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Uno

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JiAh sentada en el taburete del bar con Park Jimin a su lado, tomaron del shot y luego rieron un poco. Estaban peleando quien quedaba más sobrio luego de la larga noche que tenían por delante en ese club nocturno. Bailarían toda la noche sin parar hasta que ya no pudieran más.

— Te he dicho que yo podré más. — advirtió apuntando a la chica con su dedo. Ella rio.

— Que no. Mira tus mejillas. — añadió en carcajadas mientras le apuntaba las mejillas rojas al chico. Señal de que ya estaba ebrio.

— Claro que sí, tengo mejor aguante que tú, siempre lo he tenido. — posó su mano a la orilla de la barra y la miró con sorna, desviándose hacia sus piernas descubiertas por la falda corta que llevaba.

JiAh sonrió con malicia y se levantó del asiento para plantarse frente a él.

— ¿Ah sí? — preguntó alzando su ceja y él le sonrió coqueto.— ¿Y si...? — rozó la nariz de él con la suya y luego con su dedo le acarició el labio inferior. Cuando Jimin quiso besarla ella se separo sonriendo y se dio la vuelta dándole la espalda.— ¿si me abrazas...? — le tomó la mano y la llevó a su abdomen para que la abrazara suavemente. Entonces comenzó a mover el trasero para rozarle el miembro.— ¿ni siquiera si te bailo así? — preguntó por último aún meneándose.

— Si te meneas así conmigo dentro de ti, sí. — murmuró con su voz ronca en su oído.

JiAh siguió bailando y abrió los ojos para mirar al bartender que fijamente veía la escena. Le hizo señas para que les trajera otros dos tragos y este se dio la vuelta preparándolos. Se dio la vuelta viendo a Jimin con los ojos entrecerrados y sus labios entreabiertos mientras la miraba más que excitado y borracho. Ella le tomó de la nuca y ambos se fundieron en un beso salvaje y apasionado.

Entre chasquidos y suspiros agitados ella giró la mirada entre besos hacia el bartender y este parecía excitado con la escena.

Mm~ tenemos a un voyeurista a la derecha. — susurró con una sonrisa hacia Jimin en su oído. Este, quien besaba su cuello se separó y con la respiración jadeante miró al tipo.

— Que mire, no me molesta... mientras no te toque todo bien. — susurró en los labios de ella y esta sonrió mirándole los labios.

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Llevaban un buen rato tomando entre anécdota de los compañeros del gimnasio, SoHee había planificado una salida entre todos para celebrar la salida de JungKook del ejército. Habían comido buena comida y también tomado deliciosas bebidas, por lo que el ambiente estaba demasiado relajado en esos momentos en que HyunWoo mencionaba el hecho de que SoHee era una jefa malhumorada.

— ¡Claro que no! — negó ofendida la chica mientras se levantaba de improvisto de la mesa. JungKook con una sonrisa la tomó del brazo y la volvió a sentar a través de su muñeca tomada.

— ¿Ah, no? ¿Cuándo te dije que me sentía mal y te pregunté si podía irme, qué me dijiste? — acusó HyunWoo y ella lo miró con sus ojos entrecerrados.— ¿Qué me dijiste, SoHee? — preguntó el chico con una gran sonrisa en su rostro.

— Qué te fueras a la mierda para que allí te hicieran unos exámenes y saber si tenías mierda en la cabeza también. — mencionó entre risas SukJae recordando el momento como lo más gracioso de su vida.

— SoHee. — JungKook la miró sorprendido pero con una sonrisa y ella resopló sonriendo amargamente.

— Te lo merecías porque era la tercera vez que me pedías permiso por "enfermedad" cuando en realidad te ibas a Jeju con tus novias, mentiroso de... — se levantó nuevamente y entre risas todos la sentaron nuevamente.

Les encantaba hacer enojar a SoHee, siempre armaban un plan en complicidad con todos para que cuando alguno se le ocurriese molestarla, todos apoyaran. Igual no quitaba el hecho que ella los podía botar a todos, pero esta misma los quería un montón como para hacerlo.

Amaba a sus babosos gorilones.

— Mañana todos van a recoger su liquidación. — dijo apuntándole a cada uno con el cuchillo para mantequilla.

SungHo le lanzó un beso volador y SoHee lo miró como con asco, afianzó el agarre al cuchillo de mantequilla y eso le causó más risa a JungKook.

Sí, amaba haber vuelto.

No supo porqué, pero en el justo momento en que las cosas se calmaron, él cruzó sus brazos sobre la mesa y llevó el vaso con la cerveza a su boca y su mirada se perdió en la mesa, recordando algo en particular.

