Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23 ━━━ Where to?

━━━ ❛ RAGNAROK XXIII ❜ ━━━

No puedo ver bien.

Mis ojos están tan inundados de lágrimas que me es casi imposible detallar adecuadamente lo que estoy haciendo. Mis manos tantean a ciegas el cuerpo de Eyra, mientras que yo prácticamente no puedo dejar de llorar. Me duele todo y apenas soy capaz de respirar. Además, no sólo soy yo la única que está llorando. El potente chillido de mi hija es ahogado por las paredes de la habitación de la nave en la que nos encontramos. No hay nada más aquí, solo ella y yo, y realmente no sé cuál de las dos está peor. Mi cuerpo entero está temblando, y aunque sé que ella me necesita ahora mismo, no consigo encontrar la calma que requiero para ayudarla. Veo la herida punzante que reluce en la parte superior de su hombro derecho y me dan ganas de vomitar. Eso es mi culpa, únicamente mi culpa.

Me caigo de rodillas al suelo y llevo las manos a mi cabeza. El llanto de Eyra no hace nada más que acrecentar la sensación de ansiedad y nerviosismo en mi corazón, ocasionando que la opresión en mi pecho me deje completamente ahogada. Jadeo en busca de aliento y no lo encuentro. Trato de ponerme de pie, intento sacudirme la vigorosa asfixia que se asienta más y más sobre mis vías respiratorias... pero no puedo.

¿Qué está pasando conmigo? ¿Acaso me estoy volviendo loca?

La parte más racional de mi cabeza me avisa que me estoy derrumbando como consecuencia del estrés. Me explica esto no es nada más que un ataque de pánico y ansiedad arrasando con todo mi sistema. Sollozo espantosamente. Respira. Todo lo que tienes que hacer es respirar, Crystal.

Me esfuerzo por hacerme caso. Ignoro el vértigo, las náuseas y el ahogamiento cuando, finalmente, alcanzo a moverme. Me arrastro con dificultad por el suelo hasta que consigo llegar de nuevo con Eyra, que aún sigue llorando. Me aferro con manos temblorosas al borde de la cama en la que está y hago uso de la poca concentración que tengo para inclinarme hacia el envase con agua que está a diez centímetros de mí. De pronto, la tiara sobre mi cabeza pesa una tonelada entera que no soy capaz de levantar. Soy una madre terrible, horrenda, inútil. No soy capaz de componerme para ayudar a mi hija, ¿qué clase de madre no puede hacer eso?

Todo el mundo tenía razón, yo no sirvo para esto. No soy una buena madre y solo basta con ver la herida de Eyra para saberlo. Es suficiente con verme jadeante, llorosa y ansiosa para saber que no soy suficiente para hacer esto. Yo no puedo.

—Está bien, no pasa nada. Estás bien, ven —siento un par de manos posarse debajo de mis brazos. Me impulsan hacia arriba, ayudándome a levantar, pero no es sino hasta después de unos segundos que tomo consciencia de que se trata de Thor—. Lo estás haciendo muy bien, ¿de acuerdo? Eyra va a estar bien, no te asustes. Respira, cariño. Solo tienes que respirar.

Doy cabezazos pero aún así no consigo decir algo.

—No, y-yo n-no...

Está bien —me repite con voz calmada. Sus manos me sostienen para no dejarme caer.

Hipo.

—Lo siento, lo siento, yo...

—Shhh —deposita un beso sobre mi frente y me mueve hacia adelante, con él colocándose detrás de mí—. Déjame ayudarte. Pondré mi mano sobre la tuya, ¿de acuerdo? Hagámoslo juntos.

Asiento con dificultad.

Efectivamente, Thor coloca su mano sobre la mía y en consecuencia esta deja de temblar. Nos inclinamos hacia donde está Eyra, quejosa, y suavemente él coloca la palma de mi mano sobre la herida sangrante. Siento un jalón en las entrañas y un cosquilleo en la punta de mis dedos cuando el agua viaja del recipiente hasta escurrirse entre mis dedos, adentrándose en los bordes de la herida y haciéndola sanar.

Una bocanada de aire se me escapa en ese momento.

