[Sip, otro fanfic. La verdad voy seria con este. Espero que les guste].

() = Pensamiento de ______

[] = Mensaje de su autora chula

(M/A) = Mejor Amiga

Capítulo 1: Bienvenida a París

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—¡Que genial! ¡Nuevo capítulo de Miraculous Ladybug!— Grité susurrando para no despertar a mi mamá, quien se encontraba en la otra habitación.

Ya habían pasado casi dos meses desde el último capítulo estrenado y mis ansias me carcomían por dentro. Estaba en mi cama, debajo de las sabanas con una bolsa grande de papas fritas. Oh si, eran altas horas en la madrugada, ya que el capítulo se estrenaría en Francia, pero aquí estoy, como toda una verdadera fan.

Con forme iba pasando el capítulo, no dejaba de gritar con mi almohada en mi cara, fue todo lo que se me ocurrió para que mis gritos de emoción no se oyeran hasta la tienda del chino de la esquina :v

De repente, mi puerta se abrió. —¡______!— Era la voz de mi madre, que poseía un tono cansado e irritado a la vez. —¡Apaga ya tu laptop y ve a dormir que después no te vas a querer levantar!— Seguido a ese regaño, cerró mi puerta somatándola en el proceso.

Suspiré y apagué mi computadora, la dejé en mi escritorio y me dirigí a mi cama nuevamente.

—Creo que tendré que esperar hasta mañana, nooooooohooo— hice un mini berrinche y me quedé profundamente dormida.

A la mañana siguiente, sentí como los rayos del sol me pegaban en la cara, así que hice una mueca de disgusto y abrí mis ojos, parpadeé varias veces hasta que me percaté de que algo estaba mal. Entonces me levanté de un salto. —¡¿E-en dónde carajos estoy?!— Exclamé alarmada, ya que las paredes eran de un (tu color favorito) pastel con blanco, y además no pude ignorar el hecho que habían cajas cerradas por todo el lugar, como si alguien se estuviese mudando.

—______, ¿ya te despertaste? Ven a desayunar y termina de desempacar— habló mi mamá fuera de mi puerta.

—¡¿WHAT THE-?! ¡Mamá!— Salí de mi cuarto. —¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy en un cuarto diferente al mío?— Pregunté sin más. Estaba completamente confundida, era obvio que se notaba en mi tono de voz.

—¿Qué pasa contigo? Recuerda que nos mudamos a París por mi trabajo. Ahora, vamos a desayunar o sino se enfriará— respondió caminando hacia lo que yo suponía era el comedor. (¡¡¡PARÍS!!! ¡¡¡ESTOY EN PARÍS!!!) Pensé. Seguí a mi mamá y vi mi desayuno preparado en la mesa, me senté para comenzar a comer.

—¿De verdad verdad estamos en París? O sea que ¿Llegamos ayer?— Pregunté aún no captando bien la situación.

—Ayer por la noche, estabas demasiado cansada y te dormiste sin siquiera cambiarte de ropa— contestó con una mirada que reflejaba extrañeza, de seguro por mi comportamiento.

—E-esque...P-París... Siempre quise venir aquí ¡PERO VIVIR AQUÍ!— Alcé la voz de repente. (¿Y si estoy soñando?) Me pellizqué. —Auu.

—¿Aún crees que estás soñando?— Preguntó mi mamá sacándome de mis pensamientos.

—Es que, me parece irreal, tú y yo venir a vivir a París por tu trabajo.

—Gracias al cielo que estamos aquí, eso significa que tendré un aumento y un mejor puesto en mi trabajo— me sonríe.

—Y me alegro mucho por ti— le devolví la sonrisa.

—A propósito, en dos día empezarás a ir al Collège Françoise-Dupont— me dice levantándose con su plato vacío en manos. Al escuchar lo que dijo inmediatamente escupí mi jugo de naranja y tosí varias veces.

—Coll-*cof cof* -ège- *cof* ¡¡¿¿CÓMO??!!— Grité muy sorprendida aún tosiendo.

—¡Cuidado!— Me da palmadas en la espalda. —No es para que te pongas así.

—¡Eso quiere decir que-!— Me interrumpí yo misma y salí corriendo de regreso a mi cuarto. Miré que habían dos puertas de vidrio que llevaban a un balcón. Inhalé profundamente por la boca y me dirigí rápidamente a dichas puertas, abriéndolas lo más rápido que pude permitiendo que la ventisca matinal me pegue en el rostro haciendo que mi cabello fluya con el viento, casi como una película de Disney :v o un anime, en donde siempre te pega ese airecito para efecto dramático.

Me asomé al balcón y lo que vi me dejó sin habla. —U...U-na vi-sta-a ¡¡¡LA TORRE EIFFEL!!!— Grité a todo pulmón sonriendo como idiota y dando brincos repetidamente como si fuese una niña pequeña. —¡¡¡¡NO LO PUEDO CREEEEEEEEER!!!!— Luego volteé la vista para el lado opuesto a la Torre Eiffel y a lo lejos vi dos figuras.

—Awwww, un gato negro— tres, dos, uno. —¡¡¡¡¡UN GATO NEGRO!!!!!— Abrí demasiado los ojos, por un momento sentí como si se me fuesen a salir de las órbitas.

—Reconocería esa silueta en cualquier lugar— dije sin ocultar mi emoción. Sin pensarlo dos veces grité a más no poder. —¡¡¡¡¡CHAT NOIR!!!!!!— Estaba emocionadísima, sabía que no me escuchaba, pero aún así. De repente me vino una realización ancestral. —Mi teléfono— me giré y lo encontré en mi cama, lo agarré y me dirigí nuevamente al balcón y ¡Clic! —¡¡¡(M/A o sea, Nombre de tu mejor amiga, ya sabes, con quien compartes tu fanatismo ;3) NO LO VA A CREER!!!— Admiré la foto donde Ladybug y Chat Noir aparecían dándome la espalda.

—¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!— Volví a gritar a todo pulmón mientras saltaba.

—¡______, los vecinos se van a quejar si sigues gritando así!— Me regañó mi mamá.

—¡Perdón, es que vi a Ladybug y Chat Noir!— Le respondí y seguido a eso marqué el número de (M/A).

—¿Aló?— Respondió.

—¡(M/A)!— Dije conteniendo mi sonrisa. —No creerás que me pasó.

—¡¡¡______!!! ¡Al fin apareces, me tenías preocupada!— Exclamó.

—¿Qué?¿Por qué?

—¡Porque cuando fui a tu casa para devolverte tu mochila de Ladybug, vi que la estaban vendiendo!— Respondió (M/A) con preocupación en su voz.

—¡Pues, de eso es de lo que te necesito hablar!

—¿Qué sucede?

—¡¡Estoy en París!!— Alcé nuevamente mi voz.

—Ajá, y yo soy el conejo de pascua. Ya en serio, ¿qué pasa?— Dijo como si no me creyera.

—¡Te digo la verdad, estoy en París! Tú sabes que yo no miento— respondí casi gritando.

—¡¡¿¿QUÉ??!! ¡¡P-PERO-!! ¡¿Cuándo CÓMO?! ¡¿Y NO ME DIJISTE NADA?!— Gritó (M/A) indignada y ansiosa.

—¡Estoy en París por el trabajo de mi mamá! No sabía que íbamos a venir, no recuerdo nada del viaje de (Tú país de origen) hacia Francia, lo único que recuerdo es que en la madrugada estaba viendo el nuevo capítulo de Ladybug en mi casa, me fui a dormir y desperté aquí— expliqué más tranquila.

—¡¡¿¿QUÉ RAYOS??!! ¡¡Eso no tiene ningún sentido!!

—Y hay algo más— le envié por whatsapp la foto que le tomé a Ladybug y Chat Noir. —Estoy en el París de Miraculous Ladybug— dije ya calmada.

—¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!— Gritó (M/A) a todo pulmón haciendo que separara el celular de mi oído.

—Aaaauuu, mi tímpano, wey— hablé molesta.

—¡¡¡OLVIDA TU PINSHE TÍMPANO!!! ¡¡¡VISTE A CHAT NOIR Y LADYBUG!!!— Gritó emocionadísima.

—¡¡¡¡¡SIIIII, Y MI MAMÁ DICE QUE EN DOS DÍAS IRÉ A LA MISMA ESCUELA QUE MARINETTE Y ADRIEN!!!!!— Grité subiéndome a mi cama de un salto.

—¡¡¡¡¡NO PUEDE SER, PÍDELES SUS AUTÓGRAFOS, FOTOS Y LO QUE SE TE OCURRA!!!!!

—¡¡¡¡LO HARÉ!!!!!— Respondí con mi emoción a mil.

—¡¡¡Ugh, que envidia!!! ¿Por qué debe pasarte a ti?— Hace un puchero.

—Oye, tranquilo viejo, que me lastimas mi kokoro :' v— dije con una mano en mi pecho haciéndome la dolida.

—Ay, disculpa; pero al menos no le pasó eso a Ricarda, ya sabes que se pone presumida solo porque conoció a los actores de doblaje estadounidenses y latinos de la serie en una convención— dijo con un tono de molestia.

—Si, lo sé. Bueno te dejo. ¡¡¡¡¡LE PEDIRÉ DINERO A MI MAMÁ PARA CROISSANTS Y MACARONS DE LA PANADERIA DE LOS PAPÁS DE MARINETTE!!!!!— Grité emocionándome más cada segundo.

—Si si, disfruta tus macarons y croissants mientras yo como cereal con leche :' v— responde (M/A) desganada y con un toque de envidia.

—¡Bien, adiós!

—¡Oye espe-!— La interrumpí al cortar la llamada.

—Ups :v, bueno ya se le pasará :) ¡Mamá! ¿Me das dinero para comprar croissants y macarons?— Le pregunté con brillos en los ojos.

Ella suspiró. —Bueno, ten. Compra 2 croissants, uno para ti y otro para mí, y solo 7 macarons— me dijo entregándome el dinero.

Yo solté un chillido de felicidad, agarré el dinero y me dirigí a la puerta de salida corriendo. —¡Gracias! ¡No prometo traer solo 7 macarons!

Bajé las escaleras y salí del edificio, inmediatamente me recibió una corriente de aire, a lo que yo inhalé y exhalé profundamente. —Aún no me lo puedo creer, realmente estoy en el París de Miraculous— sonreí cerrando los ojos y comencé a caminar directo a la panadería de Tom y Sabine.

—Debo memorizar cuál es mi nueva casa y así procuraré no perderme— volteé a ver a mi alrededor. —¡El colegio! ¡La mansión de Adrien! ¡El parque!— Le tomé foto a todo con mi celular e iba a dirigirme al parque, cuando de pronto un aroma delicioso de pan recién horneado invadió mi olfato. Inhalé profundo. —Mmmmmmmm, comida— dije como en un estado de trance y seguí ese rico olor. —Vaya, tiene sentido— me dije al ver que dicho aroma me condujo a la panadería que estaba buscando. Aguanté mis ganas de fangirlear y gritar, y entré.

Ahí se encontraba Sabine, la madre de Marinette, sacando unos baguettes recién horneados. Seguido a eso, se giró y al verme sonrió, dejó la bandeja con los baguettes a un lado y se acercó a mí quitándose los guantes de cocina.

—Buenos días señorita, ¿en qué le puedo servir?— Preguntó amablemente.

—Eh, b-buenos días, ¿me podría dar 2 croissants y una caja de macarons, por favor?— Pregunté algo tímida, ya que me trabo a veces al hablar con personas desconocidas.

—Claro señorita, espere un momento— respondió y se fue para preparar mi pedido. —¿De qué sabores quieres tus macarons?

—¡¡De todos!!— Alcé la voz emocionada y extendiendo mis brazos. —Menos de los que tengan nueces, soy alérgica a eso— sonreí tímidamente sobándome el brazo.

Sabine soltó una pequeña risita al ver mi entusiasmo. —Ya te los entrego— y me dio dos cajas en una bolsa con el logo de la panadería.

—¡Gracias!— Exclamé recibiendo la bolsa y entregándole el dinero.

—Gracias a ti, ¡vuelve pronto!— Se despidió sonriendo.

—Créame que regresaré, y mucho— le devuelvo la sonrisa dirigiéndome a la puerta; pero, de repente...

—¡Mamá! Iré con Alya a-— la chica venía corriendo y chocó conmigo, haciendo que de la sorpresa soltara la bolsa; sin embargo, en un movimiento rápido la volví a agarrar y traté de recuperar el equilibrio. —¡Ay! ¡Cuanto lo siento! ¿Estás bien?— Me preguntó la chica preocupada.

—Si— (¡¡¡MARINETTE!!! Ok, ______, cálmate y finge que no la conoces). —Estoy bien, no te preocupes jeje— le sonreí.

—Uff, ¡que bueno! Por un momento creí que había estropeado tu pedido— me respondió aliviada.

—No, no. No pasó nada, gracias.

—¿Hm?— La chica oji azul me dio una mirada atenta.

—Eeeeh, ¿pasa algo?— Le pregunté incómoda.

—¡Oh! No, es solo que, nunca te había visto ¿eres nueva por aquí?— Pregunta la azabache con curiosidad y una mano en su barbilla.

(¡Rayos! Quería pasar inadvertida, pero creo que esto lo complica más). —¡Si! Me llamo ______ y acabo de mudarme ayer con mi mamá— sonreí ocultando mi preocupación de no querer llamar la atención.

—¡Oh! En ese caso, ¡bienvenida a París, ______! Soy Marinette Dupain-Cheng— me extendió su mano sonriendo, la cual obviamente acepté muy feliz.

—Gracias Marinette, espero verte pronto— me despedí de ella y su mamá, y salí de la panadería.

Caminé de regreso a mi casa abrazando la bolsa conteniendo mi felicidad. Aunque algo no dejaba de molestarme. (Siento como si es mejor que no le diga a nadie que soy de otro mundo, me puede causar problemas). Vi una mariposa blanca y la comencé a seguir, extrañamente, esta me llevó de regreso a mi casa. ( Además, soy solo yo, no es como si de repente voy a cambiar toda la historia, el cuadro amoroso o algo) pensé despreocupada y me reí por mi último pensamiento.

Continuará...

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