ZEAH

Avanzo apresuradamente por la longitud de uno de los pasillos principales de la prisión, mostrando un rostro alarmado a la vez que abstraído. Lamentablemente mis gestos son los capaces de delatarme y soy más que consciente en éstos instantes de la inseguridad que revelo.

Hecha un manojo de nervios aprieto la innumerable cantidad de carpetas repletas de documentos oficiales e informes médicos-psiquiátricos, escondiendo los más abrumadores secretos de cada uno de mis pacientes, en especial el responsable de mi situación actual. Muchas incógnitas emergen desde lo más profundo de mi mente, cuestiones las cuales me aterran.

El motivo capaz de traerme a uno de los recintos con mayor diligencia de Noruega, es con creces verdaderamente angustioso. Horas antes había sido informada a cerca de la situación de un presidiario el cual fue acusado hacían aproximadamente tres semanas no tan sólo por conducción temeraria y circular en estado de ebriedad, el hombre presenta una enfermedad lo buenamente avanzada y muy difícil de tratar; el alcoholismo. Y ocasionó un peligroso incendio el cual casi termina con la vida de cuatro universitarios que únicamente se dedicaban a divertirse en un ambiente festivo y vacacional.

Alzo la vista, divisando un espacio de dimensiones no muy extensas, pero un ambiente suficientemente conseguido como para permitir en su interior un equipo federal, estudiantes de la universidad, becarios y periodistas. Para mi mal presagio, todas aquellas personas han acudido a la prisión sola y exclusivamente para conseguir noticias frescas y algo de lo que hablar acerca del caso de Jonathan Rupert Berryman.

Acudo rápidamente a la sala principal, donde me identifican de inmediato.

-Doctora Hadewig, es un honor recibirla en nuestras instalaciones-habla la funcionaria de régimen, observando minuciosamente cada movimiento que realizo hasta llegar a ella para saludarla.

-Buenas tardes -hago lo imposible por ocultar mis nervios y mostrarme firme. No suelo ser primeriza en cuanto a tratar con pacientes, pero el caso de Berryman ha sido notoriamente más complicado de ganar con diferencia, a muchos con los que he lidiado.

Mi objetivo es nada más y nada menos que tratar con el paciente en un entorno ajeno al recinto presidiario, para proporcionar al chico una libertad capaz de ayudarle en la recuperación de su estado psicológico. Pero la presentación de los documentos necesarios y los permisos capaces de otorgarle la autonomía resultan ser más inestables que pantalón de payaso.

Briggitte Jenkins asiente con seguridad dejando notar una tranquilizadora sonrisa, ella es la abogada de Jonathan aunque no debería tener tan claro el que su victoria sea asegurada.

El ambiente es frío, gélido y me sobrarían palabras para describir lo desagradable que resulta encontrarse en éste tipo de situación. Algo resulta sumamente inquietante, y no por el mero hecho de que dos pares de ojos me observen esperando alguna acción por mi parte.

-En nombre del Departamento de Psiquiatría Penal de Noruega, querría agradecerle enormemente la oportunidad de permitirle al paciente una rehabilitación más... más...-mis palabras comienzan a perder sentido en mi cabeza, y una diminuta parte de mi persona me grita aclamando de una manera bastante irónica el silencio.

-Los nervios... suelen jugar malas pasadas-se burla Briggitte con un tono sarcástico, trato de esquivar su "sutil" golpe puesto que supuestamente conformamos juntas un equipo, pese a que no compartamos los pensamientos con igualdad se trata de Berryman, un buen hombre aunque se deba ser cauto con él en su presencia.

-Descuide-resta importancia Evangeline, la funcionaria, quien ahora hace un pequeño gesto con la mano ignorando a la multitud que la acosa con micrófonos y cegadores flashes. -Seguidme por favor, es preciso transigir la situación, el estado y caso de Rupert Berryman con suma privacidad.

Obviamente no mencionaríamos los múltiples problemas y las alteraciones que presenta el chico de forma pública exponiendo por completo sus antecedentes.

[...]

La impotencia recorre cada centímetro de mi anatomía y comienzo a respirar costosamente, la petición había sido declarada como denegada.

-Lo entendemos Señora Gulbransen, pero Jonathan necesita un lugar más cómodo y más digno... Con haberle ingresado en ésta cárcel pese al reconocimiento con el que cuenta no puedo permitirle a mi cliente... -La funcionaria corta de inmediato a Briggitte, cansada de oír como la chica parlotea y no deja de insistir.

-He tenido paciencia y me he sentado durante una hora y media a escuchar vuestros argumentos, la juez me ha solicitado específicamente que aclare y señale las razones por las cuales el individuo merece ser retirado de la prisión a "un lugar mejor". -Toma aire para luego continuar-Lamento decir que no presenta un grado de demencia capaz de hacerme creer que precisa una rehabilitación más propia y particular.

Y ahí va, mi buena intención se ha convertido en un terrible fracaso. Jonathan deberá ser rehabilitado en las instalaciones de Handel Fergsen, bautizada como "La cárcel más humana del mundo".