—¿Ves? —murmura Thor, dejando un beso en mi pelo—. Está todo en orden. Lo estabas haciendo muy bien, no tienes que asustarte.

Aquello tiene un efecto sedante en mis nervios. El llanto de Eyra se detiene en seco y las quejas también cesan, sus grandes ojos grises aún están llorosos, al igual que sus pequeños labios hacen un puchero, pero ya no está chillando. Ahora parece enojada por lo que le pasó.

Siento el cuerpo pesado cuando paso los dedos por su cabello.

—Lo siento tanto —susurro—. Perdóname, bebé. Te prometo que lo haré mucho mejor.

La barbilla de Thor reposa sobre mi hombro y lo veo estirar la mano para acariciar el rostro de Eyra. Automáticamente, a la bebé rubia le cambia el semblante enfurruñado que tenía conmigo y le regala una deslumbrante sonrisa a su padre.

—Es una niña de papá —alardea el rubio detrás de mí—. A mí me quiere más.

—No me sorprendería —suspiro. Los músculos de mi cuerpo se sienten agarrotados y estoy cansada, porque el ataque de ansiedad me ha dejado derrotada por completo. Me las arreglo para que mi voz no se quiebre cuando pregunto—: ¿Cómo está todo el mundo?

Ahora que ya no hay Asgard, todos quedamos varados en medio del espacio, dentro de una enorme nave abarrotada de familias afectadas por el paso de Hela. No estoy segura qué se sintió peor, si ver Asgard siendo destrozada por Surtur o ver cómo Azariel se hundía hasta lo más profundo del océano sin oportunidad de recuperarse. Aquí, al menos, algunos asgardianos han sobrevivido y podrán rehacer su vida, sustancialmente, mientras que de Azariel no ha quedado nada más que el recuerdo. Y aunque sé que Hela y Cyrano han quedado sepultados bajo la espada llameante de Surtur, no puedo evitar pensar que, después de todo, realmente no ganamos. Salimos con rasguños, pero no ganamos. Yo perdí a mi madre, dejé que un pueblo inocente muriera, y los asgardianos perdieron su hogar y ahora están a la deriva.

Lo único que realmente puedo pedirle al universo, es que por una vez, nos dé paz. Creo que este ya ha llenado la cuota de desastres anuales, así que espero con todo mi corazón que este nuevo rumbo hacia Midgard esté libre de percances. No creo que mi corazón sea capaz de resistir otro golpe igual al de esta noche.

—Creo que van a estar bien —murmura Thor.

Me deshago de su agarre y me dejo caer sobre la cama, acurrucándome junto al pequeño cuerpo de mi hija. Thor imita mi acción segundos después, posicionándose del otro lado. Eyra está en medio de ambos.

—Vas a ser un buen rey —musito sinceramente. Las comisuras de sus labios se elevan en una media sonrisa, y extiende la mano derecha por encima de Eyra para tocarme el rostro—. Sé que no querías serlo, pero creo que todo va a salir bien. Ellos confían en ti.

—Porque de la misma manera que mi padre, yo voy a tener una preciosa, fuerte e inteligente reina a mi lado. Odín se hubiera hecho matar de no ser por mi madre, y yo te voy a tener a ti.

—Incluso ahora tienes el parche —señalo, tocado lacónicamente por encima del ojo que ha perdido. Thor se ríe gravemente.

La desorientación se va desvaneciendo de a poco, y al fin puedo respirar. Justo a tiempo para que mis fosas nasales se inunden con el perfume que emana de él.

—Lo hiciste bien, Thor —añado—. Estoy orgullosa de ti, del hombre que te convertiste. No podía puedo imaginar a nadie que sea mejor que tú para mí.

Me toca los labios.

—Lamento tanto que hayas tenido que pasar por tanto sola —inspira—. Tuviste a Eyra sola, rescataste a Victoria y a Beverly sola, te enfrentaste a Cyrano sola, soportaste a Daven sola...

Eso hace que una risa ronca salga de mis labios. Poco a poco se me va aclarando la mente y me hallo menos pesada.

