La Noche
El sonido resonaba en sus estómagos, las luces de colores iluminando sus cuerpos mientras se movían al ritmo de la música. Él está algo tomado, pero al haber comenzado su vida como alcohólico desde muy joven, podía manejar el alcohol bastante bien y no se ponía ebrio tan pronto. Aún así, ya llevaba algunas cervezas de más.
Busca con la mirada a su novia, apenas unos segundos atrás ella estaba ahí, y se alarma por pensar en alguien aprovechándose de la chica por el estado en el que se hallaba, pero una vez la encuentra bailando con Tweek, sonríe y se tranquiliza. Ella se había vuelto así de bailadora y fiestera después de cumplir los 15, por lo que no era nada raro esa actitud desvergonzada.
Pero quién lo había sorprendido esa noche era Kyle, que minutos atrás había estado bailando junto a su novia de maneras bastante provocativas; no puede evitar negar que la ropa que llevaba esa noche lo hacía lucir muy bien.
El pelirrojo se balanceaba de lado a lado, descoordinado, en un bobo intento de seguir el ritmo. Stan estaba seguro de que jamás había visto a su mejor amigo tan tomado, pero le alegraba verlo tan contento después de que estuviera tan deprimido por una ruptura por la que había pasado meses atrás.
Es atrapado observándolo, pues el chico de ojos verdes encuentra los suyos, y le sonríe coquetamente. No sabe si es porque está muy ebrio, o porque en realidad buscaba coquetearle, pero la manera en que se mordió sutilmente el labio inferior hizo que su corazón se acelerara. Desvío la mirada sintiendo el rostro ardiéndole.
No era mentira que con los años había tenido algunas dudas acerca de su amistad con ese chico, después de todo, se conocían de tanto tiempo y siempre habían sido tan cercanos, que había sido casi imposible no desarrollar otra clase de sentimientos por él. Claro que jamás se lo había dicho, pues creía que era imposible ser correspondido; entonces cuando Broflovski se acerca demasiado para susurrarle al oído, no sabe cómo reaccionar y se pone tan nervioso que no puede concentrarse. Kyle espera una respuesta en silencio, pero Stan apenas había podido escuchar nada.
—¿Qué dijiste? —habla con voz fuerte, y el pelirrojo suelta unas risitas.
—¿Qué si crees que Wendy se enoje conmigo si te bailo? —pregunta, y el pelinegro se ruboriza, no teniendo tiempo de responder cuando Kyle ya le había dado la espalda y se refregaba contra su cuerpo al son de la canción.
Stan no sabe qué hacer, todo aquello estaba siendo tan repentino, pero coloca sus manos en la cintura de su amigo, primero buscando apartarlo, temiendo más que por Wendy o las personas que pudieran verlos, por él mismo, porque su corazón se acelera tanto que cree que morirá por ello.
Y muere por un segundo, metafóricamente hablando, cuando Testaburger le toca el hombro, exclamando su nombre. Marsh con un sobresalto empuja a Kyle, volteando a ver a la chica con algo de temor. Sabía que su novia era bastante celosa.
—Yo quería seguir viendo... —hipea— a Kyle bailándote... —se acerca al pelirrojo, propinándole una nalgada—, mueve ese culote, Kyle, bailemos para Stan —termina la oración, con un tono de voz provocativo, y el ojiazul se marea, no sabe si por la emoción, por la vergüenza, por el alcohol o por el ambiente, pero se deja llevar.
Y demasiado pronto tiene a ambos chicos acomodados enfrente suyo, muy cerca, Kyle a su izquierda y Wendy a su derecha, con las piernas entre las de ellos, presionando sus cuerpos juntos. Wendy se mueve para unir sus labios en un beso húmedo, y Stan bastante emocionado lo corresponde, rozando con su lengua la de la chica. Adoraba besarla, adoraba el sabor a cereza de su labial, y está tan inmerso en la sensación que casi olvida que su mejor amigo se estaba moliendo contra su cuerpo. Pero la pelinegra no lo ignora, y cuando se separan para tomar un poco de aire, llama la atención del otro chico borracho sacudiéndole por el hombro.
—¿Beso de tres? —propone ella, mirando a los hombres, y no necesita respuesta verbal, pues lo siguiente que saben es que comparten saliva mutuamente, manteniéndose cerca el uno del otro, embriagándose aún más por el calor de la sensación.
Por un momento termina besando sólo a Wendy nuevamente, distanciándose con un hilo de saliva, y busca con la boca semiabierta y la respiración agitada a Kyle. No tiene cabeza para pensar lo que implicaban sus acciones, pero une sus bocas, sosteniendo al pelirrojo por la cadera e introduciendo su lengua.