Una lencería de cuero negro en un cuerpo curvilíneo y blanquecino, con su cabeza echada para atrás mientras él le besaba el cuello y los pechos de forma desenfrenada, algo que en consecuencia hizo que esa cabellera castañas los cubriera mientras sus rostros juntos se encontraban nuevamente mediante un beso apasionado bajo las luces rojas en la habitación oscura, teniéndola a horcajadas sobre su regazo mientras soltaba gemidos ahogados en los labios de él a raíz de las penetraciones.

Suspiró, llamando la atención de SoHee, quien le dio una mirada curiosa pero no preguntó nada.

Mientras él volvía a perderse en otro recuerdo, en uno donde a esa misma hermosa mujer la llevaba cargada a su habitación para recostarla y deshacerse de su ropa que estobaba.

Suspiró nuevamente, recordando la fricción de sus cuerpos unidos mientras él masajeaba su pecho con su mano para luego bajarla y meterla dentro de su falda y sus bragas sin dejar de besarla, sintiendo los gemidos en su boca.

Seo JiAh... la definición completa de la lujuria y pecado.

En el ejército él aprendió a ver la vida de otra manera, aprendió un poco a controlar sus impulsos, a tener paciencia, a ayudar a sus compañeros... había madurado mucho más, y su situación con JiAh no la había olvidado, mucho menos sus experiencias con ella.

Seo JiAh... su zorrita preciosa... su Diosa... su JiAh.

La tenía clavada en su mente desde que entró y salió del servicio, no la había olvidado...

— Seo JiAh. — susurró muy bajito, sólo para sí mismo, mientras veia el vaso de la cerveza. Tomando de este, cerró sus ojos recordándola, imaginando que la besaba nuevamente.

——— •⚜• ———

La castaña y ebria chica abrió la puerta principal de su apartamento mientras tenía la nariz de su mejor amigo, también ebrio, detrás de la cabeza de ella.

— Eres hermosa. — susurró contra la cabeza de ella mientras ella resoplaba molesta por su fastidioso amigo. Él siempre era así cuando se embriagaba.

No sabían ni siquiera como habían llegado allí, pero llegaron completos al menos.

— Cállate ya y pasa... — dijo con amargura. Cuando Jimin se ponía intenso ella se volvía amargada, y realmente por eso se fueron de la discoteca donde habían estado casi toda la noche. Él se estiró mientras pasaba y fue directamente a la habitación.— ¡Hey! ¡Ni se te ocurra acostarte hediondo en mi cama! — gritó al verlo entrar a la habitación sin prestarle atención.— ¡Park! — exclamó corriendo hacia la misma luego de cerrar rápidamente la puerta.— mierda. — susurró llegando a la puerta.

Allí en la habitación estaba su amigo, quien quitaba su camisa para luego continuar con sus pantalones... y ese trasero que cubría el bóxer le causaba a ella unas ganas de darle una fuerte palmada.

— Ya sé... quieres que me bañe, lo sé. — dijo de mala gana, quitando sus boxers para luego dejar que lo viera sin estos.

JiAh mordió su labio inferior y sonrió de lado luego para caminar hacia él con seducción.

El sexo es tan importante como comer o beber, y debemos satisfacer este apetito con tan pocas restricciones y falso decoro como los otros.

O eso era lo que decía Marqués De Sade, pero el condenado tenía demasiada razón.

— ¿Qué tal si... — colocó sus manos en el pecho de él y se acercó a sus labios.— hacemos una travesura tu y yo? — el ahora pelinegro sonrió con picardía y se acercó para besar esos labios que lo llamaban a gritos.

JiAh traía falda, por lo cual le fue fácil enrollar las piernas en la cintura del chico cuando este la cargó. Al recostarse ambos en la cama él procedió a besar su cuello con humedad mientras bajaba por su pecho y luego por el abdomen descubierto por su top. A la mente ebria de ella llegaron las memorias de JungKook besando su piel de la misma forma, acariciando desde la cadera hasta su rodilla flexionada con la yema de los dedos, tal cual como Jimin estaba haciendo ahora. Y es que era inevitable pensar en él con cada hombre con quien pudiera estar... porque sencillamente JungKook la había acariciado de todas las maneras en las que los otros han intentado. Incluso Vante hacía unos meses lo había intentado cuando en medio de la tristeza lo llamó a su casa, lo hacía muy bien, pero su despecho fue tal que simplemente no lo volvió a llamar para no tener una íntima relacion con alguien que conociera a JungKook.

...JungKook...

Ninguno lo hacía como él, ninguno lo entregaba todo para complacerla.

Empezó a soltar gemidos cuando Jimin levantó su falda y empezó a lamer esa parte húmeda de ella... se sentía demasiado bien cuando hacía eso. Al menos había logrado que él se abriera un poco más en el sexo en cuestión de poses y actividades; pero seguía habiendo cosas que aún no podía acostumbrarse a hacer.