—Lo hice porque tenía algo por lo que luchar. Lo tengo —me corrijo—. Cuando pensé que estabas muerto... —se me quiebra la voz en la última palabra—. Sentí que me estaba muriendo también, pero no podía hacerlo porque algo más me estaba esperando y tenía que hacerlo por ti, por mí, por nosotros. Tú no estabas pero tuve a Eyra, y cuando te recuperé finalmente los tuve a ambos y... No iba a dejar que Cyrano, o nadie, me lo arrebatara. Hice lo que tenía que hacer y no me arrepiento. Ojalá hubiera podido hacer un poco más, tal vez así mi madre se hubiese salvado y Azariel no se hubiese hundido, pero es lo que es. No puedo cambiar el pasado. La vida sigue y, a veces, todo lo que podemos hacer es seguir adelante. Dar lo mejor de nosotros y esperar que todo resulte bien.

Lo oigo tragar saliva.

—Estuvimos juntos, desde el principio, y luego nos separamos. Te recuperé y nos volvieron a separar. Luego fue peor, porque no nos recordábamos, y estábamos más separados que nunca —rememora con tono cansado—. Entonces, otra vez, estuvimos juntos de nuevo. Y pensé que, después de todo, por fin había llegado el momento de asentarse, y ahí fue donde llegó Hela. Estaba enojado contigo por no decirme lo de Loki, pero he conocido un sentimiento mayor a ese: la tristeza que me genera estar lejos de ti. Cada vez que nos han separado he encontrado el camino de regreso a ti, y te juro por mi vida, que eso no nunca va a cambiar. Si nos separan otra vez, espera por mí. Porque yo siempre, siempre, Crystal, siempre regresaré a ti. A ustedes. Son mi hogar.

—Ya no quiero que te separen de mí —bisbiseo buscando su mano.

—Yo nunca te voy a dejar sola, Crystal.

Acto seguido estira el cuello hacia donde estoy yo y me besa. El beso no dura demasiado, pues Eyra comienza a inquietarse en medio de nosotros y demanda nuestra completa atención. Pero eso no me importa, porque no hay ningún sitio en el universo en el que quisiera estar que no fuera este. En el medio del espacio o no, tengo todo lo que necesito justo aquí. Junto a ellos me siento en paz, y no hay nada capaz de arrancarme ese sentimiento. Es imparable porque mi corazón ha pertenecido a Thor Odinson desde siempre, porque jamás pensé querer a otra persona de esa manera tan descomunal y, para mostrarme lo equivocada que estaba, me enviaron a Eyra. Ahora mi corazón está que explota de amor por ambos.

Y ver a Thor ponerla sobre su pecho mientras deposita periódicamente besos sobre su rostro, haciéndola reír, me hace sentir la persona más afortunada de todo el universo.


👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰


—Oh, ella es tan bonita, tan dulce y tan fiera. Thor, eres tan afortunado, en serio. Su cabello me recuerda a Nat. ¡Y mira a tu bebé! Es tan rubia, y sus ojos son tan preciosos. ¡Le va a hacer la competencia a Beverly!

Se me escapa una risa genuina. Me ha tomado un rato poner en orden la situación Hulk/Bruce, pero creo que ya me he prendado del hilo. Son uno mismo y cuando es necesario cambian, o eso es lo que he podido alcanzar. Sé que toda su estadía en Sakaar la pasó siendo el monstruo verde, que eso lo atormentó y que también es un compañero de trabajo de Thor en Midgard. No estoy tan perdida porque, de todas las historias que ha contando, soy capaz de reconocer un par de nombres en el aire, como los de Beverly y Victoria. Estoy segura de que Thor también me ha mencionado a «Nat» en el pasado, así que logro ubicarla aunque no conozca su rostro.

—Soy el mejor, ¿a qué no? —fanfarronea Thor y se lleva una torcida de ojos monumental por parte de Loki.

—Y el más estúpido también —musita bajo su aliento.

Le doy un codazo limpio.

—Mucha queja —alzo una ceja. Estiro a Eyra en su dirección—: Toma, cárgala.

Loki me observa con expresión asqueada y se estremece al poner sus ojos sobre Eyra. Como si acaso estuviera tomando un saco de deshechos radioactivos, la toma de una pierna y la pone de cabeza.

—¿Así?