Su piel se enchina cuando siente a Kyle aferrándose a sus hombros, y profundiza el beso lo más que puede, motivándose al escuchar los pequeños jadeos que le provocaba soltar. Descubre que besarlo era agradable, no tan suave como besar a su chica, pero hacía que su corazón latiera tan torpemente que podría tirar sus inhibiciones, y no sabía si eso lo convertía en gay, tampoco le importaba. Cuando se separó de él lo escuchó llamándolo por su nombre, y mierda, eso había ido directamente a su polla.
Observa poco después que su novia se besa con Kyle. En vez de sentirse celoso, como habría pasado con cualquier otra persona, puede sentir la adrenalina fluyéndole por las venas con emoción, y sin interrumpir la muestra de los chicos se coloca detrás de Wendy para acariciar su espalda con cuidado, con cariño, sabiendo que eso la provocaba.
—¿Puedes chupármela? —preguntó en un susurro, habiéndose inclinado para que sólo ella pudiera escucharlo, y rompe la muestra unos momentos después, dándose la vuelta para verle, ella se ve emocionada, pero parece querer proponerle algo. Le susurra de vuelta.
—¿Podemos invitar a Kyle? —ella propone, y las mejillas de Stan se tiñen de rojo. Mira disimuladamente al chico, e incluso el aire le falta. Sobrio probablemente le diría "No, Kyle es mi súper mejor amigo, y yo no soy gay", pero lo medita por unos segundos y termina asintiendo con la cabeza—, ¿En serio? Guay, le diré entonces —dice ella, y observa como le susurra a Kyle. Kyle mira sorprendido a la pareja, y aunque se ve algo avergonzado, accede.
—Busquemos un lugar donde podamos estar solos —dice finalmente Wendy, y ambos chicos asienten con la cabeza. Se escabullen por los pasillos de la casa, y Testaburger los dirige al cuarto de Bebe, pensando en que, probablemente, su mejor amiga no se molestaría tanto con ella por "tomar prestada" su habitación.
Abren la puerta, notando de inmediato que la cama estaba desorganizada y había un claro olor a sexo, pero no les importa mucho, después de todo, ellos se habían metido ahí para hacer exactamente lo mismo. Kyle y Wendy se veían un poco menos afectados por el alcohol que minutos antes, aunque seguían claramente ebrios, y aunque en el fondo Stan tenía un poco de duda sobre si era moralmente correcto follar con ellos estando él en un mejor estado, esa duda se desvanece cuando Wendy se arrodilla enfrente de él, acariciando su entrepierna y bajando la prenda para descubrir su miembro. Se siente algo apenado, pues Kyle observaba la escena sentado en la cama, pero su vergüenza escapa en un gemido cuando ella lo toma con su boca, succionando y lamiendo para terminar de endurecerlo.
Es ahí cuando empieza el verdadero oral. Ella era realmente buena haciéndolos, podría hacer que Stan terminara en cuestión de segundos si se lo proponía, pero se lo estaba tomando con calma. Succiona y chupa, sintiendo sus mejillas ahuecándose y creando vacío, extrayendo el alma de Marsh por su pene. La habitación pronto se llena de gemidos del mismo, que aunque intentaba contener fallaba en el intento. Se sentía en el maldito puto cielo, y se aferra a la cabellera de la pelinegra para mantenerse en la tierra.
—¡Wendy! —gime, sintiéndose demasiado cerca del límite, y embiste la boca de la chica, derramándose en su garganta. Ella lo toma todo, tragando hasta la última gota, aunque encogiéndose un poco por el sabor
Se limpia la boca con el dorso de la mano, incorporándose con una sonrisa provocativa en el rostro, dándose la vuelta para ver al pelirrojo.
—¿Quieres una igual? —pregunta ella, y las mejillas de éste se colorean de un tono carmesí. Eso había sido tan sorprendente que parecía sacado de una revista porno, sin duda querría probarlo.
—Si a Stan no le molesta —dice, volteando a ver al mencionado, y por respuesta Stan une sus labios, comenzando a acariciar su propio miembro para endurecerlo de nuevo y sentándose a su lado.
—¿Vamos a experimentar, no? Además creo que será caliente ver a mi novia chupando a otro —dice, y entonces Kyle asiente con la cabeza, desabrochando sus jeans y sacando de ellos su erección.
La chica se coloca entre las piernas de Broflovsky, admirando su erección y comprobando que los pelirrojos también tenían el vello púbico de ese color. Abre su boca, recibiéndolo, y de inmediato Kyle aprieta sus ojos, soltando un gemido. Wendy juega con su lengua, rodeando el glande repetidas veces y después presionando la hendidura.
