LAS PISADAS CONTRA EL SUELO MIENTRAS QUE EL SOUNDTRACK QUE SONABA EN SU CABEZA TODO EL TIEMPO ERA "VIVIR O MORIR" que mantenían a Sayori en el peor estado mental de lo que esperaba, haber pasado desde que tenía memoria en ese estado de supervivencia constante porque el gobierno la había arrastrado a un destino fatal y nada había impedido que de un momento a otro se encontrara dentro de retorcidos juegos en un Tokyo desolado y con aroma a muerte.

—¿Quién es ese?—Escuchó a una de sus compañeras de equipo, Sana, mientras que apuntaba a un chico de cabellos blanquecinos, dando saltos en su lugar para agotar energía.

Decidió desviar la vista hacía la dirección, notando como unos ojos gatunos observaban a todos con desinterés —y leve superioridad—., haciendo a la pelinegra rodar los ojos aburrida.

—Ni idea, pero detesto los hombres como él—admitió, amarrando su cabello en una coleta.

—¿A qué te refieres a "cómo él"?

—Superiores, dueños del mundo—comentó Nina.

—Guapos que te dejan llorando por años y con un nuevo estilo de look—otra chica, Shishi se sumó a la conversación— y créeme que ese cabello negro le hace falta alguna... ¿chispa?

Realmente Sayori odiaba a los hombres —o bueno, al mundo en general—, pero había algo que en su interior le permitiera torturarse con una empatía que la hacía querer vomitar sus entrañas, sin embargo, nunca daría su vida por alguien cómo él.

—Ya lo había visto antes, siempre anda con una chica alta con trenzas y un top bonito—reconoció Sora— siempre ganan los juegos, son geniales.

—Ni idea, pero no es un buen tipo—se encogió de hombros— y no pregunten, solo lo sé.

—Tus malas experiencias no deberían nublarte el juicio, Sayori-ah~—palmeó su brazo Nina— ahora, dejemos de perder el tiempo y veamos como ganar esto— Palmeó su hombro y siguió su camino— los juegos no se ganan solos.

EL GRUPO HABÍA LOGRADO SALIR E IRSE A LOS DEPARTAMENTOS QUE SOLÍAN OCUPAR y Sayori simplemente decidió separarse para poder recorrer alguna tienda y distraerse un poco, sobre todo las farmacias, las cuales nunca iban mal.

—¿Realmente estás segura de que no quieres ir a La Playa?—escuchó a alguien a sus espaldas.

Volteó mientras que veía a Sora, una de las chicas de su grupo al cual usualmente se había estado uniendo a su trayectos habituales.

—No, ¿tú si?

—Bueno, somos cuatro y dudo que sobrevivamos todas si somos un grupo pequeño—comentó encogiéndose en su lugar— además, quién sabe, si encuentras un novio o algo.

—No voy a preocuparme de mi vida amorosa en este mundo—soltó una risa— es absurdo.

—Oh vamos, no te hace mal—se encogió de hombros— quién sabe si mueres mañana y moriste virgen o lo que sea.

Soltó una risa— que ridícula, Sora, nadie muere virgen, la vida nos folla a todos.

—Para nada, mi objetivo es ir a La Playa y espero que vayas conmigo, me la debes.

—¿Te la debo?

—Ajá y aunque yo no alcance a llegar, debes ir igual.

—No seas ridícula, iremos juntas—le miró.

—¿Pinky promise?—levantó su pulgar.

—Pinky promise—entrelazó sus dedos.

UNA NUEVA ARENA SE HABÍA DESBLOQUEADO, DONDE HABÍAN ENTRADO SAYORI junto a las demás en un edificio grande lleno de pisos, donde había rozado sus manos con el platinado al tomar los teléfonos, mirándose por unos instantes, donde el chico sonrió y le guiñó un ojo.

—Tsk...—decidió alejarse mientras miraba la pantalla.

—¿Por qué la cara?—preguntó Sora poniéndose a su lado.

—Guapo a las 5–sonrió Sana— ¿por qué tanto odio a tu novio, Sora-ssi?

—No es mi novio.

