alejaron de todos los miembros de la familia, a pesar de contar con una gran cantidad de dinero, pues altos como funcionarios en el ministerio ya no tenían ningún poder e incluso algunas veces eran rechazados o no invitados a eventos de la sociedad mágica.

Amber se consideraba una mujer con suerte al tener un prometido que la entendía ya que habían pasado por lo mismo e incluso la amaba demasiado, a pesar de ser un hombre demasiado frio y serio siempre estaba para ella en cada momento.

Su relación inicio tres años atrás cuando los Malfoy se mudaron a Noruega, se conocieron en una vieja biblioteca y la conexión fue inmediata.

Draco Malfoy podría considerarse el hombre prefecto: un hombre serio y centrado en su trabajo como funcionario en el ministerio, puesto heredado por su padre, le ofrecía a Amber una estabilidad tanto emocional como económica, por lo único que se tendría que preocupar la castaña una vez que se casaran seria por ser una buena esposa y ama de casa, tal vez dentro de poco tendrían uno o dos hijos que esperaban fueran rubios igual que el Malfoy.

Amber tenía todo planeado: una vez casados se mudarían a la mansión Malfoy en Noruega, Draco seguiría trabajando en el ministerios de Magia Británica, pero gracias a su puesto no era necesario que estuviera siempre en Londres así que sería algo parecido como ahora, que cada dos semana tenía que viajar para pasar unos cinco o tres días y luego regresar; ella se encargaría de tener un lindo y amoroso hogar donde su esposo se sintiera cómodo, a Amber nunca le intereso trabajar, no tenía un sueño más que ser la esposa perfecta de Draco y gracias a Merlín para eso faltaba muy poco.

Caminó al mostrador donde escogería el modelo de velo y ramo que usaría durante su gran día, quería que todo fuera de color blanco ya que así haría juego al hermoso color de cabello que caracterizaba a su novio.

[...]


Amber y Cher entraron a la vieja mansión, algunos retratos voltearon a verlas por las escandalosas risas que soltaban, a ninguna le importo para seguir caminando hasta al comedor principal de la casa.

—Buenas noche, joven ama.

Saludo Joely, la elfina de la familia Burke.

—Buenas noches.

Amber sonrió con suavidad y Cher aparto la mirada con asco al ver la creatura frente a ellas que llevaba una charola en las manos.

—¿Mi padre está ocupado?

Inquirió entregándole las bolsas a la elfina.

—Se encuentra platicando con el joven Malfoy.

La cobriza no pudo evitar soltar una tonta risa de enamorada.

—Gracias.

Amber entro al comedor seguida de la rubia que veía todo alrededor, su mirada siempre reflejaba un aire de superioridad y enaltecimiento.

—Cielo.

El hombre castaño sonrió al ver a su única hija que se acercaba a ellos, Draco alzo el rostro para ver a Amber y saludarla con un pequeño movimiento de cabeza.

—Hola, papá.

Saludo al mayor con un pequeño beso en la mejilla, y a su prometido solo le sonrió ya que lo conocía demasiado bien y sabía que odiaba las muestras de afecto en público.

—Tío, Draco.

Cher tomo asiento en una silla de fino cedro a lado de los hombres.

—¿De que hablaban?

Inquirió con curiosidad Amber para sentarse a lado de su padre.

—Estábamos hablando sobre la producción de diamantes de este año.

La familia Burke era dueña de diversas minas y se dedicaban a la producción de diamante, un negocio que dejaba demasiado dinero que siempre era pasada de generación en generación, a Amber no le interesaba nada de eso, pero confiaba en que Draco se encargaría de esos negocios una vez que se casaran.

—Que interesante.

Comento con sarcasmo poniendo los ojos en blanco, era un tema demasiado aburrido y no entendía como Mason; su padre, y Draco pasaran tanto tiempo platicando.

—Es un tema interesante, Amber —comento el Malfoy que se encontraba sentado de forma recta en la silla a lado de Cher, el traje negro resaltaba su blanca piel y el gesto molesto en su rostro —, tal vez deberías de estudiarlo un poco más, en la boda no será extraño que te pregunten cómo va el negocio de tu familia, y sería algo vergonzoso que no sepas ni que responder.

Las mejillas de Amber se tiñeron de rojo, Mason frunció el ceño ante ese comentario y una sonrisa burlona adorno el rostro de la rubia.

—Si sabré que contestar —hizo un pequeño mohín con los labios—, aparte dudo que la gente esté al pendiente de eso, estarán más atentos a la boda que a los diamantes.

Draco solo le lanzo una mirada seria sin comentar nada más.

—A Amber nunca le ha gustado el negocio de su familia, prefiere otras cosas —comento Cher tratando de disculpar a su prima—, aun así, yo la ayudare en todo eso, lo conozco muy bien, el tío Mason siempre habla de lo bien que va y yo le pongo atención, aparte, Draco, que como soy tu secretaria no es raro que yo conteste por ambos ¿no les parece? Seré algo como su representante.

—Me alegro que siempre tengas todo bajo control.

Una fina sonrisa adorno el estoico rostro del Malfoy, el mayor solo carraspeo para indicarle a Joely que trajera la cena.