Stan se sentía tan prendido por la vista, en definitiva, su novia era la mejor. Los ruidos que soltaba Kyle lo confirmaban, y el pelinegro podía sentir oleadas de excitación cada que escuchaba la voz de éste escapando en forma de gemidos. Con su mano libre toma del mentón al chico, uniendo nuevamente sus labios, mordiéndolos con cuidado, y un gemido escapa de su propia boca cuando siente la mano del pellirrojo acariciando su pene.
Él lo comienza a masturbar, intentando mantener un ritmo constante pero fallando debido a que su cerebro estaba haciendo cortocircuito. Kyle sufre espasmos, y finalmente se viene, derramándose dentro de la boca de Wendy, quien nuevamente recibió la carga, tragándolo todo.
—Faltas tú, amor —dice el pelinegro, y la chica sonríe, asintiendo con la cabeza. Stan se pone de pie y recuesta a la chica, sacándole las bragas y tirándolas a ninguna parte. Se acomoda entre sus piernas, pasando sus muslos por encima de sus hombros, e inhala su excitación—, siempre hueles tan bien —dice, abriendo la boca y succionando la vulva, con cuidado, introduciendo su lengua en la separación de sus labios y frotando con ésta desde la vagina hasta el clítoris.
Wendy deja escapar el ruido más pornográfico que Kyle ha escuchado en toda su vida, y no puede evitar encenderse. Acerca sus manos a los botones del vestido, preguntando con la mirada si podría desabotonarlos. Recibe un asentimiento y lo hace, descubriendo el torso semidesnudo de la chica, viendo su sostén de encaje guinda. Con cuidado levanta un poco su espalda, pudiendo sacarle el sostén y dejando caer el vestido sobre su cintura, mientras ella continuaba gimiendo por el placer que la boca de Marsh le provocaba. Se recuesta a su lado, acariciándose a sí mismo y comenzando a chupar uno de los pezones de Testaburger.
Stan continuaba con su labor, presionando con su lengua el punto más sensible de la chica, introduciendo dos de sus dedos en la vagina, acariciando con ellos las paredes. Sabía que esa combinación la volvía loca, y con el extra de placer que Kyle le provocaba, no tarda mucho en tener un orgasmo, sintiendo palpitaciones en todo el cuerpo, sobre todo en su clítoris, y gimiendo.
Los tres chicos se recuestan boca arriba en la cama, sabiendo que deseaban más de lo que habían tenido, sobre todo Kyle, quién decide que es momento de probarlo todo. El efecto del alcohol seguía aún en la sangre, pero podía pensar con más claridad.
—Nada de esto saldrá de aquí, ¿cierto? —pregunta el judío. La pareja concuerda, y el suelta un suspiro, intentando sacar el nerviosismo de su cuerpo—, bueno, ya que estamos aquí los tres, yo me preguntaba si... —empieza a hablar, aunque la vergüenza se apodera de su cuerpo, y se siente paralizado, pero se intenta tranquilizar—. Bueno, me gustaría probar el sexo anal y esas cosas —finalmente dice.
—Oh, podemos hacerlo, Stan a veces suele darme por atrás —dice la chica, pensando que se refería a eso, lo que sólo aumenta la pena que sentía Broflovsky por querer experimentar, y sientes sus mejillas enrojecerse, pero Stan lo nota, y una sonrisa de comemierda aparece en su rostro.
—No, yo no me refería a-
—¿Kyle, acaso quieres que te folle? —pregunta, y el tono de voz que usó hizo que el miembro de Kyle, que por el pequeño descanso que tuvieron se había comenzado a ablandar, se endureciera vergonzosamente, respondiendo por él. Aún así, asiente con la cabeza, desviando la mirada.
—Eso sería caliente —dice la pelinegra, riéndose y poniéndose de pie, buscando en las cosas de su amiga algún lubricante o loción que pudieran usar, conociendo por experiencia propia que para una relación anal placentera, se debía lubricar muy bien el trasero. Ella encuentra el lubricante y se acerca a la cama, no sin antes dejar caer su vestido para quedar completamente desnuda, y gateando hasta donde estaba Kyle.
—Espera, estoy nervioso —dice, arrepintiéndose un poco de su anterior petición, pero Wendy besa su frente con cariño, y Stan acaricia su pierna.
—Sé cómo hacer para que no duela, confía en mí, Kyle —dice ella, con una sonrisa en el rostro, y el pelirrojo asiente con la cabeza—. Bien, primero tenemos que deshacernos de tu ropa —dice, dejando de lado por el momento el lubricante y ayudando al chico a desvestirse.
La pareja admira la desnudez del judío, y por un segundo Kyle se siente a punto de ser devorado por dos hienas, pero se deja llevar, sintiéndose demasiado bien por las caricias que recibía de ambos chicos y relajándose poco a poco. Stan sostiene sus caderas con firmeza, dirigiéndolo para que se acomodara sobre él, estando arrodillado para que Wendy pudiera prepararlo mientras él le brindaba su atención.
Stan abre su boca y atrapa entre sus labios uno de sus pezones, acariciando con una mano su miembro y con la otra sosteniéndolo por la cintura. Su mejor amigo era tan delgado, se estaba excitando de sobremanera por pensar ya en que se lo follaría.
Mientras Stan lo atendía, Wendy lubrica sus dedos, introduciendo el índice con facilidad. El pelirrojo gemía de placer, y estaba tan sumergido en la sensación que no notó cuando introdujo el dedo. Lo sintió en serio cuando la pelinegra presionó un segundo, estirándolo y haciendo que soltara un gemido de dolor. Kyle respiró profundo, intentando mantener su cuerpo relajado para hacer más sencillo todo. Y fue así, lo estiró hasta que pronto pudo introducir un tercer dedo, metiendo y sacando sus falanges con ritmo suave, hasta que la sensación incomoda fue reemplazada por un agradable cosquilleo.
Wendy no estaba muy segura de si en el cuerpo masculino estaba en el mismo sitio, pero curvó sus dedos en diferentes direcciones buscando ese punto dulce. No demoró mucho y supo que lo encontró por la reacción del chico.
—¡A-Ah! —gimió con voz aguda y quebrada, gimiendo tan cerca de Stan, que éste no pudo resistirlo y unió sus bocas. Kyle pasó sus brazos por encima de los hombros del más bajo, respirando agitadamente cada vez que la chica volvía a rozar su próstata. Se estaba acercando rápidamente a un segundo orgasmo, pero la chica sacó sus dedos y le dio una pequeña nalgada.
—Viene lo bueno de verdad —dice ella con tono procaz, y Stan asiente con la cabeza, buscando en su cartera algunos preservativos.
Primero sólo toma uno, pero después piensa en la situación y le entrega un condón a Kyle.
—No es justo que Wendy sólo vea —explica, y ambos chicos se colocan los preservativos.
Stan se coloca detrás de Kyle, sosteniendo su longitud con su diestra y comenzando a introducirse lentamente. El pelirrojo cerró sus ojos pensando en que sería demasiado doloroso, pero gracias a la preparación, entró sin mucha complicación, y suelta un jadeo cuando se termina de adaptar.
—Ven, bebé, colócate frente a Kyle —le dice Stan a Wendy, y ella lo hace, acomodándose de perrito y moviendo sus caderas hacia atrás hasta que esta lo suficientemente cerca. Kyle sostiene su pene y penetra la vagina de la chica, provocando que suelte un suspiro de placer con solo introducirse.
Se toman unos segundos para adaptarse, pero comienzan a moverse, torpemente al comienzo, soltando gemidos de placer por lo genial de la sensación. Kyle sentía que se correría en un abrir y cerrar de ojos, su pene se sentía tan apretado y cálido, y su culo tan lleno. Gime, sosteniendo a Wendy por las caderas y embistiendo. El sonido de aplauso y los gritos llenan la habitación.
Stan se sentía más excitado que nunca, estaba cumpliendo un deseo reprimido, y Kyle lo recibía tan bien, reaccionaba tan bien. Guarda en su memoria la forma en que se desmorona con cada embestida que le propina.
El trío de chicos ni siquiera se da cuenta de cuando Bebe abre la puerta, pero la chica los observa por algunos segundos y nuevamente se va de ahí con las mejillas enrojecidas, envidiándolos un poco. Mientras, ellos continúan con lo suyo, meciendo sus caderas, chocando tan deliciosamente que probablemente al día siguiente estarían adoloridos.
El primero en correrse es Kyle, que casi convulsiona por los espasmos, su orgasmo lo golpea tan fuerte, y estrecha sus paredes, apretando el pene de Stan de una manera tan deliciosa que también lo hace llegar. Ambos chicos gimen, derramándose en el preservativo, y Wendy al sentir la calidez del esperma llenando el condón tiene su orgasmo, cayendo los tres rendidos en la cama y respirando agitadamente.
—Eso fue genial, tenemos que repetirlo alguna vez —dice Wendy, aún jadeante.
—Definitivamente —concuerda Kyle.
—Digo lo mismo —concluye Stan.
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