—¿Vamos a molestarla como a los niños?—soltó una risa Nina— Sayori y el rubio se van a casar—cantó eufórica.

—Yo digo que si te dejas el pelo suelto...—Shishi le desarmó la coleta solo para molestarle, aguantando la risa— ¿qué tal si pasas este juego con él?, ya sabes, te hace falta.

—Tsk... son detestables.

—¿Crees que podrías sacar información?—preguntó Sora— o bueno, no se si él sepa donde esta "La Playa", es que ese grandulón se ve peligroso.

—Bien, dudo que vaya a "La Playa"—pasó una mano por su cabello— ¿y cómo siquiera saben de ello?

—Bueno, ver a un montón de personas con trajes de baño y escucharlos mencionar ese lugar más unas pulseras... —Nina sonrió— necesitamos llegar ahí.

Las pantallas de los celulares se iluminaron, mostrando un 5 de picas, haciendo a la chica leer las instrucciones con confusión.

—¿Jugar a las escondidas?

—Bueno, en veinte minutos descubrir una zona segura no está difícil—comentó alguien del público.

CHISHIYA MIRABA TODO DESDE EL ÚLTIMO PISO, MIRANDO TODO CON ATENCIÓN mientras que el resto simplemente era primitivamente torpe, llevando demasiadas muertes innecesarias.

—¿Qué haces aquí arriba?—Sayori preguntó apareciendo por las escaleras, acercándose mientras que el platinado dirigía su vista a ella por unos segundos, sonriendo ladino de manera suave.

—Observar, ¿nunca lo has intentado?.

—Eres de los que nunca se ensucian las manos, ¿no?—llegó a su lado, con sus brazos cruzados.

Chishiya soltó una risa, mirando por breves instantes a Sayori mientras que ella mantenía la vista en sus amigas, notando en los pisos solo a una, teniendo un mal presentimiento.

—¿Y tu?, ¿qué haces aquí?, ¿tú tampoco te las ensucias?

—¿Conoces La Playa?—alzó una ceja, evadiendo la pregunta— ¿no?, ¿vienes de ahí?

—Es probable, ¿quieres ir?—volvió la vista a los pisos de abajo.

—Conozco gente que quiere ir.

LA PUERTA DE LA ZONA SEGURA HABÍA SIDO DESCUBIERTA DE UNA MANERA EUFÓRICA POR un pelinegro, por lo que Sayori había decidido ir a ayudarlo junto a Chishiya, quién simplemente había decidido seguirla porque ella era su nueva entretención.

—¿Qué se supone que hacemos ahora?—preguntó la pelinegra— ¿debemos tocar la pared o...

—Bueno, definitivamente estamos en la zona, supongo que quedarnos aquí—el chico comentó.

—¡Cuidado!—la voz de Sora los hizo voltear.

La chica se abalanzó sobre el otro guardia de máscara animal, muriendo por su amiga al instante, provocando que Sayori sobrereaccionara.

—¡Hijo de...—gritó, siendo sujeta por el chico antes de cometer una locura.

Chishiya le electrocutó con su teaser mientras que sonreía al ver la cabeza de animal, volteando a verlos como si fuera un héroe.

—Creo que esto fue una buena idea—agitó su mano.

—Creo que eso fue una pésima idea—Sayori comentó tratando de mantener la calma cuando el hombre volvió a moverse y a disparar.

Chishiya logró salir a comparación de Arisu y Sayori, quiénes no vieron mejor que tirarse al suelo en direcciones opuestos mientras que el hombre trataba de levantarse luego del shock de corriente.

—Bien, a la de tres saltamos para presionarlos—comentó ella en voz baja, usando señas sin antes mirar el tiempo.

Los segundos iban cada vez más cerca del 0, haciéndola sentirse contra las cuerdas.

—Uno...—él habló.

—Dos...—ella respondió.

—¡Tres!

Y saltaron, presionando los botones apenas el marcador llego a cero, cayendo al suelo y sonreír.

—Soy Arisu—comentó al verla.

—Sayori—dijo de la misma manera— mi nombre es Sayori.