El ser humano es tan culpable de seguir sus impulsos como el Nilo lo es de las inundaciones o el mar de las olas.

Otra frase cierta de ese escritor.

Para muchos del ojo público JiAh había enloquecido, la veían en fiestas alocadas, le tomaban fotografías besando a tipos mientras estaba ebria, y no podia hacer nada cuando a ella le encantaba el alcohol, era su modo de intentar sacar a JungKook de su cabeza... por una parte seguía extrañando la confidencialidad del Club Dionysus, pero mucho más a su bailarin estrella.

Es posible que la tacharan de loca, pero se había perdido tanto en el mundo que no sabía qué hacer para sentirse satisfecha... sí, algo le faltaba en su vida, por eso lo buscaba en sitios como esos, quería explorar, conocer y desconectarse de la ruda realidad.

...Casi dos años y seguía pensando en él...

— ¿Quieres hacer algo hoy? — preguntó con duda en su oído, ella suspiró con los ojos cerrados y negó con su cabeza.

Con tanta pensadera la calentura le bajó un poco y no quería hacer nada más que olvidar y reprimir las lágrimas que querían salir de sus cuencas... nuevamente quería llorar por JungKook.

— No... sólo follame. — abrió los ojos viendo el lugar darle vueltas por la embriaguez y se enfocó en los labios del chico antes de que este atacara los suyos con un beso salvaje.

Le gustaba... pero Jimin dudaba mucho.

...JungKook en cambio imponía, lo cual la excitaba bastante.

Jimin por otra parte sólo hacía esto para sentirse un poco querido por ella, aunque estaba claro en que JiAh no sentía nada por él; sólo no quería arruinar su amistad, quería estar allí para satisfacerla un poco, ayudarle en sus necesidades en lo que él pudiera ser capaz, por eso había aceptado ser, prácticamente, su juguete sexual... él era un masoquista de primera.

——— •⚜• ———

El pelinegro entró a su habitación luego de la larga noche de copas junto a SoHee y otros dos compañeros del gimnasio, quienes lo recibieron con una grata bienvenida en el mismo y luego lo llevaron a tomar unas copas en el bar cercano a su casa.

Él aún no podía creer que nuevamente estaba pisando su casa, su habitación, todo luego de casi dos años. Era como volver a los sentimientos de aquella época en donde sufría con cada cosa que veía en la casa, pues Suni siempre estaba allí y en todas partes, era como si ella pudiese aparecer en un pasillo caminando con debilidad hacia ellos, intentando demostrar que podía sola cuando claramente no podía.

Suni siempre sería su guerrera, y nunca la olvidaría.

Se sentó en su cama y se quitó la gorra, tenía un poco de cabello pero al menos no estaba calvo. Fue al baño y empezó a quitarse la ropa para entrar a bañarse. Necesitaba con urgencia uno de sus baños largos, de esos que no podía tomar en el ejército.

Luego de esa larga ducha salió para ponerse algo de ropa cómoda, sonrió viendo su closet con su ropa intacta y lavada. Tomó una camisa blanca y un jogger negro antes de buscar entre sus cosas las cremas para aplicarse antes de dormir.

Se levantó de la cama unos segundos después y salió sonriendo con todo a su paso. Su padre había cambiado el color de las paredes luego de que él entrara al servicio; siempre admiraría ese sentimiento paterno suyo cuando él estaba mal. Al entrar en la primera habitación del pasillo sonrió con nostalgia, las paredes que antes eran rosa pálido ahora eran de color azul marino, las cortinas de color marfil ahora eran blancas... su padre había cambiado todo.

— Hice lo posible para que cambiara un poco. — murmuró la voz de su padre a su lado. Él sonrió y volteó a verlo para abrazarlo del hombro.

— Sé ve perfecto, papá. — murmuró apretando su hombro y este también sonrió.

JungKook cerró los ojos y de pronto en una ráfaga de segundo el perfume que Suni usaba le llegó a las fosas nasales, sabía que se estaba volviendo loco, pero quizás el recuerdo de ella siguen tan intacto en su mente que hasta el olor podía reconocer. La recordó con una sonrisa suave y abrió los ojos mirando por la ventana en la que Suni solía mirar los amaneceres y atardeceres... como si fuesen los últimos que vería.

Así mismo se fue, con un dolor inmenso en su pecho recordó el momento en que juntos habían hablado por horas en su cama mientras él la abrazaba, estaban sentados en la cama pero en algún punto luego del atardecer él se quedó dormido, y al despertar con Suni en los brazos, intentó despertarla... Pero ya no lo volvió a hacer.

Se había ido en sus brazos.

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