Ambos se sentía demasiado avergonzada por lo que acababa de suceder, nunca le importo nada que tuviera que ver con la minería o con cualquier clase de trabajo, incluso no le gustaban mucho la escuela, solo aceptaba ir a clases para poder utilizar la magia a su beneficio, pero, es que siendo sinceros ella no necesitaba nada de eso, al ser hija única era más que obvio que heredaría toda la fortuna de los Burke ya que el hermano de su padre no tenía ningún plan de tener hijos, lo que la volvía a ella la única heredera así que nunca tuvo que preocuparse porque hacer en un futuro.

La cena transcurrió en un sepulcral silencio, lo único que se escuchaba era el sonido de los cubiertos chocar contra la cerámica de los platos y algunas veces el movimiento de las copas cuando se colocaban sobre la mesa caída que alguien bebía un poco de vino.

Su padre y Draco no eran hombres de muchas palabras, por otro lado, Amber y Cher solían ser escandalosas, pero en esos momentos era mejor guardar silencio ya que esos dos hombres no eran fanáticos del ruido.

El primero en retirarse fue Mason Burke ya que tenía que contestar algunas cartas.

—Bueno, he terminado de cenar —informo Cher—, iré por mi maleta.

Cher era la secretaria y mano derecha de Draco por lo que siempre que el tenía que ir a Londres, ella lo acompañaba.

La rubia se puso de pie para salir del comedor dejando a la pareja solos.

—¿Es muy necesario que vayas a Londres, Draco?

Amber se levantó para acercarse al rubio, Malfoy movió un poco dejando el espacio suficiente para que ella se sentara sobre su regazo.

—Sí, tengo algunos asuntos que arreglar, pero a más tardar estaré de regreso el jueves.

Ella soltó un suspiro, Draco coloco la mano sobre la rodilla de la mujer que era cubierta por unas medias negras.

—Pero, apenas es lunes, falta una eternidad para eso.

Se quejó perdiéndose en esos profundos ojos grises que parecían no expresar ninguna emoción.

—Tienes que terminar algunos detalles de la boda y repasar todo el tema de etiqueta para ese día —comento subiendo la mano de manera lenta por el muslo provocando un cosquilleo en la chica sobre sus piernas —, veras que se va rápido el tiempo.

—No me gusta cuando te vas, estas mucho tiempo lejos de mí.

Draco sonrió ante sus palabras y al notar que estaban completamente solos se inclinó para callarla con un beso.

Amber no evito sonreír ante esa muestra de afecto para responderle al beso, el cual inicio de forma lenta para comenzar a subir de intensidad, la mano de Draco acariciaba la cara interna del muslo de Burke, mientras las pequeñas manos de la mujer terminaron serpenteando sobre los hombros para llegar hasta la nuca donde acaricio el corto y sedoso cabello rubio.

Draco le mordió el labio inferior para meter la lengua en su cavidad bucal siendo el demandante durante el beso, Amber hacia todo lo posible para seguir con la misma intensidad, Malfoy siempre era demasiado dominante cuando se trataba de besos o sexo.

Los dedos del rubio rozaron en medio de la media que cubrían las bragas de Amber provocando que ella se moviera para acercarse más a él.

La temperatura comenzaba a subir y la mano libre del Malfoy termino sobre el trasero de su prometida que era cubierta por una falda de cuadros blancos y negros.

Amber sentía un cosquilleo en la entrepierna cada que la punta de los dedos del hombre que la besaba con intensidad la rozaban.

Toda la tensión sexual fue interrumpida por una tos falsa, Burke se separó de inmediato con las mejillas rojas temiendo que se tratara de su padre.

—Al parecer no pueden esperarse hasta la luna de miel.

Amber se levando del regazo de Draco para toparse con Cher que tenía una expresión extraña, parecía demasiado seria, incluso podría decir que molesta.

—Solo nos estábamos despidiendo, nada que sea de tu incumbencia, Cher.

Draco contesto de manera cortante para ponerse de pie abrochándose el saco.

—Perdón por interrumpir — Neumann puso los ojos en blanco para acercarse a Amber que parecía algo incomoda —, nos vemos primita, no te preocupes por Draco, yo me encargaré de cuidarlo y que ninguna chica se le acerque.

Le guiño el ojo para besarle la mejilla, ganando una sonrisa de Amber.

—Cuídense mucho, tengan un buen viaje.

—Te quiero.

Cher se despidió para caminar a la chimenea donde tomo los polvos flu.

—Cuídate —murmuro Draco deteniéndose frente a ella—, nos veremos en unos días.

—Te extrañare —Amber le acaricio la mejilla escuchando como su prima usaba la chimenea para desaparecer de—, ten un buen viaje, te amo.

Draco la besó de manera corta.

—Nos vemos.

Amber sonrió al verlo desaparecer, Draco era algo frio y distante, algunas veces le costaba entablar una conversación o tener amigo, pero ella se alegraba demasiado porque se llevaba bien con Cher.

Amaba que dos de las personas que más amaba tuvieran una relación amistosa, ya que estaba segura que pasarían demasiado tiempo juntos.

Incluso, más que al que ella le gustaría.

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¡Hola! ¿Cómo están?

Pues por fin está el primer capítulo de "Dividida en deseo "

Espero les guste mucho.

Nos leemos en unos días, las quiero♥

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