Di-vi-no
Jane y Jeff estaban en su cuarto, en una situación íntima que no necesita explicación. Cuando el vestido de la muchacha salió volando Jeff la observó detenidamente y habló.
—Que bonito Brassier, amor —comentó usando un tono pícaro.
—Quítamelo y haz lo que quieras —conestó la azabache sonrojada.
—Ok me lo voy a probar —dijo Jeff.
—Pero yo pensé que...
—AZOPOTA MADRE ¡ME QUEDA DI-VI-NO! —gritó dando saltitos.
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