—¡No! —chillo y le doy un manotazo. Le arranco a Eyra de un tirón y se la paso a Thor—. ¿¡Qué está mal contigo!?

—Todo —responde con sencillez.

—Dámela, dámela a mí —pide Eisa, sonriente. Le quita a Eyra de los brazos a Thor y empieza a moverla.

Inevitablemente se me escapa un suspiro. En mi interior está rebullendo el bicho de la curiosidad. Quiero saber todo y nadie me cuenta nada, sobretodo porque ni Loki ni Eisa sueltan prenda al respecto.

Eisa siempre ha sido perturbada y también manipuladora, pero la Diosa de los Sueños se vuelve un algodón cuando está cerca de Eyra. Si se la quitamos vuelve a su habitual ser hostil e hiriente, pero mientras que la tenga cerca da la impresión de que a su alrededor empiezan a sonar campanillas de viento doradas. Y eso solo me hace sentir deseosa de conocer toda su historia. Ya le he pedido que me la cuente, pero su respuesta siempre ha sido la misma: «Un día estaremos tomando el sol. Ese día te contaré mi historia, Crystal». No puedo esperar a que suceda, porque sé que hay mucho más de la poca superficie que apenas he rasgado. Y me llena de amargura que Loki la conozca, pero bueno, la hierba mala se junta, ¿no? Debería sentirme más tranquila de que incluso ellos hayan encontrado un poco de sedante en el otro, sea como lo imagino o no, estén involucrados íntimamente o simplemente sean conocidos que consiguen soportarse. De cualquier forma, yo respiro de verlo. No todo estaba tan dañado después de todo.

—¿A dónde te la llevas? —le pregunto a Eisa cuando la veo dispuesta a empezar a caminar.

Ella se encoge de hombros.

—Daven está a punto de ofrecerle un masaje a Brunnhilde, llevaré a Eyra a que vea cómo le parten algún hueso.

La alta mujer de cabellos color caoba no me deja objetar, pues echa a andar despreocupadamente en busca de Daven. Me vuelvo a ver a Thor y a Bruce.

—¿Deberíamos preocuparnos por la integridad de Daven? —inquiere Bruce.

—No —Thor niega—. Lamentablemente, Daven sana rápido.

Sacudo la cabeza y giro el torso hasta encontrarme con la mirada de Loki. El pelinegro se ve particularmente relajado este día, como s estuviera sopesando algo que le generara satisfacción. Me pregunté cómo sería ver dentro de esa cabeza, donde seguramente los secretos, los misterios y los engaños abundaban.

Miraba hacia atrás y no podía evitar sentirme nostálgica. Las cosas habían cambiado demasiado, no solo entre nosotros, sino en general. Bueno o malo, Loki siempre estuvo para mí, incluso si solo era para joderme... realmente nunca me dejó sola. Estoy orgullosa de Thor, sí, pero también lo estoy de Loki. No aplaudía sus decisiones absurdas y descabelladas, pero me hace sentir bien que, al final de todo, siempre regresa al inicio. Nunca abandona a su hermano.

—Por favor, deja de mirarme así —alarga con una ceja elevada—. Me harás vomitar, Crystal. Quema todo ese sentimentalismo que chispea en tus ojos, me enferma.

Yo le sonrío ampliamente y me inclino, envolviéndolo en un sorpresivo abrazo. Lo siento tensarse, pero en vista de que no planeo soltarlo, acaba cediendo un poco. Lo escucho resoplar.

—Eres tonta —murmura, dándome una palmada en la espalda.

—Estoy orgullosa de ti —le digo, para después dejar un beso sobre su frente.

Atisbo el debate que se desata en sus facciones; está sorprendido, levemente asqueado y podría decirse que también halagado. No espero que me devuelva el abrazo con la misma intensidad, ni tampoco que me diga lo mucho que me quiere, porque sé que eso no va a pasar. Ese no es él. Sin embargo, me siento satisfecha de de solo verlo ladear la cabeza y encogerse de hombros. No necesita que me diga nada, porque siempre me ha demostrado todo lo que su boca es incapaz de pronunciar. Incluso ahora creo que Thor también es capaz de apreciar ese rasgo en él. Loki siempre regresa.

