Pincelada #2
Era un día maravilloso. Perfecto para arrecostarse a la orilla de la playa, zambullirse en el medio del mar, tomar el sol y olvidarse de los problemas. Chani quería vivir así, pero debía cuidar de sus hermanos mientras sus padres trabajaban en la agricultura.
La vida había sido muy dura para Chani. Nacer pobre, no era una bendición y menos al estar rodeada de tantos hermanos, decía ella. Esta tailandesa, aspiraba a hacer grandes cosas. No quería vivir para siempre de niñera. Ni tampoco, cuando tuviese la oportunidad de ser libre, quería copiar la misma labor de su madre.
Viendo el cielo despejado, tirada en el charco de lodo más profundo de su barrio, ella fantaseaba con su deseo de estar cerca de la playa, sin tanta tensión, pero donde sobraba la abundancia.
Pero como siempre, su pasaje por el olvido era interrumpido. La voz de su madre era como un trueno en plena lluvia.
¿Dónde están tus hermanos?
El rostro de su madre ya estaba muy envejecido. Su cuerpo era grueso, pero no por comer demás, sino por los diez hijos que había cargado en su vientre. Su vestuario poseía ligeros rasguños y varias manchas, pero eso no la hacía verse menos, ya que tenía un gran corazón. Chani agradecía todos los días por tener una madre como ella. Si Chani hubiese nacido en otra familia, estuviera casada con algún comerciante adinerado o siendo esclava de un miembro de clase alta. Aun así, a pesar de las malas condiciones de su vivienda, la escasez de comida, la cantidad de hijos y la atención a su marido, la mujer seguía en pie como toda una guerrera. Todo un ejemplo para Chani, pero no un objetivo.
Están en casa, durmiendo.
La señora Tangabodi bufo, ladeo la cabeza e intento mantenerse de pie por más tiempo. Estaba tan casada que solo quería descansar. Envidiaba a su hija y le dolía como desperdiciaba su juventud; tirada en un charco de lodo como un cerdo juguetón.
Lamento tanto darte esta vida.
Casi estuvo a punto de llorar hasta que a lo lejos visualizo a un hombre. Técnicamente, no era un campesino y su vestimenta lo confirmaba. Sus rasgos faciales lo descalificaban como un tailandés. Y su indiscreción molestaba.
¡Oiga! ¿Qué hace?
El poder de una madre se activa cuando dañan a sus hijos y eso pudo sentir la señora Tangabodi. A saber, desde hace cuánto tiempo ese sujeto había estado observando a Chani.
El individuo hizo una reverencia a modo de disculpa. En respuesta, la señora Tangabodi se detuvo en seco y no fue por la reverencia sino por el gran circulo en el vestuario del chico.
Últimamente, Tailandia estaba siendo visitada por potenciales artistas de la cultura coreana. Se había brindado un aviso, donde se estipulaba que muchos de estos artistas pintarían a los ciudadanos que los cautivasen.
La señora Tangabodi se arrodillo en el piso, no le importo el lodo, estaba arrepentida de gritarle a una persona tan importante y más un extranjero.
Por su parte, Chani seguía muy estirada dentro del lodo y veía la escena. Su madre al ver que no mostraba ningún movimiento, le dio un gran regaño y luego copio la actitud de su madre con la lengua entre los dientes.
Mami ¿Que es un pintor?
Era imposible para Chani saberlo. Siempre estaba cuidando a sus hermanos. No tenía tiempo para ir a la escuela y tampoco creía necesitarla.
A los ojos de Chani, la casa del pintor Kim TaeHyung era una verdadera gloria. Sentía que todos sus sueños se cumplirían con solo entrar en esa enorme casa. Creía haber llegado al cielo, donde pudiera vivir con menos personas y más comodidad, pero la esfera de sus sueños desvaneció.
Dentro de la casa había seis chicas. Su boca estaba abierta por el asombro. No podía tolerarlo. Estaba a punto de hacer una rabieta. Pensaba que el pintor se había enamorado a primera vista de ella como esas historias que le contaba su amiga, Shuhua.
¡Chani!
No podía ser posible. Su mejor amiga también estaba presente. De seguro cree que el pintor se enamoró de ella a primera vista, pero ¡No! Esta equivocada.
—No tenía idea de que vendrías —Chani se quedó viendo el vestido de su amiga y el de las otras chicas. Eran muy diferentes al que llevaba puesto. El suyo era hecho de saco y hiervas. Le daba tanta pena mostrarse así. Además, los sirvientes susurraban cosas feas sobre su aspecto. Dándole a entender que entre todas era la más pobre en cuanto a todo.
TaeHyung no dio la bienvenida personalmente, pero si mando a uno de sus clientes a leer un pergamino. Chani no presto atención. Solo observaba los zapatos tan bonitos de la chica de al frente, la cual decía llamarse Shen Xiao Ting.
—¿No te parece emocionante? —ShuHua no dejaba de sonreír y dar vueltas por el lugar. Al notar el silencio de Chani, le pregunto: —No has prestado atención por lo que veo ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
—Esto no es nada de lo que pensé....
—No entiendo por qué crees eso. Si nos acaban de decir que viviremos como reinas. Chani, podrás ir a la playa como siempre soñaste y, sobre todo, no más baños de lodo —golpeo su hombro con el de su amiga para hacerla sonreír. Como respuesta, Chani mostro una sonrisa fingida—. ¡Vamos! Quita esa cara. El pintor Kim no querrá una musa con cara de velorio.
—Tienes razón. Por cierto, ¿cómo fue que te eligieron?
—Realmente no tengo idea. Nunca he visto al pintor Kim.
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