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"I told you, you should never follow me. But here we are, and you're in too deep"
Daegu - 6 de febrero de 2011
Se encontraba recostado en ese sofá con la mirada fija en ningún lado. Tenía la expresión apática mientras escuchaba a su psicólogo hablar sobre los muchos beneficios que traería a su salud mental si adoptaba una mascota.
Que aumentaban el sentido de responsabilidad, que aliviaban el estrés, que disminuían el sentimiento de soledad, que el simple hecho de acariciarlos producía oxitocina...
Taehyung no lo escuchó más. Se dedicó a asentir y a murmurar pequeños "hmm" de vez en cuando.
Pensó en MinKi, la gatita que su madre le había traído de regalo poco antes del accidente. Era de color blanco y de pelo largo, y tenía los ojos enormes, muy llamativos.
Recuerda lo mucho que quería a esa gatita, la alimentaba y cepillaba diariamente, esa era la condición que le había impuesto su madre para que la deje dormir en su cama a sus pies.
Cuando sucedió lo del accidente, MinKi fue su único consuelo.
El minino parecía sentir la pena de Taehyung, y no dejó su lado en ningún momento. Cuando él se sentaba en las escaleras del porche del frente de su casa, se frotaba contra su pierna y lo miraba con esos enormes ojos, como si estuviera tratando de decirle "estoy aquí, yo te cuidaré".
Bueno, eso era lo que pasaba en ese entonces por la cabeza de aquel niño de seis años.
Se frotó la cara y suspiró. No quería pensar en su gatita, o en su madre, o en nada.
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Seúl - El presente
El lunes se levantó temprano, se cepilló los dientes y fue a buscar su ropa. Se dio una ducha rápida y se vistió. El look semi formal le quedaba de maravilla.
Salió a la calle y tomó un autobús para dirigirse a su lugar de trabajo; era maestro de inglés en varios colegios. Enseñaba de lunes a viernes, y su jornada duraba entre 8 y 10 horas de trabajo diarios, aparte del planeamiento que debía realizar en su casa, y algunas jornadas de capacitacion a los que asistía algunos fines de semana.
Se había graduado hace 3 años, y apenas se lo hizo tuvo la fortuna de encontrar un empleo enseguida, por lo cual estaba muy agradecido. Estaba un poco harto y avergonzado de su "empleo" anterior, por el cual pudo pagar sus estudios en una buena universidad y posteriormente mudarse a Seúl.
Le encantaba estar por fin ejerciendo su profesión, le apasionaba enseñar a las personas a expandir sus horizontes mediante el aprendizaje de otro idioma.
Estaba consciente de que prácticamente era una necesidad en su país como en muchos otros y que los jóvenes gozarían de más oportunidades si eran bilingües, o mejor, si eran políglotas.
Luego de haber terminado su turno de la mañana, se fue a almorzar. Mientras comía, sintió su celular vibrar.
Encontró un mensaje de texto, lo abrió inmediatamente pensando que quizá sería Seokjin, con quien había intercambiado números hace un par de días, pero hizo una mueca cuando leyó el remitente: Sungjae.
"Hey, te extraño ¿cuándo nos vemos?" leyó en voz baja. Rodó los ojos mientras escribía "Hola. El jueves estoy libre a la hora de siempre.".
Envió el mensaje y segundos después el teléfono vibró de nuevo. "Ok, nos vemos en tu apartamento, ponte guapo, bebé 😘👅".
Taehyung bufó. Odiaba ese tipo de apodos. Pero le gustaba tener la atención de Sungjae. Y el Xanax que solía proveerle.
Era muy bueno en el sexo y siempre hacía lo que a Taehyung le gustaba. Si Taehyung le decía que quería ser el activo, Sungjae lo obedecía gustoso, si Taehyung le decía que quería ser el pasivo, Sungjae lo obedecía gustoso también.
Cuando Taehyung estaba aburrido y no tenía ganas de salir de casa para coger, bastaba un simple mensaje de texto para que el joven apareciera frente a la puerta de su apartamento.
El chico se mostraba tan dispuesto a cumplir todas las fantasías del pelinegro que por eso aún no quería deshacerse de él.
Además, el Xanax no era nada fácil de conseguir, ya que era un medicamento controlado y él en realidad no lo necesitaba. Sin embargo, lo aliviaba bastante cuando tenía ansiedad o se enfrentaba al estrés.
Y que Jae fuera médico le venía como anillo al dedo: tenía sexo casual y fármacos a buen precio.
A veces el castaño se ponía muy empalagoso y hacía berrinches por los celos, pero bastaba con una advertencia de Taehyung de que no se verían más para que se calmara.
No se sentía muy orgulloso de estar en ese tipo de rollo con Jae, pero tampoco tenía toda la culpa.
Taehyung le advirtió desde el principio que su relación sería meramente de carácter sexual. Le dejó claro que él no estaba interesado en ser su novio, que no mezclarían sentimientos y que podían dejarlo cuando quisieran.
Sungjae aceptó el trato, porque pensó que haría cambiar a Taehyung y hacer que se enamorara de él, sin embargo, su plan parecía no funcionar.
Al contrario, era él quien se sentía cada vez más adicto a la inestable y hermética personalidad de Taehyung.
Por lo general las pocas veces que el médico veía al pelinegro mostrar sus emociones era en dos situaciones: cuando estaba caliente, se mostraba dulce y seductor; y cuando necesitaba del Xanax se mostraba vulnerable, como si se fuera a romper en cualquier momento.
Una vez que terminaba la noche, volvía a ser el Taehyung estoico de siempre, no le daba un beso de despedida, no se quedaba a dormir, no dormía en el mismo lugar que él (cuando pasaba la noche en el apartamento de Taehyung), ni tampoco parecía muy interesado en por lo menos ser amigos.
De vez en cuando Taehyung le daba uno que otro cumplido, como cuando se tiñó el pelo color rojo para llamar la atención del pelinegro, y éste le dijo que se veía muy guapo, o como cuando le dijo que él era la persona con la que llevaba acostándose más tiempo.
Cuando Jae le preguntó a qué se refería exactamente, Taehyung le explicó que no solía acostarse con la misma persona más de tres veces. Y casualmente ellos ya llevaban más de un año teniendo ese tipo de encuentros.
El médico sintió un destello de esperanza crecer en su interior, se sentía importante. Sí, él sabía que Taehyung no le había prometido nada, aún así...
A veces se preguntaba por qué no era suficiente para el pelinegro. Era más alto que Taehyung, tenía un cuerpo trabajado, brazos y piernas musculosos y un abdomen marcado. Su cabello castaño era liso y brillante, y su rostro tenía rasgos masculinos y afilados, una nariz fuerte y unos labios bonitos.
Como estudiante fue sobresaliente, se graduó de médico con el mejor promedio de su clase y ahora trabajaba en un hospital de renombre.
Ya como un profesional, tenía una buena reputación entre los residentes y adscritos por su desempeño y sus pacientes siempre hablaban bien de él, de lo eficiente que era.
Todo el mundo parecía admirarlo. Todos menos Taehyung.
Ya no sabía qué hacer, había tratado de ser lo más complaciente posible, pero con el azabache nunca podía estar seguro, le confundía ese tira y afloja constante.
Por otro lado, si Taehyung realmente no lo quería ¿por qué otra razón le buscaba? ¿Por qué actuaba tan lindo, amable y seductor, para luego pasar a ser un témpano de hielo? ¿Por qué seguía viéndose con él cuando podría conseguirse otro? Ellos no eran exclusivos, y aún así, Taehyung volvía siempre a él y viceversa.
Sonrió, por mucho que el pelinegro dijera que entre ellos no había sentimientos, él no creía esa patraña. Por más que Taehyung no lo admitiera, era obvio que también sentía algo por él, estaba completamente seguro.
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Buenas! Soy yo de nuevo. 🤭
Este capítulo es relativamente corto, pero tenemos un nuevo personaje. 👀
Seokjin estará presente desde el próximo capítulo, don't worry xd
Gracias por darle una oportunidad a esta historia. Besitos para vos, que estás leyendo esto. 😘
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