Y me siento más tranquila, por supuesto que sí. Porque veo su coraza resquebrajarse de a poco, lo veo cambiar sustancialmente y eso es suficiente para dejarme respirar con calma. Ha cometido errores, ¿pero quién no? Claro, los suyos son un poco más graves que otros, pero por fin ha hecho lo correcto. Y ha encontrado ayuda en el proceso, así que no puedo pedir más.

Evidentemente, Loki no es capaz de soportar lo que él llama mi «sentimentalismo asqueroso», así que se pierde por el pasillo. Bruce también se va un par de minutos después.

Entro a la habitación, con Thor pisándome los talones, y decido que quizás debería tomar una ducha. Me saco la tiara de la cabeza, la tomo entre mis dedos y se me escapa un suspiro romantizado. «Espero que estés bien allá, Madre», digo en mi cabeza. Lo está, sé que es así. No debo estar triste por su partida sino alegre por su descanso. Algún día nos encontraremos de nuevo y podré pedirle perdón por no creer en ella como le hubiera gustado. Algún día, Madre, nos volveremos a ver.

Deposito la tiara sobre una pequeña mesa y escucho a Thor servirse un trago.

—El camino hacia Midgard es largo —lo oigo tragar sonoramente—. Espero que nadie se desespere.

Empiezo a soltar los sujetadores en las muñecas de mi traje.

—¿Qué hay de ti? ¿Te desesperarás por querer llegar rápido?

Thor empieza a atravesar la ostentosa habitación con pasos lentos. Después de un segundo siento sus manos en mi cintura, apegándose más a mí. Quita el cabello que me está cayendo por los hombros y lo próximo que experimento es el choque cálido de su aliento con la piel de mi cuello. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero cuando presiona lentamente sus labios en la zona que ya se encuentra sensible.

—¿Cómo podría desesperarme? —inquiere con la voz ronca.

Siento todas y cada una de mis terminaciones nerviosas cobrar vida propia. Cierro los ojos, y aunque trato de decirle algo, las palabras se quedan atoradas en mi garganta. Me quedo completamente quieta mientras siento cómo las manos de Thor se deslizan suavemente por mi cuerpo. Lo siento ir al borde de los broches que ya había sacado y retirar la tela del traje, para después hacer lo mismo con los de la espalda. Al tiempo que sus manos hacen eso, sus labios van trazando un camino de besos desde mi calcula hasta toda el área de mi cuello sin detenerse. Mi corazón se acelera en consecuencia y empiezo a apreciar una ola de calor que choca contra mis venas. Mi respiración se acelera en el momento que se separa y empieza a bajar mi traje, dejándome enteramente expuesta ante sus ojos. Me echo hacia atrás y me doy cuenta de que su pecho también está desnudo.

Abro los ojos justamente para verlo posicionarse delante de mí con una sonrisa torcida.

—Te veo acalorada —me dice con un tono extremadamente divertido en la voz. Yo trago saliva y trato de guardar la compostura, pero estoy muy segura de que no solo mi cara, sino mi cuerpo entero está sonrojado—. Tienes la misma cara que pusiste la primera vez que hicimos esto, ¡y eso fue hace casi mil años! Hasta una hija tenemos ahora.

Parpadeo.

—No me voy a disculpar por ese efecto que tienes en mí.

Su sonrisa se ensancha. 

—Te amo tanto —y acto seguido estampa su boca con la mía.

Mi corazón se salta un latido completo cuando siento algo demasiado duro presionar contra la parte baja de mi abdomen. Por supuesto que lo siento ahí porque por supuesto que el señor del trueno es mucho más alto que yo.

Me toma del rostro con sus manos para profundizar e incrementar la intensidad del beso, ladeando la cabeza en el proceso. Se empuja un poco hacia mí y por poco me siento tambalear. ¡Ay, tengo mucho calor! Tanto que estoy segura mi cuerpo debe estar del color de mi cabello. E incluso aunque hay relámpagos de fuego por todo mi cuerpo, el tacto de Thor no es nada más que gentil. Es lento, es dulce y también atento. Cuando sus manos bajan de mi rostro y se deslizan poco a poco por mi espalda desnuda mi piel se eriza, así que aprieto mis ojos y me niego a abrirlos de nuevo.