-Buenas tardes-se despide Evangeline tomando inquietamente su bolso y colgándolo sobre su hombro derecho, con pasos largos comienza a perderse por el largo pasillo, esta mujer era verdaderamente imposible.

-Genial, estupendo esto es exasperante-comenta una Briggitte frustrada dejando soltar un resoplido tras formular aquellas palabras.-Como pude haber creído en las puñeteras palabras de esa juez malparida, como no es ella quien corre el riesgo de fracasar en su oficio-masculla y por un momento siento pena por ella.

Mi habla ahora se encuentra en estado de silencio y todos mis sentidos se centran en Evangeline. Un momento, ¿La prensa no había venido por Jonathan? Los periodistas que antes cargaban sus pesadas cámaras enfocando hacia la funcionaria de régimen, ahora permanecen atentos a otro grupo de personas que parecen estar debatiendo un tema realmente importante.

Una mujer regordeta alza sus manos colocando éstas sobre su cabeza, parece abatida como si estuviera sufriendo una condición realmente desagradable. A su lado dos hombres se sitúan de pie, correctamente vestidos y al igual que Briggitte y que yo, ambos con múltiples papeles en mano.

La parte curiosa de mi ser ansía saber la razón de tal revuelo y por un momento dudo en acercarme, aunque es obvio que no seré bien recibida.

-¿A dónde te vas ahora come cocos?-cuestiona una rubia descarada con la que bastante me cuesta lidiar.

Caso omiso decido hacerle recorro la extensión del pasillo para terminar en la misma y pequeña sala principal de antes, avanzo entre los reporteros los cuales tan siquiera me dedican una mirada, lo que me deja claro que no tenían interés por conocer sobre Berryman.

En verdad suelo sentirme derrotada cuando no consigo ayudar como es debido a uno de mis pacientes, y en éste caso había establecido un vínculo especial con Jonathan, él acudía a mis consultas desde hacían aproximadamente dos años comentándome cada una de sus incertidumbres, incluso fue capaz de tomar la suficiente confianza conmigo como para dialogar a cerca de los acontecimientos más devastadores que había sufrido a lo largo de su vida.

Pero para mi sorpresa, tengo la sensación de que pese al fracaso una gran sorpresa me está esperando al otro lado de la sala.

-Muy buenas mi nombre es Zeah Mairwen Hadewig, y soy especialista en psicología penal-me presento dirigiéndome a la mujer enfrente de mí, quien me mira con los ojos abiertos como platos.

Quizás no había sido tan buena idea el venir, aunque se veían todos muy apurados.

- ¿Está usted aquí por el caso de Tomlinson?-pregunta la mujer alzando una ceja de forma dubitativa, sin tan siquiera presentarse. Parece tener algo de esperanza por su tono de voz, a juzgar por su apariencia la pobre señora no tiene muy buen aspecto, sus ojos se encuentran enrojecidos y as ojeras se han apoderado de su rostro.

¿El caso de Tomlinson? No tenía ni idea de lo que conllevaba... maldita sea, estos días mis horas se encontraban más que ocupadas entre los acuerdos con la juez, las citas con los funcionarios y todo el papeleo, fui incapaz de encender la televisión para enterarme.

-Lamento decir que no he sido bien informada, acabo de llegar ya que tenía un caso pendiente...-digo mordiendo levemente mi labio inferior y buscando con la mirada en mi alrededor, nos situamos justo enfrente de una misteriosa puerta con una cristalera en medio, sin embargo soy incapaz de distinguir algo entre las figuras del interior de la habitación.

Y un grito desgarrador resuena entre las paredes de la prisión el cual genera un eco por toda la instalación. Y acompañando las quejas aparentemente provenientes de un sujeto masculino, una serie de golpes y estruendos hacen que me sobresalte.

Ahí dentro, al otro lado de la puerta se encuentra la respuesta a mis múltiples incógnitas y no puedo estar más que deseosa por cruzar el umbral y descubrir al responsable de tal revuelo. A la persona que ha logrado despertar en mí todos y cada uno de mis sentidos.

Al sujeto que yo sin saberlo, sería capaz de abrumarme con tan sólo una mirada y perturbar cada uno de mis pensamientos, si así él lo deseara.

[...]

Hey hey hey ! No debería sentirme orgullosa de haberme demorado tanto en actualizar. Pese a todo aquí os traigo el comienzo oficial de Disturbed y espero de corazón que tenga buena pinta. La idea original es de irwinftbooks y al principio me recomendó seguir unas pautas cosa que estoy haciendo pero poco a poco se dará a conocer el caso de Louis y bueno...

Me he propuesto un reto queridas marshmallows, mucho anduve por YouTube y ¿Si me obligo a actualizar cada dos días? una gran meta aunque no imposible. (obviamente fallaré en algunas ocasiones pero me comprometo a poner todo mi empeño)

¿Qué os ha parecido el primer capítulo?

MULTIMEDIA;

Canción para acompañar el capítulo "Bad Things" de Snoh Aalegra & foto de Zeah Hadewig, interpretada por Emilia Clarke.

Nos leemos pronto :)