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JiAh y JungKook caminaron tomados de la mano por el pasillo de la casa cuando se encontraron con SoHee y GaEun saliendo de la habitación.

— Oh~ JungKook, te iba a buscar. — el pelinegro observó a su amiga de forma extrañada y frunció el ceño.

— ¿Pasa algo? — observó curioso a ambas y SoHee negó con una sonrisa.

— Nada malo, es que GaEun recibió una llamada de sus padres para que fuera a verlos. — sonrió y luego miró a JiAh rápidamente antes de apartar la mirada.

— ¿Entonces... se van? — preguntó confundido y JiAh le dio un pellizco para que no fuera tan imprudente.

— ¿Por qué mejor no nos vamos todos? — JiAh propuso y JungKook la miró en una queja.— Amor, volvamos todos y hacemos algo allá en Seúl antes de que GaEun se marche.

JungKook suspiró rendido ante la propuesta de su novia y soltó un bufido.

— Bien, supongo que tres contra uno gana ¿no? — comentó recibiendo las risitas de las chicas.

JungKook se ofreció minutos después para prepararles su especialidad en la cocina y JiAh lo miró con queja, mientras que SoHee y GaEun no rechistaron ni un poco, puesto que para ellas la comida de JungKook era demasiado buena y pocas veces él se ofrecía para hacerla. Al estar en la cocina buscando los ingredientes, JiAh se paró a su lado para tomarle el brazo y captar su atención.

— Amor... yo quiero empezar mi dieta nuevamente. — se quejó y JungKook sonrió con travesura, pues quería que JiAh se alimentara bien.

— Una vez cada cierto tiempo está bien comer esto... anda, comes poquito. — hizo un gesto con los dedos para indicar el tamaño y ella rio un poco.

— La ropa del trabajo me queda demasiado ajustada ya... — se volvió a quejar, él abrió sus ojos en grande y sonrió.

— Pues es mucho mejor para mi. — dijo con picardía y ella chasqueó su lengua para golpearle el hombro un poco.— entonces entra al gimnasio. — la miró con picardía nuevamente y ella volvió a darle un golpe. Las risas de ambos no faltaron en la cocina, mientras que SoHee los veía con pesar.

A la vez no quería hablar con JungKook sobre lo que pasó, pero temía que fuera a arrepentirse de no hacerlo más adelante.

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— Nena ¿no te parece extraño que las chicas hayan querido irse tan pronto? — preguntó JungKook mientras manejaba por la carretera solitaria hacia el aeropuerto, allí tomarían un avión y llegarían más rápido a Seúl.

JiAh se sintió nerviosa de pronto y tragó fuerte para tomar compostura casi de inmediato. No podía dejar que JungKook sospechara que ella tenía que ver en ese regreso repentino, pues cuando él se fue a bañar SoHee habló con ella para decirle que se irían porque sabían que YoonGi la incomodaba y no querían encontrárselo nuevamente. JiAh lo agradeció de inmediato.

— Mm~ no, sabes que GaEun no les lleva la contraria cuando quieren verla, y menos luego de que aceptaran su bisexualidad. — mencionó y vio como JungKook asintió conforme, parecía convencido. Ella no quería ocultarle nada, pero temía que pudiese buscar problemas con YoonGi y ella sabía en lo que este último parecía estar involucrado.

— Bueno, eso es verdad... supongo que estoy siendo paranoico con todo. — entrecerró un poco sus ojos y dio golpecitos al volante con su dedo índice.

Al llegar al aeropuerto tomaron sus maletas y luego JiAh lo esperó cuando este fue a entregar el auto al sitio donde lo había alquilado.

— Bueno, vamos. — le sonrió un poco y le quitó las maletas pesadas, dejándola sólo con su mochila. Ella le devolvió la sonrisa y caminó junto a él para ir a hacer el checking.

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Tenía sueño, estaba cansada, y JungKook también, pues ninguno había logrado conciliar el sueño en el avión.

— ¿Te parece si nos duchamos y nos vamos a la cama? — preguntó hacia él mientras le rodeaba la cintura con los brazos. Este bajó la cabeza hacia ella y le dio un beso corto.

— No es mala idea. — suspiró cansado dejando su frente caer sobre la de ella.

JiAh sonrió tierna por el rostro cansado de JungKook y decidió susurrarle algo en los labios.

— Sabes que te amo ¿no? — él sonrió y luego en un bufido rio un poco.

— No tanto como yo, seguramente. — mencionó de la misma forma y luego le tomó de las mejillas para verla sonreír antes de besar sus labios con suavidad.

— Claro que sí, tonto. — rio suavemente y recibió de este un abrazo desde los hombros para luego sentir un beso en su cabeza.

— Ve a tomarte tus medicamentos. — murmuró en su oído y ella rodó los ojos con una sonrisa.

JiAh se separó viéndolo y luego se paró firmemente para hacerle un saludo militar.

— Sí, señor. — dijo con voz de militar y él rio fuertemente para amenazarla con la mirada.

Ella abrió los ojos en grande con una sonrisa y salió corriendo hacia la habitación.

— Ven aquí, Seo JiAh. — exclamó persiguiendo de inmediato ese cuerpo curvilíneo corriendo por el pasillo.

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JungKook no sintió más movimientos de JiAh e intentó mirarla, logrando captar sus ojos cerrados y su respiración tranquila sobre su pecho.

— Te amo, preciosa. — susurró besando su frente y ésta tomó un respiro fuerte.

Se acomodó un poco y logró dejarla dormir sobre la suavidad de la cama sin inmutarse, pues había caído profundamente luego de tomarse sus medicamentos. Él sonrió viéndole todo el rostro, detallando cada poro, cada cabello de sus cejas y pestañas, para terminar detallando la textura de sus labios. JiAh era preciosísima, nunca se iba a cansar de pensarlo y decirlo... y aunque pensaba estar con ella por mucho tiempo, aún le pesaba en la mente que pudiesen terminar mal por algún error de ellos; y no lo quería, es por eso que estaba haciendo todo lo posible por mantener estable su relación.

Luego de pensar esas cosas por unos minutos, se levantó dispuesto a prepararse algo, pues moría de hambre de pronto. Llegó a la cocina y buscó algo para prepararse rápidamente, vio su teléfono sobre la isla de la cocina y lo tomó para revisarlo luego de no haberlo visto por unas horas.

SoHee:
Tenemos que hablar. ¿Podrías mañana venir a mi oficina antes de empezar tu trabajo?

Él frunció el ceño y tomó un respiro fuerte para luego contestarle.

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SoHee vio su teléfono luego de recibir la respuesta de su mejor amigo.

Bambi♡:
Esta bien. ¿Pasa algo?

Ella suspiró y le contestó una negativa antes de apagar su teléfono, sabía que JungKook le llamaría luego porque era insistente, y no quería hablar con él por teléfono.

Sentada en la orilla de la cama con su pijama corta de seda y su cabello liso estando suelto, ella suspiró y se quedó pensativa. Le explicaría a JungKook con suavidad y bien detallado todo, pero esperaba que él, siendo tan menso, tomara las cosas con calma y no se descontrolara.