Me detengo cuando su boca deja la mía y empieza a dejar castos besos por todos lados. Me besa la frente, la nariz, las mejillas, el cuello y también los pechos, hasta que deja un húmedo camino hasta cada lado de mis muslos. Sus manos sacan lo que termina de cubrir mi cuerpo y se levanta para poder desabrochar sus pantalones. Una vez no queda nada en el camino, me toma de la cintura y me alza hasta que consigo enredar mis piernas alrededor de él. Aquello que choca sin pudor alguno contra mi entrepierna me hace soltar un jadeo roto, un gemido entrecortado.

Acerco mi boca a la suya pero no junto nuestros labios, pues me está costando respirar.

—Te extrañé —susurra contra mis labios. Empieza a caminar de forma grácil y acaba por dejarme sobre la cama para acomodarse en medio de mí—. Tanto, pero tanto... —su voz se va apagando conforme su boca empieza a besar mi barbilla.

Quiero decirle algo, pero lo único que se escapa de mi boca es un jadeo. Me aferro a su espalda con fuerzas cuando la humedad de su lengua se presiona contra mi pecho izquierdo, succionando levemente y luego besándolo. Arqueo la espalda como reacción involuntaria, mi cuerpo se estremece más y más ante la sensación tan vigorosa que ocasiona eso en mí y el calor en mí crece más, como si eso fuera posible.

—Te amo —suelto entrecortadamente y con la voz un poco alta. ¿Lo amo por todo lo que hemos vivido o por lo que me está haciendo sentir ahora mismo? Jamás lo sabremos.

Eso lo hace soltar una leve carcajada, pero su voz está ensombrecida por la situación. Alza la cabeza y me encuentro con sus ojos azules más oscuros, chispeantes. Me relamo los labios y le sonrío.

—Ven aquí —dice antes de subir a besarme de nuevo.

Solo pasamos un par de minutos en esa posición hasta que lo siento acomodarse en medio de mis piernas y luego empujar hacia adentro. Tengo que clavar las uñas en su espalda y morderme la lengua para no soltar una exclamación aguda que se escuche en otro lado, y él lo nota porque enseguida me calla con un beso. Permanece un instante sin moverse, dando oportunidad a que mi cuerpo se acostumbre al tamaño, pero después empieza a balancearse lentamente. Conforma más pasa el tiempo, los movimientos aumentan en velocidad y también en fuerza. Lo único que inunda la habitación es el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas, el susurro de nuestros labios al chocar y aquello que resuena en medio de nosotros.

Y cuando ha acabado, no hacemos nada más que recostarnos el uno del otro.


👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰


Eyra me mira con los ojos bien abiertos y me hace una mueca.

—No, bebé —la regaño—. No puedes estar con tu papá todo el tiempo. Yo también merezco un poco de tu cariño y atención, ¿no te parece?

Ella resopla. Esta bebé rubia me va a sacar de quicio, de eso no tengo qué dudar.

—¡Yo también te extraño, mi sirenita! —le grita Thor desde el otro lado de la habitación—. Ya sé lo que siente que tu mamá te vea cómo si te quiere matar —agrega en voz baja.

—¿Podemos concentrarnos en lo importante? —masculla Loki—: En mí. ¿Realmente les parece una buena idea que vayamos a la tierra?

Ambos hermanos se detienen frente a la ventana de la gran habitación y clavan la vista en el espacio. Thor se encoge de hombros, indiferente.

—Por supuesto. La gente de la tierra me adora.

—Permíteme que te reformule la pregunta —Loki se aclara la garganta—. ¿Te parece que es una buena idea llevarme a a la tierra?

—Siendo honesto, probablemente no —responde Thor, volteándose a verlo. Entonces, se apresura a añadir—: Pero yo no me preocuparía por eso, hermano. Tengo el presentimiento de que todo va a salir bien.

Eyra vuelve a quejarse sobre mis piernas en ese instante, es por eso que atisbo el momento exacto en el que la luz de la habitación disminuye considerablemente. Alzo la cabeza para ver de dónde viene la sombra, y me encuentro de frente con una nave gigantesca que se detiene justo frente a la nuestra.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro