DISOCIACIÓN - PRÓLOGO
-Aviso importante: Esta parte contiene SPOILER del final alternativo, si no has visto la película o este final queda bajo tu estricta responsabilidad el leerlo. Ya cumplí con avisar.
*****
Por fin todo lo que había deseado se había cumplido, ya no era un espectador si no que él mismo actuaba como protagonista de su propia obra. No podía dejar a un lado el hecho de sentirse culpable por aquella traición y engaño pero todo ese tiempo vivió bajo las sombras de su hermano y esa sencilla razón le habían dado cierto aire egoísta, ahora le tocaba ser feliz con la mujer que encendió su obsesión desde el día en que la vio.
Se encontraba guardando en la lacena las provisiones que habían comprado, ahora vestía rescatablemente y la sociedad parecía aceptarlo de ese modo. Nunca pensó que un cambio de look le caería tan bien y estaba conforme con quien era ahora. Siempre deseo ser alguien más, en reiteradas ocasiones lo intento pero siempre fallaba, pero ahora no necesitaba hacerlo, su hermano Ryan le había facilitado todo, la vida de su hermano era tan sencilla de imitar que todo iba bien para entonces, ni siquiera Jess sospechaba que aquello era un engaño, ni el mismo se creía el teatro pero si así ella le amaba así él se quedaría.
"Todo por amor"
Se repetía todos los días al verse al espejo, y fue tanto así su convicción que ahora en vez de ver su reflejo podía apreciar el rostro de su hermano.
Adquirió cada maña de él, lo conocía tan bien que hasta sus secretos más intimo se dedico a espiar, no había barreras para su deseo, nadie lo detendría cuando se trataba de tenerla a ella a su lado, y ahora menos cuando estaban por iniciar una familia, aquella que nunca tuvo, Jess estaba embarazada y el niño era solo suyo.
Abrió la nevera para introducir algunos víveres en ella, observo las letras que tenían amontonadas sobre su puerta y sonrió con ternura, faltaba poco, solo meses y estos se convertirían en años luego. Su hermano no despertaría jamás de aquel letargo; de eso se encargaría luego.
-Hola cariño ¿Qué tanto haces? –Le pregunto su pareja sacándolo de aquellos pensamientos oscuros- Te veo pensativo.
-¡Hey! ¿Qué piensas de Víctor? –Le pregunto a Jess mientras acomodaba algunas letras para formar aquel nombre, ya llevaban una lista bastante grande con nombres de niño y niña.
-Creo que... -El tono que ella usaba era travieso y juguetón, lo cierto era que le agradaba ver a su esposo, o al menos al que creía su esposo tan positivo sobre aquel hecho- Mejor no pienses y actúa –Le respondió ella con una hermosa sonrisa en sus labios, para él su cabello se veía más radiante y sus mejillas mas coloradas, el embarazo le sentaba bien y deseaba poder tener más hijos a su lado.
Ella se acerco a él con una bañera de bebe en sus manos y otras cosas que luego tendrían que usar con el pequeño que venía en camino, le planto un beso sonoro en sus labios y se observaron por escasos segundos, era la vida que ella ni siquiera con su hermano había tenido, y esa felicidad se lo debía a él mismo, estaba mintiendo sobre quien era pero no sobre lo que sentía. La amaba.
-Me encanta cuando me das ordenes –La risa flotaba en la cocina, eran la pareja ideal, estaban destinados a estar juntos aunque eso significara la perdida de la única persona que creía en él.
-Llevare esto arriba.
Aquella fue la última conversación que tuvieron con su falsa identidad, jamás imagino que Jess encontraría en su recamara el collar de plata que su madre le había obsequiado y que Ryan le había prometido arreglar, ese pequeño detalle fracturo su mentira. Sintió de inmediato la desconfianza de ella, estaba perdiendo terreno y realmente no quería que fuese así. Prefirió pensar que eran las hormonas e ignorar el hecho de que ella sabia la verdad, si seguía actuando tal vez ella olvidara lo que la alerto de tal modo.
Bajo a la sala y se preparo para ir al taller que antes era de su hermano, era una pequeña cabaña donde se encontraba todas las herramientas utilizadas por Ryan y que ahora le pertenecían.
Jess tardo en calmarse, no podía ser que todo había sido un engaño, Roman nuevamente se salía con la suya, nunca debió creer en un criminar que ella misma había ayudado a salir de la cárcel por hacer feliz a su marido, su amiga y colega Miranda se lo había advertido más de una vez, e incluso veía con malos ojos aquella relación que llevaban. Cuando se sintió más tranquila corrió al pasillo para así llamar al 911, si era todo real no estaba segura con ese psicópata que había usurpado la identidad de su hermano sin ningún remordimiento. Cuando estaba por marcar el ultimo numero dejo ir su mirada a un lado del pasillo, y fue cuando vio la foto de su esposo sonriente, el hombre que la había hecho feliz durante tanto tiempo y que ahora no podría hacerlo más, nada le aseguraba que él volvería y si así fuese ¿lo amaría como antes?
No, su corazón le pertenecía a Roman ahora, jamás en su vida imagino que confiaría tanto en alguien que se baso en puras mentiras para conquistarla, incluso sentía miedo por él en el pasado y como si aquello no hubiese sido suficiente sabía todas las cosas oscuras que había hecho.
Soltó el teléfono dejándolo a un lado, aquel no podía ser Roman, había cambiado mucho en esos meses.
¿Porque lo había hecho? ¿Por amor?
Esa debía ser la única respuesta lógica a la situación, se sentía confundida, preocupada y culpable.
Bajo las escaleras y pudo verlo dirigirse al taller, se quedo unos minutos pensativas antes de seguirlo, debía enfrentarlo saber si era realmente él, tenía que hacerlo pero no estaba segura de ello, no quería perderlo a él también, era lo único que le quedaba de su vida tranquila y feliz.
Camino con cuidado hasta la cabaña y allí le vio enfocado en su nuevo trabajo, se veía tan apacible y dedicado a aquello que no podía creer que fuese el mismo hombre, de hecho no quería hacerlo, él había cambiado por ella y solo por eso merecía una segunda oportunidad. En varias ocasiones Ryan le había contado lo difícil y dura que había sido su niñez y usaba aquella respuesta para excusar el comportamiento violento de él menor.
Así es, si Ryan había escusado todo ese tiempo aquel hecho ella también podría hacerlo, si Roman había cambiado todo por amor ella podría hacerlo también, por algo dicen que el amor todo lo puede y todo lo perdona.
Ella lo perdonaría, ella lo amaría y seguirían sus vidas como lo venían haciendo.
Entro a la cabaña y cerró la puerta tras de ella, este volteo a verla y le sonrió pero de inmediato la sensación de que ella lo sabía todo lo invadió, podía verlo en su rostro preocupado, estaba tan confundida que era notorio que algo la afectaba.
Se quedaron sumergidos en un silencio cómplice por unos segundos hasta que Roman rompió el momento, debía saber que le sucedía, estaba asustado, dejo a un lado la herramienta que utilizaba para limar y se dio la vuelta en su asiento.
-¿Te sientes mejor? –Le pregunto esperando con todo su ser que fuesen solo ideas suyas, hacia días venia soñando cosas con Ryan y la culpa le estaba consumiendo, solo soportaba las pesadillas por ella, por su hijo, por amor. Le sonrió para disimular su preocupación pero de igual manera pregunto- ¿Hay algo malo?
Ella solo le miraba desde la puerta, no se movía solo le observaba, tuvo que tragar grueso para así poder seguir hablando, debía saber que sucedía, él no podía perderla, no ahora que eran tan felices, porque no solo él importaba en aquella relación.
-¡Vamos! ¿Dime que tienes cariño? –Le indico con su mano que se acercara a él, temía que si se levantaba ella saliese corriendo por la puerta y mas nunca regresaría a su lado.
Ella lo pensó un poco pero luego se acerco con cautela a su lado, su rostro sereno y temeroso le indicaba que algo estaba realmente mal, no pudo seguir sosteniendo la sonrisa en su rostro y se dejo invadir por la sensación de haber sido descubierto, estaba acabado, ella lo sabía todo. Se acerco tanto a él que solo unos pasos los separaba, él la miro en silencio intentando formular alguna palabra, ella lo acusaba con su mirada triste y de vez en cuando miraba la cuna que él mismo estaba fabricando a mano. Las ilusiones se estaban rompiendo y no sabía cómo sostenerlas en su lugar. No se dijeron nada pero a la vez se dijeron todo. En silencio ella le dijo que lo sabía todo y él respondió con su mirada asustada y su cuerpo tenso que lo sentía, que la amaba y que sin ella no podría hacer nada. Pero en cambio de una acusación directa ella prefirió dejarlo así, ambos sabían la verdad ahora y no necesitaban mentir para poder seguir siendo felices.
-¿Cómo vas? –Pregunto dirigiendo la vista a la cuna.
-Estoy por terminarla, solo le falta un poco de pintura –Le dio la vuelta a la madera para dejar que ella observara por sí misma, le dio un ligero toque para que así pudiera mecerse, pero lo que más le preocupaba era que ella se diera cuenta de lo nervioso y tembloroso que estaba- ¿Qué te parece?
-Creo que está bien –Le respondió ella observándolo con anhelo, él le devolvió la mirada tímida y preocupada. Sabía que debía decirle lo que sentía, debía ser sincero.
-Sabes que siempre estaré aquí para ti –Le dijo deseando que esas palabras simplificaran todo lo que sentía, todo lo que deseaba, todo lo que anhelaba con ella y por ella.
-Lo sé –Le respondió de manera suave, pudo verla guiar algo hacia atrás de su pantalón, también vio un pequeño brillo que le indicaba que era algo metálico lo que guardaba pero no quiso preguntarle más, ambos estaban allí y ella estaba calmando todos sus miedos.
Se acerco y apoyo su frente a la de él, le miro con amor, con un amor nuevo y único, él le sonrió y le devolvió la misma mirada, sostuvieron esa posición por unos segundos hasta que el beso se hizo presente.
La amaba y lo gritaría a los cuatro vientos de ser posible, nadie le arrebataría aquella felicidad que había conocido con ella, ya no le temía, las personas no lo juzgaban, todo a su alrededor importaba en lo mas mínimo y deseo que así se mantuviera, lejos de su suerte.
"Todo por amor" le repitió su mente mientras deslizaba sus manos por las caderas de ella, era aceptado, ella lo recibía con la pasión que nunca antes sintió. Aquellos roce, aquel rostro, aquel cuerpo, ella lo amaba como era y como fuera, no sabía cuando nació aquel sentimiento pero se había acostumbrado a él y desde ese día se juro a si misma borrar de sus labios el nombre de Ryan, él de seguro estaría feliz de saber que ambos estaban rehaciendo sus vidas, lo conocía y el egoísmo no estaba en sus venas, él jamás se opondría a su relación y de cierta forma sabia que los apoyaría.
Los meses fueron pasando y con ellos la llegada de su primer hijo ocurrió. Fue el día mas feliz de Roman, no solo fue perdonado por Jess si no que ahora tenía entre sus brazos una pequeña niña, tan hermosa como los rayos del sol, su cabello corto y escaso dejaban ver que sería castaño y sus ojos apenas azules le prometían la herencia de su familia, serian tan felices con ella a su lado.
-¿Qué piensas Roman? –Le pregunto Jess en la camilla de la clínica.
-Se parece mucho a... -No quería pensarlo, lo cierto es que se parecía mucho a él pero también a Ryan, la herencia genética era algo maravilloso.
-¿A Ryan? –Él la observo y asintió débilmente- Es tu hermano, no tiene nada de malo. Además cuando crezca creo que será el vivo retrato de su padre.
Roman sonrió para darle un beso a la pequeña y dejarla sobre su cuna.
-Es hermosa como tu –Le dijo sonriendo.
-No, se parece mucho más a ti así que su belleza es gracias a ti –Ambos se acercaron y se dieron un beso, uno que prometía mejores días porvenir.
-¿Qué te parece Rina Louise?
-Me parece hermoso –Ella le dijo.
oOo
La sonrisa invadió el rostro de Roman, hacia tres años de aquel suceso y aun seguía recordándolo de tan maravilloso modo, tuvo miedo de que la realidad lo asechara por siempre pero Jess consiguió el modo de romper aquel hechizo maligno que lo perseguía por las noches, ella lo guio por el buen camino.
Ahora su hija era más enérgica y necesitaba de todas sus energías para seguirle el paso.
La niña se encontraba jugando en el parque con su madre, la cual se veía realmente hermosa con aquel abrigo caoba y un jeans oscuro, en cambio la niña usaba uno rosa destacando su preciosos ojos azules con un pantalón fucsia con flores amarillas y blancas imitando la manzanilla.
Sonrió cuando escucho a la niña llamarlo, acaricio con suavidad la tela de su pantalón negro antes de elevar su mano y saludar, la pequeña soltó una carcajada la cual derretía su corazón y le hacía meditar en lo afortunado que era estando con ellas, acomodo el cierre de su chaqueta de cuero sintético marrón y antes de ponerse de pies alguien atrajo su atención.
-¿Roman? –Volteo para ubicar a la persona que había hablado y sus labios se curvaron en una sonrisa al descubrir a su dueño- ¿Eres tú?
Aquel encuentro desencadenaría grandes decisiones en sus vidas, sin darse cuenta él mismo atrajo la oscuridad de vuelta a su casa, a su familia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro